Manuel Nieves FAbián
122° ANIVERSARIO DE LA PROVINCIA DE BOLOGNESI
Huérfano de apoyo distrital
Huérfano de apoyo distrital
Asistí a la celebración del 122° Aniversario de la Creación Política de la Provincia de Bolognesi. La programación fue amplia: actividades deportivas, una expoferia ganadera, concursos gastronómicos y la presentación de libros de la Asociación de Escritores Bolognesinos. Todo parecía anunciar una fiesta de integración provincial, pero lo que observé me dejó una sensación de vacío y desencanto.
En los días previos al acto central, las expoferias y los concursos gastronómicos animaron los chiquianos y cajacaínos. Los ganaderos mostraron con orgullo la calidad de sus animales, mientras que el cuy volvió a ser el plato emblemático de la gastronomía local. Pero, más allá de las tradiciones y los sabores, lo verdaderamente valioso fue el espacio dedicado a la cultura: la presentación de once libros de autores bolognesinos, acompañada de su respectiva feria y venta. Ese debía ser un momento de orgullo y respaldo institucional. Sin embargo, la ausencia del alcalde provincial marcó la diferencia. Intuyo que la cultura no figura entre sus prioridades, o quizás —como se comenta— mantiene cierta incomodidad por no haber adquirido la obra “El hombre, el río y las montañas”, autorizada por la UGEL Bolognesi. Para la inauguración envió a su teniente alcalde, y en la clausura ni siquiera apareció. Dudo que sepa qué obras se presentaron, y probablemente no posea ninguno de los ejemplares en su despacho municipal.
Durante la presentación, obsequiamos los libros al público, aunque el auditorio lucía disperso. Faltó el apoyo de los directores de las instituciones educativas y la participación de los alumnos. También fue escasa la presencia del público chiquiano. Esa indiferencia hacia la lectura es un síntoma profundo de nuestra realidad. En nuestras escuelas, leer sigue siendo una obligación, no un placer. Y cabe preguntar: ¿cómo pueden los profesores fomentar la lectura si ellos mismos no leen? La lectura es el alimento del pensamiento. Los niños y jóvenes que leen fortalecen su memoria, su comprensión y su espíritu crítico. Solo el buen lector puede aprender a pensar por sí mismo y descubrir el mundo con mirada propia. Pero cuando la lectura no forma parte de la vida diaria, la ignorancia y la apatía se vuelven costumbre.
El día central del aniversario se desarrolló con el protocolo habitual: recepción de autoridades (aunque faltaron las autoridades regionales), mensajes oficiales, desfile y pasacalle. Sin embargo, algo faltaba: el respaldo de los distritos. De los quince que conforman la provincia, solo estuvo presente el alcalde de Pacllón y una agrupación folclórica de los Negritos de Huallanca. Todo se redujo a una celebración encerrada en sí misma, una fiesta solo para los chiquianos.
Entonces surge la pregunta inevitable: ¿por qué no asistieron los demás distritos? El aniversario era de toda la provincia, no de una sola localidad.
Uno de los alcaldes me lo resumió con crudeza: “No asistí, ni asistiré, porque el alcalde no nos tiene consideración. Nuestros pedidos no tienen eco. Solo gobierna para Chiquián”. Y quizás allí esté la clave del problema: el centralismo interno. Los alcaldes provinciales, en su mayoría, solo recuerdan a los distritos cuando se acercan las elecciones. Buscan votos, prometen obras, y luego el silencio. La historia se repite una y otra vez.
Los distritos de la zona sur —Ticllos, San Miguel de Corpanqui, Canis, Abelardo Pardo Lezameta, La Primavera y Mangas— son los más olvidados. Han crecido con su propio esfuerzo, con presupuestos escasos y, muchas veces, sin el acompañamiento técnico ni político del gobierno provincial. A ello se suma otro mal endémico: la corrupción.
Algunos llegan al cargo con las manos vacías y salen con casas nuevas y vehículos particulares. El dinero público se desvía, las obras quedan inconclusas, y el pueblo, una vez más, paga los platos rotos. El caso del alcalde de Corpanqui, recientemente sentenciado a prisión, es solo un ejemplo entre muchos.
Paradójicamente, esa misma zona sur concentra riquezas naturales y culturales inmensas: aguas termales en Ticllos, Corpanqui, Canis y Llaclla; ganadería en crecimiento; fruticultura; y una diversidad de lugares turísticos y arqueológicos todavía inexplorados. Todo un potencial que sigue esperando ser atendido.
Frente a esta realidad, no queda más que reflexionar: si queremos desarrollo, debemos elegir mejor. No al que promete mucho en campaña, sino al que hace y sirve con honestidad. Los pueblos no necesitan discursos, necesitan gestión; no necesitan desfiles, sino proyectos sostenibles.
La cultura, la educación y la transparencia son los pilares del verdadero progreso.
Mientras sigamos repitiendo los mismos errores y el poder se concentre en manos indiferentes, la provincia de Bolognesi seguirá celebrando aniversarios… pero huérfana de apoyo y de visión.
Manuel Nieves Fabián
En los días previos al acto central, las expoferias y los concursos gastronómicos animaron los chiquianos y cajacaínos. Los ganaderos mostraron con orgullo la calidad de sus animales, mientras que el cuy volvió a ser el plato emblemático de la gastronomía local. Pero, más allá de las tradiciones y los sabores, lo verdaderamente valioso fue el espacio dedicado a la cultura: la presentación de once libros de autores bolognesinos, acompañada de su respectiva feria y venta. Ese debía ser un momento de orgullo y respaldo institucional. Sin embargo, la ausencia del alcalde provincial marcó la diferencia. Intuyo que la cultura no figura entre sus prioridades, o quizás —como se comenta— mantiene cierta incomodidad por no haber adquirido la obra “El hombre, el río y las montañas”, autorizada por la UGEL Bolognesi. Para la inauguración envió a su teniente alcalde, y en la clausura ni siquiera apareció. Dudo que sepa qué obras se presentaron, y probablemente no posea ninguno de los ejemplares en su despacho municipal.
Durante la presentación, obsequiamos los libros al público, aunque el auditorio lucía disperso. Faltó el apoyo de los directores de las instituciones educativas y la participación de los alumnos. También fue escasa la presencia del público chiquiano. Esa indiferencia hacia la lectura es un síntoma profundo de nuestra realidad. En nuestras escuelas, leer sigue siendo una obligación, no un placer. Y cabe preguntar: ¿cómo pueden los profesores fomentar la lectura si ellos mismos no leen? La lectura es el alimento del pensamiento. Los niños y jóvenes que leen fortalecen su memoria, su comprensión y su espíritu crítico. Solo el buen lector puede aprender a pensar por sí mismo y descubrir el mundo con mirada propia. Pero cuando la lectura no forma parte de la vida diaria, la ignorancia y la apatía se vuelven costumbre.
El día central del aniversario se desarrolló con el protocolo habitual: recepción de autoridades (aunque faltaron las autoridades regionales), mensajes oficiales, desfile y pasacalle. Sin embargo, algo faltaba: el respaldo de los distritos. De los quince que conforman la provincia, solo estuvo presente el alcalde de Pacllón y una agrupación folclórica de los Negritos de Huallanca. Todo se redujo a una celebración encerrada en sí misma, una fiesta solo para los chiquianos.
Entonces surge la pregunta inevitable: ¿por qué no asistieron los demás distritos? El aniversario era de toda la provincia, no de una sola localidad.
Uno de los alcaldes me lo resumió con crudeza: “No asistí, ni asistiré, porque el alcalde no nos tiene consideración. Nuestros pedidos no tienen eco. Solo gobierna para Chiquián”. Y quizás allí esté la clave del problema: el centralismo interno. Los alcaldes provinciales, en su mayoría, solo recuerdan a los distritos cuando se acercan las elecciones. Buscan votos, prometen obras, y luego el silencio. La historia se repite una y otra vez.
Los distritos de la zona sur —Ticllos, San Miguel de Corpanqui, Canis, Abelardo Pardo Lezameta, La Primavera y Mangas— son los más olvidados. Han crecido con su propio esfuerzo, con presupuestos escasos y, muchas veces, sin el acompañamiento técnico ni político del gobierno provincial. A ello se suma otro mal endémico: la corrupción.
Algunos llegan al cargo con las manos vacías y salen con casas nuevas y vehículos particulares. El dinero público se desvía, las obras quedan inconclusas, y el pueblo, una vez más, paga los platos rotos. El caso del alcalde de Corpanqui, recientemente sentenciado a prisión, es solo un ejemplo entre muchos.
Paradójicamente, esa misma zona sur concentra riquezas naturales y culturales inmensas: aguas termales en Ticllos, Corpanqui, Canis y Llaclla; ganadería en crecimiento; fruticultura; y una diversidad de lugares turísticos y arqueológicos todavía inexplorados. Todo un potencial que sigue esperando ser atendido.
Frente a esta realidad, no queda más que reflexionar: si queremos desarrollo, debemos elegir mejor. No al que promete mucho en campaña, sino al que hace y sirve con honestidad. Los pueblos no necesitan discursos, necesitan gestión; no necesitan desfiles, sino proyectos sostenibles.
La cultura, la educación y la transparencia son los pilares del verdadero progreso.
Mientras sigamos repitiendo los mismos errores y el poder se concentre en manos indiferentes, la provincia de Bolognesi seguirá celebrando aniversarios… pero huérfana de apoyo y de visión.
Manuel Nieves Fabián