HUGO VÍLCHEZ ROMERO
Mujer, campesina - obrera
Mujer del campo, mujer del centro fabril, cuerda y franca de tez adusta y cetrina, fuertes, inquebrantable como el diamante, merecen ser elogiadas por el poeta del pueblo de corazón fraterno, de espíritu espontaneo. ¿Por quién más? Estoica campesina, con la hoz en la mano, curtida y aterida, con el dorso encorvado, prolija, sin decaer el trigo de espigas de oro bañado de rocío siega del alba al atardecer. Inconmovible obrera, con el martillo en la mano, aguerrida y rugosa, de la aurora a la puesta del sol, sin desfallecer, incesante opera y aporrea al rojo hierro sobre el macizo yunque, tañendo abatido. Mujer: Audaz, en la sociedad comunitaria. esclava, en la sociedad esclavista, sierva, en la sociedad feudal, proletaria, en la sociedad capitalista. Hoy, como ayer, levantas tu enérgica voz, tus derechos fundamentales reivindicando. Y llegará el día, como el día en que nacieras emancipada, teniendo acceso sobre los recursos naturales, por derecho propio, como en la primera sociedad solidaria y comunista. El Pichuychanca. Lima, 6 de marzo, 2020 |
Tú, eres mi ventura
Allende, en el vasto horizonte, por encima del albo Yerupaja, una estremecida estrella, centellando en el cielo garzo, a la zaga de la agónica nube, huraña y endrina se esconde. El celestial atardecer de otoño, se va despidiendo del cálido día. Andando por la calle campestre el lunar plateado de la oscura esfera, lanzaba mi silueta de galán enamorado. De pie, frente de su casa, debajo del árbol de copa tupida, lejano, escucho el postrero canto del ruiseñor, posado en la umbría rama. Con rivalidad, veo como el bruñido rayo de la luna coqueta, ingresa por la lumbrera entreabierta a la alcoba de mi hechicera amada. Intuyo, como el fulgor plateado de la luna, se funde en el enfundado aposento de mi persuasiva amada. Sosegada ella, con el rostro apacible y lozano, con el cuerpo perfilado y grácil. Mas, cuanto deseo ser, ¡ahora!, un haz fulgurante rayito, para iluminar su tersa jovial imagen, en la callada penumbra de su alcoba, acompañado de la argentada luna, confesar, susurrando con ternura, mi amor sin reserva: Tú, eres mi ventura, tu voz hace estremecer mi cautivado corazón. Tú, eres la inmaculada mujer, con tu refulgencia reservada, hechizas mi ser. El Pichuychanca. Chiquian, Calle… agosto 2019 |
Hugo Vílchez Romero
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Las fotografias que adornan esta página fueron tomadas por el Sr. Ricardo Santos Albornoz
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