NORKA ZULEMA BRÍOS RAMOS
CRÓNICAS DE MI PUEBLO I
Lugares Arqueológicos Olvidados e Ignorados
Lugares Arqueológicos Olvidados e Ignorados
¡FELIZ ANIVERSARIO SAN MIGUEL DE CORPANQUI.
San Miguel de Corpanqui festeja este 15 de octubre un Aniversario más a su creación Política como Distrito según
Ley N°-12127-dada el 15 de octubre de 1954, siendo su capital el pueblo de Copanqui con anexos de Caruajara y Huanchay,
Sr. Hermenegildo Brios Eulalio, siendo el primer Alcalde, de San Miguel de Corpanqui realizo las gestiones necesarias
para lograr tal fin ante el Cenador de la República Don Carlos Bracale Ramos y el Presidente de la República Don Manuel Odria .
Acalde que trabajo muchas obras por la mejora de su pueblo con su propio peculio.
Ley N°-12127-dada el 15 de octubre de 1954, siendo su capital el pueblo de Copanqui con anexos de Caruajara y Huanchay,
Sr. Hermenegildo Brios Eulalio, siendo el primer Alcalde, de San Miguel de Corpanqui realizo las gestiones necesarias
para lograr tal fin ante el Cenador de la República Don Carlos Bracale Ramos y el Presidente de la República Don Manuel Odria .
Acalde que trabajo muchas obras por la mejora de su pueblo con su propio peculio.
"El recorrer por las rutas del ayer, es hacer historia"
En los azulados valles y campos ancashinos de la provincia de Bolognesi, recorriendo sus distritos de caminos polvorientos, cuántos recuerdos acuden a mi mente: mi niñez plasmada de inocencia, mi adolescencia cargada de sueños y esperanzas, y mi juventud de aventuras. Ahí estaban las riquezas de mi pueblo intactas, inermes a través del tiempo que pasa, esperando están a que alguien les dé una mirada y valoren las riquezas que encierran en sus campos de aquellos tiempos. Así palpitaba el corazón de la tierra, de la Mamapacha rodeada de misterios y cubierta por vegetaciones y olvido.
"Dejar desaparecer una cultura del tiempo de nuestros ancestros,
sin descubrir, ni valorar, no seguir sus huellas es ser indiferente a nuestras raíces"
"Dejar desaparecer una cultura del tiempo de nuestros ancestros,
sin descubrir, ni valorar, no seguir sus huellas es ser indiferente a nuestras raíces"
Este pensamiento retumbó en mi cabeza por largo tiempo, solo con la esperanza de volver. Así, en mis cortas vacaciones decidí remontarme en busca del pasado. Entrevisté a los pocos ancianos que aún quedaban. Ellos se esmeraron por ilustrarme las historias del pasado que estaban quedando en el olvido. Era necesario recordar para mantener viva la historia de un pueblo. Cada uno tenía una visión de lo ocurrido, sus historias ancestrales heredadas y algunas bibliografías. Armada de pasión, empecé a escribir (una tarea que no he concluido por diferentes circunstancias de la vida) la tradición, la historia, la cultura y los restos arqueológicos legados para mi libro "Mi Corpanqui Querido".
Queda abierta la ventana para que espíritus aventureros y aficionados a la arqueología y al turismo, armados de coraje y muchas ganas retomen nuestra historia para escribirla y valorarla en el presente.
Queda abierta la ventana para que espíritus aventureros y aficionados a la arqueología y al turismo, armados de coraje y muchas ganas retomen nuestra historia para escribirla y valorarla en el presente.
Los Restos Arqueológicos de los Distritos Bolognesinos
Remontándonos a los primeros habitantes de nuestra provincia de Bolognesi, los restos arqueológicos de los diferentes pueblos presentan las mismas características en la construcción de sus viviendas, donde se utilizan piedras y barros. Aquí solo por nombrar algunos: Chiquián, San Pedro de Ticllos, San Miguel de Corpanqui, Cajamarquilla, Aquia, Huasta, Canis, Mangas, Llipa, Huanrry y Cuspón. Cada uno de ellos tiene su riqueza cultural y arqueológica ignorada por los mismos bolognesinos.
En Chiquián se encuentran las famosas cuevas de Machays, Shajsha-machay (Matara) en Cuta-Carcas Mollepata en la cueva de Machay. En San Pedro de Ticllos, las fortalezas de El Tambo, Jushto, Shulus, Huaracayoc y Pucuyush. En Aquia, las ruinas de Shulaymarca, Naupamarca y Purunmarca, así como la fortaleza de Jerusalén, Huasta Jupay-Marca, Ausahg, Pacllon Rara Punta y Canis de Wamanwaka. En Raján, las ruinas de Raján viejo y Gorgorillo Pajash-huay. En Mangas, las cuevas de Ayar Machay, Curmachay, Mina Jira, Ajus punta, Arapayoj, y Ulán. En San Miguel de Corpanqui, Ashauy, Oconga, el famoso Morro de Jarpín, Condortana, Condorcanqui (dormidos en el olvido y convertidos en zonas de pastoreo con manadas) y la ciudadela de Huapchog, construida a base de piedras. Ahí se encontraron restos de fardos funerarios y tallados de piedra como hachas, estrellas, morteros, cuevas y escalinatas subterráneas ocultas por tremendas lajas de piedra.
Estos lugares se encuentran en completo estado de abandono. Con el correr del tiempo se han ido deteriorando por efectos climáticos como las lluvias, los vientos, la maleza, la invasión de sembríos por los campesinos y los saqueos.
En Chiquián se encuentran las famosas cuevas de Machays, Shajsha-machay (Matara) en Cuta-Carcas Mollepata en la cueva de Machay. En San Pedro de Ticllos, las fortalezas de El Tambo, Jushto, Shulus, Huaracayoc y Pucuyush. En Aquia, las ruinas de Shulaymarca, Naupamarca y Purunmarca, así como la fortaleza de Jerusalén, Huasta Jupay-Marca, Ausahg, Pacllon Rara Punta y Canis de Wamanwaka. En Raján, las ruinas de Raján viejo y Gorgorillo Pajash-huay. En Mangas, las cuevas de Ayar Machay, Curmachay, Mina Jira, Ajus punta, Arapayoj, y Ulán. En San Miguel de Corpanqui, Ashauy, Oconga, el famoso Morro de Jarpín, Condortana, Condorcanqui (dormidos en el olvido y convertidos en zonas de pastoreo con manadas) y la ciudadela de Huapchog, construida a base de piedras. Ahí se encontraron restos de fardos funerarios y tallados de piedra como hachas, estrellas, morteros, cuevas y escalinatas subterráneas ocultas por tremendas lajas de piedra.
Estos lugares se encuentran en completo estado de abandono. Con el correr del tiempo se han ido deteriorando por efectos climáticos como las lluvias, los vientos, la maleza, la invasión de sembríos por los campesinos y los saqueos.
Sitio Arqueológico de Huapchog, Ciudadela Pre inca
Detrás de la casa de mis padres había un mirador desde ahí se podía observar todo el valle y en él los restos arqueológicos de Ashau, Huapchog y el Morro Jarpín (todos cubiertos por malezas), así como Huancos, Huanchay y los caminos a Canis, Caruajara y otros lugares.
En este mirador había una peña bastante grande donde se podía recostar, soñar y observar todo el valle. Desde la quebrada se escuchaba el canto de las aves y el sonido del río Jatunmay. Recuerdo que había un pequeño potrero bajo la peña y a sus costados eucaliptos, flores y huertos. ¡Era un deleite estar en ese mirador! En mi niñez sabía jugar y tirarme sobre la peña para leer revistas y en especial mi libro Upa. También jugaba a pasear por el mundo leyendo el Atlas Universal -regalo de mi madre- con mi tío Shasho y Chami a quien le llamaba Conejín. Aprendí todo referente a los países, cerrando los ojos mentalmente viajaba sin pensar que algún día mis sueños de niña se harían realidad. También había dos peñas chicas con forma de una montura. Eran mis caballos, con una colcha trotaba sobre ellos en mi imaginación.
También soñaba con subir esos parajes hasta la cumbre de Ashau, y especialmente de Huapchog. No sabía por qué me atraía tanto. Por mucho tiempo me quedé con las ganas de escalar esos cerros, hasta que la oportunidad se presentó.
En diciembre, después de Navidad vi a mi padre algo preocupado mirando a Ashao desde el mirador. Hacía unos días había llegado de la hacienda Paramonga un potro negro grande muy melenudo. Era un semental que estaba en el potrero con otras potrancas. Ese día no vio al caballo llamado Black, pensó que alguien lo robó o saltó la cerca por irse tras una yegua, o se rompió la pata… los caballos siempre andan en manadas no les gusta estar solos. Al día siguiente fuimos a buscarlo… no estaba en el potrero, pero encontramos la cerca por donde saltó. Seguimos las huellas hasta Huancos, ahí desaparecieron. Dejamos los caballos junto al camino y con lazos y bastón de huarango empezamos a trepar en la altura. Nos separamos para divisar a Black. Bajando con cuidado por el camino de cabra (o sea no hay camino) me resbalé y caí sobre una pequeña cueva de zorros, saltaron asustados tres zorritos, felizmente no estaban papá ni mamá zorro.
Me quedé sorprendida al ver a pocos metros frente a mis ojos una ciudadela de piedras. Me acerqué. Vi morteros, estrellas de piedras algo dañadas, hoyos largos con restos del saqueo de momias, se notaba cómo lo había dejado destruido. Luego averigüé que los alumnos de la escuela de varones 350 fueron de paseo y además de huaquear hicieron su museo escolar. Después fue el director quien se llevó a escondidas las 7 momias con chullpas, los morteros y estrellas para venderlos. Fue mi padre quien me informó de esto.
Al ver que la ciudadela estaba llena de hualancas gigantes (espinas con brazos que con el viento se desprenden y se clavan donde se posan) y mientras contemplaba esos restos arqueológicos me olvidé de divisar al caballo. En eso escucho el silbido de Nicolás, mi papá. Regresar por donde vine me parecía muy difícil y más lejos, cruzar la ciudadela era más cerca, pero las espinas me clavarían la espalda. Fui a buscar unas chamizas un poco más abajo. Al jalar las ramas se descubrió un hueco grande, oscuro y profundo. Se veía una escalera de piedra. Pensé dónde llevarán esas escaleras que estaban semi tapadas con una laja de piedra grande. Sentí algo de temor y volví a acomodar las ramas para ocultar la visión. Tejí unas ramas para proteger mi espalda y pasé lo más rápido que pude. Mi papá había encontrado a Black. Lo rodeamos, lo enlazamos y al retornar lo ubicamos en el potrero junto al aliso para que no salte. En dos o tres días don Firmo Jara de Llaclla y el señor Motta de Caruajara iban a traer sus yeguas, y luego llevarían a Black a Ocros y a Chiquián.
Así fue mi pequeña aventura donde conocí las ruinas arqueológicas de Huapchog que se van perdiendo en el olvido. No sé si la Municipalidad Provincial tendrá algún responsable de las riquezas arqueológicas de la provincia, porque la distrital tiene sus metas en otros asuntos personales y lamentablemente se olvidan del pueblo y sus riquezas.
En este mirador había una peña bastante grande donde se podía recostar, soñar y observar todo el valle. Desde la quebrada se escuchaba el canto de las aves y el sonido del río Jatunmay. Recuerdo que había un pequeño potrero bajo la peña y a sus costados eucaliptos, flores y huertos. ¡Era un deleite estar en ese mirador! En mi niñez sabía jugar y tirarme sobre la peña para leer revistas y en especial mi libro Upa. También jugaba a pasear por el mundo leyendo el Atlas Universal -regalo de mi madre- con mi tío Shasho y Chami a quien le llamaba Conejín. Aprendí todo referente a los países, cerrando los ojos mentalmente viajaba sin pensar que algún día mis sueños de niña se harían realidad. También había dos peñas chicas con forma de una montura. Eran mis caballos, con una colcha trotaba sobre ellos en mi imaginación.
También soñaba con subir esos parajes hasta la cumbre de Ashau, y especialmente de Huapchog. No sabía por qué me atraía tanto. Por mucho tiempo me quedé con las ganas de escalar esos cerros, hasta que la oportunidad se presentó.
En diciembre, después de Navidad vi a mi padre algo preocupado mirando a Ashao desde el mirador. Hacía unos días había llegado de la hacienda Paramonga un potro negro grande muy melenudo. Era un semental que estaba en el potrero con otras potrancas. Ese día no vio al caballo llamado Black, pensó que alguien lo robó o saltó la cerca por irse tras una yegua, o se rompió la pata… los caballos siempre andan en manadas no les gusta estar solos. Al día siguiente fuimos a buscarlo… no estaba en el potrero, pero encontramos la cerca por donde saltó. Seguimos las huellas hasta Huancos, ahí desaparecieron. Dejamos los caballos junto al camino y con lazos y bastón de huarango empezamos a trepar en la altura. Nos separamos para divisar a Black. Bajando con cuidado por el camino de cabra (o sea no hay camino) me resbalé y caí sobre una pequeña cueva de zorros, saltaron asustados tres zorritos, felizmente no estaban papá ni mamá zorro.
Me quedé sorprendida al ver a pocos metros frente a mis ojos una ciudadela de piedras. Me acerqué. Vi morteros, estrellas de piedras algo dañadas, hoyos largos con restos del saqueo de momias, se notaba cómo lo había dejado destruido. Luego averigüé que los alumnos de la escuela de varones 350 fueron de paseo y además de huaquear hicieron su museo escolar. Después fue el director quien se llevó a escondidas las 7 momias con chullpas, los morteros y estrellas para venderlos. Fue mi padre quien me informó de esto.
Al ver que la ciudadela estaba llena de hualancas gigantes (espinas con brazos que con el viento se desprenden y se clavan donde se posan) y mientras contemplaba esos restos arqueológicos me olvidé de divisar al caballo. En eso escucho el silbido de Nicolás, mi papá. Regresar por donde vine me parecía muy difícil y más lejos, cruzar la ciudadela era más cerca, pero las espinas me clavarían la espalda. Fui a buscar unas chamizas un poco más abajo. Al jalar las ramas se descubrió un hueco grande, oscuro y profundo. Se veía una escalera de piedra. Pensé dónde llevarán esas escaleras que estaban semi tapadas con una laja de piedra grande. Sentí algo de temor y volví a acomodar las ramas para ocultar la visión. Tejí unas ramas para proteger mi espalda y pasé lo más rápido que pude. Mi papá había encontrado a Black. Lo rodeamos, lo enlazamos y al retornar lo ubicamos en el potrero junto al aliso para que no salte. En dos o tres días don Firmo Jara de Llaclla y el señor Motta de Caruajara iban a traer sus yeguas, y luego llevarían a Black a Ocros y a Chiquián.
Así fue mi pequeña aventura donde conocí las ruinas arqueológicas de Huapchog que se van perdiendo en el olvido. No sé si la Municipalidad Provincial tendrá algún responsable de las riquezas arqueológicas de la provincia, porque la distrital tiene sus metas en otros asuntos personales y lamentablemente se olvidan del pueblo y sus riquezas.
POESÍA
VALLES BOLOGNESINOS
Hay algo más que el verde valle son las sombras de los altos eucaliptos casi siempre insomnes, alisos hermosos de fastuosa envergadura de verde follage y hojas cayentes, de otoño, en un cielo límpio y nubes de algodón y cantos de pichuychancas estas bolognesi. Tus altos cerros de sinuosas cumbres y blancos nevados. En tus campos verdes reverberan los cactus, los ichus y tunos. Nocturno celaje, aves noctámbulas de alas transparentes en el averno en claro oscuro del amanecer esconden vuelos, y retazos de ensueños. El Huayhuash inconmesurable Apu milenario de aquellos andes que enrumba mentes de los bolognesinos y la mirada fija en la imagen de su forma sempiterna, ciudadelas de piedras, morteros y estrellas de tu pasado histórico. Cuando tu alma retumba en truenos de los rayos caen gotas de interminable lluvia reverberan las viñas de tus campos en verdes altisonantes de tiernos brotes. Se que en lo alto,en lontananza de valles en curvas indescifrados reflejan la luz de tu alma andina. Un una mañana cuando salga el sol subiré a lo más alto del otero oraré por el ayer, trastocando el hoy por el mañana. Pero cuando el verde olivo del alcacer brinde a mis ojos la paz, volveré, si volveré,seguro que volveré porque la células de mi cuerpo reclamarán la fuerza telúrica de tu paisaje. Nobrira. Libro :"Mi Corpanqui Querido Lima 09- 09. 10 |
PICHUICHANCA
Pichuychanca de mi tierra, avecilla vestida de gris y cupuchita roja encantas corazones con tu trino. Canta, canta en mi tejado anunciando la buena nueva, sigue cantado aún con el ala rota. Te lanzaron piedras con una honda, se oyen muy tenues tus trinos acaso rompieron tus caminos, hirieron tu corazón ya dolido. Canta pichuychanca canta nunca dejes de cantar porque tu canto es la alegría de vientos, valles y corazones. Te doy mi corazón hechizado por tu canto, mi cielo y alegría canta pichuychanca con el palpitar de vientos, y valles de mi tierra bolognesina. Nobrira SISARI Los lagos de tiempos remotos se están secando, porque los ríos están cargando sus lágrimas. Las pircas construidas de piedras se están cayendo Transformemos a nuestro pueblo en algo bello, hagamos llover aguas deliciosas y benditas, cosechemos granos ricos y sanos juntemos nuestra sangre con los hermanos del campo para que trabajemos juntos y no mueran las tradiciones y costumbres de nuestros pueblos bolognesinos. Nobrira |
SUEÑOS DE HOJALATA En mis brazos ya no se acunan las muñecas de trapo ni cristal, ni me asomo a los balcones de jazmín, para conversar con las estrellas. Se silenció mis sueños de juegos de niña con mariposas. Ya no vive en mi sangre el sueño de ser la mujer maravilla, dando volteretas para transformar al mundo, ellos se fugaron de mi alma. Ni pastorcita de Belén que pastoreaba suspiros y rebaños de nubes de algodón. Hoy en mis manos se resquiebra el silencio y con esperanza florecen rosas con versos que tiene alma, vida y corazón. para que el día de mañana ha de llevarse el crepúsculo en ancas un corcel de espuma al Parnaso dcn Eros, así cómo se llevó mis sueños de hojalata. Nobrira Libro: Naturaleza y Magia. |
VIENTO
El viento despierta ramas de árboles dormidos, es la uña de plata que asoma a las alturas del Jerupajá. Un titilar de estrellas despierta a la noche porque nacerá una aurora luminosa la uña de plata me sonríe, las estrellas me guiñan. Dios, en un suspiro ha creado un nuevo día. Nobrira. ARLEQUÍN Cual sueño fugas te asomas a mi vida sigilosamente cual pantomima viva, con tu misterio y gracia, para ser mi arlequín. Tu alegría me enternece y cautiva mis sentidos vas cubierto de satén colorido, con tu estilizada figura . En silencio y con emoción contemplo tu ágil figura, mi pasión es tu danza y tu mirada callada sonríe. La magia sutil de tu irónica belleza, tu risa y tu alegría, me envuelven en un carnaval secreto de mi loca ilusión. Nobrira. |