armando zarazú aldave
LOS BEATLES Y LOS AÑOS SESENTA
Desde su aparición en la faz de la tierra el ser humano siempre ha manifestado su inclinación a manifestar su visión de la vida y sus emociones utilizando el arte como medio para hacerlo. Prueba de ello son las múltiples expresiones de arte pictórico con imagines de la vida diaria de esos tiempos primigenios y que se pueden encontrar en cuevas y parajes donde solían vivir y frecuentar nuestros antepasados. Sin embargo, no se vaya a creer que solo las artes plásticas tuvieron preferencia, la música también fue parte constante de las emociones, de alegrías, espíritu guerrero, religioso o de tristeza, que invadía el espíritu de los artistas prehistóricos. Siempre que se encuentran restos de culturas primitivas, se encuentran también instrumentos musicales rudimentarios, lo que queda de ellos claro está, para los estándares musicales de hoy en día, que dan fe indiscutible de la importancia que la música ha tenido para el hombre.
Bien sabemos que la música se divide en dos segmentos bien identificados, la clásica y la popular. El primero perdura a través de los tiempos gracias al genio musical de Mozart, Beethoven, Chopin, y muchísimos otros; el segundo es el género popular, aquel que nace de la inspiración popular y que identifica a pueblos y generaciones. Es el caso de los Beatles, agrupación musical de que cambió en muchos aspectos a toda una generación, la de los sesenta, no solo de Inglaterra, su país de origen, sino también de todo el mundo.
La banda fue formada en el puerto inglés de Liverpool a inicios de 1960 y, como sucede con toda agrupación artística que logra saborear el éxito, sus comienzos fueron difíciles. Ya para el verano de 1963 la música interpretada por la agrupación formada por John Lennon, Paul Mcartney, George Harrison y Ringo Starr se había impuesto en Inglaterra. La popularidad de los Beatles se conocía como “Beatlemanía” y enloquecía a la juventud inglesa de la época. A todo esto, en los Estados Unidos, en donde Elvis Presley era el rey indiscutido del Rock, se miraba con curiosidad el fenómeno musical que se iba desarrollando en Inglaterra y que muy pronto iba a convertirse en la llamada “invasión inglesa”.
En efecto, a finales de 1963 Brian Epstein, manager de los Beatles, comenzó una agresiva campaña de mercadotecnia musical, apoyada por conocidos disk jokeys. A pocos días de empezada la difusión de la música de los Beatles, la venta de sus grabaciones en los Estados Unidos y después, en el mundo entero, empezó a contarse por cientos de miles de discos y, a inicios de enero de 1964 “I Want To Hold Your Hand” se convirtió en el número uno del mercado superando el millón de discos vendidos. Ahora solo faltaba la presencia física de los nuevos ídolos.
Llegaron el 7 de febrero de ese mismo año al aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, en medio de gritos histéricos de sus nuevos seguidores, en su mayoría muchachas que no llegaban a los veinte años. Había llegado la “Beatlemanía” a los Estados Unidos y de allí a Latinoamérica. Dos días después de su llegada, el 9 de febrero, se presentaron en el conocidísimo programa de televisión El show de Ed Sullivan, programa que fue visto por alrededor de 74 millones de estadounidenses, es decir casi un 34 por ciento de la población total de ese país. Se considera que esa ha sido la audiencia más grande para un programa de televisión. Nada mal para empezar. A continuación, siguieron presentaciones en la capital de EEUU, en el Carnigie Hall de Nueva York y muchos otros escenarios más del país. En cierta forma los Beatles había hecho lo que alguna vez dijo el emperador romano Julio César, Vine, vi, vencí.
En efecto, el éxito irrefutable alcanzado por los Beatles en esa su primera visita a los Estados Unidos, no solo les abrió el mercado económico más grande del mundo para la comercialización de su música, sino que sus posteriores visitas serían similares a la primera, aunque no exentas de controversia, como cuando Jonh Lennon expresó que los Beatles eran más populares que Jesucristo. El ultraje y consecuencias que causó semejante afirmación fueron terribles. Hubo amenazas de muerte a los componentes del grupo, la ultraderecha religiosa organizó, a semejanza de la antigua Santa Inquisición, quema de grabaciones, el KKK organizó demostraciones en contra, todo lo cual llevó a una temprana cancelación de la gira que con tanto éxito estaban realizando en 1966. Indudablemente que la súbita fama ya se les estaba subiendo a la cabeza de sus integrantes.
La carrera musical de los Beatles representó un cambio sociocultural en la juventud del mundo entero, incluso su manera formal de presentarse en sus comienzos, saco corto, pantalones apretados; sentó la moda juvenil de esos años. Esa formalidad, poco común en los rockeros, y el peinado que casi tapaba la frente, aunada a la rebeldía anti sistema que representaban hicieron de esta agrupación el ícono musical de su tiempo.
En nuestro Chiquián de esos años, en una de las veladas que los jóvenes de esa época organizaban, sana y educativa costumbre ahora olvidada y que mucha falta hace, un grupo de chicas, Nila Zúñiga, Clara Ibarra y las hermanas, Pocha y Bebe Cano, salieron al escenario del antiguo teatro de la plaza de armas y presentaron una canción de los Beatles, baile incluido. Causando el asombro de las buenas gentes de ese entonces que no tenían idea de la existencia de los artistas mencionados, de su música, ni mucho menos de su baile, desenfrenado para el gusto conservador de esos años. Si nuestros padres oyeran y vieran lo que se canta y baila en estos días…
Lamentablemente, como cantaba Héctor Lavoe, todo tiene su final. Los Beatles se separaron en 1970 y cada cual siguió su propio derrotero. John Lennon murió asesinado en Nueva York en 1980, George Harrison falleció de cáncer a comienzos de los 90. En la actualidad, Paul McCartney y Ringo Starr, siguen carreras musicales separadas, pero siempre bajo la sombra del nombre de los Beatles, considerado el grupo más popular de la historia del Rock.
Armando Zarazú
[email protected]
Bien sabemos que la música se divide en dos segmentos bien identificados, la clásica y la popular. El primero perdura a través de los tiempos gracias al genio musical de Mozart, Beethoven, Chopin, y muchísimos otros; el segundo es el género popular, aquel que nace de la inspiración popular y que identifica a pueblos y generaciones. Es el caso de los Beatles, agrupación musical de que cambió en muchos aspectos a toda una generación, la de los sesenta, no solo de Inglaterra, su país de origen, sino también de todo el mundo.
La banda fue formada en el puerto inglés de Liverpool a inicios de 1960 y, como sucede con toda agrupación artística que logra saborear el éxito, sus comienzos fueron difíciles. Ya para el verano de 1963 la música interpretada por la agrupación formada por John Lennon, Paul Mcartney, George Harrison y Ringo Starr se había impuesto en Inglaterra. La popularidad de los Beatles se conocía como “Beatlemanía” y enloquecía a la juventud inglesa de la época. A todo esto, en los Estados Unidos, en donde Elvis Presley era el rey indiscutido del Rock, se miraba con curiosidad el fenómeno musical que se iba desarrollando en Inglaterra y que muy pronto iba a convertirse en la llamada “invasión inglesa”.
En efecto, a finales de 1963 Brian Epstein, manager de los Beatles, comenzó una agresiva campaña de mercadotecnia musical, apoyada por conocidos disk jokeys. A pocos días de empezada la difusión de la música de los Beatles, la venta de sus grabaciones en los Estados Unidos y después, en el mundo entero, empezó a contarse por cientos de miles de discos y, a inicios de enero de 1964 “I Want To Hold Your Hand” se convirtió en el número uno del mercado superando el millón de discos vendidos. Ahora solo faltaba la presencia física de los nuevos ídolos.
Llegaron el 7 de febrero de ese mismo año al aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, en medio de gritos histéricos de sus nuevos seguidores, en su mayoría muchachas que no llegaban a los veinte años. Había llegado la “Beatlemanía” a los Estados Unidos y de allí a Latinoamérica. Dos días después de su llegada, el 9 de febrero, se presentaron en el conocidísimo programa de televisión El show de Ed Sullivan, programa que fue visto por alrededor de 74 millones de estadounidenses, es decir casi un 34 por ciento de la población total de ese país. Se considera que esa ha sido la audiencia más grande para un programa de televisión. Nada mal para empezar. A continuación, siguieron presentaciones en la capital de EEUU, en el Carnigie Hall de Nueva York y muchos otros escenarios más del país. En cierta forma los Beatles había hecho lo que alguna vez dijo el emperador romano Julio César, Vine, vi, vencí.
En efecto, el éxito irrefutable alcanzado por los Beatles en esa su primera visita a los Estados Unidos, no solo les abrió el mercado económico más grande del mundo para la comercialización de su música, sino que sus posteriores visitas serían similares a la primera, aunque no exentas de controversia, como cuando Jonh Lennon expresó que los Beatles eran más populares que Jesucristo. El ultraje y consecuencias que causó semejante afirmación fueron terribles. Hubo amenazas de muerte a los componentes del grupo, la ultraderecha religiosa organizó, a semejanza de la antigua Santa Inquisición, quema de grabaciones, el KKK organizó demostraciones en contra, todo lo cual llevó a una temprana cancelación de la gira que con tanto éxito estaban realizando en 1966. Indudablemente que la súbita fama ya se les estaba subiendo a la cabeza de sus integrantes.
La carrera musical de los Beatles representó un cambio sociocultural en la juventud del mundo entero, incluso su manera formal de presentarse en sus comienzos, saco corto, pantalones apretados; sentó la moda juvenil de esos años. Esa formalidad, poco común en los rockeros, y el peinado que casi tapaba la frente, aunada a la rebeldía anti sistema que representaban hicieron de esta agrupación el ícono musical de su tiempo.
En nuestro Chiquián de esos años, en una de las veladas que los jóvenes de esa época organizaban, sana y educativa costumbre ahora olvidada y que mucha falta hace, un grupo de chicas, Nila Zúñiga, Clara Ibarra y las hermanas, Pocha y Bebe Cano, salieron al escenario del antiguo teatro de la plaza de armas y presentaron una canción de los Beatles, baile incluido. Causando el asombro de las buenas gentes de ese entonces que no tenían idea de la existencia de los artistas mencionados, de su música, ni mucho menos de su baile, desenfrenado para el gusto conservador de esos años. Si nuestros padres oyeran y vieran lo que se canta y baila en estos días…
Lamentablemente, como cantaba Héctor Lavoe, todo tiene su final. Los Beatles se separaron en 1970 y cada cual siguió su propio derrotero. John Lennon murió asesinado en Nueva York en 1980, George Harrison falleció de cáncer a comienzos de los 90. En la actualidad, Paul McCartney y Ringo Starr, siguen carreras musicales separadas, pero siempre bajo la sombra del nombre de los Beatles, considerado el grupo más popular de la historia del Rock.
Armando Zarazú
[email protected]