AGUSTÍN ZÚÑIGA GAMARRA
TENGO UN SUEÑO: MI PROVINCIA COMPETITIVA
UnoSubido sobre un cóndor que volaba libre por las alturas, visité la Provincia de Bolognesi, miraba desde arriba los extensos pajonales de las punas, los ricos valles del Fortaleza, Pativilca, las breñas, ríos, nevados, los minerales metálicos y no metálicos que cobijan las entrañas de sus cerros, la flora y fauna, y sus climas de frío y calor.
Nos adentramos a sus ciudades, mirando sus calles, casas, servicios, hasta incluso ingresamos indiscretamente a los sentimientos de sus habitantes, desde el chiuchi, con ojotas a 4000 msnm, soportando friajes inclementes, hasta el encumbrado hacendado que derrochaba riquezas en opulentas fiestas. Pudimos ver en la extensa Provincia de Bolognesi, sus riquezas y necesidades, sus alegrías y dolores, sus fiestas y bailes, sus llantos y quejas.
Así, el curioso cóndor, notando mi interés, y anotaciones que hacía en mi cuadernito, me propuso, “te animas a seguir subiendo hasta alcanzar las estrellas, y confrontar al Destino, y exigirle que transforme a nuestra provincia en la más competitiva del país?”. Claro que sí, le respondí.
El cóndor contento, sacudió su inmensa cresta, lanzó unos graznidos desconocidos por mí, enrumbó su vuelo, batiendo sus alas con más fuerza, como si fueran a romperse, parecíamos un cometa abriéndose camino en el cosmos.
Él, que, volaba siempre por estos lares del cielo bolognesino, sabía todo lo que yo había descubierto recién ahora; ÉL, había deseado desde mucho tiempo atrás, que hubiera alguien que le comprendiera y acompañara en su ansiado viaje hacia el Destino para exigirle que su amada provincia cambie, y se convierta en la más competitiva del mundo.
Mientras viajábamos, atravesando, planetas, cometas, estrellas, galaxias, quasares, me mostró su petitorio, para exponerle al Destino, que todo lo puede, y estaba seguro que apenas ingresáramos a su mansión, él lo aprobaría, pues el requisito era llegar a su casa. Viajamos sin cansancio, días y noches, sus alas a veces se aflojaban, pero él seguía. Bordeamos calores inmensos como cuando pasamos cerca al sol, y fríos casi de cero absolutos cuando cruzábamos el espacio.
Al fin llegamos, la puerta de la gran mansión se abrió, era un gran salón, con pisos y paredes de cristal, el brillo era similar a las nieves del Yerupajá; en el fondo sentado en un sillón enorme dorado, estaba el Destino, su corona era un Arco Iris, extenso como lo había visto en mi niñez emergiendo desde las cataratas de Husgor; de pronto, cual trueno pero con voz agradable retumbó el ambiente diciendo, “bienvenidos, pasen adelante y descansen, sé de su esfuerzo, han venido juntos, el representante de los humanos y el de los animales, como debe ser, dado que las reglas se deben cumplir, y habiendo escuchado su petitorio, les otorgo todo lo que han pedido, ahora mismo ordenaré el cambio y pueden volver a comprobarlo: su provincia de Bolognesi desde este momento es la más competitiva del mundo. Felicidades y buen viaje”.
Le agradecimos ceremoniosamente, y salimos con calma, luego en la puerta nos abrazamos, me picoteo la sien, yo le acaricié la cresta, y sonriendo le dije: “te pusiste nervioso cóndor tu cresta está pálida”. Se rió y empujándome me respondió, “sube no más, vamos a volver de prisa quiero ver cómo quedó nuestra provincia”.
El regreso fue largo y también escabroso, el gran esfuerzo del cóndor se hacía notar, de rato en rato dejaba de aletear, perdíamos altura, tanto que, casi caímos a un agujero negro, pero logró sobreponerse. Al desfalleciente cóndor solo le animaba, el ver a su provincia cambiada, ver la sonrisa de los niños del Huayhuash, sentía que todo esfuerzo desplegado valdría la pena.
Cuando finalmente vimos a nuestra tierra, a la esfera azul suspendida en el firmamento, sonrió, abrió sus ojos enrojecidos por el polvo cósmico, sus alas estrujadas que se batían como agonizantes brazos de un ahogado, me dio pena y le pedí que descansara, pero me respondió con autoridad, “no puedo parar, tengo que ver mi sueño hecho realidad”.
Continuamos y finalmente estando cerca, decidimos ingresar a la provincia de Bolognesi, sobrevolando los nevados de Jirishanca, El Toro y Yerupajá, el inmenso cóndor, retomó vida, el viaje agotador había cesado ahora el estaba en su hábitat, bien repuesto, entusiasta, recuperó su brío y prestancia de siempre, así que decidimos pasar revista comenzando por lo principal la SALUD, observamos que la capital de la provincia disponía de un Hospital moderno donde se podían resolver cualquier exigencia de salud. En los distritos incluidos los más alejados existían Centros de Salud, con infraestructura competente, y personal médico suficiente. Disponían medicinas para cualquier circunstancia. Se realizaban programas de salud permanentes demostrando una ejemplar Cultura de Salud Preventiva, con atenciones preferenciales para los niños, madres y ancianos. Su programa provincial se denominaba PRIMERO MI SALUD, el cual había merecido reconocimientos, certificaciones y premios a la calidad, cuyas evidencias se observaban en las paredes de los diversos locales demostrando efectividad, prestigio y reconocimiento nacional e internacional.
Dos
Pero para que estas instalaciones trabajen bien, la ENERGÍA es fundamental, notamos que El acceso a la energía eléctrica era del 100% de la población. Las 24 horas del día y todo el año. Se utilizaba energía limpia. Combinaban muy bien diversas fuentes renovables. El programa correspondiente se denominaba MI ENERGÍA LIMPIA.
Mientras visitábamos las ciudades, la sonrisa del cóndor era cada vez mayor, “ahora veamos cómo está el AGUA, pues el problema del calentamiento global es muy serio, peor para nosotros que tenemos al Huayhuash como símbolo”, subrayó. Vimos que los ciudadanos disponían de servicios de agua y desagüe en todos los pueblos, y las ciudades con poblaciones mayor de 1000 habitantes, trataban las aguas servidas, antes de arrojarlas al río, igualmente procesaban sus residuos. Su cuidado y seguridad de suministro comenzaba en las cumbres de sus nevados. El programa correspondiente se llamaba MI AGUA LIMPIA.
“Excelente, muy bien, pero la mayor exigencia de toda persona que pretende ser libre de clientelismos y proyectos lastimeros de asistencialismo es el EMPLEO, veamos cómo va eso”, comentó el exigente alado. En nuestro minucioso recorrido observamos implementadas en un nivel altamente competitivo determinadas cadenas productivas, que se sustentaban en una adecuada selección e identificación de su mapa de riquezas por cada distrito.
Destacaban las industrias de plantas aromáticas, con extensos sembríos, e instalaciones productoras de filtrantes, colonias y productos relacionados; también destacaban las industrias productoras de lácteos, reluciendo como siempre la calidad de sus quesos; algunos jóvenes se ufanaban, que lo que hay que admirar son los nuevos productos que se han gestado en la puna, gracias al aporte de la ciencia y tecnología, como la maca y todos los productos relacionados.
También se destacaban la industria tradicional del tejido, basado en sus antiguos telares, ahora mejorados con la tecnología reciente, pero manteniendo la imagen histórica del poncho habano, ahora se veían, también, relucientes y hermosas finas chompas, faldas, gorros, y afines, basados en la producción de finos hilos de la alpacas y vicuñas, que poblaban inmensas extensiones de las punas, con animales genéticamente seleccionados. También destacaba la industria de la papa, en su versión de nativas y otras variedades de tubérculos, antes desconocidas hoy de mucha aceptación.
Igualmente había pequeñas empresas relacionadas con el cuy, truchas, tuna entre otros (basados en experiencias de los Yachachi y mejoradas por el uso del conocimiento tecnológico). Esta efervescencia productiva, se sustentaba en la educación emprendedora que se iniciaba en la educación básica, y la especialización en los institutos tecnológicos y algunas facultades universitarias, con sedes en diversos distritos.
Mención aparte era la industria de turismo, de prestigio nacional e internacional, basada en los parques protegidos alrededor de la cordillera del Huayhuash, lagunas, con aguas limpias y caminos incaicos recuperados y también aprovechando la diversidad de sus costumbres. Se veían casi durante todo el año, visitantes de todo el país y el mundo, quienes se sentían satisfechos por las comodidades de los hospedajes, dotados de todas las tecnologías modernas, aún en los lugares cercanos a los nevados. Sus programas relacionados con estas actividades se denominaban MI CIUDAD PRODUCTIVA y MI EMPRESA, los que habían sido estudiados, premiados y replicados en diversos lugares del mundo. Los indicadores decían que en la provincia de Bolognesi había pleno empleo, y no estaban basados únicamente en la venta de minerales sin procesamiento, existían pocas pero había industrialización de las mismas, los lugares que antes eran zonas muertas hoy lucían un medio ambiente saludable.
Tres
Como ya se había insinuado, el gran boom bolognesino, no está basado en la fuerza bruta, ni en la venta ciega de los recursos naturales, sino en el conocimiento, por ello, nos interesaba saber qué había ocurrido en la EDUCACIÓN, cómo se realizó la revolución, allí parecía radicaba su diferencia, comparado con otros lugares que en el departamento aún parecían continuar pobres. Con mucho interés decidimos conocer la educación; “impresionante”, dijo el cóndor, aleteando fuerte, tanto que me hizo tambalear, cuando supo que el 80% de los docentes, tenía el grado de doctor en sus respectivas especialidades. El programa dedicado a la capacitación de los docentes se denominaba MI MAESTRO DOCTOR, que se basaba en alianzas realizadas con diversas universidades del mundo, y el presupuesto de la región que superaba el 10% de su PBI.
Un aspecto particular, notamos que, aquí producían gran parte de sus materiales didácticos, tenían talleres muy bien implementados para este trabajo, en las Unidades de Educación distritales, su nivel de manejo y conocimiento de los docentes en estos temas era tan alto que ellas se habían convertido en empresas “spin off” con gran éxito en el mercado nacional. Este programa exitoso se denominaba APRENDO HACIENDO. Todo lo que veíamos, nos provocaba volver a ser niños, para estudiar en esos ambientes.
Cuando visitamos los coliseos cerrados, de sus colegios, el gran bullicio denunciaba alegría, hurras por doquier; un profesor nos dijo que habían muchas competencias, interdistritales, pero todas confluían en el esperado Olimpiadas Provinciales, allí la competencia era integral, se consideraban las disciplinas de ciencias naturales, ciencias sociales, oratoria, deporte y emprendimiento, eran espectáculos impresionantes de gran interés social, parecían momentos estelares de los griegos, Cicerón declamando, o Aristóteles confrontando con Galileo, este original programa se denominaba MI ESCUELA COMPITE, los grandes campeones provinciales eran recepcionados en noches estelares por sus coterráneos residentes en la capital de la república, en la película que nos pasaron vimos al último campeón, el Colegio Guillermo Bracale, en los ambientes modernos del Club Chiquián, donde les otorgaron premios de estímulo y reconocimiento popular, una verdadera fiesta del saber y del hacer.
Con solo ver eso, nos hubiéramos sentido satisfechos, sin embargo, la impresiones descomunales continuaron, esta vez, los niños de distritos alejados de la capital, hablaban además del español, el inglés, ellos se habían convertido en traductores para los visitantes extranjeros que frecuentaban la zona turística del Huayhuash. El cóndor quedó, medio incomodo cuando no entendió el saludo en inglés de un niñito de 9 años, avergonzado reconoció, “en mi época casi nadie sabía inglés, a las justas llegábamos a quinto de secundaria conjugando el verbo to be”, sonreí como comprendiéndolo; la exigencia por el inglés era tan fuerte como lo eran las materias de matemáticas o lenguaje, con estas medidas los estudiantes habían aumentado su aprovechamiento completamente, eso se había visto reflejada en las últimas pruebas PISA, Bolognesi fue la sensación, a nivel nacional. El programa simple se denominaba, MI INGLES ABRE PUERTAS.
Ahora, habiendo visto todo esto era explicable el éxito productivo de la provincia, sin embargo queríamos visitar sus aulas de clase, cuando llegamos nos sorprendimos enormemente, cuando notamos que eran ambientes de última generación, afuera hacía tremendo frío, pero dentro estaba climatizado, las pizarras eran inteligentes (pantallas táctiles), las carpetas tenían una PC, y los alumnos disponían personalmente de un IPAD, el acceso a internet inalámbrico era total, nos decían que el IPAD lo llevaban a todos lados, con él podían acceder, a cualquier dirección electrónica en cualquier lugar, incluso mientras estaban en las chacras, cosechando, o acompañando a sus vaquitas, la conexión era satelital. Viendo todo esto, parecíamos especímenes de la edad de piedra, “acucho, cuánto tiempo ha pasado, qué ha ocurrido, en tan corto tiempo todo esto ha pasado?”, el cóndor preguntaba en voz alta, y tenía razón, “el Destino es capaz de todo”, sentenció filosóficamente.
Ahora queríamos saber, cómo surgió en la gente la vena emprendedora, de hacer productos de gran impacto comercial y social. En eso un profesor nos explicó, “el emprendimiento es una actividad permanente en la educación, y para eso no se tienen edades, el programa YO EMPRENDEDOR, comienza desde la infancia, y está muy unido a los cursos de ciencias naturales, practicamos el principio “del saber al hacer”, con ello reconocemos desde niños las riquezas de la provincia y su ventajas comparativas”, claro, por eso es que existían muchas empresas de base tecnológica, y tenían gran competitividad, en sectores sensibles con la demanda nacional y mundial (TIC, Biotecnología, Materiales, Turismo, Agricultura, Ganadería, Textil, Minerales, Metalurgia, Energía Renovables, entre otros).
Para cerrar con broche de oro en la visita a este sector, notamos que los niños y las personas jóvenes tenían una elevada autoestima, pero esta se había fortalecido, mediante permanentes contactos, en vivo, con paisanos que siendo grandes personalidades en sus respectivos campos de trabajo, eran émulos, les servían de ejemplo, en los diversos ámbitos de la sociedad: empresarios, científicos, políticos o gobernantes, venían hasta los distritos para comunicarse con ellos. Este original programa se denominaba MI PAISANO EXITOSO, que había sido premiado en encuentros internacionales, y se estaba imitando en otros países.
Casi exhaustos y contentos por lo que habíamos visto en educación, le propuse descansar antes de continuar viendo los sectores Transporte, Comunicaciones y Seguridad, que significaban realmente hacer grandes recorridos por las punas y valles. Casi con cierta desazón aceptó mi pedido y nos pusimos a descansar, cogí un sueño tan profundo que cuando desperté no tenía junto a mí a mi gran amigo de viaje, El Cóndor del Huayhuash, lo ocurrido había sido un vigoroso y futurista sueño, que lo comparto con ustedes.
la Pluma del Viento
[email protected]
UnoSubido sobre un cóndor que volaba libre por las alturas, visité la Provincia de Bolognesi, miraba desde arriba los extensos pajonales de las punas, los ricos valles del Fortaleza, Pativilca, las breñas, ríos, nevados, los minerales metálicos y no metálicos que cobijan las entrañas de sus cerros, la flora y fauna, y sus climas de frío y calor.
Nos adentramos a sus ciudades, mirando sus calles, casas, servicios, hasta incluso ingresamos indiscretamente a los sentimientos de sus habitantes, desde el chiuchi, con ojotas a 4000 msnm, soportando friajes inclementes, hasta el encumbrado hacendado que derrochaba riquezas en opulentas fiestas. Pudimos ver en la extensa Provincia de Bolognesi, sus riquezas y necesidades, sus alegrías y dolores, sus fiestas y bailes, sus llantos y quejas.
Así, el curioso cóndor, notando mi interés, y anotaciones que hacía en mi cuadernito, me propuso, “te animas a seguir subiendo hasta alcanzar las estrellas, y confrontar al Destino, y exigirle que transforme a nuestra provincia en la más competitiva del país?”. Claro que sí, le respondí.
El cóndor contento, sacudió su inmensa cresta, lanzó unos graznidos desconocidos por mí, enrumbó su vuelo, batiendo sus alas con más fuerza, como si fueran a romperse, parecíamos un cometa abriéndose camino en el cosmos.
Él, que, volaba siempre por estos lares del cielo bolognesino, sabía todo lo que yo había descubierto recién ahora; ÉL, había deseado desde mucho tiempo atrás, que hubiera alguien que le comprendiera y acompañara en su ansiado viaje hacia el Destino para exigirle que su amada provincia cambie, y se convierta en la más competitiva del mundo.
Mientras viajábamos, atravesando, planetas, cometas, estrellas, galaxias, quasares, me mostró su petitorio, para exponerle al Destino, que todo lo puede, y estaba seguro que apenas ingresáramos a su mansión, él lo aprobaría, pues el requisito era llegar a su casa. Viajamos sin cansancio, días y noches, sus alas a veces se aflojaban, pero él seguía. Bordeamos calores inmensos como cuando pasamos cerca al sol, y fríos casi de cero absolutos cuando cruzábamos el espacio.
Al fin llegamos, la puerta de la gran mansión se abrió, era un gran salón, con pisos y paredes de cristal, el brillo era similar a las nieves del Yerupajá; en el fondo sentado en un sillón enorme dorado, estaba el Destino, su corona era un Arco Iris, extenso como lo había visto en mi niñez emergiendo desde las cataratas de Husgor; de pronto, cual trueno pero con voz agradable retumbó el ambiente diciendo, “bienvenidos, pasen adelante y descansen, sé de su esfuerzo, han venido juntos, el representante de los humanos y el de los animales, como debe ser, dado que las reglas se deben cumplir, y habiendo escuchado su petitorio, les otorgo todo lo que han pedido, ahora mismo ordenaré el cambio y pueden volver a comprobarlo: su provincia de Bolognesi desde este momento es la más competitiva del mundo. Felicidades y buen viaje”.
Le agradecimos ceremoniosamente, y salimos con calma, luego en la puerta nos abrazamos, me picoteo la sien, yo le acaricié la cresta, y sonriendo le dije: “te pusiste nervioso cóndor tu cresta está pálida”. Se rió y empujándome me respondió, “sube no más, vamos a volver de prisa quiero ver cómo quedó nuestra provincia”.
El regreso fue largo y también escabroso, el gran esfuerzo del cóndor se hacía notar, de rato en rato dejaba de aletear, perdíamos altura, tanto que, casi caímos a un agujero negro, pero logró sobreponerse. Al desfalleciente cóndor solo le animaba, el ver a su provincia cambiada, ver la sonrisa de los niños del Huayhuash, sentía que todo esfuerzo desplegado valdría la pena.
Cuando finalmente vimos a nuestra tierra, a la esfera azul suspendida en el firmamento, sonrió, abrió sus ojos enrojecidos por el polvo cósmico, sus alas estrujadas que se batían como agonizantes brazos de un ahogado, me dio pena y le pedí que descansara, pero me respondió con autoridad, “no puedo parar, tengo que ver mi sueño hecho realidad”.
Continuamos y finalmente estando cerca, decidimos ingresar a la provincia de Bolognesi, sobrevolando los nevados de Jirishanca, El Toro y Yerupajá, el inmenso cóndor, retomó vida, el viaje agotador había cesado ahora el estaba en su hábitat, bien repuesto, entusiasta, recuperó su brío y prestancia de siempre, así que decidimos pasar revista comenzando por lo principal la SALUD, observamos que la capital de la provincia disponía de un Hospital moderno donde se podían resolver cualquier exigencia de salud. En los distritos incluidos los más alejados existían Centros de Salud, con infraestructura competente, y personal médico suficiente. Disponían medicinas para cualquier circunstancia. Se realizaban programas de salud permanentes demostrando una ejemplar Cultura de Salud Preventiva, con atenciones preferenciales para los niños, madres y ancianos. Su programa provincial se denominaba PRIMERO MI SALUD, el cual había merecido reconocimientos, certificaciones y premios a la calidad, cuyas evidencias se observaban en las paredes de los diversos locales demostrando efectividad, prestigio y reconocimiento nacional e internacional.
Dos
Pero para que estas instalaciones trabajen bien, la ENERGÍA es fundamental, notamos que El acceso a la energía eléctrica era del 100% de la población. Las 24 horas del día y todo el año. Se utilizaba energía limpia. Combinaban muy bien diversas fuentes renovables. El programa correspondiente se denominaba MI ENERGÍA LIMPIA.
Mientras visitábamos las ciudades, la sonrisa del cóndor era cada vez mayor, “ahora veamos cómo está el AGUA, pues el problema del calentamiento global es muy serio, peor para nosotros que tenemos al Huayhuash como símbolo”, subrayó. Vimos que los ciudadanos disponían de servicios de agua y desagüe en todos los pueblos, y las ciudades con poblaciones mayor de 1000 habitantes, trataban las aguas servidas, antes de arrojarlas al río, igualmente procesaban sus residuos. Su cuidado y seguridad de suministro comenzaba en las cumbres de sus nevados. El programa correspondiente se llamaba MI AGUA LIMPIA.
“Excelente, muy bien, pero la mayor exigencia de toda persona que pretende ser libre de clientelismos y proyectos lastimeros de asistencialismo es el EMPLEO, veamos cómo va eso”, comentó el exigente alado. En nuestro minucioso recorrido observamos implementadas en un nivel altamente competitivo determinadas cadenas productivas, que se sustentaban en una adecuada selección e identificación de su mapa de riquezas por cada distrito.
Destacaban las industrias de plantas aromáticas, con extensos sembríos, e instalaciones productoras de filtrantes, colonias y productos relacionados; también destacaban las industrias productoras de lácteos, reluciendo como siempre la calidad de sus quesos; algunos jóvenes se ufanaban, que lo que hay que admirar son los nuevos productos que se han gestado en la puna, gracias al aporte de la ciencia y tecnología, como la maca y todos los productos relacionados.
También se destacaban la industria tradicional del tejido, basado en sus antiguos telares, ahora mejorados con la tecnología reciente, pero manteniendo la imagen histórica del poncho habano, ahora se veían, también, relucientes y hermosas finas chompas, faldas, gorros, y afines, basados en la producción de finos hilos de la alpacas y vicuñas, que poblaban inmensas extensiones de las punas, con animales genéticamente seleccionados. También destacaba la industria de la papa, en su versión de nativas y otras variedades de tubérculos, antes desconocidas hoy de mucha aceptación.
Igualmente había pequeñas empresas relacionadas con el cuy, truchas, tuna entre otros (basados en experiencias de los Yachachi y mejoradas por el uso del conocimiento tecnológico). Esta efervescencia productiva, se sustentaba en la educación emprendedora que se iniciaba en la educación básica, y la especialización en los institutos tecnológicos y algunas facultades universitarias, con sedes en diversos distritos.
Mención aparte era la industria de turismo, de prestigio nacional e internacional, basada en los parques protegidos alrededor de la cordillera del Huayhuash, lagunas, con aguas limpias y caminos incaicos recuperados y también aprovechando la diversidad de sus costumbres. Se veían casi durante todo el año, visitantes de todo el país y el mundo, quienes se sentían satisfechos por las comodidades de los hospedajes, dotados de todas las tecnologías modernas, aún en los lugares cercanos a los nevados. Sus programas relacionados con estas actividades se denominaban MI CIUDAD PRODUCTIVA y MI EMPRESA, los que habían sido estudiados, premiados y replicados en diversos lugares del mundo. Los indicadores decían que en la provincia de Bolognesi había pleno empleo, y no estaban basados únicamente en la venta de minerales sin procesamiento, existían pocas pero había industrialización de las mismas, los lugares que antes eran zonas muertas hoy lucían un medio ambiente saludable.
Tres
Como ya se había insinuado, el gran boom bolognesino, no está basado en la fuerza bruta, ni en la venta ciega de los recursos naturales, sino en el conocimiento, por ello, nos interesaba saber qué había ocurrido en la EDUCACIÓN, cómo se realizó la revolución, allí parecía radicaba su diferencia, comparado con otros lugares que en el departamento aún parecían continuar pobres. Con mucho interés decidimos conocer la educación; “impresionante”, dijo el cóndor, aleteando fuerte, tanto que me hizo tambalear, cuando supo que el 80% de los docentes, tenía el grado de doctor en sus respectivas especialidades. El programa dedicado a la capacitación de los docentes se denominaba MI MAESTRO DOCTOR, que se basaba en alianzas realizadas con diversas universidades del mundo, y el presupuesto de la región que superaba el 10% de su PBI.
Un aspecto particular, notamos que, aquí producían gran parte de sus materiales didácticos, tenían talleres muy bien implementados para este trabajo, en las Unidades de Educación distritales, su nivel de manejo y conocimiento de los docentes en estos temas era tan alto que ellas se habían convertido en empresas “spin off” con gran éxito en el mercado nacional. Este programa exitoso se denominaba APRENDO HACIENDO. Todo lo que veíamos, nos provocaba volver a ser niños, para estudiar en esos ambientes.
Cuando visitamos los coliseos cerrados, de sus colegios, el gran bullicio denunciaba alegría, hurras por doquier; un profesor nos dijo que habían muchas competencias, interdistritales, pero todas confluían en el esperado Olimpiadas Provinciales, allí la competencia era integral, se consideraban las disciplinas de ciencias naturales, ciencias sociales, oratoria, deporte y emprendimiento, eran espectáculos impresionantes de gran interés social, parecían momentos estelares de los griegos, Cicerón declamando, o Aristóteles confrontando con Galileo, este original programa se denominaba MI ESCUELA COMPITE, los grandes campeones provinciales eran recepcionados en noches estelares por sus coterráneos residentes en la capital de la república, en la película que nos pasaron vimos al último campeón, el Colegio Guillermo Bracale, en los ambientes modernos del Club Chiquián, donde les otorgaron premios de estímulo y reconocimiento popular, una verdadera fiesta del saber y del hacer.
Con solo ver eso, nos hubiéramos sentido satisfechos, sin embargo, la impresiones descomunales continuaron, esta vez, los niños de distritos alejados de la capital, hablaban además del español, el inglés, ellos se habían convertido en traductores para los visitantes extranjeros que frecuentaban la zona turística del Huayhuash. El cóndor quedó, medio incomodo cuando no entendió el saludo en inglés de un niñito de 9 años, avergonzado reconoció, “en mi época casi nadie sabía inglés, a las justas llegábamos a quinto de secundaria conjugando el verbo to be”, sonreí como comprendiéndolo; la exigencia por el inglés era tan fuerte como lo eran las materias de matemáticas o lenguaje, con estas medidas los estudiantes habían aumentado su aprovechamiento completamente, eso se había visto reflejada en las últimas pruebas PISA, Bolognesi fue la sensación, a nivel nacional. El programa simple se denominaba, MI INGLES ABRE PUERTAS.
Ahora, habiendo visto todo esto era explicable el éxito productivo de la provincia, sin embargo queríamos visitar sus aulas de clase, cuando llegamos nos sorprendimos enormemente, cuando notamos que eran ambientes de última generación, afuera hacía tremendo frío, pero dentro estaba climatizado, las pizarras eran inteligentes (pantallas táctiles), las carpetas tenían una PC, y los alumnos disponían personalmente de un IPAD, el acceso a internet inalámbrico era total, nos decían que el IPAD lo llevaban a todos lados, con él podían acceder, a cualquier dirección electrónica en cualquier lugar, incluso mientras estaban en las chacras, cosechando, o acompañando a sus vaquitas, la conexión era satelital. Viendo todo esto, parecíamos especímenes de la edad de piedra, “acucho, cuánto tiempo ha pasado, qué ha ocurrido, en tan corto tiempo todo esto ha pasado?”, el cóndor preguntaba en voz alta, y tenía razón, “el Destino es capaz de todo”, sentenció filosóficamente.
Ahora queríamos saber, cómo surgió en la gente la vena emprendedora, de hacer productos de gran impacto comercial y social. En eso un profesor nos explicó, “el emprendimiento es una actividad permanente en la educación, y para eso no se tienen edades, el programa YO EMPRENDEDOR, comienza desde la infancia, y está muy unido a los cursos de ciencias naturales, practicamos el principio “del saber al hacer”, con ello reconocemos desde niños las riquezas de la provincia y su ventajas comparativas”, claro, por eso es que existían muchas empresas de base tecnológica, y tenían gran competitividad, en sectores sensibles con la demanda nacional y mundial (TIC, Biotecnología, Materiales, Turismo, Agricultura, Ganadería, Textil, Minerales, Metalurgia, Energía Renovables, entre otros).
Para cerrar con broche de oro en la visita a este sector, notamos que los niños y las personas jóvenes tenían una elevada autoestima, pero esta se había fortalecido, mediante permanentes contactos, en vivo, con paisanos que siendo grandes personalidades en sus respectivos campos de trabajo, eran émulos, les servían de ejemplo, en los diversos ámbitos de la sociedad: empresarios, científicos, políticos o gobernantes, venían hasta los distritos para comunicarse con ellos. Este original programa se denominaba MI PAISANO EXITOSO, que había sido premiado en encuentros internacionales, y se estaba imitando en otros países.
Casi exhaustos y contentos por lo que habíamos visto en educación, le propuse descansar antes de continuar viendo los sectores Transporte, Comunicaciones y Seguridad, que significaban realmente hacer grandes recorridos por las punas y valles. Casi con cierta desazón aceptó mi pedido y nos pusimos a descansar, cogí un sueño tan profundo que cuando desperté no tenía junto a mí a mi gran amigo de viaje, El Cóndor del Huayhuash, lo ocurrido había sido un vigoroso y futurista sueño, que lo comparto con ustedes.
la Pluma del Viento
[email protected]