filomeno zubieta núñez
Dr. PEDRO LUNA ARIETA (1879-1950) Un chiquiano que honró a su tierra en otros lares, en este caso en Huacho, fue el Dr. Pedro Luna Arieta. A él estos párrafos de valoración y homenaje.
Conversaciones sostenidas con antiguos vecinos (que nos dispensan su amistad) sobre quien fue el mejor alcalde que tuvo Huacho, y por ende la provincia de Chancay (hoy Huaura), en el siglo XX, hay la coincidencia en señalar al Dr. Pedro Luna Arieta. Esta apreciación se corrobora con la investigación documental y periodística que hemos realizado. Se desempeñó como tal durante 8 años (tiempo no superado por ningún otro alcalde): del 14 de diciembre de 1948 al 18 de enero de 1950. Su lema “! Todo por Huacho ¡”. Para orgullo de quienes provenimos de Chiquián y de la provincia de Bolognesi, el Dr. Luna Arieta lo fue también.
Nuestro personaje nació en la incontrastable Villa de Chiquián (actual capital de la provincia de Bolognesi, en el departamento de Ancash), el año 1879, en el seno de una familia acomodada y culta. Fueron sus padres don Félix V. Luna natural de Sayàn y que se desempeñara como administrador de las haciendas y bienes de quien sería su esposa y doña Catalina Arieta Morán, hacendada chiquiana. Fue parte de los 10 hijos que procrearon: Herminio, Zoila, Gerardo, Félix, Antonio, Josefina, Pedro, Manuel, Ernestina y Lola. Al momento de casarse doña Catalina entregó a su esposo su hacienda Caulla (Pacllòn) con 731 cabezas de ganado vacuno y 1911 ovejas, además de una serie de bienes muebles e inmuebles para su administración, tanto en Chiquiàn, Lima y Huacho. Según referencias, ella donó –también- el terreno para el cementerio general de Chiquiàn.
Aprendió las primeras letras en el hogar y, la educación primera, en una escuela de su tierra natal. Sus estudios secundarios los cursó en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe de Lima; para luego proseguir su formación profesional en derecho en la Universidad mayor de San marcos. Aquí se recibe de abogado en octubre de 1908. Su designación como Alcalde Provincial de Bolognesi (el tercero en la lista), a poco de concluir la carrera, retrasó su inicio en el ejercicio profesional que se produce recién en 1913. Poco después, inquietudes políticas de la época lo arrastran candidatear a una diputación por su provincia, elegido como tal y ya establecido en Lima, prosigue la amistad entablada con huachanos en las aulas universitarias. Sus visitas a Huacho se tornan cotidianas.
Concluida su diputación decide asentarse en Huacho en 1920, al que lleva a sus hermanos para incursionar en el campo de los negocios y del ejercicio profesional. Es precisamente en este año que apertura su bufete de abogado en el centro de la ciudad (Jr. 28 de Julio Nº 367) y construye su vivienda en el puerto. Fue de los usuarios cotidianos del tranvía eléctrico que reemplazara al “de sangre” (arrastrado por mulas). Su trato afable, su porte caballeroso, su progresivo buen prestigio como abogado, su hombría de bien y la simpatía que irradiaba, pronto le granjearon la amistad y el cariño de los huachanos. Muestra de aceptación que procuró retribuir brindando lo mejor de sus esfuerzos a esta tierra que adopto como suya.
Valorando sus dotes personales es que a propuesta de los electores de la provincia (los mayores contribuyentes, como establecía la ley), por sendas resoluciones supremas, fue honrado con el cargo de Alcalde Provincial de Chancay en los años 1933, 1934, 1935, 1936, 1937, 1938, 1939, 1948, 1949 y parte de 1950, cuando esta designación y responsabilidad era anual, y no por tres o más años como establecen las leyes de hoy. Su desempeño fue tan meritorio y significativo que fue una y otra vez reelegido, contraviniendo- incluso- dispositivos que permitían la reelección por una sola vez. De los tantos comentarios que mereció su contribución al frente de la comuna, don José Carbajal Manrique, (a) Jozmar (director-propietario del diario “La Verdad”), resumía: “los huachanos tienen que saber que este distinguido hijo de Chiquián y vecino encariñado con la tierra nativa fue el que transformó su aspecto físico y posiblemente después de muchas veladas y otras tantas consultas con sus más cercanos colaboradores que lo fueron el secretario don Domingo D. Drago y el Ing. Roberto W. Suárez” (1).
“cuando tuve el honor de ocupar la alcaldía, sentí mi espíritu domado por la aspiración de servir a Huacho” afirma el Dr. Luna Arieta en su primera memoria anual de gestión correspondiente a los días y meses del 14 de diciembre de 1933 al 31 de diciembre de 1934. Esos buenos propósitos le permitieron afrontar airosamente las graves dificultades por las que pasaba la municipalidad, sobre todo económicas, como lo reconoce: “El problema económico del Concejo es grave… el desastre no puede ser más alarmante. La recaudación produce la sexta parte del costo. Se paga S/. 46607 y se cobra, solamente, de S/.6000 a S/. 8000”. Por otro lado, tuvo que enfrentar asperezas y situaciones de beligerancia dentro de la población y al interior de la municipalidad. Primero había que ordenar la casa huachana y la casa municipal. “servir con honor y con la altura los intereses del vecindario, por encima de todas las tendencias de naturaleza diferente. No hemos realizado obras de progreso material; pero si de orden espiritual y de previsión…”. Es su primer balance. Con todo realizó importantes obras en su primera gestión, como la construcción de la hermosa fachada del local municipal con rejas de fierro que fueron demolidas en la década del 60; pero, con humildad, comentó: “esta labor es minúscula, si se aprecia en relación con el conjunto de obras que reclama Huacho, pero no merece desdén si se juzga a través de la pobreza municipal….” (2).
La experiencia ganada en su primer año al frente de nuestra comuna fue vital. La lección aprendida le indica que para sacar a Huacho del marasmo e impulsar su progreso, “todos debemos empujar el carro en una misma dirección”, “para cumplir este deber inexcusable, si es que se requiere ejercer el cargo, con verdadera constricción; y que exista unidad de aspiraciones y de pureza en todos los componentes del Concejo”. Ojalá nuestras autoridades de hoy pudieran practicar esta enseñanza.
Su gobierno municipal se distinguió por un trabajo ordenado al interior de la administración de la comuna, incluyendo su saneamiento económico; por una atención equitativa a los requerimientos de los municipios distritales y; por una adecuada planificación y ejecución de obras de infraestructura urbana con visión de futuro.
Sería ocioso enumerar el conjunto de realizaciones en sus 8 años de gestión. Nos basta con mencionar algunas: la construcción del Reservorio para 600 toneladas de agua en La Atarjea; la Plazuela Changan aquí (hoy en total olvido, como el personaje en cuyo homenaje se construyó); el Aeródromo de Pampa de Animas (lamentablemente de corto funcionamiento); apertura de avenidas y calles amplias con veredas y calzadas como Centenario, Grau, José T. García, 2 de Mayo, Olaya, Callao, Moore, Atahualpa, El Puerto, entre otras; empedrado de las calles del casco urbano; construcción de pistas afirmadas a Huaura, el Puerto, los Baños y a diferentes sectores de la Campiña con lados cercados de adobones; el Camal que hasta ahora brinda servicios; construcción de mas de 50 puentes de concreto armado en la campiña; la Piscina Municipal centro y testigo del triunfo de la natación huachana; la refacción total de la Plaza principal con sardineles, jardines, postes ornamentales y la controvertida pérgola de su parte central (construido en 1949); El cine Teatro Colon, ideado como teatro municipal, en tratos con la Empresa Peruana de Cines (que la historia exige su recuperación para beneficio de la ciudad); la refacción integral del local municipal, con elegante puerta metálica, con vidrios de colores catedral y molduras de bronce, sala de sesiones con butacas, etc.
Hay que destacar su preocupación por la salud del vecindario con la instalación del Laboratorio de Bromatología, el servicio de rayos X y el control de la leche. Las festividades tradicionales merecieron especial impulso, los carnavales fueron modernizados con participación de las instituciones y centros laborales. Gracias a sus gestiones se aceleró la construcción de la Carretera Panamericana en el tramo Lima Huacho, inaugurándose desde el balcón del Casino Huacho con la presencia del presidente de la república, general Oscar R. Benavides, el 20 de noviembre de 1938.
Especial mención merece la publicación de las Memorias de su gestión de alcalde, muestras palmarias de su plena identificación con Huacho y su futuro. No sólo resumen las realizaciones de cada año. Informan sobre diversos aspectos de la realidad humana, la estadística poblacional, las enfermedades más comunes que afligen a su vecindario, etc. Además, se incorporan hermosas fotografías que dicen mucho de sus logros y promoción de la bondades turísticas de esta tierra, al que se agrega un anexo denominado “Guía informativa de la ciudad de Huacho” con datos de los hoteles, boticas, panaderías, fabricas, establecimientos, garajes, grifos, cinemas, librerías,, imprentas, centros sociales, planteles de enseñanza, oficinas públicas, médicos dentistas, abogados, notarios, etc. Estas memorias de amplia difusión nacional les decía a todos: ¡Éste es Huacho, visítennos!!!
Las páginas de los periódicos del lugar y de otros lares, registran emotivas notas de reconocimiento al Dr. Pedro Luna Arieta. “A juicio de quienes han tenido la oportunidad de conocer personalmente y estar enterados de la meritoria labor profesional del Dr. Pedro Luna Arieta y de sus propulsoras obras al frente de la comuna edilicia que encarnan una finalidad de desarrollo y progresos para Huacho. Diremos: que es el miliciano de la lucha y del deber que refleja en nuestro lema: Adelante siempre adelante. Para él otorguémosle nuestra condecoración de admiración y aplauso” se registra en el libro de la época, de los mejores intelectuales huachanos, dirigido por el maestro Adrián Cañas Delgado (3).
La gestión del Dr. Luna Arieta provoca, entre otras, las emotivas expresiones de Jozmar:
“¡Que diferencia, paisanos y vecinos, hay e el personal municipal elegido por el voto popular en la vida democrática de una nación y el personal designado para integrar las Juntas Notables! ¡Qué diferencia existe entre la justicia y el progreso; honestidad y afán de servicio entre los integrantes de una Junta de Notables del elegido democráticamente por elección del llamado voto soberano! ¡Qué diferencia abismal hay entre el empleado o servidor de ayer como el de hoy¡” (4).
Nuestro personaje no solo se distinguió como excelente abogado, mejor alcalde y un buen vecino. También como impulsor de instituciones. Fue miembro activo de la Sociedad de Beneficencia Pública de Huacho, socio del Centro Social de Huacho; fundador del Rotary Club de Huacho. El 12 de julio de 1930 junto a los señores Dr. Alfonso Quiroz Muñoz, Dr. José Torres Muga, Alberto Delgado, José Bonicelli, Daniel Valega, Gerardo Figueroa Lequerica, Manuel Abraham Ramírez Otàrola, Manuel Velásquez, Dr. Luis García Zavaleta, Leonardo Silva Santisteban, Darío Trujillo, Alberto Ortigosa, Pablo Coha, Gorgonio F. Gonzáles y Jacobo Christiansen funda el Rotary Club de Huacho, que fuera reconocido por el Rotary Internacional el 14 de agosto del mismo año. Su primer residente, reelecto, fue el Dr. Pedro Luna Arieta (5). Desde estas instituciones contribuyó, también, al desarrollo social y cultural de Huacho (que no ampliamos por no alejarnos del propósito de este trabajo).
Este hombre de bien, a poco de dejar la alcaldía falleció el 26 de febrero de 1950. Sus restos, junto a sus hermanos, reposan en el Cementerio General de Huacho. Sobre su mausoleo se puede observar su busto con sus signos de bondad y honorabilidad, cubiertos de polvo del olvido y la indiferencia. Que estas líneas sean las muestras de aprecio al coterráneo y, ojalá, de su reivindicación.
Notas
Filomeno Zubieta Núñez
mailto:[email protected]
Conversaciones sostenidas con antiguos vecinos (que nos dispensan su amistad) sobre quien fue el mejor alcalde que tuvo Huacho, y por ende la provincia de Chancay (hoy Huaura), en el siglo XX, hay la coincidencia en señalar al Dr. Pedro Luna Arieta. Esta apreciación se corrobora con la investigación documental y periodística que hemos realizado. Se desempeñó como tal durante 8 años (tiempo no superado por ningún otro alcalde): del 14 de diciembre de 1948 al 18 de enero de 1950. Su lema “! Todo por Huacho ¡”. Para orgullo de quienes provenimos de Chiquián y de la provincia de Bolognesi, el Dr. Luna Arieta lo fue también.
Nuestro personaje nació en la incontrastable Villa de Chiquián (actual capital de la provincia de Bolognesi, en el departamento de Ancash), el año 1879, en el seno de una familia acomodada y culta. Fueron sus padres don Félix V. Luna natural de Sayàn y que se desempeñara como administrador de las haciendas y bienes de quien sería su esposa y doña Catalina Arieta Morán, hacendada chiquiana. Fue parte de los 10 hijos que procrearon: Herminio, Zoila, Gerardo, Félix, Antonio, Josefina, Pedro, Manuel, Ernestina y Lola. Al momento de casarse doña Catalina entregó a su esposo su hacienda Caulla (Pacllòn) con 731 cabezas de ganado vacuno y 1911 ovejas, además de una serie de bienes muebles e inmuebles para su administración, tanto en Chiquiàn, Lima y Huacho. Según referencias, ella donó –también- el terreno para el cementerio general de Chiquiàn.
Aprendió las primeras letras en el hogar y, la educación primera, en una escuela de su tierra natal. Sus estudios secundarios los cursó en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe de Lima; para luego proseguir su formación profesional en derecho en la Universidad mayor de San marcos. Aquí se recibe de abogado en octubre de 1908. Su designación como Alcalde Provincial de Bolognesi (el tercero en la lista), a poco de concluir la carrera, retrasó su inicio en el ejercicio profesional que se produce recién en 1913. Poco después, inquietudes políticas de la época lo arrastran candidatear a una diputación por su provincia, elegido como tal y ya establecido en Lima, prosigue la amistad entablada con huachanos en las aulas universitarias. Sus visitas a Huacho se tornan cotidianas.
Concluida su diputación decide asentarse en Huacho en 1920, al que lleva a sus hermanos para incursionar en el campo de los negocios y del ejercicio profesional. Es precisamente en este año que apertura su bufete de abogado en el centro de la ciudad (Jr. 28 de Julio Nº 367) y construye su vivienda en el puerto. Fue de los usuarios cotidianos del tranvía eléctrico que reemplazara al “de sangre” (arrastrado por mulas). Su trato afable, su porte caballeroso, su progresivo buen prestigio como abogado, su hombría de bien y la simpatía que irradiaba, pronto le granjearon la amistad y el cariño de los huachanos. Muestra de aceptación que procuró retribuir brindando lo mejor de sus esfuerzos a esta tierra que adopto como suya.
Valorando sus dotes personales es que a propuesta de los electores de la provincia (los mayores contribuyentes, como establecía la ley), por sendas resoluciones supremas, fue honrado con el cargo de Alcalde Provincial de Chancay en los años 1933, 1934, 1935, 1936, 1937, 1938, 1939, 1948, 1949 y parte de 1950, cuando esta designación y responsabilidad era anual, y no por tres o más años como establecen las leyes de hoy. Su desempeño fue tan meritorio y significativo que fue una y otra vez reelegido, contraviniendo- incluso- dispositivos que permitían la reelección por una sola vez. De los tantos comentarios que mereció su contribución al frente de la comuna, don José Carbajal Manrique, (a) Jozmar (director-propietario del diario “La Verdad”), resumía: “los huachanos tienen que saber que este distinguido hijo de Chiquián y vecino encariñado con la tierra nativa fue el que transformó su aspecto físico y posiblemente después de muchas veladas y otras tantas consultas con sus más cercanos colaboradores que lo fueron el secretario don Domingo D. Drago y el Ing. Roberto W. Suárez” (1).
“cuando tuve el honor de ocupar la alcaldía, sentí mi espíritu domado por la aspiración de servir a Huacho” afirma el Dr. Luna Arieta en su primera memoria anual de gestión correspondiente a los días y meses del 14 de diciembre de 1933 al 31 de diciembre de 1934. Esos buenos propósitos le permitieron afrontar airosamente las graves dificultades por las que pasaba la municipalidad, sobre todo económicas, como lo reconoce: “El problema económico del Concejo es grave… el desastre no puede ser más alarmante. La recaudación produce la sexta parte del costo. Se paga S/. 46607 y se cobra, solamente, de S/.6000 a S/. 8000”. Por otro lado, tuvo que enfrentar asperezas y situaciones de beligerancia dentro de la población y al interior de la municipalidad. Primero había que ordenar la casa huachana y la casa municipal. “servir con honor y con la altura los intereses del vecindario, por encima de todas las tendencias de naturaleza diferente. No hemos realizado obras de progreso material; pero si de orden espiritual y de previsión…”. Es su primer balance. Con todo realizó importantes obras en su primera gestión, como la construcción de la hermosa fachada del local municipal con rejas de fierro que fueron demolidas en la década del 60; pero, con humildad, comentó: “esta labor es minúscula, si se aprecia en relación con el conjunto de obras que reclama Huacho, pero no merece desdén si se juzga a través de la pobreza municipal….” (2).
La experiencia ganada en su primer año al frente de nuestra comuna fue vital. La lección aprendida le indica que para sacar a Huacho del marasmo e impulsar su progreso, “todos debemos empujar el carro en una misma dirección”, “para cumplir este deber inexcusable, si es que se requiere ejercer el cargo, con verdadera constricción; y que exista unidad de aspiraciones y de pureza en todos los componentes del Concejo”. Ojalá nuestras autoridades de hoy pudieran practicar esta enseñanza.
Su gobierno municipal se distinguió por un trabajo ordenado al interior de la administración de la comuna, incluyendo su saneamiento económico; por una atención equitativa a los requerimientos de los municipios distritales y; por una adecuada planificación y ejecución de obras de infraestructura urbana con visión de futuro.
Sería ocioso enumerar el conjunto de realizaciones en sus 8 años de gestión. Nos basta con mencionar algunas: la construcción del Reservorio para 600 toneladas de agua en La Atarjea; la Plazuela Changan aquí (hoy en total olvido, como el personaje en cuyo homenaje se construyó); el Aeródromo de Pampa de Animas (lamentablemente de corto funcionamiento); apertura de avenidas y calles amplias con veredas y calzadas como Centenario, Grau, José T. García, 2 de Mayo, Olaya, Callao, Moore, Atahualpa, El Puerto, entre otras; empedrado de las calles del casco urbano; construcción de pistas afirmadas a Huaura, el Puerto, los Baños y a diferentes sectores de la Campiña con lados cercados de adobones; el Camal que hasta ahora brinda servicios; construcción de mas de 50 puentes de concreto armado en la campiña; la Piscina Municipal centro y testigo del triunfo de la natación huachana; la refacción total de la Plaza principal con sardineles, jardines, postes ornamentales y la controvertida pérgola de su parte central (construido en 1949); El cine Teatro Colon, ideado como teatro municipal, en tratos con la Empresa Peruana de Cines (que la historia exige su recuperación para beneficio de la ciudad); la refacción integral del local municipal, con elegante puerta metálica, con vidrios de colores catedral y molduras de bronce, sala de sesiones con butacas, etc.
Hay que destacar su preocupación por la salud del vecindario con la instalación del Laboratorio de Bromatología, el servicio de rayos X y el control de la leche. Las festividades tradicionales merecieron especial impulso, los carnavales fueron modernizados con participación de las instituciones y centros laborales. Gracias a sus gestiones se aceleró la construcción de la Carretera Panamericana en el tramo Lima Huacho, inaugurándose desde el balcón del Casino Huacho con la presencia del presidente de la república, general Oscar R. Benavides, el 20 de noviembre de 1938.
Especial mención merece la publicación de las Memorias de su gestión de alcalde, muestras palmarias de su plena identificación con Huacho y su futuro. No sólo resumen las realizaciones de cada año. Informan sobre diversos aspectos de la realidad humana, la estadística poblacional, las enfermedades más comunes que afligen a su vecindario, etc. Además, se incorporan hermosas fotografías que dicen mucho de sus logros y promoción de la bondades turísticas de esta tierra, al que se agrega un anexo denominado “Guía informativa de la ciudad de Huacho” con datos de los hoteles, boticas, panaderías, fabricas, establecimientos, garajes, grifos, cinemas, librerías,, imprentas, centros sociales, planteles de enseñanza, oficinas públicas, médicos dentistas, abogados, notarios, etc. Estas memorias de amplia difusión nacional les decía a todos: ¡Éste es Huacho, visítennos!!!
Las páginas de los periódicos del lugar y de otros lares, registran emotivas notas de reconocimiento al Dr. Pedro Luna Arieta. “A juicio de quienes han tenido la oportunidad de conocer personalmente y estar enterados de la meritoria labor profesional del Dr. Pedro Luna Arieta y de sus propulsoras obras al frente de la comuna edilicia que encarnan una finalidad de desarrollo y progresos para Huacho. Diremos: que es el miliciano de la lucha y del deber que refleja en nuestro lema: Adelante siempre adelante. Para él otorguémosle nuestra condecoración de admiración y aplauso” se registra en el libro de la época, de los mejores intelectuales huachanos, dirigido por el maestro Adrián Cañas Delgado (3).
La gestión del Dr. Luna Arieta provoca, entre otras, las emotivas expresiones de Jozmar:
“¡Que diferencia, paisanos y vecinos, hay e el personal municipal elegido por el voto popular en la vida democrática de una nación y el personal designado para integrar las Juntas Notables! ¡Qué diferencia existe entre la justicia y el progreso; honestidad y afán de servicio entre los integrantes de una Junta de Notables del elegido democráticamente por elección del llamado voto soberano! ¡Qué diferencia abismal hay entre el empleado o servidor de ayer como el de hoy¡” (4).
Nuestro personaje no solo se distinguió como excelente abogado, mejor alcalde y un buen vecino. También como impulsor de instituciones. Fue miembro activo de la Sociedad de Beneficencia Pública de Huacho, socio del Centro Social de Huacho; fundador del Rotary Club de Huacho. El 12 de julio de 1930 junto a los señores Dr. Alfonso Quiroz Muñoz, Dr. José Torres Muga, Alberto Delgado, José Bonicelli, Daniel Valega, Gerardo Figueroa Lequerica, Manuel Abraham Ramírez Otàrola, Manuel Velásquez, Dr. Luis García Zavaleta, Leonardo Silva Santisteban, Darío Trujillo, Alberto Ortigosa, Pablo Coha, Gorgonio F. Gonzáles y Jacobo Christiansen funda el Rotary Club de Huacho, que fuera reconocido por el Rotary Internacional el 14 de agosto del mismo año. Su primer residente, reelecto, fue el Dr. Pedro Luna Arieta (5). Desde estas instituciones contribuyó, también, al desarrollo social y cultural de Huacho (que no ampliamos por no alejarnos del propósito de este trabajo).
Este hombre de bien, a poco de dejar la alcaldía falleció el 26 de febrero de 1950. Sus restos, junto a sus hermanos, reposan en el Cementerio General de Huacho. Sobre su mausoleo se puede observar su busto con sus signos de bondad y honorabilidad, cubiertos de polvo del olvido y la indiferencia. Que estas líneas sean las muestras de aprecio al coterráneo y, ojalá, de su reivindicación.
Notas
- La Verdad. Huacho, 24-V-1968: 2.
- Memoria de Alcaldía, leída el 1 de enero de 1935.
- La Gran Guía de la Provincia de Chancay, 1939-1940: 125.
- La Verdad. Huacho, 22-V-1986: 2.
- El Amigo del Pueblo. Huacho, 23-VIII-1944: 2.
Filomeno Zubieta Núñez
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