omar llanos espinoza
EL PROVINCIANO EN LIMA
Es verdad que el “provinciano” es el producto del centralismo económico y cultural; las razones de haber dejado el campo y el pueblo de origen es por una necesidad económica y deseos de superación cultural; aunque “las locas ilusiones” no siempre llegan a conseguir. Esta Lima, como otras grandes capitales, se muestra cada vez más indiferente que, lejos de ser una solución se convierte en un valle de lágrimas y frustraciones.
El provinciano tiene que sufrir para triunfar y poder imponerse. En los años que transcurren los pueblos jóvenes y urbanizaciones nuevas en los conos de la capital son el fiel reflejo de la constante migración provinciana; donde día a día y ladrillo a ladrillo van construyendo su “nuevo terruño”, luchando por la falta de agua, luz, seguridad, etc., más la desocupación y la inestabilidad laboral; afrontando la realidad del medio capitalino donde se desarrolla.
El provinciano, a la par de enfrentar su realidad familiar, también se integra a las instituciones regionales y representativas de su pueblo de procedencia, donde participa en las actividades sociales, patronales y deportivas; como una forma de integración y el reencuentro de promociones y generaciones; motivo para confraternizar y recordar a la tierra lejana.
Las instituciones regionales asentadas en la gran capital y otras ciudades surgen como una necesidad de integración entre los coprovincianos; muchas de ellas constituidas formalmente con vigencia de varias décadas, algunas tienen sus locales o sedes sociales adquiridos a base de esfuerzo de sus directivos y asociados. Cada distrito o provincia de origen tienen en Lima más de una institución organizada; causando la dispersión de la colonia. La mayoría de estas organizaciones se abocan a actividades netamente sociales y deportivas; comprendemos que el deporte es un medio de relación social, pero no un fin para lo cual fueron constituidas. Además, existen clubs departamentales de derecho privado con participación de sus asociados.
Es necesario la reorientación de los fines y objetivos de las instituciones representativas: adecuar sus estatutos a los tiempos actuales, buscar la mayor integración y la renovación de los cuadros dirigenciales dando la oportunidad a las nuevas generaciones, mayor relación con sus autoridades e instituciones de su terruño en pro de su desarrollo poblacional.
Es importante contar con una legislación oficial para regular las actividades de las instituciones provincianas asentadas en Lima y otras capitales departamentales; de la relación entre las asociaciones distritales, provinciales y departamentales; su relación con las municipalidades y comunidades de los pueblos de origen, para apoyar en su desarrollo socio cultural y económico.
El provinciano tiene que sufrir para triunfar y poder imponerse. En los años que transcurren los pueblos jóvenes y urbanizaciones nuevas en los conos de la capital son el fiel reflejo de la constante migración provinciana; donde día a día y ladrillo a ladrillo van construyendo su “nuevo terruño”, luchando por la falta de agua, luz, seguridad, etc., más la desocupación y la inestabilidad laboral; afrontando la realidad del medio capitalino donde se desarrolla.
El provinciano, a la par de enfrentar su realidad familiar, también se integra a las instituciones regionales y representativas de su pueblo de procedencia, donde participa en las actividades sociales, patronales y deportivas; como una forma de integración y el reencuentro de promociones y generaciones; motivo para confraternizar y recordar a la tierra lejana.
Las instituciones regionales asentadas en la gran capital y otras ciudades surgen como una necesidad de integración entre los coprovincianos; muchas de ellas constituidas formalmente con vigencia de varias décadas, algunas tienen sus locales o sedes sociales adquiridos a base de esfuerzo de sus directivos y asociados. Cada distrito o provincia de origen tienen en Lima más de una institución organizada; causando la dispersión de la colonia. La mayoría de estas organizaciones se abocan a actividades netamente sociales y deportivas; comprendemos que el deporte es un medio de relación social, pero no un fin para lo cual fueron constituidas. Además, existen clubs departamentales de derecho privado con participación de sus asociados.
Es necesario la reorientación de los fines y objetivos de las instituciones representativas: adecuar sus estatutos a los tiempos actuales, buscar la mayor integración y la renovación de los cuadros dirigenciales dando la oportunidad a las nuevas generaciones, mayor relación con sus autoridades e instituciones de su terruño en pro de su desarrollo poblacional.
Es importante contar con una legislación oficial para regular las actividades de las instituciones provincianas asentadas en Lima y otras capitales departamentales; de la relación entre las asociaciones distritales, provinciales y departamentales; su relación con las municipalidades y comunidades de los pueblos de origen, para apoyar en su desarrollo socio cultural y económico.
Omar LLanos Espinnoza
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