LA SEMANA SANTA EN CHIQUIÁN
Durante el mes de febrero o marzo de cada año se festeja la Semana Santa. Previamente, el tempo adquiere características especiales. En la década del 30 se observó los siguientes cambios: Cada imagen colocada en su respectivo altar era cubierta con un tul de color morado, lo cual determinaba que los feligreses dirijan su atención a los protagonistas de la semana, e, Cristo crucificado, el Nazareno, la Virgen María y San Juan.
Este cambio influye en la actitud de los fieles, que es tristeza y recogimiento.
Se inicia la semana con la seten de la Virgen Dolorosa; esta imagen es colocada en lugar especial, al fondo de la nave del templo y se da paso a las actividades litúrgicas una semana antes del Viernes de Dolor; se reúnen los fieles de todas las noches, rezan el Santo Rosario, entonan canciones adecuadas y se preparan el ánimo para la Semana Santa, que en la practica se inicia el viernes anterior al que se desarrolla dicha semana.
El Viernes de Dolor por la noche, y después de los rezos y cantos, sale la
Virgen en Procesión y recorre las calles de Chiquián. El público interviene como “alumbrantes” y espectadores. Los alumbrantes que por centenares hacen filas con sus respectivas “ceras” que son bujías de más o menos un metro de dimensión y estableciéndose una competencia entre ellos, siendo el tamaño de las ceras un índice de la mayor o menor capacidad económinca de los alumbrantes.
Cuando las ceras son más grandes y el mismo tiempo más gruesas, toman el nombre de “cirios”. Quienes dirigen el ritmo de la procesión y que van por la calzada, llevan cirios con los que controlan el avance de los alumbrantes cuando estos se apretujan o exhortan a pararse un rato cuando se producen vacíos entre ellos. Cuando hay trechos un poco largos, el grupo de curiosos que recorren de cuadra en cuadra, instalándose en las bocacalles por donde va a pasar el anda, hacen sorna de los alumbrantes gritando: “rachidulce”, dando a entender qu el colado de frejol repartido por la “Estandarte”, estuvo un poco aguado.
Faltando unos 50 metros para la puerta del tempo, los cargadores de la imagen voltean el anda y la Virgen reingresa como si retrocediera, entre los cánticos d ellos fieles y la archa lúgubre que la banda de músicos ha interpretado, en todo el recorrido.
EL DOMINGO DE RAMOS
La trinfal entrada de Jesús a Jerusalén se conmemora con la procesión del Señor.
Previamente el pueblo acude al templo llevando sus ramas de palmas y olivos. Vuelven a casa con dichas ramas que ya han sido “bendecidas”.
Durante la mañana, el jiron central de la ciudad se convierte en una alameda porque plantan, al borde de ambas aceras, arbustos y pequeños árboles que adornan el recorrido de ls Procesión.
Alas 3 pm se inicia est acto. Los encargados de la realización del referido pasaje bíblico, llevan l imagen de Jesús y lo colocan en un cuarto que había en Quihuillán, últimamente destruido y actualmente la plazuela Bolognesi, hasta aquí era conducido un pollino blanco muy joven, adornado y ejaezado donde cabalga Jesús. Una gran multitud con sus respectivas palmas y laureles se alinean siempre por una acera las mueres y por otra los hombres.
La procesión es realmente solemne, impresionante y vistosa. El cura y los saumadores se ponen delante del divino jinete y cuatro hombres maduros controlan al pollino durante todo el recorrido.
La banda de músicos que va detrás completa el acto emotivo donde la sensación de alegría domina el ambiente.
El joven asno es casi llevado a rastras por ratos, ya que los fieles y acompañantes a veces impiden el caminar del animal. La calzada está alfombrada con pétalos de flores y también de los balcones lanzan a la imagen que recorre “bajo santo palio”.
Dos hombres fornidos van a cada lado, sosteniendo el cuerpo de Jesús, en previsión de la alguna burrada que pueda cometer el pollino, debido a la multitud que va en su entorno.
EL ENCUENTRO
El Miércoles Santo se escenifica el encuentro que tuvo la Virgen María con su hijo Jesús, que cargando la cruz caminaba rumbo al Calvario por la ruta de la amargura.
Los preparativos para el encuentro comienzan desde la mañana. Un grupo de hombres se preparan a la preparación del Anda, con el que será conducido el Nazareno y su Cruz.
En la época que nos ocupa, lo más importante era la preparación del Anda, para ello un grupo de hombres llevaban todo lo necesario, que consistía en tres materiales: en primer lugar colocaban dos terrados que median seis metros como máximo; acondicionaban a los terrados una mesa grande y, finalmente, sobre la mesa ponían otra mesa más chica donde se instalaba la imagen del Cristo.
Durante el día miércoles los “estandartes” distribuyen el dulce de frejol con roscas, bizcochuelos y e exquisito pan de maíz. La “estandarte”, mujer comprometía a las mujeres y el “estandarte” varón a los hombres. La cantidad de alumbrantes de cada uno demostraba la mayor o menor cantidad de dulces repartidos.
Una vez terminada el armazón del Anda, lo adornaban con arbolitos de romero, unos cuatro a cada lado de las mesas y acompañaban con ceras artísticamente decoradas.
San Juan, que acompañaba a la Virgen al recorrido de la procesión, así como la madre de Jesús, tenían sus respectivas andas en las que eran colocados, igualmente decorados con ceras y otros materiales.
A eso de las 9 pm se inicia la procesión, después de los ritos que practica el culto católico.
Primero sale el Nazareno. La enorme Anda, que pesa algunas toneladas, es levantada por decenas de devotos. El momento de levantar el acta es un acto emocionante; uno de los cargadoresse encarga de dar un golpe en la mesa que sirve de base al Anda. Simultáneamente los cargadores lo levantan, procurando hacerlo en la forma mas sincronizada posible, sin embargo como son muchos, algunos se apresuran mas que los otros. Y así como se produce el roce de las maderas, percibiéndose un ruido casi misterioso que le da mayor solemnidad al acto. Este es un rechinar que conmueve a los feligreses, sobre todo al ver que el Nazareno y su cruz se tambalean por breves instantes.
El Nazareno con la banda de músicos y el “estandarte” con todos sus alumbrantes, recorren la zona norte de la ciudad. Bajan por el Jirón 2 de Mayo y vuelven por el Jirón Comercio.
La Virgen María y San Juan, salen tras el Señor y se dirigen hacía el sur por varias calles, en un recorrido de casi igual distancia. La “estandarte” y las mujeres “alumbrantes” van cantando las canciones dedicadas a la Virgen.
Generalmente llega primero el Nazareno, que se estaciona frente a la iglesia, San Juan y la Viren después. Tras una breve espera las Andas de San Juan y la Virgen, por turno, se aproximan al Señor, una persona encargada va junto al Anda, su misión es dar un golpe que es aviso para que los cargadores del Señor, ante cada venia, levanten un poco el Anda en señal de respuesta. La escena es única, impresionante por el silencio de los feligreses, en cuyos corazones se redobla el sentimiento y la devoción por cristo y comparten el dolor de la Virgen, que se encuentra con su hijo que carga con el peso de la cruz, símbolo de los pecados. Mientras tanto, el disco lunar, su plenilunio, iluminna desde Yerupajá todo ese ambinte natural y humano que hace olvidar la vida sencilla.
Terminado el encuentro, que más parece un sueño en el que se ve actuar a los personajes centrales del cristianismo, lo alumbrantes, como despertando a la realidad se cruzan casi rozando, los hombres del Nazareno con las mujeres de la Virgen. Durante este cruce no faltan miradas pecaminosas de los jóvenes, al encontrarse con la amiga o la enamorada.
Luego las imágines entran al templo, terminado el Encuentro.
JUEVES SANTO
Cerca al medio día, se inicia la misa del Jueves Santo. El sacerdote escoge un altar lateral del tiempo, el que se encentra casi contiguo al fondo, ahí donde se inicia el área del altar mayor.
Después de consagrada la hostia, el cura inica una procesión con la custodia, lujoso y áureo objeto, en cuyo interior va el cuerpo de Cristo. Bajo plio inicia la procesión con dirección a la puerta; los fieles van volteando sus reclinatorios a medida que la posesión avanza, quedando en un momento siempre de rodillas mirando a la puerta de ingreso.
En este momento cae el “Yana pasa”, inmenso telón que separa el altar mayor con la parte del templo y quqe ha sido colocado en la víspera.
De la puerta del templo, el cura vuelve y se dirige hacía el “monumento”, levantado en la zona del altar mayor. Los fieles, al voltear sus reclinatorios a la posición primitiva se dan con un espectáculo deslumbrante. La mayor impresión la produce la mesa con un provocativo cordero asado, panes especiales, vino y agua en garrafas. Al centro de la mesa esta sentado Jesús y a su lado, en actitud de comensales se encuentran los doce discípulos, incluido Judas Iscariote, el que es distinguido por su actitud díscola y huidiza, que expresa la próxima traición al maestro. Este cuadro conersonajes tallados en madera; se basa y reproduce en el cuadro de Leonardo Da Vinci “La última cena”.
Culminada la procesión, el cura deja la custoda en la parte central y más alta del monumento,
Desde ese momento el Santísimo permanece expuesto, los fieles van por la tarde y por la noche a la “Adoración”.
Es de notar que cuando el cura acerca a la custodia “mueren las campanas”, es decir no serán tañidas hasta el Sábado de Gloria; son reemplazadas por las matracas con las que recorres los muchachos, invitando al pueblo para el resto de los actos litúrgicos.
Vidal Alvarado Cruz
Continuará en el próximo número…
Este cambio influye en la actitud de los fieles, que es tristeza y recogimiento.
Se inicia la semana con la seten de la Virgen Dolorosa; esta imagen es colocada en lugar especial, al fondo de la nave del templo y se da paso a las actividades litúrgicas una semana antes del Viernes de Dolor; se reúnen los fieles de todas las noches, rezan el Santo Rosario, entonan canciones adecuadas y se preparan el ánimo para la Semana Santa, que en la practica se inicia el viernes anterior al que se desarrolla dicha semana.
El Viernes de Dolor por la noche, y después de los rezos y cantos, sale la
Virgen en Procesión y recorre las calles de Chiquián. El público interviene como “alumbrantes” y espectadores. Los alumbrantes que por centenares hacen filas con sus respectivas “ceras” que son bujías de más o menos un metro de dimensión y estableciéndose una competencia entre ellos, siendo el tamaño de las ceras un índice de la mayor o menor capacidad económinca de los alumbrantes.
Cuando las ceras son más grandes y el mismo tiempo más gruesas, toman el nombre de “cirios”. Quienes dirigen el ritmo de la procesión y que van por la calzada, llevan cirios con los que controlan el avance de los alumbrantes cuando estos se apretujan o exhortan a pararse un rato cuando se producen vacíos entre ellos. Cuando hay trechos un poco largos, el grupo de curiosos que recorren de cuadra en cuadra, instalándose en las bocacalles por donde va a pasar el anda, hacen sorna de los alumbrantes gritando: “rachidulce”, dando a entender qu el colado de frejol repartido por la “Estandarte”, estuvo un poco aguado.
Faltando unos 50 metros para la puerta del tempo, los cargadores de la imagen voltean el anda y la Virgen reingresa como si retrocediera, entre los cánticos d ellos fieles y la archa lúgubre que la banda de músicos ha interpretado, en todo el recorrido.
EL DOMINGO DE RAMOS
La trinfal entrada de Jesús a Jerusalén se conmemora con la procesión del Señor.
Previamente el pueblo acude al templo llevando sus ramas de palmas y olivos. Vuelven a casa con dichas ramas que ya han sido “bendecidas”.
Durante la mañana, el jiron central de la ciudad se convierte en una alameda porque plantan, al borde de ambas aceras, arbustos y pequeños árboles que adornan el recorrido de ls Procesión.
Alas 3 pm se inicia est acto. Los encargados de la realización del referido pasaje bíblico, llevan l imagen de Jesús y lo colocan en un cuarto que había en Quihuillán, últimamente destruido y actualmente la plazuela Bolognesi, hasta aquí era conducido un pollino blanco muy joven, adornado y ejaezado donde cabalga Jesús. Una gran multitud con sus respectivas palmas y laureles se alinean siempre por una acera las mueres y por otra los hombres.
La procesión es realmente solemne, impresionante y vistosa. El cura y los saumadores se ponen delante del divino jinete y cuatro hombres maduros controlan al pollino durante todo el recorrido.
La banda de músicos que va detrás completa el acto emotivo donde la sensación de alegría domina el ambiente.
El joven asno es casi llevado a rastras por ratos, ya que los fieles y acompañantes a veces impiden el caminar del animal. La calzada está alfombrada con pétalos de flores y también de los balcones lanzan a la imagen que recorre “bajo santo palio”.
Dos hombres fornidos van a cada lado, sosteniendo el cuerpo de Jesús, en previsión de la alguna burrada que pueda cometer el pollino, debido a la multitud que va en su entorno.
EL ENCUENTRO
El Miércoles Santo se escenifica el encuentro que tuvo la Virgen María con su hijo Jesús, que cargando la cruz caminaba rumbo al Calvario por la ruta de la amargura.
Los preparativos para el encuentro comienzan desde la mañana. Un grupo de hombres se preparan a la preparación del Anda, con el que será conducido el Nazareno y su Cruz.
En la época que nos ocupa, lo más importante era la preparación del Anda, para ello un grupo de hombres llevaban todo lo necesario, que consistía en tres materiales: en primer lugar colocaban dos terrados que median seis metros como máximo; acondicionaban a los terrados una mesa grande y, finalmente, sobre la mesa ponían otra mesa más chica donde se instalaba la imagen del Cristo.
Durante el día miércoles los “estandartes” distribuyen el dulce de frejol con roscas, bizcochuelos y e exquisito pan de maíz. La “estandarte”, mujer comprometía a las mujeres y el “estandarte” varón a los hombres. La cantidad de alumbrantes de cada uno demostraba la mayor o menor cantidad de dulces repartidos.
Una vez terminada el armazón del Anda, lo adornaban con arbolitos de romero, unos cuatro a cada lado de las mesas y acompañaban con ceras artísticamente decoradas.
San Juan, que acompañaba a la Virgen al recorrido de la procesión, así como la madre de Jesús, tenían sus respectivas andas en las que eran colocados, igualmente decorados con ceras y otros materiales.
A eso de las 9 pm se inicia la procesión, después de los ritos que practica el culto católico.
Primero sale el Nazareno. La enorme Anda, que pesa algunas toneladas, es levantada por decenas de devotos. El momento de levantar el acta es un acto emocionante; uno de los cargadoresse encarga de dar un golpe en la mesa que sirve de base al Anda. Simultáneamente los cargadores lo levantan, procurando hacerlo en la forma mas sincronizada posible, sin embargo como son muchos, algunos se apresuran mas que los otros. Y así como se produce el roce de las maderas, percibiéndose un ruido casi misterioso que le da mayor solemnidad al acto. Este es un rechinar que conmueve a los feligreses, sobre todo al ver que el Nazareno y su cruz se tambalean por breves instantes.
El Nazareno con la banda de músicos y el “estandarte” con todos sus alumbrantes, recorren la zona norte de la ciudad. Bajan por el Jirón 2 de Mayo y vuelven por el Jirón Comercio.
La Virgen María y San Juan, salen tras el Señor y se dirigen hacía el sur por varias calles, en un recorrido de casi igual distancia. La “estandarte” y las mujeres “alumbrantes” van cantando las canciones dedicadas a la Virgen.
Generalmente llega primero el Nazareno, que se estaciona frente a la iglesia, San Juan y la Viren después. Tras una breve espera las Andas de San Juan y la Virgen, por turno, se aproximan al Señor, una persona encargada va junto al Anda, su misión es dar un golpe que es aviso para que los cargadores del Señor, ante cada venia, levanten un poco el Anda en señal de respuesta. La escena es única, impresionante por el silencio de los feligreses, en cuyos corazones se redobla el sentimiento y la devoción por cristo y comparten el dolor de la Virgen, que se encuentra con su hijo que carga con el peso de la cruz, símbolo de los pecados. Mientras tanto, el disco lunar, su plenilunio, iluminna desde Yerupajá todo ese ambinte natural y humano que hace olvidar la vida sencilla.
Terminado el encuentro, que más parece un sueño en el que se ve actuar a los personajes centrales del cristianismo, lo alumbrantes, como despertando a la realidad se cruzan casi rozando, los hombres del Nazareno con las mujeres de la Virgen. Durante este cruce no faltan miradas pecaminosas de los jóvenes, al encontrarse con la amiga o la enamorada.
Luego las imágines entran al templo, terminado el Encuentro.
JUEVES SANTO
Cerca al medio día, se inicia la misa del Jueves Santo. El sacerdote escoge un altar lateral del tiempo, el que se encentra casi contiguo al fondo, ahí donde se inicia el área del altar mayor.
Después de consagrada la hostia, el cura inica una procesión con la custodia, lujoso y áureo objeto, en cuyo interior va el cuerpo de Cristo. Bajo plio inicia la procesión con dirección a la puerta; los fieles van volteando sus reclinatorios a medida que la posesión avanza, quedando en un momento siempre de rodillas mirando a la puerta de ingreso.
En este momento cae el “Yana pasa”, inmenso telón que separa el altar mayor con la parte del templo y quqe ha sido colocado en la víspera.
De la puerta del templo, el cura vuelve y se dirige hacía el “monumento”, levantado en la zona del altar mayor. Los fieles, al voltear sus reclinatorios a la posición primitiva se dan con un espectáculo deslumbrante. La mayor impresión la produce la mesa con un provocativo cordero asado, panes especiales, vino y agua en garrafas. Al centro de la mesa esta sentado Jesús y a su lado, en actitud de comensales se encuentran los doce discípulos, incluido Judas Iscariote, el que es distinguido por su actitud díscola y huidiza, que expresa la próxima traición al maestro. Este cuadro conersonajes tallados en madera; se basa y reproduce en el cuadro de Leonardo Da Vinci “La última cena”.
Culminada la procesión, el cura deja la custoda en la parte central y más alta del monumento,
Desde ese momento el Santísimo permanece expuesto, los fieles van por la tarde y por la noche a la “Adoración”.
Es de notar que cuando el cura acerca a la custodia “mueren las campanas”, es decir no serán tañidas hasta el Sábado de Gloria; son reemplazadas por las matracas con las que recorres los muchachos, invitando al pueblo para el resto de los actos litúrgicos.
Vidal Alvarado Cruz
Continuará en el próximo número…