rimay cóndor
LA QUINUA NUESTRA DE TODOS LOS DÍAS
La popularidad de la quinua como producto alimenticio de primer orden va alcanzando notoriedad mundial a pasos acelerados, algo impensable algunos años antes por considerársela comida más propia del hombre andino que de mesas, llamémoslas “decentes”. El reconocimiento de las extraordinarias cualidades alimenticias de la quinua se puede notar fácilmente en los mercados locales en donde se expende junto a otros productos alimenticios, de los llamados gourmet. Además, el espaldarazo final a este producto andino vino cuando hace algunos años formó parte de la dieta preparada para un grupo de astronautas que emprendía viaje al espacio.
La quinua es un alimento cultivado originariamente en los Andes sudamericanos, principalmente en Perú y Bolivia. Desde épocas prehispánicas ha sido parte importante de la dieta diaria de los habitantes del mundo andino, quienes la domesticaron hace cinco mil años aproximadamente. En honor a la verdad y basados no solo en los vestigios arqueológicos encontrados en cerámicas incaicas y preincaicas, la quinua, junto a la papa, ha formado parte fundamental de la dieta alimenticia del hombre de los Andes. El uso de la quinua como alimento principal desde épocas prehispánicas llegó a tener importancia tan especial para sus antiguos consumidores que era considerado ara considerado alimento casi sagrado. Los cronistas españoles de la época dan cuenta detallada de la forma y los lugares donde se cultivaba la quinua.
Su importancia alimenticia ha sido reconocida por la FAO, que la ha declarado como uno de los cultivos necesarios para la humanidad, por ser una alternativa seria para mejorar nuestro nivel alimenticio debido a sus características especiales de adaptación, lo cual permite pueda ser cultivada a cualquier altitud sobre el nivel del mar, además de soportar temperaturas de calor o frío y diferentes tipos de suelo; algo que la convierte en un alimento capaz de ser producido en cualquier lugar de la tierra.
En la actualidad son dos los países considerados los mayores productores de quinua, Bolivia y Perú, con casi las nueve décimas partes de la producción mundial; mientras que el resto se divide entre Ecuador, Argentina, Canadá, Estados Unidos y algunos países europeos, como Francia, Inglaterra, Suecia, Dinamarca e Italia.
Por su alto valor alimenticio la quinua es considerada un súper alimento; es el único de origen vegetal con un alto contenido de proteínas, más del trece por ciento si se le compara con el arroz, maíz, cebada y otros. Además, la quinua no solo es importante por sus características alimenticias, sino también por su diversidad genética y capacidad para adaptarse a las diferentes condiciones agroambientales en las que se cultiva, lo que la convierte en una alternativa viable para superar el problema de falta de alimentes que, en el futuro, tendrá que afrontar la humanidad. También representa una opción seria para reducir la dependencia en ciertos alimentos básicos.
Hace un par de años la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró al año 2013 como el “Año Internacional de la Quinua”, como reconocimiento su cultivo ancestral por parte de los pueblos andinos, que de esa forma han conservado su patrimonio cultural alimenticio para ayudar a mitigar el hambre de las generaciones venideras. Las propiedades alimenticias de la quinua le están dando súbita importancia en la dieta diaria de numerosas personas, algo que ha cogido por sorpresa a sus tradicionales productores, cuyas cosechas con las ajustas alcanzan para cubrir la demanda de este producto. En la actualidad, pequeños agricultores estadounidenses, con el apoyo científico de científicos de algunas universidades, están experimentando en el desarrollo de variedades de quinua, adaptadas a la situación geográfica y climática de los Estados Unidos. Indudablemente que le han descubierto el potencial económico a este alimento, por lo cual no será de extrañar que en algunos años ese país se convierta en productor mundial de quinua, repitiendo lo que ha sucedido con la papa. Según los estudiosos del tema, la clave del asunto es encontrar la zona exacta en donde se la pueda cultivar para extráele el máximo potencial económico.
Mientras tanto el potencial económico que la importación de la quinua ofrece a los productores tradicionales es excelente. La demanda mundial de este producto en el mercado internacional ha crecido de manera considerable, tanto así que en 1990 se exportaba por valor de un millón de dólares a los Estados Unidos, en el 2007 había aumentado a 17 millones, debido a la popularidad que su consumo está adquiriendo entre los que buscan tener una alimentación saludable. De igual forma, el mercado europeo está siendo muy receptivo a las importaciones de quinua boliviana y peruana, las que son muy apreciadas debido a su crecimiento en su hábitat natural. Los analistas económicos del crecimiento del consumo de la quinua a nivel mundial, auguran buenos tiempos para los agricultores de este producto. Hagamos votos para que así sea y no suceda lo mismo que con otros productos originarios de nuestras tierras, los cuales ahora importamos. Mientras tanto nosotros seguiremos saboreando un delicioso ajiaco para la cena y de postre una mazamorrita, de quinua por siacaso.
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La popularidad de la quinua como producto alimenticio de primer orden va alcanzando notoriedad mundial a pasos acelerados, algo impensable algunos años antes por considerársela comida más propia del hombre andino que de mesas, llamémoslas “decentes”. El reconocimiento de las extraordinarias cualidades alimenticias de la quinua se puede notar fácilmente en los mercados locales en donde se expende junto a otros productos alimenticios, de los llamados gourmet. Además, el espaldarazo final a este producto andino vino cuando hace algunos años formó parte de la dieta preparada para un grupo de astronautas que emprendía viaje al espacio.
La quinua es un alimento cultivado originariamente en los Andes sudamericanos, principalmente en Perú y Bolivia. Desde épocas prehispánicas ha sido parte importante de la dieta diaria de los habitantes del mundo andino, quienes la domesticaron hace cinco mil años aproximadamente. En honor a la verdad y basados no solo en los vestigios arqueológicos encontrados en cerámicas incaicas y preincaicas, la quinua, junto a la papa, ha formado parte fundamental de la dieta alimenticia del hombre de los Andes. El uso de la quinua como alimento principal desde épocas prehispánicas llegó a tener importancia tan especial para sus antiguos consumidores que era considerado ara considerado alimento casi sagrado. Los cronistas españoles de la época dan cuenta detallada de la forma y los lugares donde se cultivaba la quinua.
Su importancia alimenticia ha sido reconocida por la FAO, que la ha declarado como uno de los cultivos necesarios para la humanidad, por ser una alternativa seria para mejorar nuestro nivel alimenticio debido a sus características especiales de adaptación, lo cual permite pueda ser cultivada a cualquier altitud sobre el nivel del mar, además de soportar temperaturas de calor o frío y diferentes tipos de suelo; algo que la convierte en un alimento capaz de ser producido en cualquier lugar de la tierra.
En la actualidad son dos los países considerados los mayores productores de quinua, Bolivia y Perú, con casi las nueve décimas partes de la producción mundial; mientras que el resto se divide entre Ecuador, Argentina, Canadá, Estados Unidos y algunos países europeos, como Francia, Inglaterra, Suecia, Dinamarca e Italia.
Por su alto valor alimenticio la quinua es considerada un súper alimento; es el único de origen vegetal con un alto contenido de proteínas, más del trece por ciento si se le compara con el arroz, maíz, cebada y otros. Además, la quinua no solo es importante por sus características alimenticias, sino también por su diversidad genética y capacidad para adaptarse a las diferentes condiciones agroambientales en las que se cultiva, lo que la convierte en una alternativa viable para superar el problema de falta de alimentes que, en el futuro, tendrá que afrontar la humanidad. También representa una opción seria para reducir la dependencia en ciertos alimentos básicos.
Hace un par de años la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró al año 2013 como el “Año Internacional de la Quinua”, como reconocimiento su cultivo ancestral por parte de los pueblos andinos, que de esa forma han conservado su patrimonio cultural alimenticio para ayudar a mitigar el hambre de las generaciones venideras. Las propiedades alimenticias de la quinua le están dando súbita importancia en la dieta diaria de numerosas personas, algo que ha cogido por sorpresa a sus tradicionales productores, cuyas cosechas con las ajustas alcanzan para cubrir la demanda de este producto. En la actualidad, pequeños agricultores estadounidenses, con el apoyo científico de científicos de algunas universidades, están experimentando en el desarrollo de variedades de quinua, adaptadas a la situación geográfica y climática de los Estados Unidos. Indudablemente que le han descubierto el potencial económico a este alimento, por lo cual no será de extrañar que en algunos años ese país se convierta en productor mundial de quinua, repitiendo lo que ha sucedido con la papa. Según los estudiosos del tema, la clave del asunto es encontrar la zona exacta en donde se la pueda cultivar para extráele el máximo potencial económico.
Mientras tanto el potencial económico que la importación de la quinua ofrece a los productores tradicionales es excelente. La demanda mundial de este producto en el mercado internacional ha crecido de manera considerable, tanto así que en 1990 se exportaba por valor de un millón de dólares a los Estados Unidos, en el 2007 había aumentado a 17 millones, debido a la popularidad que su consumo está adquiriendo entre los que buscan tener una alimentación saludable. De igual forma, el mercado europeo está siendo muy receptivo a las importaciones de quinua boliviana y peruana, las que son muy apreciadas debido a su crecimiento en su hábitat natural. Los analistas económicos del crecimiento del consumo de la quinua a nivel mundial, auguran buenos tiempos para los agricultores de este producto. Hagamos votos para que así sea y no suceda lo mismo que con otros productos originarios de nuestras tierras, los cuales ahora importamos. Mientras tanto nosotros seguiremos saboreando un delicioso ajiaco para la cena y de postre una mazamorrita, de quinua por siacaso.
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