omar llanos espinoza
LA MINERÍA, NO TODO ES COLOR DE ROSA
Los pueblos mineros en el Perú tienen similar trayectoria desde su formación, con presencia de hombres foráneos en busca de minerales, luego convertirse en asientos mineros y pueblos. La minería siempre fue una actividad no tradicional, cíclica y no renovable que, esta al vaivén de la política económica del país y del mundo, de épocas de opulencia y decadencia.
La actividad minera es un fenómeno socio económico, con actores, como: empresa y trabajadores en la producción, y los pueblos del entorno que perciben los efectos positivos y negativos de la explotación de los recursos naturales; no todo es “color de rosa” porque la “procesión va por dentro”.
MINERÍA EN ANCASH
Al lado sur este del departamento Ancash están operando varias empresas mineras, entre los que destacan: Compañía Minera Antamina (San Marcos-Huari) con 24 años de explotación, y Compañía Minera Santa Luisa de Huanzalá (Huallanca-Bolognesi), va cumplir 57 años de actividad en la zona.
Ambas empresas van marcando el ritmo socio económico de los pueblos del entorno; presencia que requiere evaluar, aparte de la producción minera y utilidades económicas para los dueños, es necesario conocer el impacto social y ambiental en la población; el grado inversión en cumplimiento a su compromiso de responsabilidad social en favor del desarrollo y progreso de los pueblos de influencia minera.
ENTRE EL MAL Y EL BIEN
LA MINERÍA “ES UN MAL NECESARIO”: Es un mal porque divide a la población, no todos tienen la oportunidad de trabajar en las minas, otros abandonan el campo por la “ilusión minera” como el “sueño americano”; las autoridades y dirigentes caen en la tentación del soborno y son manipulables a los intereses de la empresa; la actividad minera contamina el medio ambiente y depreda los recursos naturales, contando con el aval del Estado.
LA MINERÍA ES NECESARIA: Soluciona la desocupación, concentra la fuerza laboral de la zona; generando trabajadores directos e indirectos, contratas, concesionarios, proveedores y transportistas. Estas oportunidades laborales y de inversión serán bien aprovechadas por los trabajadores en bienestar de la familia y las pequeñas empresas de la zona de influencia; siempre en cuando, sepan invertir durante el tiempo que dependan de la minera, que no se distraigan en gastos superfluos e innecesarios con el afán de figuretismo, sin beneficio para la familia ni para el pueblo y comunidad.
LOS MALES DE LA CIUDAD
Las ciudades ubicadas en el entorno minero, como Huallanca, Chavín de Huántar, San Marcos, Huari y centros poblados aledaños, están cambiando de rostro, de tradicional a una urbe cosmopolita y desordenada; tienen un progreso relativo y aparente en el aspecto socio-económico y cultural; mayor población de migrantes, nuevas construcciones y edificios, negocios de toda índole, formación de asentamientos humanos en la periferia; generando necesidades de mayor atención de servicios básicos: agua, luz, salud y educación; proliferación de bares, discotecas, drogadicción, prostitución, alcoholismo, robos, asaltos y violencia familiar; la inseguridad ciudadana en su punto más álgido e incontrolable.
EN EL CAMPO
La actividad minera que se desarrolla dentro las comunidades campesinas y pequeños propietarios afecta indirectamente a la producción agropecuaria porque muchos campesinos dejan el campo para enrolarse a las minas con la ilusión de “ganar bien y rápido”; originando la despoblación rural y pasando a segundo plano la ganadería y agricultura.
Los dirigentes campesinos solo se preocupan de realizar convenios de interés personal y laboral, de lograr beneficios materiales para su comunidad, pero no les preocupa la contaminación de los ríos, lagunas, nevados y manantiales; las municipalidades tampoco tienen el interés de defender los recursos naturales, sólo algunas denuncias esporádicas y aisladas ante la OEFA (Ministerio del Ambiente) y Ministerio de Energía y Minas (OSINERMING); sin mayores resultados favorables para la población afectada.
FALTA CAPACIDAD DEL GASTO PÚBLICO
Algunas municipalidades del entorno minero, pese a tener presupuestos millonarios derivados del canon mineros y otros conceptos otorgados por el Estado, no saben invertir en proyectos de bien social (Informe MEF-2024); una muestra de falta de capacidad para el gasto público, habiendo muchas necesidades y proyectos que ejecutar. En el caso de Huallanca, la municipalidad no puede elaborar un Plan de Desarrollo Concertado-PDC- y pide apoyo a Antamina.
Hay muchos recursos económicos y naturales, pero adolecen de recursos humanos, de autoridades, dirigentes y representantes capaces en gestión pública; falta líderes políticos con vocación de servicio.
RESPONSABILIDAD SOCIAL
Los gobiernos regionales y municipales del ámbito minero tienen que exigir a las empresas el cumplimiento de su responsabilidad social con el pueblo, conforme a sus compromisos suscritos en los convenios de concesión minera entre el Estado y la Empresa; plasmados en proyectos productivos de largo alcance que signifique progreso y desarrollo, más que obras de fierro y cemento; todo depende del grado de capacidad de gestión y negociación de los representantes del pueblo, que prime la vocación de servicio al pueblo, y no aprovecharse del cargo para beneficios personales y de grupo.
GRANDES OBRAS, NO MIGAJAS
Las empresas que operan en la zona son de la mediana y gran minería, están para ejecutar grandes proyectos de desarrollo para la región Ancash, de sus provincias y distritos de la zona de influencia. Las autoridades y dirigentes no deben caer en el facilismo ridículo de pedir donativos de bandas de músicos, toros de casta, castillos de fuegos artificiales para sus fiestas patronales y aniversarios, de panetones y juguetes para navidad; eso no es progreso ni desarrollo, es sumisión e incapacidad de sus representantes.
APORTE DE LAS EMPRESAS
Son 57 años de operaciones de Minera Santa Luisa en Huanzalá (Huallanca-Bolognesi), y 24 años de Minera Antamina en San Marcos (Huari). Preguntamos: Cuál es el aporte mayor en el desarrollo de los pueblos del entorno, cuál es la inversión como responsabilidad social que provenga de las utilidades millonarias que perciben las empresas por la explotación minera; no confundir con proyectos de Obras x Impuestos, que es a cuenta de los tributos que pagan al Estado.
SERVIR AL PUEBLO
Es tiempo que los representantes del gobierno regional, municipalidades y los frentes de defensa de la zona de influencia minera, en forma mancomunada, exijan a las empresas mineras el cumplimiento de su responsabilidad social con el pueblo y el respeto al medio ambiente. El compromiso de las autoridades y dirigentes es servir al pueblo y no servirse de él.
Omar Llanos Espinoza
[email protected]
La actividad minera es un fenómeno socio económico, con actores, como: empresa y trabajadores en la producción, y los pueblos del entorno que perciben los efectos positivos y negativos de la explotación de los recursos naturales; no todo es “color de rosa” porque la “procesión va por dentro”.
MINERÍA EN ANCASH
Al lado sur este del departamento Ancash están operando varias empresas mineras, entre los que destacan: Compañía Minera Antamina (San Marcos-Huari) con 24 años de explotación, y Compañía Minera Santa Luisa de Huanzalá (Huallanca-Bolognesi), va cumplir 57 años de actividad en la zona.
Ambas empresas van marcando el ritmo socio económico de los pueblos del entorno; presencia que requiere evaluar, aparte de la producción minera y utilidades económicas para los dueños, es necesario conocer el impacto social y ambiental en la población; el grado inversión en cumplimiento a su compromiso de responsabilidad social en favor del desarrollo y progreso de los pueblos de influencia minera.
ENTRE EL MAL Y EL BIEN
LA MINERÍA “ES UN MAL NECESARIO”: Es un mal porque divide a la población, no todos tienen la oportunidad de trabajar en las minas, otros abandonan el campo por la “ilusión minera” como el “sueño americano”; las autoridades y dirigentes caen en la tentación del soborno y son manipulables a los intereses de la empresa; la actividad minera contamina el medio ambiente y depreda los recursos naturales, contando con el aval del Estado.
LA MINERÍA ES NECESARIA: Soluciona la desocupación, concentra la fuerza laboral de la zona; generando trabajadores directos e indirectos, contratas, concesionarios, proveedores y transportistas. Estas oportunidades laborales y de inversión serán bien aprovechadas por los trabajadores en bienestar de la familia y las pequeñas empresas de la zona de influencia; siempre en cuando, sepan invertir durante el tiempo que dependan de la minera, que no se distraigan en gastos superfluos e innecesarios con el afán de figuretismo, sin beneficio para la familia ni para el pueblo y comunidad.
LOS MALES DE LA CIUDAD
Las ciudades ubicadas en el entorno minero, como Huallanca, Chavín de Huántar, San Marcos, Huari y centros poblados aledaños, están cambiando de rostro, de tradicional a una urbe cosmopolita y desordenada; tienen un progreso relativo y aparente en el aspecto socio-económico y cultural; mayor población de migrantes, nuevas construcciones y edificios, negocios de toda índole, formación de asentamientos humanos en la periferia; generando necesidades de mayor atención de servicios básicos: agua, luz, salud y educación; proliferación de bares, discotecas, drogadicción, prostitución, alcoholismo, robos, asaltos y violencia familiar; la inseguridad ciudadana en su punto más álgido e incontrolable.
EN EL CAMPO
La actividad minera que se desarrolla dentro las comunidades campesinas y pequeños propietarios afecta indirectamente a la producción agropecuaria porque muchos campesinos dejan el campo para enrolarse a las minas con la ilusión de “ganar bien y rápido”; originando la despoblación rural y pasando a segundo plano la ganadería y agricultura.
Los dirigentes campesinos solo se preocupan de realizar convenios de interés personal y laboral, de lograr beneficios materiales para su comunidad, pero no les preocupa la contaminación de los ríos, lagunas, nevados y manantiales; las municipalidades tampoco tienen el interés de defender los recursos naturales, sólo algunas denuncias esporádicas y aisladas ante la OEFA (Ministerio del Ambiente) y Ministerio de Energía y Minas (OSINERMING); sin mayores resultados favorables para la población afectada.
FALTA CAPACIDAD DEL GASTO PÚBLICO
Algunas municipalidades del entorno minero, pese a tener presupuestos millonarios derivados del canon mineros y otros conceptos otorgados por el Estado, no saben invertir en proyectos de bien social (Informe MEF-2024); una muestra de falta de capacidad para el gasto público, habiendo muchas necesidades y proyectos que ejecutar. En el caso de Huallanca, la municipalidad no puede elaborar un Plan de Desarrollo Concertado-PDC- y pide apoyo a Antamina.
Hay muchos recursos económicos y naturales, pero adolecen de recursos humanos, de autoridades, dirigentes y representantes capaces en gestión pública; falta líderes políticos con vocación de servicio.
RESPONSABILIDAD SOCIAL
Los gobiernos regionales y municipales del ámbito minero tienen que exigir a las empresas el cumplimiento de su responsabilidad social con el pueblo, conforme a sus compromisos suscritos en los convenios de concesión minera entre el Estado y la Empresa; plasmados en proyectos productivos de largo alcance que signifique progreso y desarrollo, más que obras de fierro y cemento; todo depende del grado de capacidad de gestión y negociación de los representantes del pueblo, que prime la vocación de servicio al pueblo, y no aprovecharse del cargo para beneficios personales y de grupo.
GRANDES OBRAS, NO MIGAJAS
Las empresas que operan en la zona son de la mediana y gran minería, están para ejecutar grandes proyectos de desarrollo para la región Ancash, de sus provincias y distritos de la zona de influencia. Las autoridades y dirigentes no deben caer en el facilismo ridículo de pedir donativos de bandas de músicos, toros de casta, castillos de fuegos artificiales para sus fiestas patronales y aniversarios, de panetones y juguetes para navidad; eso no es progreso ni desarrollo, es sumisión e incapacidad de sus representantes.
APORTE DE LAS EMPRESAS
Son 57 años de operaciones de Minera Santa Luisa en Huanzalá (Huallanca-Bolognesi), y 24 años de Minera Antamina en San Marcos (Huari). Preguntamos: Cuál es el aporte mayor en el desarrollo de los pueblos del entorno, cuál es la inversión como responsabilidad social que provenga de las utilidades millonarias que perciben las empresas por la explotación minera; no confundir con proyectos de Obras x Impuestos, que es a cuenta de los tributos que pagan al Estado.
SERVIR AL PUEBLO
Es tiempo que los representantes del gobierno regional, municipalidades y los frentes de defensa de la zona de influencia minera, en forma mancomunada, exijan a las empresas mineras el cumplimiento de su responsabilidad social con el pueblo y el respeto al medio ambiente. El compromiso de las autoridades y dirigentes es servir al pueblo y no servirse de él.
Omar Llanos Espinoza
[email protected]