norka sulema brios ramos
BITÁCORA NAVIDEÑA
Diciembre último mes del año,
mes de mucha significación para el mundo,
porque recordamos el nacimiento del niño Dios.
mes de mucha significación para el mundo,
porque recordamos el nacimiento del niño Dios.
Esperamos esta fecha con nuestro espíritu navideño para elevar nuestras alas de águila andina y podamos desafiar a gigantes invisibles que han invadido al mundo entero, que nos acechan para eso requerimos la práctica de valores
Devuélveme Señor, tan sólo un día de mis años de infancia que vuelva yo a gozar de tanta alegría, a gozar del amor de mis padres y familiares, a gozar de la fragancia de los jardines y los valles bolognesinos, el amanecer glorioso y la calidez de un bello hogar rodeado de calor y amor.
Que vuelva a sentir Señor en esta frente el beso matinal el abrazo fraterno, las caricias de un despertar matinal en esta Navidad, que vuelva La Paz de la niñez.
Estos relatos son de mi propia experiencia vividos durante mi niñez y adolescencia, hace cincuenta años , relatos de esos tiempos ahora desconocidos no me conocen ni yo los conozco son habitantes en su mayoría foráneos pero es bueno conocer la trayectoria de un pueblo que se pierde en la distancia y se llena de polvos del olvido, es necesario no perder la identidad, es necesario conocer sus raíces del lugar dónde les acoge y se vive día a día compartiendo sus bondades.
Agradezco la colaboración de algunas personas por contribuir con algunas notas para mis relatos a Samuel Córdoba, Lidia Bravo, Norma de Córdoba, Tomasita Garay y Carmen Retuerto y su esposo Héctor agradezco su fabulosa memoria con detalles con puntos y comas.
Existimos y somos parte de la creación, somos personas que tenemos esa chispa divina que Dios puso en nosotros la glándula NOUS, se encuentra ubicada entre el pecho y la garganta que se conecta a través del silencio interno donde hay cese del ruido mental.
En la vida existen personas que traen esa luz que refleja en el camino de la vida y que permanece para siempre en la memoria como una gratitud eterna.
Breve reseña de lo acontecido, en las Navidades de mi pueblo, durante mi infancia publicado en mi libro:" RECUERDOS CORPANQUINOS".
REGALO DE NAVIDAD.-Aún recuerdo con cariño a las tías de mi padre, dos señoritas flaquitas y muy alegres. También eran mis tías las dos hermanas solteras de 65 años más o menos, ellas insistían en llamarme Cruz, por haber nacido un 14 de setiembre, dónde se festeja en el almanaque "La Exaltación de la Santa Cruz."
Felizmente no fue posible, ellas, además, eran mis madrinas de mi primer corte cabello (la huaraca), aunque yo nací escaso de cabello casi calva, no había mucho que cortar ni menos formarse una huaraca (huaraca.-es cuando los padres dejan que el cabello del niño se apelmace en varias huaracas o montones de cabellos enredados cada huaraca le ponían un padrino o madrina y el regalo era valioso como una ternera un caballo o una libreta de ahorros entre otros), era un fiestón casi como un bautismo. Cada navidad sabían hacerme regalos varios, como muñecas de trapo u otros animalitos o un pollito con ropón. Sabía visitarlas siempre, les llevaba rosquillas, tamalitos u otros dulces que mi mamá los preparaba y además me gustaba jugar con sus aves de corral. Eran gallina y gallos cariocas sin plumas. Mis madrinas las vestían con chompas chalinas tejidas de lana. Nadie se salvaba de lucir con ropa tejida por ellas ni pimienta que era el guardián de la casa.
Recuerdo esa navidad.- cuando fui a visitar a mis madrinas, fue un 23 de diciembre. Les llevaba buñuelos y panecillos de maíz decorados con grageas de colores. Esa vez me acompañó Hueso, un perro muy flaco y alto, de quién me hice amiga, antes me ladraba y me daba miedo. Le hacía regalos y por navidad le llevé un carancho que es un pellejo de cerdo.
Al entrar a la casa de mis madrinas, vi sentado en una silla al hombrecillo en la esquina de la plaza que vendía hierbas aromáticas traídas de la puna como huamanripa, escorzonera huiro huiro y otros los canjeaba por granos o dinero. Además le regalaba a los niños algunos juguetes hechos por él como sillitas, mesitas, camiones, banquitas que eran de chapa aplastada y doblada, además los ́pintaba de colores con anilina o nogal. A mí me regalo una silla amarilla y una flor hecha de la yema del arbusto llamado puchupus, la médula era blanca y parecida al tecnopor, al sacar del tallo se enroscaba y parecía una paleta, le ponía un palito de tallo y vi que regalaba a varios niños, las chapas las recolectaba de las tienda, también hacia boleros de maguey, usaba su palo y la fibra y la bolita era un choloque. Él regalaba a cada niño con una sonrisa en los labios, casi ni hablaba.
Don Chepita un hombrecillo de pequeña estatura muy bondadoso llegaba a la plaza y dormía en las noche en el alto del campanario hasta que mis tías lo llevaron a su casa para darle alojamiento, ya era la segunda vez que llegaba a la casa pues hicieron amistad, ese día saboree una papas pequeñas silvestres que don Chepa trajo de la puna con queso de cabra.
Mi regalo de navidad, mis madrinas me llevaron al otro lado de la casa, me mostraron una caja de cartón y dentro de ella dormía un pequeño corderito tan blanco como la nieve del Yerupajá, Tenía una manchita marrón en la frente en forma de un corazón, de las orejas le colgaban unos aretes de lana de diferentes colores, lucía en su cuello un lazo color rosa con un cascabel. Me dijeron es tu regalo de navidad, lo tomé en mis brazos, le di el biberón de leche para que se vaya acostumbrando a mí. Mi tía dijo, te lo trajo don Chepa de la puna como regalo de navidad y no nos quiso cobrar. Nosotras lo encargamos el año pasado. Me acerque y lo abracé y le dije gracias don Chepita, él sonrió, me dijo de nada niña. Él era casi de mi tamaño, yo tenía ocho años de edad para entonces, lo recuerdo como si fuera ayer me dijeron ponle un nombre lo mire y le dije se llamará "Corazón de Cascabel".
Chepita, un ser especial con esa chispa divina que Dios le dio, muy amable, sencillo humilde, pastor de ovejas, analfabeto. No se necesita ser letrado o ser profesional para ser humildes y bondadosos y conocer ese don de dar. Él daba de lo que no tenía, se sentía feliz con el fin de ver sonreír a un niño y conocía muy bien el don de dar a cambio de nada, aquellos niños muy contentos con su regalo ya que era el único regalo que recibían. Un gran mensaje navideño el de compartir lo poco o mucho que uno tiene.
A Chepita lo recuerdo con mucha gratitud de hacer feliz a la niñez de mi pueblo donde fui partícipe.
Gracias Chepa, donde estés que Dios te bendiga pastorcito bondadoso de altas punas solitarias, vivirás por siempre en los corazones, con su abuela paterna que unos años más tarde murió.
Norka Zulema Brios Ramos
Comunicadora Social SUTPECOS
"El amor a los recuerdos gratos, produce efectos bioquímicos en nuestro organismo, el amor al prójimo es el mejor antídoto a los años.
Devuélveme Señor, tan sólo un día de mis años de infancia que vuelva yo a gozar de tanta alegría, a gozar del amor de mis padres y familiares, a gozar de la fragancia de los jardines y los valles bolognesinos, el amanecer glorioso y la calidez de un bello hogar rodeado de calor y amor.
Que vuelva a sentir Señor en esta frente el beso matinal el abrazo fraterno, las caricias de un despertar matinal en esta Navidad, que vuelva La Paz de la niñez.
Estos relatos son de mi propia experiencia vividos durante mi niñez y adolescencia, hace cincuenta años , relatos de esos tiempos ahora desconocidos no me conocen ni yo los conozco son habitantes en su mayoría foráneos pero es bueno conocer la trayectoria de un pueblo que se pierde en la distancia y se llena de polvos del olvido, es necesario no perder la identidad, es necesario conocer sus raíces del lugar dónde les acoge y se vive día a día compartiendo sus bondades.
Agradezco la colaboración de algunas personas por contribuir con algunas notas para mis relatos a Samuel Córdoba, Lidia Bravo, Norma de Córdoba, Tomasita Garay y Carmen Retuerto y su esposo Héctor agradezco su fabulosa memoria con detalles con puntos y comas.
Existimos y somos parte de la creación, somos personas que tenemos esa chispa divina que Dios puso en nosotros la glándula NOUS, se encuentra ubicada entre el pecho y la garganta que se conecta a través del silencio interno donde hay cese del ruido mental.
En la vida existen personas que traen esa luz que refleja en el camino de la vida y que permanece para siempre en la memoria como una gratitud eterna.
Breve reseña de lo acontecido, en las Navidades de mi pueblo, durante mi infancia publicado en mi libro:" RECUERDOS CORPANQUINOS".
REGALO DE NAVIDAD.-Aún recuerdo con cariño a las tías de mi padre, dos señoritas flaquitas y muy alegres. También eran mis tías las dos hermanas solteras de 65 años más o menos, ellas insistían en llamarme Cruz, por haber nacido un 14 de setiembre, dónde se festeja en el almanaque "La Exaltación de la Santa Cruz."
Felizmente no fue posible, ellas, además, eran mis madrinas de mi primer corte cabello (la huaraca), aunque yo nací escaso de cabello casi calva, no había mucho que cortar ni menos formarse una huaraca (huaraca.-es cuando los padres dejan que el cabello del niño se apelmace en varias huaracas o montones de cabellos enredados cada huaraca le ponían un padrino o madrina y el regalo era valioso como una ternera un caballo o una libreta de ahorros entre otros), era un fiestón casi como un bautismo. Cada navidad sabían hacerme regalos varios, como muñecas de trapo u otros animalitos o un pollito con ropón. Sabía visitarlas siempre, les llevaba rosquillas, tamalitos u otros dulces que mi mamá los preparaba y además me gustaba jugar con sus aves de corral. Eran gallina y gallos cariocas sin plumas. Mis madrinas las vestían con chompas chalinas tejidas de lana. Nadie se salvaba de lucir con ropa tejida por ellas ni pimienta que era el guardián de la casa.
Recuerdo esa navidad.- cuando fui a visitar a mis madrinas, fue un 23 de diciembre. Les llevaba buñuelos y panecillos de maíz decorados con grageas de colores. Esa vez me acompañó Hueso, un perro muy flaco y alto, de quién me hice amiga, antes me ladraba y me daba miedo. Le hacía regalos y por navidad le llevé un carancho que es un pellejo de cerdo.
Al entrar a la casa de mis madrinas, vi sentado en una silla al hombrecillo en la esquina de la plaza que vendía hierbas aromáticas traídas de la puna como huamanripa, escorzonera huiro huiro y otros los canjeaba por granos o dinero. Además le regalaba a los niños algunos juguetes hechos por él como sillitas, mesitas, camiones, banquitas que eran de chapa aplastada y doblada, además los ́pintaba de colores con anilina o nogal. A mí me regalo una silla amarilla y una flor hecha de la yema del arbusto llamado puchupus, la médula era blanca y parecida al tecnopor, al sacar del tallo se enroscaba y parecía una paleta, le ponía un palito de tallo y vi que regalaba a varios niños, las chapas las recolectaba de las tienda, también hacia boleros de maguey, usaba su palo y la fibra y la bolita era un choloque. Él regalaba a cada niño con una sonrisa en los labios, casi ni hablaba.
Don Chepita un hombrecillo de pequeña estatura muy bondadoso llegaba a la plaza y dormía en las noche en el alto del campanario hasta que mis tías lo llevaron a su casa para darle alojamiento, ya era la segunda vez que llegaba a la casa pues hicieron amistad, ese día saboree una papas pequeñas silvestres que don Chepa trajo de la puna con queso de cabra.
Mi regalo de navidad, mis madrinas me llevaron al otro lado de la casa, me mostraron una caja de cartón y dentro de ella dormía un pequeño corderito tan blanco como la nieve del Yerupajá, Tenía una manchita marrón en la frente en forma de un corazón, de las orejas le colgaban unos aretes de lana de diferentes colores, lucía en su cuello un lazo color rosa con un cascabel. Me dijeron es tu regalo de navidad, lo tomé en mis brazos, le di el biberón de leche para que se vaya acostumbrando a mí. Mi tía dijo, te lo trajo don Chepa de la puna como regalo de navidad y no nos quiso cobrar. Nosotras lo encargamos el año pasado. Me acerque y lo abracé y le dije gracias don Chepita, él sonrió, me dijo de nada niña. Él era casi de mi tamaño, yo tenía ocho años de edad para entonces, lo recuerdo como si fuera ayer me dijeron ponle un nombre lo mire y le dije se llamará "Corazón de Cascabel".
Chepita, un ser especial con esa chispa divina que Dios le dio, muy amable, sencillo humilde, pastor de ovejas, analfabeto. No se necesita ser letrado o ser profesional para ser humildes y bondadosos y conocer ese don de dar. Él daba de lo que no tenía, se sentía feliz con el fin de ver sonreír a un niño y conocía muy bien el don de dar a cambio de nada, aquellos niños muy contentos con su regalo ya que era el único regalo que recibían. Un gran mensaje navideño el de compartir lo poco o mucho que uno tiene.
A Chepita lo recuerdo con mucha gratitud de hacer feliz a la niñez de mi pueblo donde fui partícipe.
Gracias Chepa, donde estés que Dios te bendiga pastorcito bondadoso de altas punas solitarias, vivirás por siempre en los corazones, con su abuela paterna que unos años más tarde murió.
Norka Zulema Brios Ramos
Comunicadora Social SUTPECOS
"El amor a los recuerdos gratos, produce efectos bioquímicos en nuestro organismo, el amor al prójimo es el mejor antídoto a los años.
VERSOS QUE SOPLAN VIENTOS DE LEJANOS
PREMONICIÓN
Versos envueltos en la marea, olas que ondean el último ritual golpeando el dolido corazón, de un pueblo que enrumba al olvido. Su existencia agoniza como la luz, de una vela tenue y vaga, como himnos olvidados con metáforas inmortales hoy callados. El desaliento ronda en el frío invierno, serán recuerdos de un pueblo hospitalario son vientos que soplan en silencio sus rimas con emoción y nostalgia. Cantando va su último verso andino son jirones del alma en hilachas escrita con la pluma de mis sueños locos que hoy vuelan cual golondrinas de los años gloriosos no queda nada. Nobrira |
MELODÍAS DE OTOÑO
Guitarras chiquianas. Con hojas de otoño dorado como los años y mis sueños son versos que viven en mi memoria la melodía de la guitarra chiquiana. Me respira, me emociona con sus bellas melodías pastorea cada verso que caen en el fondo del alma mi voz en silencio clama en sonidos confusos rasga mi piel que vino del deseo, Va mi verso vestido de fiesta atrapada en la blancura del Yerupaj, voy a su encuentro vestida de azul estrella. En esta noche de serenata de silencios sin luna viene al recuerdo cual suave brisa que se van desprendiendo de pocos las hojas de otoño y la guitarra aún descansa con las melodías en su alma bolognesina. Nobrira |
CAMPANITAS DE MI PUEBLO
Campanitas de mi pueblo, van tocan notas de alegría, porque esta noche nace el niño Dios. El pueblo se viste de gala, las calles se llenan de luces de colores y la gente se abraza con cariño. Campanitas de mi pueblo ... tu alegre repique emociona mi corazón ́ porque es un día de amor y paz un día que llena de gozo los corazones. Campanita de mi pueblo... toca toca que mi alma glorifica en esta Navidad a mi corazón de niño. María Ramos de Brios |
RONDA NAVIDEÑA
(Villancicos) Repiquen las campanas y resuenen los tambores formemos una ronda todos los niños corpanquinos con el corazón lleno de alegría bailemos todos anunciando la Navidad. Cantemos todos con alegría al compás de los tambores y pututos en esta linda Navidad.]bis María Ramos de Brios |