Vidal Alvarado cruz
LA FIESTA DE SANTA ROSA DE LIMA PATRONA DE CHIQUIÁN
Parte I
Parte I
LA SALVA
A las 6 pm. El 28 de del agosto de cada año suena la primera bombarda que anunciará a los chiquianos y pueblos vecinos, el comienzo de las fiestas patronales. Es un cohete con mayor dosis de pólvora y caña más larga que los comunes. Se llama “avellana”. Se eleva tanto que cuando estalla primero se ve el humo a enorme altura; unos segundos después recién se percibe el formidable estruendo que abarca varios kilómetros a la redonda. Este ruido no solo estremece el alma de los pobladores, sino que los predispone a compartir con los festejos. En los rostros se dibujan gesstos de alegría y el corazón acelera sus latidos porque en sus válvulas ha estallado también la emoción de la fiesta.
Más tarde comenzarán las mutuas visitas entre funcionarios, o sea, los protagonistas de la fiesta. En periodos cortos se repiten las avellanas, acompañadas de bombardas y luces de colores, un cohete que sube al cielo con gran ruído en lo alto se desintegra dando lugar a un racimo de luces de diferentes colores. Toda la noche se verán éstos juegos artificiales en competencia, entre funcionarios y mayordomos de diferentes barrios.
A las 10 pm., nadie duerme. Los funcionarios principales que son como cinco y los demás se visitan toda la noche con un programa previamente diseñado, lo que termina con el alba.
Bandas de músicos, cohetes, bombardas, y grupos bulliciosos recorren alegremente las calles chiquianas.
Y no es para menos. Un pueblo laborioso, mayoritariamente campesino, tranquilo, hasta diría feliz, ve llegar el momento esperado; desaparecen la diferencias, se renuevan las amistades, se olvidan los problemas, la catarsis.
Hay música, locales a discreción para bailar con afiatados conjunto de viento y de cuerda. Momento del “Yo te estimo” en que el pueblo se vuelca a las calles en verdadera explosión de júbilo: La fiest ha empezado.
LA VISPERA
El 29 es un día tranquilo tras el alocado entusiasmo de la Salva. Es un día silencioso interrumpido en determinados momentos por las bombardas para recordar al pueblo que la fiesta continúa.
A las 7 de la noche se reúne la gente en el templ para seguir los solemnes ritos de las vísperas. La iglesia, extraordinariamente iluminada luce us mejores joyas. Es el día de la “Estandarte”, funcionaria que lleva un lábaro lujosamente bordado; ella y sus acompañantes presiden la procesión de la Patrona que recorre la ciudad. Los alumbrantes, provistos de cirios encendidos, son las personas que en perfecto orden se forman a nivel de las aceras, de modo que la calzada quede completamente libre. La Santa en un anda slae en hombos de los cargadores, tras de ellos las diferentes bandas de músicos interretan lo mejor de sus marchas religiosas. El espectáculo es hermoso por la elegancia de las mujeres que alumbran en la acera opuesta al de los hombres.
Durante el recorrido se mantiene una envidiable compostura que habla muy alto de la cultura de la sociedad chiquiana, uno de los primeros con menor número de analfabetos. Sin embargo, los adolescentes encuentran en la procesión las distracciones que les producían a los antiguos asirios cuando realizaban estas mismas ceremonias.
Los muchachos recorren dando vuelta a las manzanas para ubicarse en las bocacalles por donde pasará la imagen, pero no es tanto por ver a la Santa, sino a las chicas que cual tapadas de la Lima colonial, ocultan sus bellos rostros bajo mantillas en virtual competencia con la belleza de la Santa Limeña.
Otros se divierten mediante el Caplish -una tira corta que remata en un abola de cera enfriada con la cual golpean subrepticiamente al distraído espectador de la escena.
Terminada la procesión todos se recogen formalitos a dormir, teniendo en cuenta que mañana es el DÍA.
EL DÍA
Llegó el esperado 30 de agosto, fecha inolvidable para el chiquiano es el momento de echarse el ropero encima, porque hoy comppartirá alegre y amablemente con todos.
Los funcionarios de la fiesta, que personifican a los protagonistas de la Conquista española, el
Abanderado, el Capitán y sus acompañantes, así como los representantes del Imperio incaico, el Inca, Rumiñahui y sus pallas ataviadas adecuadamente exhiben sus mejores galas; la emoción no tiene límites y va creciendo desde las primeras horas. Generalmente los Mayordomos son dos y corresponden al Barrio Alto (Jana barrio) y al Barrio Bajo (Hura barrio). Durante el desarrollo de los actos fesrivos hacen gala de permanente competencia que juzga el público, férreo crítico de ellos.
A partir de las 10 a.m. las campanas de la torre con algunos minutos de intermedio, comienzan a convocar a misa tocando la 1ra, la 2da y la 3ra campaadas, las que aumentan el entusiasmo, el cual llega al máximo cuando solemne y pausadamente, a eso de las 11 a.m. se oye el tañido de la campana grande, de Mariaangola, según dicen que tiene hasta un kilo de oro, anunciando el inminente inicio de la misa; momentos de ansiedad para los retrasados que propicia el nerviosismo, haciéndose realidad aquel acertijo que dice: “Que será, que será, una vieja tintiloca, con las tripas en la boca, llama a la gente y alborota”.
Ya instalados en el templo, autoridades visitantes, funcionarios de la fiesta y pueblo en general, se celebra la solemne misa, tras la cual sale en procesión el Santísimo. Recorre el perímetro de la plaza en cuyas cuatro esquinas han levantado capillas artísticamente adornadas.
Terminada la procesión en la que hay profusión de fuegos artificiales, cohetes y bombardas, bailarines y funcionarios visitan las capillas, para luego enfilar a las casas de los funcionarios donde habrá banquete y baile. El público se distribuye de acuerdo a su simpatía y es el grado de amistad el que determina hacía la casa del Mayordomo o la que quieran asistir para degustar el c’elebre caldo de fiesta y el sabroso jaca-rogro y aplacar la sed con la chicha fermentada. Así termina el día que más que todo de carácter religioso y ¡Por qué no de lujo, ulcritud y…vanidad!
SEGUNDO DÍA
El 31 de agosto es el Segundo Día. Las actividades que se llevan a cabo son semejantes al del día anterior. Los funcionarios van con sus respectivos sequitos a la iglesia al son de las marchas que interpretan las bandas de músicos. La misa termina casi al medio día, dando paso a la procesión, esta vez de la Patrona Santa Rosa seguida del Patrón San Francisco de Asis.
La procsión recorre con las andas adornadas, por el perímetro de la Plaza de Armas. Visitan las cuatro capillas y los mayordomos compiten con las bombardas.
En una de estas procsiones tres hermanitos miraban con la boca abierta a San Francisco. El fenómeno se produjo por una especie de correlato psicológico. Y es que San Francisco que, como la Santa Limeña, es un Santo de vestir; tiene un tamaño casi natural, vestido con un sayal marrón, ceñido con un cordón enn la cintura. Lleva en una mano la cruz y en la otra una calavera humana. Su rostro está en actitud contemplativa, mirando al cielo, tiene la boca abierta. Este cuadro impresionó a los niños hasta dejarlos estáticos. El mayor de ellos preguntó:
-Mamá ¿Por qué tiene la boca abierta?
La madre contestó inmediatamente: -Dicen que está hablando.
Esta respuesta dejó más perplejos a los hermanitos; una bombarda que estalló cerca los volvió a la realidad.
Concluida la procesión los funcionarios se retiran a su domicilio, tras ellos va la gente que quiere acompañarlos.
Hasta el momento la fiesta demuestra su finalidad religiosa;
hay tono moderado en el cantar de la pallas. El capitán de la fiesta con su abanderado y los acompañantes se desplazan bailando por las calles al son de las bandas de músicos. Pero después del almuerzo el tono pasa a ser alegre y abiertamente festivo.
El capitán y su sequito salen y se dirigen a cada casa en donde está e Inca y sus pallas, allí son recibidos por las pallas que cantan.
Tanto el Inca como el Capitán visitan las casas e cada funcionario donde interpretan bailes tradicionales.
“Sinchi runay, Rumi Ñahui
Anda llama Gran Pizarro
Ven acá pues, Gran Pizarro
En esta pampa de alegía”
El Rumiñahui hace una seña con su rejón y entra el capitán que es recibido por el Inca, este lleva en la mano derecha el hacha imperial y le hace graciosos gestos simulando cortarle el cuello.
Se repite esta escena con los acompañantes y abanderado.
Y viene la correndilla que da fin a la coreografía, algo así como un valet que termina cuando la banda de músicos toca un huaynito que lo bailan por parejas todos los aistentes, plenos de emoción placentera.
En este momento intervienen en el baile todos los familiares del funcionario, cuya casa se ha visitado. Demás está decir que el licor corre a raudales, porque hay una figura llamada el “Pinquiche” mediante la cual cada persona que ingresa a la “Pampa de de Alegría” debe portar una botella del licor que más le guste para brindar con las pallas y demás protagonistas, dando como resultado una feroz borrachera general que aveces acaba con la estabilidad física de alguna palla.
Así termina el segundo día, después vendrá el más alegre de los días: La Entrada.
Continuará en el próximo número…
Vidal Alvarado Cruz
A las 6 pm. El 28 de del agosto de cada año suena la primera bombarda que anunciará a los chiquianos y pueblos vecinos, el comienzo de las fiestas patronales. Es un cohete con mayor dosis de pólvora y caña más larga que los comunes. Se llama “avellana”. Se eleva tanto que cuando estalla primero se ve el humo a enorme altura; unos segundos después recién se percibe el formidable estruendo que abarca varios kilómetros a la redonda. Este ruido no solo estremece el alma de los pobladores, sino que los predispone a compartir con los festejos. En los rostros se dibujan gesstos de alegría y el corazón acelera sus latidos porque en sus válvulas ha estallado también la emoción de la fiesta.
Más tarde comenzarán las mutuas visitas entre funcionarios, o sea, los protagonistas de la fiesta. En periodos cortos se repiten las avellanas, acompañadas de bombardas y luces de colores, un cohete que sube al cielo con gran ruído en lo alto se desintegra dando lugar a un racimo de luces de diferentes colores. Toda la noche se verán éstos juegos artificiales en competencia, entre funcionarios y mayordomos de diferentes barrios.
A las 10 pm., nadie duerme. Los funcionarios principales que son como cinco y los demás se visitan toda la noche con un programa previamente diseñado, lo que termina con el alba.
Bandas de músicos, cohetes, bombardas, y grupos bulliciosos recorren alegremente las calles chiquianas.
Y no es para menos. Un pueblo laborioso, mayoritariamente campesino, tranquilo, hasta diría feliz, ve llegar el momento esperado; desaparecen la diferencias, se renuevan las amistades, se olvidan los problemas, la catarsis.
Hay música, locales a discreción para bailar con afiatados conjunto de viento y de cuerda. Momento del “Yo te estimo” en que el pueblo se vuelca a las calles en verdadera explosión de júbilo: La fiest ha empezado.
LA VISPERA
El 29 es un día tranquilo tras el alocado entusiasmo de la Salva. Es un día silencioso interrumpido en determinados momentos por las bombardas para recordar al pueblo que la fiesta continúa.
A las 7 de la noche se reúne la gente en el templ para seguir los solemnes ritos de las vísperas. La iglesia, extraordinariamente iluminada luce us mejores joyas. Es el día de la “Estandarte”, funcionaria que lleva un lábaro lujosamente bordado; ella y sus acompañantes presiden la procesión de la Patrona que recorre la ciudad. Los alumbrantes, provistos de cirios encendidos, son las personas que en perfecto orden se forman a nivel de las aceras, de modo que la calzada quede completamente libre. La Santa en un anda slae en hombos de los cargadores, tras de ellos las diferentes bandas de músicos interretan lo mejor de sus marchas religiosas. El espectáculo es hermoso por la elegancia de las mujeres que alumbran en la acera opuesta al de los hombres.
Durante el recorrido se mantiene una envidiable compostura que habla muy alto de la cultura de la sociedad chiquiana, uno de los primeros con menor número de analfabetos. Sin embargo, los adolescentes encuentran en la procesión las distracciones que les producían a los antiguos asirios cuando realizaban estas mismas ceremonias.
Los muchachos recorren dando vuelta a las manzanas para ubicarse en las bocacalles por donde pasará la imagen, pero no es tanto por ver a la Santa, sino a las chicas que cual tapadas de la Lima colonial, ocultan sus bellos rostros bajo mantillas en virtual competencia con la belleza de la Santa Limeña.
Otros se divierten mediante el Caplish -una tira corta que remata en un abola de cera enfriada con la cual golpean subrepticiamente al distraído espectador de la escena.
Terminada la procesión todos se recogen formalitos a dormir, teniendo en cuenta que mañana es el DÍA.
EL DÍA
Llegó el esperado 30 de agosto, fecha inolvidable para el chiquiano es el momento de echarse el ropero encima, porque hoy comppartirá alegre y amablemente con todos.
Los funcionarios de la fiesta, que personifican a los protagonistas de la Conquista española, el
Abanderado, el Capitán y sus acompañantes, así como los representantes del Imperio incaico, el Inca, Rumiñahui y sus pallas ataviadas adecuadamente exhiben sus mejores galas; la emoción no tiene límites y va creciendo desde las primeras horas. Generalmente los Mayordomos son dos y corresponden al Barrio Alto (Jana barrio) y al Barrio Bajo (Hura barrio). Durante el desarrollo de los actos fesrivos hacen gala de permanente competencia que juzga el público, férreo crítico de ellos.
A partir de las 10 a.m. las campanas de la torre con algunos minutos de intermedio, comienzan a convocar a misa tocando la 1ra, la 2da y la 3ra campaadas, las que aumentan el entusiasmo, el cual llega al máximo cuando solemne y pausadamente, a eso de las 11 a.m. se oye el tañido de la campana grande, de Mariaangola, según dicen que tiene hasta un kilo de oro, anunciando el inminente inicio de la misa; momentos de ansiedad para los retrasados que propicia el nerviosismo, haciéndose realidad aquel acertijo que dice: “Que será, que será, una vieja tintiloca, con las tripas en la boca, llama a la gente y alborota”.
Ya instalados en el templo, autoridades visitantes, funcionarios de la fiesta y pueblo en general, se celebra la solemne misa, tras la cual sale en procesión el Santísimo. Recorre el perímetro de la plaza en cuyas cuatro esquinas han levantado capillas artísticamente adornadas.
Terminada la procesión en la que hay profusión de fuegos artificiales, cohetes y bombardas, bailarines y funcionarios visitan las capillas, para luego enfilar a las casas de los funcionarios donde habrá banquete y baile. El público se distribuye de acuerdo a su simpatía y es el grado de amistad el que determina hacía la casa del Mayordomo o la que quieran asistir para degustar el c’elebre caldo de fiesta y el sabroso jaca-rogro y aplacar la sed con la chicha fermentada. Así termina el día que más que todo de carácter religioso y ¡Por qué no de lujo, ulcritud y…vanidad!
SEGUNDO DÍA
El 31 de agosto es el Segundo Día. Las actividades que se llevan a cabo son semejantes al del día anterior. Los funcionarios van con sus respectivos sequitos a la iglesia al son de las marchas que interpretan las bandas de músicos. La misa termina casi al medio día, dando paso a la procesión, esta vez de la Patrona Santa Rosa seguida del Patrón San Francisco de Asis.
La procsión recorre con las andas adornadas, por el perímetro de la Plaza de Armas. Visitan las cuatro capillas y los mayordomos compiten con las bombardas.
En una de estas procsiones tres hermanitos miraban con la boca abierta a San Francisco. El fenómeno se produjo por una especie de correlato psicológico. Y es que San Francisco que, como la Santa Limeña, es un Santo de vestir; tiene un tamaño casi natural, vestido con un sayal marrón, ceñido con un cordón enn la cintura. Lleva en una mano la cruz y en la otra una calavera humana. Su rostro está en actitud contemplativa, mirando al cielo, tiene la boca abierta. Este cuadro impresionó a los niños hasta dejarlos estáticos. El mayor de ellos preguntó:
-Mamá ¿Por qué tiene la boca abierta?
La madre contestó inmediatamente: -Dicen que está hablando.
Esta respuesta dejó más perplejos a los hermanitos; una bombarda que estalló cerca los volvió a la realidad.
Concluida la procesión los funcionarios se retiran a su domicilio, tras ellos va la gente que quiere acompañarlos.
Hasta el momento la fiesta demuestra su finalidad religiosa;
hay tono moderado en el cantar de la pallas. El capitán de la fiesta con su abanderado y los acompañantes se desplazan bailando por las calles al son de las bandas de músicos. Pero después del almuerzo el tono pasa a ser alegre y abiertamente festivo.
El capitán y su sequito salen y se dirigen a cada casa en donde está e Inca y sus pallas, allí son recibidos por las pallas que cantan.
Tanto el Inca como el Capitán visitan las casas e cada funcionario donde interpretan bailes tradicionales.
“Sinchi runay, Rumi Ñahui
Anda llama Gran Pizarro
Ven acá pues, Gran Pizarro
En esta pampa de alegía”
El Rumiñahui hace una seña con su rejón y entra el capitán que es recibido por el Inca, este lleva en la mano derecha el hacha imperial y le hace graciosos gestos simulando cortarle el cuello.
Se repite esta escena con los acompañantes y abanderado.
Y viene la correndilla que da fin a la coreografía, algo así como un valet que termina cuando la banda de músicos toca un huaynito que lo bailan por parejas todos los aistentes, plenos de emoción placentera.
En este momento intervienen en el baile todos los familiares del funcionario, cuya casa se ha visitado. Demás está decir que el licor corre a raudales, porque hay una figura llamada el “Pinquiche” mediante la cual cada persona que ingresa a la “Pampa de de Alegría” debe portar una botella del licor que más le guste para brindar con las pallas y demás protagonistas, dando como resultado una feroz borrachera general que aveces acaba con la estabilidad física de alguna palla.
Así termina el segundo día, después vendrá el más alegre de los días: La Entrada.
Continuará en el próximo número…
Vidal Alvarado Cruz