RON CLEANER
Chiquián como lo conocemos es un pueblo tranquilo, sin bulla, pues hasta el volar de las moscas se escucha, en sus calles un buen tiempo no ocurría nada en particular, hasta que un buen día de la noche a la mañana aparece una lavandería “Ron Cleaner”, su dueño era un forastero a quien se le veía trabajador, caminaba por la calle en forma rápida y cada vez
que le querían hacer conversación respondía
-Disculpe Vd. Estoy apuradito el trabajo me gana.
¿Una lavandería en Chiquián? Comentaba la gente que pasaba por la puerta.
-Si no shay..¿Quién lo hubiera pensado?
-Este seguro que fracasa, si acá todos lavamos en Jupash.
-Además nuestras mujeres se van a volver flojas.
Ese era el comentario diario...Un pueblo dedicado a la ganadería y agricultura, de hombres rudos, hechos para trabajar de sol a sol, así como en la lluvia, no aceptaban que un hombre este lavando la ropa, pero este personaje de estatura pequeña, piel cobriza, pelo casi crespo seguía trabajando, el negocio estaba de lo mejor, dentro de su clientela estaban las autoridades y cuanto personaje deseaba lavar el único terno que tenia colgado en el ropero, poco a poco comenzó a hacer amigos y los fines de semana se le veía tomar sus tragos, también empezó a conquistar a una paisana que al parecer no le correspondía del todo, creo que este fue el motivo para tomar, ya cuando se encontraba mareado daba sus discursos en cualquier esquina del jirón Comercio.
-Si yo fuera alcalde todo el mundo trabajaría, no habría ningún ocioso, pues el único ocioso seria yo.
Riéndose se iba a otra esquina desde donde miraba quien era el infortunado que pasaba para rajar de el. En cierta ocasión paso un Guardia civil.
¡¡-Oye ratero!!
-¿Te refieres a mi? Contesta molesta el Guardia.
-No…A quien va a ser, ¿A tu sombra?
-¿yo ratero? Si soy un policía ¡¡La autoridad!!
-Y eso que tiene que ver...¡¡Eres un ratero!!
-Carajo, ¡¡estas arrestado!!
-¿Yo?, porque.
-Por insultar a la autoridad.
-Cual insultar jefecito- se amilana-
-¿No dices que soy un ratero?
-¡¡Claro!! Por qué trabajas de rato en rato.
Se apaciguaron los ánimos y como el público se comenzó a reír, el policía también lo hizo tomándolo como una broma y lo dejo marchar no sin antes decirle;
-Ándate de frente a tu casa, si te encuentro más tarde te llevo preso.
-No ha nacido el hombre que me ponga una mano encima-contesta y se marcha.
Los días pasaron y el seguía trabajando, pero ya descuidaba el negocio pues no entregaba la ropa a tiempo, es más, la paisana lo mando al diablo y sus economías se vieron mermadas, tomando cada día más y más .Resulta que por esos días el Alcalde le lleva su terno y le dice;
-Te voy a dejar este terno para su lavado y me lo entregas el viernes a las 11 a.m.
-Con mucho gusto señor alcalde.
-No me tires mucho palabreo y lávalo bien...
-Son veinte soles.
-Cómo tan caro.
-Es que es un lavado Express y eso tiene otro costo.
-Ya, ya lávalo no más.
-Me deja el 50%.
-Y todavía con eso………¡¡Toma los veinte soles y cancelado!!
-Gracias, si así fueran todos los clientes que lindo seria.
No se sabe si lo lavo ese día o después, pero el jueves por la tarde desapareció de Chiquián, nadie sabía dónde estaba, llego el viernes y no abrió la lavandería, El alcalde fue a las once en punto a sacar su terno y tampoco lo encontró, solo un vecino le dijo.
-Señor alcalde hace dos días que no abre.
-¿Y no sabes dónde se encuentra?
-No se, es como si se lo hubiera tragado la tierra.
-Carambas…….¡¡Tenía que entregarme mi terno!!
Con el rostro rojizo por la cólera emprendió el regreso a su casa, alistó su maleta y salio de viaje a Huaraz, llegando a esta ciudad por la noche, se hospedo en un hotel y se durmió, ya al día siguiente salió temprano a comprarse un terno, pues tenía que asistir a un compromiso, en el camino se encontró con una bella mujer y comenzaron a caminar. Los dos salían y entraban a las tiendas y en eso escuchan una voz.
-Señor alcalde buenos días.
Al reconocer la voz de Ron Cleaner lo mira de reojo y no le hace caso.
-Señor alcalde muy buenos días –insiste-
Como si no sucediera nada sigue caminando y cuando está a unos veinte metros escucha;
-Oye alcalde, ¡¡Ya no te acuerdas de mí!!¡¡ No recuerdas que por rateros estuvimos presos!!
Al escuchar esto la chica voltea con cólera y casi gritando.
-¡¡Esa no es la forma de saludar a un alcalde!!
Ud. cállese nomás señorita, lo que pasa que con este hemos robado juntos y ahora no me conoce.
El alcalde con cólera quiere agarrarlo a patadas, pero se controla, lo mira bien y nota que este lleva puesto su terno.
-Me insultas, te pones mi terno y... ¿encima me friegas en la calle?
A los amigos se les debe conocer donde sea-replica- además tú tendrás otros ternos gracias por regalarme este.
-¡¡En Chiquián conversamos!!
-Está bien, pero préstame treinta soles.
-¿Qué cosa?
-Eres sordo o te haces.
-No fastidies que ya estás colmando mi paciencia.-
-Me prestas o camino contigo.
Mordiendo su furia saco el dinero y se lo entregó. Una vez que lo tuvo en sus manos haciendo una venia.
-Eres un buen amigo, muchas gracias, sabes que soy buen pagador.
-¡¡Ya ándate de una vez!!
Si, si pero….esta muy bueno el pescadito no será tu……….
-¡¡Lárgate de aquí CARAJO!!- tanto soportó que perdió la cordura.
Luego de asistir a las reuniones regresó a Chiquián y el lunes vio que la lavandería estaba abierta, decidido a increparle su conducta entró al lugar y Ron cleaners lo recibió;
-Hola hermano como estás….
-Que hermano, ni que hermano…
Mira tu sigues fastidiando y le digo a tu mujer con quien te vi en Huaraz
Y tú ya sabes lo que te puede pasar.
Mordiendo su cólera se fue a la Municipalidad a trabajar, sin antes mencionar:
-¡¡Ni más piso esta lavandería!!
Por cierto, que no la piso, pues, entro en quiebra y cerró.
Jorge Vázquez Veramendi.