OMAR LLANOS ESPINOZA
EL MUQUI (Leyenda)

Alrededor del arduo trabajo en las minas peruanas se han gestado por años historias y mitos donde un pequeño ser misterioso aparece para ayudar a los mineros a descubrir el preciado mineral o para conducirlos hacia la tragedia.
En las creencias populares el muqui o muki es un enano de piel blanca, de cuerpo robusto, piernas torcidas, y que carga herramientas de oro. Usa un casco con cuernos para perforar las rocas y viste poncho o uniforme. Le gusta curiosear el trabajo de los mineros. Tiene la habilidad de esconderse en las galerías y suele aprovechar el menor descuido para gastar bromas, esconder herramientas o provocar accidentes en los socavones. Con una ofrenda de hojas de coca, cigarros y aguardientes se le puede pedir permiso para entrar a la mina. Y también realizar un ritual colectivo para solicitarle un año de gran producción
La palabra muqui o muki viene de la palabra quechua murik ‘el que asfixia’. Otra traducción sugiere la palabra mukiq, como ‘el acto de torcer’ o ‘ahorcar’, en clara alusión al silicio que abunda en las minas, gas letal que produce la silicosis, que es una grave enfermedad respiratoria. Los mineros que han logrado ver a estos duendes, los describen como un ser de estatura pequeña, que nunca llega al metro de altura, es bonachón, asimétrico y camina como pato. Su cabeza está unida al tronco, pues no posee cuello. Sus cabellos son largos, de color rubio brillante y su rostro es colorado cubierto por una larga barba blanquecina y piel llena de vellos.
En las creencias populares el muqui o muki es un enano de piel blanca, de cuerpo robusto, piernas torcidas, y que carga herramientas de oro. Usa un casco con cuernos para perforar las rocas y viste poncho o uniforme. Le gusta curiosear el trabajo de los mineros. Tiene la habilidad de esconderse en las galerías y suele aprovechar el menor descuido para gastar bromas, esconder herramientas o provocar accidentes en los socavones. Con una ofrenda de hojas de coca, cigarros y aguardientes se le puede pedir permiso para entrar a la mina. Y también realizar un ritual colectivo para solicitarle un año de gran producción
La palabra muqui o muki viene de la palabra quechua murik ‘el que asfixia’. Otra traducción sugiere la palabra mukiq, como ‘el acto de torcer’ o ‘ahorcar’, en clara alusión al silicio que abunda en las minas, gas letal que produce la silicosis, que es una grave enfermedad respiratoria. Los mineros que han logrado ver a estos duendes, los describen como un ser de estatura pequeña, que nunca llega al metro de altura, es bonachón, asimétrico y camina como pato. Su cabeza está unida al tronco, pues no posee cuello. Sus cabellos son largos, de color rubio brillante y su rostro es colorado cubierto por una larga barba blanquecina y piel llena de vellos.

- Su voz es grave y ronca, no concordante con su estatura. Dicen que su mirada es agresiva, penetrante y hasta hipnótica. Se viste como minero, usa botas de caucho, abrigado por un poncho de lana y usa casco de protección, lleva una lámpara de carburo y una shicullo (soga de pelos de caballo) atado a la cintura. Suele ser el responsable de extraños ruidos en las minas, pérdidas de herramientas sin explicación lógica, el agotamiento o el cambio de sentido de una veta de mineral sin motivo aparente. Los mineros refieren que emiten potentes silbidos, para anunciar el peligro y salvar mineros de su simpatía. Se dice que es muy comunicativo, y hasta incluso se comunica en los sueños.
"Atrapar al Muqui es ambición de todo minero. Pues, por liberarse, el Muqui, se ve obligado a trabajar por el minero, en unos casos; en otros, lo hace depositario de una determinada cantidad de oro, con la que el minero se enriquece".
Omar Llanos Espinoza
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