armando zarazú aldave
ALICIA MAGUÑA
El pasado mes de setiembre, exactamente el 14, emprendió el viaje sin retorno una de las genuinas representantes del cantar nacional. En efecto, Alicia Maguiña hizo lo que ningún artista del llamado género criollo había hecho, incluyó en su repertorio números canciones del Ande peruano, especialmente de Huancayo y Ayacucho; por si fuera poco, realizó presentaciones artísticas en los coliseos limeños, los cuales eran sinónimo de música andina, con lo cual escandalizó a las cantantes criollas que presentaban su género como “música nacional”, sin tomar en cuenta para nada las expresiones musicales de la gran mayoría de peruanos.
Alicia Maguiña tenía raíces ancashinas, su padre era huaracino. Sin embargo, por el trabajo de este, era juez, desde muy niña vivió en Ica, para luego trasladarse a Lima donde se inició en el arte bastante joven, en contra de la oposición paterna. La frescura de su voz aunada a su genuino interés por la investigación de nuestra música. Con ella no había aquello de escuchar una canción antigua, generalmente de autor desconocido, cambiarle un par de palabras y luego firmarlas como propias.
Alicia Maguiña tenía raíces ancashinas, su padre era huaracino. Sin embargo, por el trabajo de este, era juez, desde muy niña vivió en Ica, para luego trasladarse a Lima donde se inició en el arte bastante joven, en contra de la oposición paterna. La frescura de su voz aunada a su genuino interés por la investigación de nuestra música. Con ella no había aquello de escuchar una canción antigua, generalmente de autor desconocido, cambiarle un par de palabras y luego firmarlas como propias.