Vidal Alvarado cruz
LA SEMANA SANTA EN CHIQUIÁN II
VIERNES SANTO
El día más solemne y más esperado. Desde el miércoles y por grupos, las mujeres rezan el Vía Crucis, que consiste en recorrer las “14 estaciones”. Comienza con la escena en la que se recuerda el juzgamiento de Jesús por las autoridades romanas, pasa por ciertos momentos, los más importantes, como las caídas bajo el peso de la cruz, la escena de la Verónica, etc.
Culmina con la figura de Simón, el cirineo, que ayuda a cargar la cruz, no por compasión a Jésus.
La lectura de cada estación son reflexiones tristes, muy dolorosa sobre los sufrimientos del Redentor, por culpa de los pecado del hombre. En todo eel recorrido, desde el primer cuadro al décimo cuadro, el grupo de fieles va rezando. Al llegar a cada cuadro se postran de rodilla, pronunciando con gran devoción el “Aderámoste Cristo y bendícenos que con tu cruz redimiste al mundo…”
Algunas beatas llevan a sus menores hijos que, en momentos d descuido, se alejan para hacer travesuras en el templo.
En la tarde del Viernes actúan un grupo de cantores en latín, presididos por el cura y llega un momento en que el templo se queda a oscuras, tras la culminación de algunos versos, unos encargados van apagando las ceras colocadas en un triángulo por eso lo llaman también el momento delas “tinieblas”.
Antes de las 3pm. ya ha sido colocada a cruz donde pende Cristo crucificado, en medio de los ladrones igualmente crucificados, pero en cruces de menor tamaño.
A ambos lados de las cruces se yerguen dos árboles de aliso, cuya cima roza con la bóveda del templo. Delante de las cruces hay una mesa larga y detrás, en cada brazo de la cruz central, están colocadas unas escaleras.
A la hora indicada, el sacerdote sube al púlpito. El púlpito, como en todas la iglesias esta a un costado del templo, casi al centro, a prudente altura del piso. Desde ahí pronuncia a las siete palabras que dijo Jesús antes de morir y que según se lee en la Biblia, duró tres horas la agonía.
La emotividad del momento es grande si se tiene en cuenta la hermosa escultura de Señor del Descendimiento. Es Cristo en la Crz que exhibe sus llagas ante una apretujada cantidad de respetuosos fieles que, compungidos presencian el acto.
Desde “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” hasta “Dios mío: en tus manos encomiendo mi espíritu”, cada una de las siete palabras es comentada por el orados sagrado, dependiendo el efecto según las cualidades oratorias de este…
El fervor y el sentimiento cristiano van creciendo a medida que se acerca a medida que se acerca el instante de la Desclavación.
Cabe notar que para presenciar este acto se constituyen numerosos grupos de los pueblos vecinos. Cuando la emotividad cristiana ha llegado a su clímax, el sacerdote exclama:
“Salid ¡Oh! Santos varones”
Unos seis hombres vestidos con túnicas blancas, ingresan a la carrera; cuatro de ellos se trepan a la mesa y se postran de hinojos ante Jesús, dos de ellos se trepan rápidamente por las escaleras antes mencionadas.
La misión de estos últimos es dar unos golpecitos a los clavos que sujetan las manos de Jesús; momento de conmoción colectiva, porque da la impresión que recién lo están clavando, algunos niños y casi todas las beatas lloran… “Desclavad esas manos divinas que fueron heridas por haber aariciado a los niños, sanado a los enfermos… por haber señalado el camino del bien y la compasión” -dice el cura-.
Con patético realismo Jesús es bajado de la cruz, lo reciben provistos de finos tules blancos los santos varones de le mesa. Finalmente, es conducido el cuerpo inerte al Anda, dejando expedito para la profesión que se realizará tres horas después, entre tanto los maitines y las tinieblas continúan.
El día más solemne y más esperado. Desde el miércoles y por grupos, las mujeres rezan el Vía Crucis, que consiste en recorrer las “14 estaciones”. Comienza con la escena en la que se recuerda el juzgamiento de Jesús por las autoridades romanas, pasa por ciertos momentos, los más importantes, como las caídas bajo el peso de la cruz, la escena de la Verónica, etc.
Culmina con la figura de Simón, el cirineo, que ayuda a cargar la cruz, no por compasión a Jésus.
La lectura de cada estación son reflexiones tristes, muy dolorosa sobre los sufrimientos del Redentor, por culpa de los pecado del hombre. En todo eel recorrido, desde el primer cuadro al décimo cuadro, el grupo de fieles va rezando. Al llegar a cada cuadro se postran de rodilla, pronunciando con gran devoción el “Aderámoste Cristo y bendícenos que con tu cruz redimiste al mundo…”
Algunas beatas llevan a sus menores hijos que, en momentos d descuido, se alejan para hacer travesuras en el templo.
En la tarde del Viernes actúan un grupo de cantores en latín, presididos por el cura y llega un momento en que el templo se queda a oscuras, tras la culminación de algunos versos, unos encargados van apagando las ceras colocadas en un triángulo por eso lo llaman también el momento delas “tinieblas”.
Antes de las 3pm. ya ha sido colocada a cruz donde pende Cristo crucificado, en medio de los ladrones igualmente crucificados, pero en cruces de menor tamaño.
A ambos lados de las cruces se yerguen dos árboles de aliso, cuya cima roza con la bóveda del templo. Delante de las cruces hay una mesa larga y detrás, en cada brazo de la cruz central, están colocadas unas escaleras.
A la hora indicada, el sacerdote sube al púlpito. El púlpito, como en todas la iglesias esta a un costado del templo, casi al centro, a prudente altura del piso. Desde ahí pronuncia a las siete palabras que dijo Jesús antes de morir y que según se lee en la Biblia, duró tres horas la agonía.
La emotividad del momento es grande si se tiene en cuenta la hermosa escultura de Señor del Descendimiento. Es Cristo en la Crz que exhibe sus llagas ante una apretujada cantidad de respetuosos fieles que, compungidos presencian el acto.
Desde “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” hasta “Dios mío: en tus manos encomiendo mi espíritu”, cada una de las siete palabras es comentada por el orados sagrado, dependiendo el efecto según las cualidades oratorias de este…
El fervor y el sentimiento cristiano van creciendo a medida que se acerca a medida que se acerca el instante de la Desclavación.
Cabe notar que para presenciar este acto se constituyen numerosos grupos de los pueblos vecinos. Cuando la emotividad cristiana ha llegado a su clímax, el sacerdote exclama:
“Salid ¡Oh! Santos varones”
Unos seis hombres vestidos con túnicas blancas, ingresan a la carrera; cuatro de ellos se trepan a la mesa y se postran de hinojos ante Jesús, dos de ellos se trepan rápidamente por las escaleras antes mencionadas.
La misión de estos últimos es dar unos golpecitos a los clavos que sujetan las manos de Jesús; momento de conmoción colectiva, porque da la impresión que recién lo están clavando, algunos niños y casi todas las beatas lloran… “Desclavad esas manos divinas que fueron heridas por haber aariciado a los niños, sanado a los enfermos… por haber señalado el camino del bien y la compasión” -dice el cura-.
Con patético realismo Jesús es bajado de la cruz, lo reciben provistos de finos tules blancos los santos varones de le mesa. Finalmente, es conducido el cuerpo inerte al Anda, dejando expedito para la profesión que se realizará tres horas después, entre tanto los maitines y las tinieblas continúan.
PROCESIÓN DEL VIERNES SANTO
Es una de las de más duración por su largo recorrido que abarca los barrios “Alto” y “Bajo” de la ciudad. Es un cortejo fúnebre de Jesús, recién bajado dela cruz.
El Anda muy grande sale bajo un inmenso palio que la conduce casi una docena de hombres. Una gran multitud acude para acompañar al Señor y mantener orden y mantener el orden y disciplina acostumbrados.
Lo original en esta procesión es la presencia de santos varones que están ataviados con túnicas blancas, las mismas que usaron para la esclavación. Ahora son generalmente jóvenes. Cada Santo varón sale provisto de un azafate donde llevan los clavos y la corona de espinas sacadas durante el descendimiento de Cristo. El objetivo es pedir limosna a las personas que puedan obsequiar monedas y que cierto aspaviento sueltan al azafate. Durante el recorrido semeja a los antiguos buleros; solo que esta vez no cobran para tener un lugar en el cielo sino que al mismo tiempo que le presentan el azafate repiten con voz cantarina.
“Limosna para el Santo entierro de Cristo y la soledad de María”
El interpelado a quien se dirigen todas las miradas del público, pone en juego su vanidad mal disimulada y suelta monedas de sol, cincuenta centavos y otras monedas fraccionarias. Así en pocas cuadras el azafate se va llenando de dinero, en épocas pasadas era de plata de nueve décimos.
Ocurrió que en una bocacalle uno de los Santos varones salió del cortejo simulando miccionar en un lugar un tanto oscuro, pero un avispado espectador que formaba un grupo en la esquina, lo siguió sin ¡hacer notar al y vió que apresuradamente levantó la túnica y se embolsicaba dos puñados de monedas de la limosna. El Santo varón regresó al cortejo y sin que él lo supiera corrió como reguero de pólvora la noticia del hurto que había cometido, aliviando la bolsa que recogió para el “Santo entierro de Cristo y la soledad de María”.
Indudablemente que este era un bulero moderno que no tenía conciencia de sus actos. Sabía que no tendría ninguna sanción, fuera de aquella que sanciona la propia conciencia. Pero estaba visto que aquel sujeto carecía de remordimiento. No había escuchado el grito de lo que Rousseau escribió: “¡Conciencia, conciencia, instinto divino, sublime y celeste voz; guía segura del ser ignorante y limitado; juez infalible entre el bien y el mal que hace al hombre semejante a Dios!.”
El p’ublico que ya había identificado al falso católico, lo tomó como una broma y comentaba “es un palabreador, es un vivo, puede ser un gran pñítico, un futuro diputado”.
EL HUERTO DE JUDAS
El siguiente día del Viernes Santo es llamado “Sábado de Gloria”. Al cantar el cura “Gloria in excelsis” suena la campanilla del scristán y simultáneamente repican las campanas de las torres del templo. “Resucitan”.
El pueblo al oír el tañer de las campanas se entusiasma de alegría. Las mujeres corren a los surtidores de agua y se disputan a recibirla en sus baldes, porque tienen la creencia que durante el sonido de las campanas, el agua que recibirán es de la “Gloria”. El Domingo de Resurrección, a las 5 de la mañana sale la precesión del Cristo resucitado. En e Anda que sirvió para Cristo yacente, la imagen de Jesús, se impone de pie, al centro de la caja funeraria, portado un estandarte.
Salen también la Virgen y San Juan con una capa roja, en señal de que ha terminado el duelo. Y así termina la Semana Santa.
Es una de las de más duración por su largo recorrido que abarca los barrios “Alto” y “Bajo” de la ciudad. Es un cortejo fúnebre de Jesús, recién bajado dela cruz.
El Anda muy grande sale bajo un inmenso palio que la conduce casi una docena de hombres. Una gran multitud acude para acompañar al Señor y mantener orden y mantener el orden y disciplina acostumbrados.
Lo original en esta procesión es la presencia de santos varones que están ataviados con túnicas blancas, las mismas que usaron para la esclavación. Ahora son generalmente jóvenes. Cada Santo varón sale provisto de un azafate donde llevan los clavos y la corona de espinas sacadas durante el descendimiento de Cristo. El objetivo es pedir limosna a las personas que puedan obsequiar monedas y que cierto aspaviento sueltan al azafate. Durante el recorrido semeja a los antiguos buleros; solo que esta vez no cobran para tener un lugar en el cielo sino que al mismo tiempo que le presentan el azafate repiten con voz cantarina.
“Limosna para el Santo entierro de Cristo y la soledad de María”
El interpelado a quien se dirigen todas las miradas del público, pone en juego su vanidad mal disimulada y suelta monedas de sol, cincuenta centavos y otras monedas fraccionarias. Así en pocas cuadras el azafate se va llenando de dinero, en épocas pasadas era de plata de nueve décimos.
Ocurrió que en una bocacalle uno de los Santos varones salió del cortejo simulando miccionar en un lugar un tanto oscuro, pero un avispado espectador que formaba un grupo en la esquina, lo siguió sin ¡hacer notar al y vió que apresuradamente levantó la túnica y se embolsicaba dos puñados de monedas de la limosna. El Santo varón regresó al cortejo y sin que él lo supiera corrió como reguero de pólvora la noticia del hurto que había cometido, aliviando la bolsa que recogió para el “Santo entierro de Cristo y la soledad de María”.
Indudablemente que este era un bulero moderno que no tenía conciencia de sus actos. Sabía que no tendría ninguna sanción, fuera de aquella que sanciona la propia conciencia. Pero estaba visto que aquel sujeto carecía de remordimiento. No había escuchado el grito de lo que Rousseau escribió: “¡Conciencia, conciencia, instinto divino, sublime y celeste voz; guía segura del ser ignorante y limitado; juez infalible entre el bien y el mal que hace al hombre semejante a Dios!.”
El p’ublico que ya había identificado al falso católico, lo tomó como una broma y comentaba “es un palabreador, es un vivo, puede ser un gran pñítico, un futuro diputado”.
EL HUERTO DE JUDAS
El siguiente día del Viernes Santo es llamado “Sábado de Gloria”. Al cantar el cura “Gloria in excelsis” suena la campanilla del scristán y simultáneamente repican las campanas de las torres del templo. “Resucitan”.
El pueblo al oír el tañer de las campanas se entusiasma de alegría. Las mujeres corren a los surtidores de agua y se disputan a recibirla en sus baldes, porque tienen la creencia que durante el sonido de las campanas, el agua que recibirán es de la “Gloria”. El Domingo de Resurrección, a las 5 de la mañana sale la precesión del Cristo resucitado. En e Anda que sirvió para Cristo yacente, la imagen de Jesús, se impone de pie, al centro de la caja funeraria, portado un estandarte.
Salen también la Virgen y San Juan con una capa roja, en señal de que ha terminado el duelo. Y así termina la Semana Santa.
En la década del 30, seguramente para hacer olvidar las tristezas acumuladas en los días santos, inventaron crear el huerto de Judas.
Consistía en escoger un espacio de más o menos 200 metros cuadrados, en uno de los ángulos de la cancha de fútbol. Dentro de sea área preparaban lotes de terrenos, con distintos productos en plena madurez, en estado de ser cosechado, No faltaba un lote con auténticas plantas de alfalfa donde había una vaca lechera, la que era ordeñada por una experta campesina, que vendía la leche calentita y la saboreaban los clientes “al píe de la vaca”, como se suele decir hasta ahora.
Mientras se realizaba la misa enla madrugada del Domingo y recorre la procesión de Jesús, su madre y San Juan, cuyo itinerario es el perímetro de la Plaza de Armas, unas diez persona o tal vez más se dedicn frenéticamente a preparar el “huerto”. Casi todas las plantas que ahí fructificaban eran sustraídas de los cam`s, en cantidades que no afectaban al propietario de la chacra. Los otros objetos y animales que se exhibían eran de los organizadores del evento.
Terminada la procesión, la gente con espíritu alegre y entusiasta, se dirigían a ver el “huerto de Judas”, ahí encontraban el ambiente propicio para disipar llas dolorosas escenas de la Semana Santa. Y es que los “propietarios” del huerto estaban dispuestos a hacer reír y para ello previamente, se habían arrimado sendos tragos que les cambió el carácter.
Consistía en escoger un espacio de más o menos 200 metros cuadrados, en uno de los ángulos de la cancha de fútbol. Dentro de sea área preparaban lotes de terrenos, con distintos productos en plena madurez, en estado de ser cosechado, No faltaba un lote con auténticas plantas de alfalfa donde había una vaca lechera, la que era ordeñada por una experta campesina, que vendía la leche calentita y la saboreaban los clientes “al píe de la vaca”, como se suele decir hasta ahora.
Mientras se realizaba la misa enla madrugada del Domingo y recorre la procesión de Jesús, su madre y San Juan, cuyo itinerario es el perímetro de la Plaza de Armas, unas diez persona o tal vez más se dedicn frenéticamente a preparar el “huerto”. Casi todas las plantas que ahí fructificaban eran sustraídas de los cam`s, en cantidades que no afectaban al propietario de la chacra. Los otros objetos y animales que se exhibían eran de los organizadores del evento.
Terminada la procesión, la gente con espíritu alegre y entusiasta, se dirigían a ver el “huerto de Judas”, ahí encontraban el ambiente propicio para disipar llas dolorosas escenas de la Semana Santa. Y es que los “propietarios” del huerto estaban dispuestos a hacer reír y para ello previamente, se habían arrimado sendos tragos que les cambió el carácter.
Público y hortelanos intercambiaban bromas y frases sarcásticas para preparar el ánimo antes de la lectura del “Testamento de Judas”.
En este documento, que se leía en voz alta figuraban los nombres de las personas notables de la ciudad. A ellos se les dejaba algún objeto o artefacto, generalmente sustraído de sus casas. Y el locutor, lo decía con tan buen humor que provocaba la risa de los concurrentes. Generalmente destacaban los defectos naturales o adquiridos de los “herederos”; por ejemplo, para una cara con huellas de la viruela, le dajaban una puerta viejísima para que, sacando el polvo de la polilla tapara los huecos de su rostro. Para que al final quede su rostro masillado.
Al final todos festejaban el gran humor y el ingenio de un pueblo noble, viril y alegre que volvía a las faenas cotidianas después de varios días de angustia y dolor.
REFLEXIONES DE SEMANA SANTA
Cabe una reflexión sobre estos ritos. Dicen que en Chile está prohibida la procesión de Jesús muerto. Y es que deja una sensación de tristeza, un complejo de culpa, las gentes humildes casi llorando, cantan en los días de la pasión el “Yo te adoro”, cuyas letras dicen así:
¡Yo! Te adoro Santa Cruz
y rendido te venero
porque tú me representas
a mí Jesús por mí muerto.
Así el católico declara su responsabilidad y arrepentimiento. Hay otro cántico que se repite a cada instante:
Virgen Dolorosa
Suspende el castigo
que por mis pecados
tengo merecido
Así es como las damas reconocen sus faltas porque es gente sana, detranquila, humilde que trabaja todo el año en sus faenas bucólicas y no tiene más pecados que haber nacido en un país donde se desdeña al campesino. Por eso ya Mariátegui decí: “el peruano quiere tener un empleo decente aunque no le signifique progreso”.
Y esto trasciendo en la actitud del pueblo que pierde agresividad, en el mejor sentido de la palabra, para toda empresa. Más bien tiende a expresar ese dolor en sus huaynos y yaravíes.
Por ejemplo, el arequipeño es reconocido por su valentía y otras cualidades de gallardía, sin embargo, cuando en una noche de serenata interpretan un yaraví, da la impresión de que es un canto con gotas de lágrimas en los ojos, o un llanto con notas musicales en el pentagrama. ¿Será un complejo ancestral? El pueblo serrano vive una angustia milenaria. Los gobiernos incas subyugaron a nuestros antepasados, lo españoles los sometieron a la esclavitud, la república les dio una inestable libertad política y una magra economía, estos malos tratos, el poblador de ls sierra sufre sus insostenible realidad y los parajes den donde viven son verdaderos valles de lágrimas; las cordilleras constituyen otros tantos muros de lamentaciones. Así, cada vez que canta en realidad llora su desgracia y un tanto el licor hace aflorar su rebeldía. Solo se atreven a vociferar entre ellos:
-No valemos nada hermano.
-Trabajamos cpmo burros.
- Y morimos como perros.
Vidal Alvarado Cruz
En este documento, que se leía en voz alta figuraban los nombres de las personas notables de la ciudad. A ellos se les dejaba algún objeto o artefacto, generalmente sustraído de sus casas. Y el locutor, lo decía con tan buen humor que provocaba la risa de los concurrentes. Generalmente destacaban los defectos naturales o adquiridos de los “herederos”; por ejemplo, para una cara con huellas de la viruela, le dajaban una puerta viejísima para que, sacando el polvo de la polilla tapara los huecos de su rostro. Para que al final quede su rostro masillado.
Al final todos festejaban el gran humor y el ingenio de un pueblo noble, viril y alegre que volvía a las faenas cotidianas después de varios días de angustia y dolor.
REFLEXIONES DE SEMANA SANTA
Cabe una reflexión sobre estos ritos. Dicen que en Chile está prohibida la procesión de Jesús muerto. Y es que deja una sensación de tristeza, un complejo de culpa, las gentes humildes casi llorando, cantan en los días de la pasión el “Yo te adoro”, cuyas letras dicen así:
¡Yo! Te adoro Santa Cruz
y rendido te venero
porque tú me representas
a mí Jesús por mí muerto.
Así el católico declara su responsabilidad y arrepentimiento. Hay otro cántico que se repite a cada instante:
Virgen Dolorosa
Suspende el castigo
que por mis pecados
tengo merecido
Así es como las damas reconocen sus faltas porque es gente sana, detranquila, humilde que trabaja todo el año en sus faenas bucólicas y no tiene más pecados que haber nacido en un país donde se desdeña al campesino. Por eso ya Mariátegui decí: “el peruano quiere tener un empleo decente aunque no le signifique progreso”.
Y esto trasciendo en la actitud del pueblo que pierde agresividad, en el mejor sentido de la palabra, para toda empresa. Más bien tiende a expresar ese dolor en sus huaynos y yaravíes.
Por ejemplo, el arequipeño es reconocido por su valentía y otras cualidades de gallardía, sin embargo, cuando en una noche de serenata interpretan un yaraví, da la impresión de que es un canto con gotas de lágrimas en los ojos, o un llanto con notas musicales en el pentagrama. ¿Será un complejo ancestral? El pueblo serrano vive una angustia milenaria. Los gobiernos incas subyugaron a nuestros antepasados, lo españoles los sometieron a la esclavitud, la república les dio una inestable libertad política y una magra economía, estos malos tratos, el poblador de ls sierra sufre sus insostenible realidad y los parajes den donde viven son verdaderos valles de lágrimas; las cordilleras constituyen otros tantos muros de lamentaciones. Así, cada vez que canta en realidad llora su desgracia y un tanto el licor hace aflorar su rebeldía. Solo se atreven a vociferar entre ellos:
-No valemos nada hermano.
-Trabajamos cpmo burros.
- Y morimos como perros.
Vidal Alvarado Cruz