ricardo santos albornoz
ODA A MI PUEBO DE MANGAS
Entre riscos y el cielo abierto,
Donde la mirada se pierde,
En el azul del horizonte,
Se halla el pueblo donde nací.
Allí entre la belleza altoandina,
Donde el crepúsculo se aleja en sueños
Y pinta la sombra de su rostro
Camino a la inmensidad profunda.
Mangas, mi tierra querida,
Se yergue desafiante cual sus eucaliptos,
Perdida en la inmensidad de los andes,
Rodeada de un patrimonio milenario.
Al mundo su grandeza pregono
Con alma prestada del Apu Urco
Guardian celoso de los Wishkashpuquio,
Los Kéquish y los Arapayoc.
Allí entre las cumbres desoladas
Entre rincones olvidados
Florece la estirpe mangasina
Indomable raza Chinchaysuyo.
Las aves cantan su grandeza,
También su alegría y tristeza,
Porque saben de sus progresos
Y postergaciones,
De recuerdos indelebles
De infancia y juventud.
Así es Mangas, tierra prodigiosa
Llena de historia majestuosa,
De gente luchadora
¡Cuna de la hospitalidad!