federico kauffmann doig
HATUNMACHAY Y SUS “TOCAPUS PÉTREOS” I
A la memoria de Herbert Grimm (1929- 2017), distinguido amigo y compañero de exploraciones en la
Pampa de Lampas.
SUMARIO
En 1988 el autor escuchó por primera vez el nombre de Hatunmachay de boca de Herbert Grimm, quien emocionado señalaba que se trataba de una gruta con misteriosas imágenes esculpidas en la roca, situada en la Pampa de Lampas (Recuay-Ancash) a más de 4.200 metros de altitud.
Al avanzar en la búsqueda del sitio de Hatunmachay, partiendo del centro poblado de Conococha, la misión arqueológica debió recorrer la despoblada planicie altoandina que se extiende por la Pampa de Lampas. En ella distinguimos un enorme afloramiento rocoso que en un primer momento nos trajo a la mente la imagen de un castillo medieval derruido. El informe correspondiente a nuestra prospección fue publicado en italiano por la entidad que la auspició, la Fondazione Ligabue. El presente artículo es el primero en ser editado en idioma español y para el efecto ha sido revisado y ampliado por el autor.
El afloramiento rocoso mencionado cobijaba las buscadas grutas, conocidas por los comarcanos como Hatunmachay e Ichicmachay. En la primera observamos un petroglifo conformado por sucesivos rectángulos que incorporan motivos simbólicos que recuerdan los emblemas prehispánicos conocidos como tocapos. Nunca antes el autor había imaginado que también podrían haberse cincelado tocapos sobre una pared rocosa.
Palabras claves:
Gruta, tocapu, arte rupestre, Recuay, Pampa de Lampas.
Primeras referencias
Con los datos que le ofreciera Herbert Grimm, recordado gran corredor de automóviles y distinguido amigo, el autor condujo la primera misión arqueológica en el sitio de Hatunmachay, en la provincia de Recuay, Ancash.
Grimm señaló que años atrás había encontrado el lugar de modo casual, cuando en compañía de Willy Sánchez y Armando Bermúdez, aficionados a la caza de venados andinos o tarucas (HIppocamelus antisensis), se desplazaban por la despoblada Pampa de Lampas, altiplano andino que se extiende por espacios que superan 4.000 metros de altitud. Al apartarse del grupo en persecución de uno de los venados, Sánchez fue el primero en divisar el afloramiento rocoso de Hatunmachay.
Los cazadores liderados por Herbert Grimm examinaron con avidez la zona y advirtieron que el bosque rocoso albergaba una gruta espaciosa y otra contigua de proporciones menores.
De regreso al centro poblado de Conococha, los cazadores comentaron a los lugareños lo que habían presenciado fascinados. Ellos respondieron que tenían noticia de la existencia de aquel misterioso sitio desde tiempos de sus ancestros y que lo conocían como Hatunmachay. Añadieron que sabían que en ciertas temporadas del año era recorrido por pastores comarcanos.
Pampa de Lampas.
SUMARIO
En 1988 el autor escuchó por primera vez el nombre de Hatunmachay de boca de Herbert Grimm, quien emocionado señalaba que se trataba de una gruta con misteriosas imágenes esculpidas en la roca, situada en la Pampa de Lampas (Recuay-Ancash) a más de 4.200 metros de altitud.
Al avanzar en la búsqueda del sitio de Hatunmachay, partiendo del centro poblado de Conococha, la misión arqueológica debió recorrer la despoblada planicie altoandina que se extiende por la Pampa de Lampas. En ella distinguimos un enorme afloramiento rocoso que en un primer momento nos trajo a la mente la imagen de un castillo medieval derruido. El informe correspondiente a nuestra prospección fue publicado en italiano por la entidad que la auspició, la Fondazione Ligabue. El presente artículo es el primero en ser editado en idioma español y para el efecto ha sido revisado y ampliado por el autor.
El afloramiento rocoso mencionado cobijaba las buscadas grutas, conocidas por los comarcanos como Hatunmachay e Ichicmachay. En la primera observamos un petroglifo conformado por sucesivos rectángulos que incorporan motivos simbólicos que recuerdan los emblemas prehispánicos conocidos como tocapos. Nunca antes el autor había imaginado que también podrían haberse cincelado tocapos sobre una pared rocosa.
Palabras claves:
Gruta, tocapu, arte rupestre, Recuay, Pampa de Lampas.
Primeras referencias
Con los datos que le ofreciera Herbert Grimm, recordado gran corredor de automóviles y distinguido amigo, el autor condujo la primera misión arqueológica en el sitio de Hatunmachay, en la provincia de Recuay, Ancash.
Grimm señaló que años atrás había encontrado el lugar de modo casual, cuando en compañía de Willy Sánchez y Armando Bermúdez, aficionados a la caza de venados andinos o tarucas (HIppocamelus antisensis), se desplazaban por la despoblada Pampa de Lampas, altiplano andino que se extiende por espacios que superan 4.000 metros de altitud. Al apartarse del grupo en persecución de uno de los venados, Sánchez fue el primero en divisar el afloramiento rocoso de Hatunmachay.
Los cazadores liderados por Herbert Grimm examinaron con avidez la zona y advirtieron que el bosque rocoso albergaba una gruta espaciosa y otra contigua de proporciones menores.
De regreso al centro poblado de Conococha, los cazadores comentaron a los lugareños lo que habían presenciado fascinados. Ellos respondieron que tenían noticia de la existencia de aquel misterioso sitio desde tiempos de sus ancestros y que lo conocían como Hatunmachay. Añadieron que sabían que en ciertas temporadas del año era recorrido por pastores comarcanos.
El sitio arqueológico de Hatunmachay, en la Pampa de Lampa / Distrito de Pampas Chico, provincia de Recuay, Ancash.
Itinerario
Aunque el autor recibió las primeras referencias sobre el sitio arqueológico de Hatun- machay en 1988, se vio obligado a posponer varias veces su intención de inspeccionar arqueológicamente el lugar. Esto se debió en parte a las noticias que circulaban en Lima sobre asonadas de Sendero Luminoso en la zona; incluso se decía que se habían posesionado del poblado de Conococha, precisamente la localidad desde donde debía partir la misión para alcanzar la Pampa de Lampa y acceder a Hatunmachay. Por otro lado, también era menester gestionar los fondos que permitieran ejecutar la prospec- ción arqueológica, así como ocuparnos de solicitar las autorizaciones para emprender la jornada. Por ello la misión sólo pudo cumplir sus objetivos pasados algunos meses de haber tenido noticia acerca del sitio arqueológico de Hatunmachay, en 1989.
El itinerario comenzó en Lima, desde donde enrumbamos hacia el Norte por los arenales del desierto costero, con la comodidad que ofrecía la carretera Panamericana ya por entonces. Luego de dejar atrás Pativilca y Barranca, alcanzamos el vecino sitio de Paramonga, desde donde parte un ramal que se dirige a Huaraz. En dos camionetas a doble tracción, cedidas generosamente por Herbert Grimm, enrumbamos en dirección oriente internándonos por las vertientes que discurren al Pacífico y que tienen su origen en un ramal de los Andes: la Cordillera Negra. Ascendiendo siempre por la carretera que iba serpenteando por las orillas del río Fortaleza, que se origina en la laguna de Conococha (4.020 metros), y poco después de pasar el abra del mismo nombre, arribamos a la laguna mencionada; su etimología, del quechua o runasimi, da a entender que esta sería una “laguna de aguas tibias” (cono=caliente-tibio /cocha= laguna).
A escasa distancia, luego después de haber dejado atrás la laguna de Conococha arribamos al pequeño centro poblado del mismo nombre. Desde aquí debíamos abandonar la carretera, que prosigue su curso a Huaraz, para internarnos en la Pampa de Lampa y lograr nuestro objetivo de alcanzar Hatunmachay.
Dejando atrás la localidad de Conococha, avanzamos en dirección a la Pampa de Lampa, recorriéndola sin problemas por unos 12 kilómetros pues los vehículos estaban provistos de doble tracción, algo indispensable en aquellos años. El primer tramo lo recorrimos por una vía carrozable muy ruinosa que, de acuerdo a la información del personal auxiliar que contratamos en Conococha, conducía a un campamento minero abandonado tiempo atrás. Actualmente esta vía avanza hasta Pampas Chico, en cuya jurisdicción distrital se ubica el sitio arqueológico de Hatunmachay.
Luego de proseguir por espacio de unos treinta minutos, Herbert, nuestro guía, indicó que había llegado el momento de abandonar los vehículos para continuar a pie en dirección suroriente. Partiendo de aquel sitio y sorteando algunos trechos pantanosos, fuimos caminando hasta que avistamos nuestro objetivo: Hatunmachay (Fig. 1).
La prospección a este sitio arqueológico contó con los auspicios del entonces Centro Studi Ricerche Ligabue (Venecia), al presente Fondazione Giancarlo Ligabue. Con la aprobación de lo que hoy es Ministerio de Cultura (Autorización 009-88 CNA/INC) la misión se constituyó al sitio de Hatunmachay en 1989, logrando cumplir su objetivo de explorar las grutas - santuarios allí presentes. El informe elaborado por la misión fue publicado por la fundación auspiciadora y lleva por título “La grotta sacra nei pascoli del cielo / The sacred cave in the pastures of the sky” (Ligabue Magazine 15, pp. 60-77. Venecia, 1989). El presente artículo se basa en éste y se publica por primera vez en el Perú, si bien corregido y ampliado.1
Federico Kauffmann Doig
[email protected]
Aunque el autor recibió las primeras referencias sobre el sitio arqueológico de Hatun- machay en 1988, se vio obligado a posponer varias veces su intención de inspeccionar arqueológicamente el lugar. Esto se debió en parte a las noticias que circulaban en Lima sobre asonadas de Sendero Luminoso en la zona; incluso se decía que se habían posesionado del poblado de Conococha, precisamente la localidad desde donde debía partir la misión para alcanzar la Pampa de Lampa y acceder a Hatunmachay. Por otro lado, también era menester gestionar los fondos que permitieran ejecutar la prospec- ción arqueológica, así como ocuparnos de solicitar las autorizaciones para emprender la jornada. Por ello la misión sólo pudo cumplir sus objetivos pasados algunos meses de haber tenido noticia acerca del sitio arqueológico de Hatunmachay, en 1989.
El itinerario comenzó en Lima, desde donde enrumbamos hacia el Norte por los arenales del desierto costero, con la comodidad que ofrecía la carretera Panamericana ya por entonces. Luego de dejar atrás Pativilca y Barranca, alcanzamos el vecino sitio de Paramonga, desde donde parte un ramal que se dirige a Huaraz. En dos camionetas a doble tracción, cedidas generosamente por Herbert Grimm, enrumbamos en dirección oriente internándonos por las vertientes que discurren al Pacífico y que tienen su origen en un ramal de los Andes: la Cordillera Negra. Ascendiendo siempre por la carretera que iba serpenteando por las orillas del río Fortaleza, que se origina en la laguna de Conococha (4.020 metros), y poco después de pasar el abra del mismo nombre, arribamos a la laguna mencionada; su etimología, del quechua o runasimi, da a entender que esta sería una “laguna de aguas tibias” (cono=caliente-tibio /cocha= laguna).
A escasa distancia, luego después de haber dejado atrás la laguna de Conococha arribamos al pequeño centro poblado del mismo nombre. Desde aquí debíamos abandonar la carretera, que prosigue su curso a Huaraz, para internarnos en la Pampa de Lampa y lograr nuestro objetivo de alcanzar Hatunmachay.
Dejando atrás la localidad de Conococha, avanzamos en dirección a la Pampa de Lampa, recorriéndola sin problemas por unos 12 kilómetros pues los vehículos estaban provistos de doble tracción, algo indispensable en aquellos años. El primer tramo lo recorrimos por una vía carrozable muy ruinosa que, de acuerdo a la información del personal auxiliar que contratamos en Conococha, conducía a un campamento minero abandonado tiempo atrás. Actualmente esta vía avanza hasta Pampas Chico, en cuya jurisdicción distrital se ubica el sitio arqueológico de Hatunmachay.
Luego de proseguir por espacio de unos treinta minutos, Herbert, nuestro guía, indicó que había llegado el momento de abandonar los vehículos para continuar a pie en dirección suroriente. Partiendo de aquel sitio y sorteando algunos trechos pantanosos, fuimos caminando hasta que avistamos nuestro objetivo: Hatunmachay (Fig. 1).
La prospección a este sitio arqueológico contó con los auspicios del entonces Centro Studi Ricerche Ligabue (Venecia), al presente Fondazione Giancarlo Ligabue. Con la aprobación de lo que hoy es Ministerio de Cultura (Autorización 009-88 CNA/INC) la misión se constituyó al sitio de Hatunmachay en 1989, logrando cumplir su objetivo de explorar las grutas - santuarios allí presentes. El informe elaborado por la misión fue publicado por la fundación auspiciadora y lleva por título “La grotta sacra nei pascoli del cielo / The sacred cave in the pastures of the sky” (Ligabue Magazine 15, pp. 60-77. Venecia, 1989). El presente artículo se basa en éste y se publica por primera vez en el Perú, si bien corregido y ampliado.1
Federico Kauffmann Doig
[email protected]