filomeno zubieta núñez
NOTAS PARA LA HISTORIA DE NUESTRO COLEGIO
Por: Filomeno Zubieta Núñez
[email protected]
Nota del editor.- Este artículo fue escrito con ocación de las bodas de oro del colegio, el autor desea publicarlo como un homenaje a su querido colegio y a sus profesores con ocasión de celebrarse el Día del Maestro.
Promoción 1969: José Carlos Mariátegui
Justificación
Las líneas que siguen no constituyen en sí la historia del nuestro colegio, el Coronel Bolognesi, que este 2007 está celebrando sus 50 años de funcionamiento y de servicio a la educación y cultura. Se trata de un acercamiento, a partir de las vivencias del autor con algunos comentarios y reflexiones iniciales. Lamentablemente no tenemos las herramientas ni las fuentes (especialmente documentos) como para acometer el propósito. Otros (ex) docentes o (ex) alumnos, estamos seguros, contribuirán a este objetivo.
Los antecedentes
Los antecedentes se remiten, indudablemente a las mismas razones que motivaron la exigencia de la creación de la provincia de Bolognesi con Chiquián como su capital. Y, luego de 50 años de conseguida la meta, no podía aceptarse que los hijos de Chiquián y pueblos vecinos sigan realizando enormes esfuerzos (sobretodo, económicos) para continuar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional La Libertad de Huaraz o el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe de Lima, como se daba hasta entonces. Estudiar la secundaria se había convertido en meta de unos pocos que tenían las posibilidades económicas. La mayoría se conformaba con la educación primaria y sólo con ella afrontaban hasta sus compromisos profesionales, como el ejercer la docencia en nuestras escuelas de los pueblos del interior.
Fueron los padres de familia quienes mostraron las primeras preocupaciones y exigencias a las autoridades por que se realicen las gestiones para la creación de un colegio secundario en Chiquián, secundados por los dirigentes de los pueblos vecinos y los residentes en la ciudad de Lima. Todos: representantes de los padres de familia, autoridades (los que fueron alcaldes: don José Román Ramos Espejo, don Roberto Rosell Villón, el maestro Calixto Vicuña Calderón), ex alumnos de las escuelas primarias (secundados por el director de la Escuela Pre Vocacional Nº 351, el maestro César Figueroa Cuentas), los representantes de la Comunidad Campesina de Chiquián y delegados de residentes en Lima, con sendos memoriales llegaron a las oficinas de los hijos bolognesinos con cargos de responsabilidad en el Ministerio de Educación (Santiago Pardo Lezameta) o del Congreso de la República (con los hermanos Guillermo Bracale Ramos, diputado por Ancash; y Carlos Bracale Ramos, senador).
Los hermanos Bracale Ramos, acogiendo el sentir de los padres familia, la juventud y el pueblo bolognesinos, dieron la batalla legislativa y sensibilizaron al entonces Ministro de Educación Pública, Dr. Jorge Basadre Grohmann (1956-1958) para que se emitiera la resolución ministerial con el logro de este anhelo largamente esperado. Los maestros y autores de libros, Mario Reyes Barba (Chiquián, la incontrastable Villa) y Alejandro Aldave Montoro (Educación, música y cultura de papel) coinciden en señalar que la fecha de creación del Colegio, que perenniza el nombre del héroe máximo de Arica, es el 9 de setiembre de 1956, por Resolución Ministerial Nº 12281 e indican que el 23 de febrero de 1957 iniciaron sus labores con su primera celebración inaugural el 7 de junio del mismo año. Sin embargo, en documento firmado por su actual director, el prof. Marden Garro Condezo, se señala que el Colegio Coronel Bolognesi “nació oficialmente el 23 de febrero de 1957 mediante Resolución Ministerial Nº 1950 del Sector Educación”, y así figura en la página web del propio Ministerio de Educación (http://escale.minedu.gob.pe/escale/consulta/infoIE.do?codigoModular=0411793&anexo=0&tipoReg=). La duda se despejará, sin lugar a dudas, con la exhibición y publicación del documento oficial correspondiente. Lo que no hay lugar a dudas es que el Colegio Coronel Bolognesi inicio sus funciones en 1957
Los inicios
Los inicios del funcionamiento del nuevo Colegio se vieron facilitados por el desprendimiento de las familias que cedieron sus casas para la pre-matrícula, como para las primeras aulas de clases.
Como primer director fue designado el maestro Manuel Francisco Becerra Santa Cruz; quien, con la planta de docentes, auxiliares y trabajadores administrativos en número reducido, dio inicio a las clases con 90 alumnos distribuidos en dos secciones (A y B) en la primera planta de la casona de doña Victoria Montoro viuda de Alvarado, en la segunda cuadra de la calle Leoncio Prado. Hay que destacar el desprendimiento de esta matrona chiquiana que por 11 años, sin cobro alguno, brindó su casa para funcionamiento del Colegio, inicialmente el primer piso y luego toda la casa de dos pisos, dejando sólo la parte de la panadería para su beneficio particular. (El suscrito cursó el segundo y tercero de secundaria en esta casa). La sólida construcción resistió el peso de tantos alumnos, incluso con ellos en clases en ese día de trágicas consecuencias como fue el terremoto del 17 de octubre de 1966.
En sus inicios el patio interior era suficiente para las actividades cívicas; pero, ante el incremento de su alumnado, se tuvo que tomar la calle para estos menesteres; en tanto, el campo deportivo de Jircán era el escenario de las clases de educación física como de instrucción pre-militar.
Tanto hombres como mujeres integraban la plana estudiantil hasta la creación del Colegio de Mujeres Santa Rosa.
De acuerdo a la relación proporcionada por nuestro dilecto amigo Arnaldo Alvarado Balarezo, que la extrajo de documentos oficiales del colegio, fueron sus primeros alumnos:
Primer año de secundaria 1957
Sección "A"
Alva Aldave, Hortensia Alvarado Pardo, Julia Armesto Barrenechea, José Ovidio Armesto Barrenechea, Manuel Vicente Bolarte Sánchez, Zoila Brios Ramos, Nirka Carrera Samanez, Martínez Flores Calderón, José Antonio Damián, Obdulia Díaz Ortega, Ana Vicenta Gamarra Espinoza, Héctor Segundo Gamarra Palacios, Pedro Gamarra Garro, Rosa Aurora Huerta Yábar, Ambrosia Ibarra Castillo, Orfelinda Jaimes Palacios, Teodora Prudencia López Padilla, James Marino López Padilla, Bertha Márquez Muñoz, Yolanda Mejía, Luz Juana Montes Oré, Magda Moreno Padilla, Segundina Noel Bravo, Yolanda Ruth Núñez Jara, Teófilo Armando Ocrospoma Sánchez, Lola Juana Pacora Vicuña, Martha Alcira Ramírez Maturana, Rosa Susana Ramos Vicuña, Marco Antonio Reyes García Maura Hermelinda Reyes Tello, Graciela Rivera Salcedo, Magloria Rafaela Ruiz Ríos, Agustina Santos Albornoz, Eulogio Tapia Ochoa, Juana Valderrama Montes, Héctor Valdez Salcedo, Eusebio Valderrama Alvarado, Enma G. Valdez Cano, María Carmen Vargas Mendoza, Roberto Vergaray Olivos, Consuelo Yabar Torres, Elena Juliana Zubieta Arévalo, Claudia Zubieta Béjar, Ovidio Senén .
Sección "B"
Aguirre Alvarado, Sixto Alvarado Aldave, Carlos Aníbal Aldave Vicuña, Hidorfo Alejos Avalos, Rosendo Alejandro Villanueva, Susano Alvarado Calderón, Arquímedes Alva Díaz, Calixto Alvarez Padilla, Félix Cano Huamán, Alberto Cano Narvaja, Víctor Carrera Huaranga, Elías Carrillo Torres, Simeón Celestino Mercedes, Novato Paulino Cristóbal Cerrate, Diógenes Chiri Núñez, Luis Damián Núñez, Víctor Duran Carrera, Alejandro Espinoza Ramírez, Alfredo Gamarra Cueva, Fernando Gamarra Cueva, Juan de Dios Gamarra Márquez, Víctor Teódulo Garro Ayala, Gudberto Jorge Garro Alzadora, Julián Hinostroza Sánchez, Gamaniel Jaimes Díaz, Celso Antonio Limay Huaranga, Ananías Montes Alva, Pedro Paulino Ortega León, Ubaldo Padilla Ocrospoma, Jorge Padilla Robles, Artemio Lupe Parra Castillo, Medardo Patricio Higinio, Raúl Ramírez Silva, Romerico Rayo Minaya, José Eugenio Rivas Albornoz, Agapito Robles Garro, Arturo Rojas García, Marcos Romero Damián, Benedicto Santos Flores, Francisco Santos Marcelino, Maximiliano Tafur Montes, Manuel Natividad Tapia Ochoa, Cirilo Valdez Salcedo, Adolfo Damián Vásquez, Mariano Antonio Yábar Valverde, Carlos Factor Zambrano Carrera, Raúl Zambrano Duran, Teódulo.
La Primera promoción que egresó en 1961 estuvo formada sólo de 32 alumnos. Muchos se quedaron en el camino (concluyendo después), unos pocos se retiraron, algunos se habían incorporado al trasladarse de Huaraz o Lima. Acorde con la relación proporcionada por el director actual del colegio, integraron la Primera Promoción 1961:
Aldave Del Castillo, Herberto José Aldave Vicuña, Hidobro Alejandro Villanueva, Susano Alva Díaz, Calixto Alvarado Calderón, Arquímedes Alvarado Montoso, Betty Victoria Aranda Bazán, José María Bolarte Sánchez, Zoila Aurora Carrera Huaranga, Elías Cristóbal Cerrate, Diógenes Díaz Ortega, Ana Vicente Flores Calderón, José Gamarra Espinoza, Héctor Segundo Garro Ayala, Jorge Huerta Yabar, Ambrosia Jaimes Palacios, Teodora Prudencia Jaimes Palacios, Aníbal Antonio Moreno Padilla, Segundina Núñez Jara, Teófilo Armando Ortega León, Ubaldo Pacora Vicuña, Martha Alcira Ramírez Vicuña, Ausberta Escolástica Reyes García, Maura Hermelinda Rivera Salcedo, Magloria Rafaela Rivera Valenzuela, Carlos Chale Ruiz Ríos, Agustina Tafur Montes, Natividad Tello Aranda, Violeta Valderrama Alvarado, Enma G. Villanueva Pardavé, Luis Yàbar Torres, Elena Juliana Yàbar Valverde, Carlos Factor.
La casa propia
Preocupación, desde sus años iniciales, fue la consecución de la casa propia. Para el efecto, se organizaron los padres de familia en la Comisión Pro-Local del Colegio. Luego de tocar puertas diversas, se encontró eco en el Concejo Provincial de Bolognesi (cuyo Alcalde, si no nos traiciona la memoria, era el jovencísimo Arturo Vicuña Valverde) que acordó donar un terreno de 9 100 m2 en el sector denominado Parientana, al oeste de la ciudad. Con el financiamiento del Ministerio de Educación y el aporte de los padres de familia se construyeron alrededor de 10 aulas de adobe en un solo piso y en L, incluyendo oficinas administrativas y la biblioteca; con un espacioso campo para educación física y deportes menores. Buena parte no fue ocupado por los puquiales existentes. A este local fueron trasladados los alumnos en 1968 (el suscrito cursó el 4º y 5º en este local recién inaugurado) bajo la gestión de su director el profesor Paulo Dextre Córdova. Con la apertura de la Avenida Circunvalación Santa Rosa, el nuevo local quedó incorporado al área urbana de la ciudad.
El terremoto del 31 de mayo de 1970, de infaustas consecuencias en nuestro departamento, motivó que el local quedase averiado, motivando faenas de reacondicionamiento. Sin embargo, el local del Colegio de Mujeres Santa Rosa quedó peor. Las alumnas fueron trasladadas a recibir clases junto a sus compañeros varones. Esta situación quedó legalizada por Resolución Ministerial Nº 2202-74-ED del 1º de octubre de 1974, cuando se dispuso la integración del Colegio de Mujeres y del Instituto Nacional Agropecuario, INA 102, al Colegio Coronel Bolognesi. Incluso se integró poco después al Centro Educativo de Primaria Nº 86211.
A mediados de la década de 90 del siglo anterior, dentro del proceso nacional de construcción de locales por parte del Gobierno de turno, se consideró el nuevo local de nuestro Colegio. Éste se efectivizó en el año 1995, previa demolición de las aulas de adobe y el rescate de lo que podía ser útil (puertas, ventanas, maderas, etc.). Se construyeron 14 aulas de material noble en dos plantas, con ambientes para oficinas administrativas, biblioteca, laboratorios, además de servicios higiénicos, losa deportiva multiuso, escaleras, cerco perimetral, instalaciones eléctricas, tanque de agua de 15 m3, etc. y se le dotó de mobiliario básico (incrementado progresivamente gracias a las gestiones de sus autoridades, como de los aportes de los padres de familia y ex alumnos).
El Cincuentenario le está permitiendo cubrir gran parte de sus necesidades gracias a la contribución de sus ex alumnos.
Nuestros maestros
En sus 50 años han pasado por nuestro Colegio muchos maestros, como directivos o docentes de área. En sus inicios todos fueron foráneos, posteriormente se incorporaron comprovincianos, muchos de ellos ex alumnos del Colegio.
Como primer director se tuvo al maestro Manuel Becerra Santa Cruz, seguidos de Francisco Fernández Ortiz, Florencio Mendoza Campos y Rafael Montañez Bazán. Durante nuestra permanencia estuvieron Paulo Dextre Córdova y Maura Rodríguez Narrea. Posteriormente continuaron Gustavo Eloy Amador Cox Mejía, María Rosemberg Garro, Ricardo Palacios Calderón, Hugo Néstor Huaman Torre y su actual director el profesor Marden Garro Condezo (este último, ex alumno del Colegio).
Muchos de nuestros profesores enamorados de bellas lugareñas formaron hogar y se incorporaron a nuestra comunidad. Otros, conocieron a otras maestras foráneas e igualmente consolidaron su relación formando hogares con hijos que nacieron en Chiquián. Los alumnos fuimos testigos de toda esta novela romántica y sus idílicos afanes.
Los alumnos, como en otros lares, muchas veces convertimos a nuestros maestros en víctimas de nuestras bromas e inocentadas. Ojalá algunos ex alumnos y ex docentes se atrevan a registrar estas anédoctas. Pero, en líneas generales siempre primó el respeto hacia ellos. En cada conversación, entre ex alumnos, siempre es motivo de comentario lo que asimilamos de ellos.
Para el caso de mi Promoción 1969, cómo no recordar a los profesores: Maura Rodríguez Narrea (de filosofía y lógica), Carlos Collantes de los Santos (historia y geografía), Manuel Roque Dextre (educación musical), Oswaldo Mautino Zambrano (historia), José Pulido (lengua y literatura), Cesáreo Zarazú Padilla (dentista y profesor de matemáticas), Manuel Aquino Valverde (médico de Posta y profesor de anatomía), Elva Coquicocha Pérez (de ciencias naturales), Elisa Cossío Barrera (dibujo y pintura), al teacher José Bazán Ramos, al suboficial IPM Juan García Carrasco, Visitación Laos Jara (música), Ada Morocho Alvarado (historia), Orlando Ñato Bríos (educación física), Manuel Orduña Moncada (lengua y literatura), Valeriano Centeno Padilla (geografía), Rubén Robles Moreno (matemáticas), Julio Vásquez Sotelo (nuestro asesor de promoción, luego del traslado de José Pulido). Otros, anteriores o posteriores a nosotros, valorarán –estamos seguros- a sus correspondientes maestros.
No debo dejar de comentar, entre las valiosas enseñanzas de nuestros maestros, el significado del trabajo de campo o fuera de las aulas, para entender mejor los temas en desarrollo: la autopsia a un perro con el Dr. Aquino Valverde para observar la interioridad del cuerpo de un animal; el recorrido por el campo recolectando hojas, flores y ramas con la profesora Elva Colquicocha en clases prácticas de botánica; la visita con el profesor Carlos Collantes de los Santos a las lagunas de Ahuash y Yanacocha (en la base del nevado de Tucu), como el recorrido del riachuelo Collota para verificar dónde estaba el origen del río Santa; las clases de música en la casa del Dr. Manuel Roque Dextre con su amplio repertorio de discos 45 y LP de música clásica; ni qué decir de las excursiones que hermanaban pueblos y personas, dentro y fuera de la provincia.
Igualmente conocimos y respetamos a muchos trabajadores de servicios, administrativos y auxiliares de educación: Hortensio Balarezo Lavado, Bernardino Castillo, Luis Chiri Núñez, Nivardo Fuentes Pardo, Luis Jaimes García, Abilio Jara, Félix Luna Jiménez, Carmelino Carrillo, Ambrosio Gamarra Jaimes, entre otros.
La ligazón con los pueblos de la provincia
Como ninguna institución, el Colegio Coronel Bolognesi contribuyó y contribuye a unir y hermanar a la capital provincial con los pueblos vecinos. Hijos de la mayoría de distritos y pueblos de la provincia de Bolognesi se educaron en nuestro Colegio. Los padres de familia tuvieron que recurrir a sus amigos y compadres para buscar residencia temporal para sus hijos estudiantes. Era común observar el desfile de asnos con cargamento de víveres y leña en las tardes dominicales, seguidos de padres e hijos escolares. Pocos foráneos recurrían a las pensiones, la mayoría prefería preparar sus alimentos en un rincón del patio o de la cocina improvisada con leña o primus.
La hermandad y solidaridad entre unos y otros estudiantes no sólo se denotaba en el interior del centro educativo, también fuera de ella. Luego de la salida del Colegio era común observarlos en las esquinas saboreando los bizcochos, las tortas y las cariocas, si era acompañado de un emoliente mejor; para más tarde pasear por los alrededores de la plaza y las calles tratando de relacionarse con jovencitas del colegio de mujeres. No faltaban, por cierto, las serenatas nocturnas.
Con el transcurrir de los años, muchos padres e hijos de los pueblos alejados o vecinos se asentaron en Chiquián. Cuando muchas familias chiquianas se mudaron a Lima, los nuevos residentes fueron mangasinos, gorgorillanos, pacllonistos, llaminos, pocpinos, mahuayinos, canisinos, roqueños, etc. El colegio atrajo a los hijos y terminó residentando a la familia en Chiquiàn.
Anécdotas y testimonios de parte
Cada (ex) alumno, (ex) docente, o (ex) trabajador del Colegio tiene un sinnúmero de anécdotas y vivencias que contar. Lamentamos no tener las cualidades, que sí lo tenía nuestro compañero de estudios Lorenzo “Loli” Romero Moreno, para contar con las palabras más adecuadas, aderezadas de ájilis y mójilis, los distintos momentos amenos o anecdóticos compartidos en las aulas o con los compañeros de estudios. Con esta salvedad, van algunas de las tantas guardadas en el baúl de nuestros recuerdos.
a. Excursión al Yerupajá
Allá por 1967, bajo la conducción del profesor Oswaldo Mautino, los alumnos del tercer año realizamos la excusión a Jahuacocha y Yerupajá. Cada uno se preocupó por conseguir un buen caballo y surtirse de lo necesario para la alimentación de varios días. Todos teníamos experiencia como jinetes, salvo Carlitos Nava Sosa. Había dejado su caballo en el alfalfar de don Pancho Alva con montura y hato incluido.
Luego de horas de atravezar bajadas, Llámac y la subida, nos acercamos a Jahuacocha. Antes llegamos a una lagunita donde nadaban varios patos silvestres. Javier Bolarte Camones (a) “Burro”, portaba una pequeña escopeta hechiza producto del ingenio de su padre, conocido relojero chiquiano. A una indicación del portador del arma, todos pusimos “cuerpo a tierra” y rampando nos acercamos a la laguna, al frente iba Javier. Luego de acomodarse apropiadamente hizo el disparo esperado: ¡pummm!, y un pato revoloteó herido. Cuando discutíamos cómo entrar a la laguna a sacar nuestra presa, ¡oh, sorpresa! De uno de los recodos aparece una señora gritando: “¡pati!, ¡pati!”,… y, enfurecida, se dirigió a pedradas hacia nosotros; a duras penas pudimos sortear y huir. Los patos que creíamos silvestres eran en realidad domésticos. Pasado el susto nos dedicamos buenas horas a reír y comentar el incidente.
Para llegar a Jahuacocha hay que caminar por una enorme curva. Los hermanos “Mocho” y Loli Romero consideraron que era una pérdida innecesaria de tiempo dar esa enorme vuelta y decidieron cortar camino en línea recta. Al poco rato observamos absortos cómo desaparecía su caballo y ellos a duras penas quedaban a flote, el enorme oconal casi se traga al caballo y sus jinetes. El rocín fue salvado, no así la alforja con el fiambre para tres días.
A la mañana siguiente, muy temprano, nuestro profesor anzuelo en mano se fue a “truchear”. Sin darse cuenta se fue introduciendo a la laguna que tenía el borde congelado, en determinado momento el hielo cedió y casi desaparece, siendo socorrido por algunos compañeros que felizmente lo vieron.
Luego de dos días en los alrededores (Solteracocha, etc.) retornamos. Ya de noche llegamos a Llámac, con mucha hambre pues nuestro fiambre se había agotado. Fuimos acogidos por el maestro Alejandro Aldave Montoro en el local escolar. Al poco rato, el papá de nuestro buen Pelegrín Zambrano Ocrospoma, llegó con un balde de ocas recién zancochadas que fueron rápidamente devoradas por todos nosotros. Al amanecer siguiente muy temprano nos dirigimos a Chiquián, con el estómago pidiendo a gritos un mendrugo de pan, pero cargados de emociones, experiencias e historias que contar y rememorar.
b. Pachamanca en demasía
En compañía de varios profesores, entre ellos Orlando Ñato Bríos, hacia mediados de 1968 visitamos pueblos como Huallanca y La Unión de la jurisdicción de la Provincia de Dos de Mayo (hoy Huallanca es parte de nuestra provincia). Fuimos recibidos de la mejor manera. En Huallanca la directora del colegio, la bella profesora Martha Martel, se esmeró personalmente en atendernos. Por primera vez saboreamos la pachamanca con carne de chancho. Nuestros profesores y representantes estudiantiles (medio shaplacos ellos) agradecieron con lo mejor de su repertorio. En La Unión se repitió una nueva pachamanca. Esta vez en cantidades realmente desmesuradas, al extremo de, –aprovechando la semioscuridad y con mucho disimulo-, arrojar presas y papas a los lugares aledaños o dejarlos en los costados. Pese a las bebidas calientes de orégano y otras hierbas, no pudimos dormir con la indigestión generalizada. A la mañana siguiente, ante un buen equipo del colegio, recibimos una paliza en básquetbol. Un tanto recuperados, en horas de la tarde, pudimos derrotarlos en fútbol. En momentos de falta de bitute se deja extrañar esa pachamanca unionista.
c. Las primeras bombas lacrimógenas en Chiquián
Nuestras compañeras de promoción del Colegio Santa Rosa nos habían pedido apoyo para llevar adelante un festival deportivo en Jircán. Debíamos pegar afiches alusivos a la actividad en las esquinas de la ciudad, lo que fue cumplido a cabalidad una noche antes.
En plena contienda futbolística, pasada las 5 de la tarde, ingresaron unos policías. Ubicaron a nuestro profesor asesor (José Pulido) y al presidente de nuestra promoción (Julio Álvarez Padilla), los tomaron presos y se los llevaron. No tuvimos tiempo de reaccionar inmediatamente. Luego nos enteramos que el pegado de los afiches se había realizado sin permiso municipal y la autoridad edil había realizado la denuncia policial.
Ya en la noche nos reunimos los de la promoción en la Plaza de Armas, frente a la Comisaría donde se hallaban presos el profesor Pulido y Julio Álvarez. En determinado momento nos pusimos a gritar a coro: “¡Pulido libertad!!”, “¡Julio libertad!”. El portón cerrado y el silencio fue toda respuesta. Ante el paso de los minutos, los ánimos se fueron exaltando. En determinado momento a nuestros gritos siguieron unas, luego muchas, pedradas al portón de la comisaría. Cuando de pronto salen varios policías debidamente protegidos y nos atacan con una andanada de bombas lacrimógenas. La confusión fue total. Nos sentíamos asfixiar. No sabíamos qué hacer. Eran las primeras bombas lacrimógenas con las que nos enfrentábamos.
Gracias a la presencia e indicación de algunos estudiantes universitarios nos dirigimos todos a “Ago calle” a mojarnos la cara, empapar de agua nuestros pañuelos y surtirnos de buena cantidad de piedras. Retornamos a la Plaza con nuevos bríos a los gritos de “¡Pulido libertad!”, “¡Julio libertad!” y procedimos a darle uso a nuestro “malgacuy” de piedras.
Luego de varias horas de tenaz lucha se presentó la posibilidad de solución. Nuestros dos amigos, con todo el resguardo de policías temerosos y debidamente protegidos, fueron trasladados a la casa del Subprefecto don Luis Núñez Sánchez, seguidos por todos nosotros con los consabidos gritos de lucha a coro.
Pasadas las 11 de la noche fueron liberados Pulido y Álvarez. Fueron recibidos con gritos, abrazos y lágrimas de emoción. Con ellos sobre nuestros hombros recorrimos las principales calles de la ciudad, coreando nuestras consignas de triunfo. A cada uno los llevamos a sus domicilios. Ellos, al igual que nosotros, sentían que habían tenido una jornada inolvidable.
Los ex alumnos y la identidad bolognesina
Al Colegio Coronel Bolognesi no sólo se le valora por lo que internamente realiza, forma, educa. También por lo que su producto, sus ex alumnos, realizan.
Todos, de acuerdo a sus posibilidades, contribuyen a identificar, conocer, valorar y promocionar lo mejor de Chiquián y de la Provincia de Bolognesi. Desde los dedicados a la agricultura, ganadería y artesanía; pasando por los profesionales, los escritores y autores de libros; compositores, cantantes y artistas; administradores de portales web, empresarios, dirigentes institucionales, etc. Al margen de ocupaciones, niveles de ingresos, lugares de residencia o de opciones políticas, todos los ex alumnos nos sentimos orgullosos de nuestro lugar de procedencia. Y no lo callamos, lo gritamos donde estemos. Nos identificamos con nuestras raíces, nuestra tierra, sus recursos naturales y culturales. Donde se encuentran dos o más ex alumnos, inmediatamente reluce lo propio: el vocabulario, el dejo, el trato intimista. Aquí reside la fortaleza de todo buen ex alumno bolognesino. Esto no nació hoy, es producto de años de formación y concientización. Esta es la cosecha del Colegio Coronel Bolognesi y sus estamentos, su mayor logro, su mejor herencia: afirmar la identidad bolognesina.
Los 50 años de nuestro Colegio
Parece mentira que hayan pasado 50 años en la vida de nuestro Colegio. Hace poco no más celebramos el Centenario de nuestra Provincia. Hoy nuevamente Chiquián se convierte en el centro de concentración de los hijos de la provincia para celebrar el Cincuentenario de su Alma Mater.
Al margen de la presencia o no de sus egresados, lo real es que se ha producido una movilización sin precedentes, lo que significa no otra cosa que el reconocimiento al importante rol del Colegio Nacional Coronel Bolognesi en la vida cultural de nuestra provincia. Locales institucionales o escolares, domicilios, oficinas de trabajo, restaurantes y hasta esquinas han permitido a los ex alumnos reunirse, rememorar vivencias, organizarse y contribuir con algún bien para el colegio de sus amores. No sólo eso. Se ha generado expectativa en amplios sectores del Perú y del Mundo, donde hay presencia de bolognesinos, sobre el desarrollo de las actividades en curso en Chiquián, principalmente entre el 02 y 10 de junio.
Las 46 promociones han asegurado su participación, a los portales existentes se agrega la página web www.bolognesinos.com de los ex alumnos, hay movilización por organizar la Asociación de Ex Alumnos del Colegio Coronel Bolognesi, AECCB, con el establecimiento del DÍA DEL EX ALUMNO BOLOGNESINO para los 8 de junio de cada año. Los residentes en Lima están brindando valiosos aportes de organización.
Un nutrido programa de actividades culturales, deportivas, festivas y de confraternidad están en marcha. Y, lo más importante, se mira hacia el futuro. No se piensa sólo en este Cincuentenario, sino en los próximos 50, 100 años. Esto es lo rescatable.
Y no olvidamos a los gestores del Colegio, a sus maestros, sus benefactores, a los que aperturaron esta senda y nos encaminaron hacia un derrotero de desarrollo, de futuro con esperanza.
¡¡Feliz aniversario Colegio Coronel Bolognesi!!
Huacho, mayo 24 de 2007
Por: Filomeno Zubieta Núñez
[email protected]
Nota del editor.- Este artículo fue escrito con ocación de las bodas de oro del colegio, el autor desea publicarlo como un homenaje a su querido colegio y a sus profesores con ocasión de celebrarse el Día del Maestro.
Promoción 1969: José Carlos Mariátegui
Justificación
Las líneas que siguen no constituyen en sí la historia del nuestro colegio, el Coronel Bolognesi, que este 2007 está celebrando sus 50 años de funcionamiento y de servicio a la educación y cultura. Se trata de un acercamiento, a partir de las vivencias del autor con algunos comentarios y reflexiones iniciales. Lamentablemente no tenemos las herramientas ni las fuentes (especialmente documentos) como para acometer el propósito. Otros (ex) docentes o (ex) alumnos, estamos seguros, contribuirán a este objetivo.
Los antecedentes
Los antecedentes se remiten, indudablemente a las mismas razones que motivaron la exigencia de la creación de la provincia de Bolognesi con Chiquián como su capital. Y, luego de 50 años de conseguida la meta, no podía aceptarse que los hijos de Chiquián y pueblos vecinos sigan realizando enormes esfuerzos (sobretodo, económicos) para continuar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional La Libertad de Huaraz o el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe de Lima, como se daba hasta entonces. Estudiar la secundaria se había convertido en meta de unos pocos que tenían las posibilidades económicas. La mayoría se conformaba con la educación primaria y sólo con ella afrontaban hasta sus compromisos profesionales, como el ejercer la docencia en nuestras escuelas de los pueblos del interior.
Fueron los padres de familia quienes mostraron las primeras preocupaciones y exigencias a las autoridades por que se realicen las gestiones para la creación de un colegio secundario en Chiquián, secundados por los dirigentes de los pueblos vecinos y los residentes en la ciudad de Lima. Todos: representantes de los padres de familia, autoridades (los que fueron alcaldes: don José Román Ramos Espejo, don Roberto Rosell Villón, el maestro Calixto Vicuña Calderón), ex alumnos de las escuelas primarias (secundados por el director de la Escuela Pre Vocacional Nº 351, el maestro César Figueroa Cuentas), los representantes de la Comunidad Campesina de Chiquián y delegados de residentes en Lima, con sendos memoriales llegaron a las oficinas de los hijos bolognesinos con cargos de responsabilidad en el Ministerio de Educación (Santiago Pardo Lezameta) o del Congreso de la República (con los hermanos Guillermo Bracale Ramos, diputado por Ancash; y Carlos Bracale Ramos, senador).
Los hermanos Bracale Ramos, acogiendo el sentir de los padres familia, la juventud y el pueblo bolognesinos, dieron la batalla legislativa y sensibilizaron al entonces Ministro de Educación Pública, Dr. Jorge Basadre Grohmann (1956-1958) para que se emitiera la resolución ministerial con el logro de este anhelo largamente esperado. Los maestros y autores de libros, Mario Reyes Barba (Chiquián, la incontrastable Villa) y Alejandro Aldave Montoro (Educación, música y cultura de papel) coinciden en señalar que la fecha de creación del Colegio, que perenniza el nombre del héroe máximo de Arica, es el 9 de setiembre de 1956, por Resolución Ministerial Nº 12281 e indican que el 23 de febrero de 1957 iniciaron sus labores con su primera celebración inaugural el 7 de junio del mismo año. Sin embargo, en documento firmado por su actual director, el prof. Marden Garro Condezo, se señala que el Colegio Coronel Bolognesi “nació oficialmente el 23 de febrero de 1957 mediante Resolución Ministerial Nº 1950 del Sector Educación”, y así figura en la página web del propio Ministerio de Educación (http://escale.minedu.gob.pe/escale/consulta/infoIE.do?codigoModular=0411793&anexo=0&tipoReg=). La duda se despejará, sin lugar a dudas, con la exhibición y publicación del documento oficial correspondiente. Lo que no hay lugar a dudas es que el Colegio Coronel Bolognesi inicio sus funciones en 1957
Los inicios
Los inicios del funcionamiento del nuevo Colegio se vieron facilitados por el desprendimiento de las familias que cedieron sus casas para la pre-matrícula, como para las primeras aulas de clases.
Como primer director fue designado el maestro Manuel Francisco Becerra Santa Cruz; quien, con la planta de docentes, auxiliares y trabajadores administrativos en número reducido, dio inicio a las clases con 90 alumnos distribuidos en dos secciones (A y B) en la primera planta de la casona de doña Victoria Montoro viuda de Alvarado, en la segunda cuadra de la calle Leoncio Prado. Hay que destacar el desprendimiento de esta matrona chiquiana que por 11 años, sin cobro alguno, brindó su casa para funcionamiento del Colegio, inicialmente el primer piso y luego toda la casa de dos pisos, dejando sólo la parte de la panadería para su beneficio particular. (El suscrito cursó el segundo y tercero de secundaria en esta casa). La sólida construcción resistió el peso de tantos alumnos, incluso con ellos en clases en ese día de trágicas consecuencias como fue el terremoto del 17 de octubre de 1966.
En sus inicios el patio interior era suficiente para las actividades cívicas; pero, ante el incremento de su alumnado, se tuvo que tomar la calle para estos menesteres; en tanto, el campo deportivo de Jircán era el escenario de las clases de educación física como de instrucción pre-militar.
Tanto hombres como mujeres integraban la plana estudiantil hasta la creación del Colegio de Mujeres Santa Rosa.
De acuerdo a la relación proporcionada por nuestro dilecto amigo Arnaldo Alvarado Balarezo, que la extrajo de documentos oficiales del colegio, fueron sus primeros alumnos:
Primer año de secundaria 1957
Sección "A"
Alva Aldave, Hortensia Alvarado Pardo, Julia Armesto Barrenechea, José Ovidio Armesto Barrenechea, Manuel Vicente Bolarte Sánchez, Zoila Brios Ramos, Nirka Carrera Samanez, Martínez Flores Calderón, José Antonio Damián, Obdulia Díaz Ortega, Ana Vicenta Gamarra Espinoza, Héctor Segundo Gamarra Palacios, Pedro Gamarra Garro, Rosa Aurora Huerta Yábar, Ambrosia Ibarra Castillo, Orfelinda Jaimes Palacios, Teodora Prudencia López Padilla, James Marino López Padilla, Bertha Márquez Muñoz, Yolanda Mejía, Luz Juana Montes Oré, Magda Moreno Padilla, Segundina Noel Bravo, Yolanda Ruth Núñez Jara, Teófilo Armando Ocrospoma Sánchez, Lola Juana Pacora Vicuña, Martha Alcira Ramírez Maturana, Rosa Susana Ramos Vicuña, Marco Antonio Reyes García Maura Hermelinda Reyes Tello, Graciela Rivera Salcedo, Magloria Rafaela Ruiz Ríos, Agustina Santos Albornoz, Eulogio Tapia Ochoa, Juana Valderrama Montes, Héctor Valdez Salcedo, Eusebio Valderrama Alvarado, Enma G. Valdez Cano, María Carmen Vargas Mendoza, Roberto Vergaray Olivos, Consuelo Yabar Torres, Elena Juliana Zubieta Arévalo, Claudia Zubieta Béjar, Ovidio Senén .
Sección "B"
Aguirre Alvarado, Sixto Alvarado Aldave, Carlos Aníbal Aldave Vicuña, Hidorfo Alejos Avalos, Rosendo Alejandro Villanueva, Susano Alvarado Calderón, Arquímedes Alva Díaz, Calixto Alvarez Padilla, Félix Cano Huamán, Alberto Cano Narvaja, Víctor Carrera Huaranga, Elías Carrillo Torres, Simeón Celestino Mercedes, Novato Paulino Cristóbal Cerrate, Diógenes Chiri Núñez, Luis Damián Núñez, Víctor Duran Carrera, Alejandro Espinoza Ramírez, Alfredo Gamarra Cueva, Fernando Gamarra Cueva, Juan de Dios Gamarra Márquez, Víctor Teódulo Garro Ayala, Gudberto Jorge Garro Alzadora, Julián Hinostroza Sánchez, Gamaniel Jaimes Díaz, Celso Antonio Limay Huaranga, Ananías Montes Alva, Pedro Paulino Ortega León, Ubaldo Padilla Ocrospoma, Jorge Padilla Robles, Artemio Lupe Parra Castillo, Medardo Patricio Higinio, Raúl Ramírez Silva, Romerico Rayo Minaya, José Eugenio Rivas Albornoz, Agapito Robles Garro, Arturo Rojas García, Marcos Romero Damián, Benedicto Santos Flores, Francisco Santos Marcelino, Maximiliano Tafur Montes, Manuel Natividad Tapia Ochoa, Cirilo Valdez Salcedo, Adolfo Damián Vásquez, Mariano Antonio Yábar Valverde, Carlos Factor Zambrano Carrera, Raúl Zambrano Duran, Teódulo.
La Primera promoción que egresó en 1961 estuvo formada sólo de 32 alumnos. Muchos se quedaron en el camino (concluyendo después), unos pocos se retiraron, algunos se habían incorporado al trasladarse de Huaraz o Lima. Acorde con la relación proporcionada por el director actual del colegio, integraron la Primera Promoción 1961:
Aldave Del Castillo, Herberto José Aldave Vicuña, Hidobro Alejandro Villanueva, Susano Alva Díaz, Calixto Alvarado Calderón, Arquímedes Alvarado Montoso, Betty Victoria Aranda Bazán, José María Bolarte Sánchez, Zoila Aurora Carrera Huaranga, Elías Cristóbal Cerrate, Diógenes Díaz Ortega, Ana Vicente Flores Calderón, José Gamarra Espinoza, Héctor Segundo Garro Ayala, Jorge Huerta Yabar, Ambrosia Jaimes Palacios, Teodora Prudencia Jaimes Palacios, Aníbal Antonio Moreno Padilla, Segundina Núñez Jara, Teófilo Armando Ortega León, Ubaldo Pacora Vicuña, Martha Alcira Ramírez Vicuña, Ausberta Escolástica Reyes García, Maura Hermelinda Rivera Salcedo, Magloria Rafaela Rivera Valenzuela, Carlos Chale Ruiz Ríos, Agustina Tafur Montes, Natividad Tello Aranda, Violeta Valderrama Alvarado, Enma G. Villanueva Pardavé, Luis Yàbar Torres, Elena Juliana Yàbar Valverde, Carlos Factor.
La casa propia
Preocupación, desde sus años iniciales, fue la consecución de la casa propia. Para el efecto, se organizaron los padres de familia en la Comisión Pro-Local del Colegio. Luego de tocar puertas diversas, se encontró eco en el Concejo Provincial de Bolognesi (cuyo Alcalde, si no nos traiciona la memoria, era el jovencísimo Arturo Vicuña Valverde) que acordó donar un terreno de 9 100 m2 en el sector denominado Parientana, al oeste de la ciudad. Con el financiamiento del Ministerio de Educación y el aporte de los padres de familia se construyeron alrededor de 10 aulas de adobe en un solo piso y en L, incluyendo oficinas administrativas y la biblioteca; con un espacioso campo para educación física y deportes menores. Buena parte no fue ocupado por los puquiales existentes. A este local fueron trasladados los alumnos en 1968 (el suscrito cursó el 4º y 5º en este local recién inaugurado) bajo la gestión de su director el profesor Paulo Dextre Córdova. Con la apertura de la Avenida Circunvalación Santa Rosa, el nuevo local quedó incorporado al área urbana de la ciudad.
El terremoto del 31 de mayo de 1970, de infaustas consecuencias en nuestro departamento, motivó que el local quedase averiado, motivando faenas de reacondicionamiento. Sin embargo, el local del Colegio de Mujeres Santa Rosa quedó peor. Las alumnas fueron trasladadas a recibir clases junto a sus compañeros varones. Esta situación quedó legalizada por Resolución Ministerial Nº 2202-74-ED del 1º de octubre de 1974, cuando se dispuso la integración del Colegio de Mujeres y del Instituto Nacional Agropecuario, INA 102, al Colegio Coronel Bolognesi. Incluso se integró poco después al Centro Educativo de Primaria Nº 86211.
A mediados de la década de 90 del siglo anterior, dentro del proceso nacional de construcción de locales por parte del Gobierno de turno, se consideró el nuevo local de nuestro Colegio. Éste se efectivizó en el año 1995, previa demolición de las aulas de adobe y el rescate de lo que podía ser útil (puertas, ventanas, maderas, etc.). Se construyeron 14 aulas de material noble en dos plantas, con ambientes para oficinas administrativas, biblioteca, laboratorios, además de servicios higiénicos, losa deportiva multiuso, escaleras, cerco perimetral, instalaciones eléctricas, tanque de agua de 15 m3, etc. y se le dotó de mobiliario básico (incrementado progresivamente gracias a las gestiones de sus autoridades, como de los aportes de los padres de familia y ex alumnos).
El Cincuentenario le está permitiendo cubrir gran parte de sus necesidades gracias a la contribución de sus ex alumnos.
Nuestros maestros
En sus 50 años han pasado por nuestro Colegio muchos maestros, como directivos o docentes de área. En sus inicios todos fueron foráneos, posteriormente se incorporaron comprovincianos, muchos de ellos ex alumnos del Colegio.
Como primer director se tuvo al maestro Manuel Becerra Santa Cruz, seguidos de Francisco Fernández Ortiz, Florencio Mendoza Campos y Rafael Montañez Bazán. Durante nuestra permanencia estuvieron Paulo Dextre Córdova y Maura Rodríguez Narrea. Posteriormente continuaron Gustavo Eloy Amador Cox Mejía, María Rosemberg Garro, Ricardo Palacios Calderón, Hugo Néstor Huaman Torre y su actual director el profesor Marden Garro Condezo (este último, ex alumno del Colegio).
Muchos de nuestros profesores enamorados de bellas lugareñas formaron hogar y se incorporaron a nuestra comunidad. Otros, conocieron a otras maestras foráneas e igualmente consolidaron su relación formando hogares con hijos que nacieron en Chiquián. Los alumnos fuimos testigos de toda esta novela romántica y sus idílicos afanes.
Los alumnos, como en otros lares, muchas veces convertimos a nuestros maestros en víctimas de nuestras bromas e inocentadas. Ojalá algunos ex alumnos y ex docentes se atrevan a registrar estas anédoctas. Pero, en líneas generales siempre primó el respeto hacia ellos. En cada conversación, entre ex alumnos, siempre es motivo de comentario lo que asimilamos de ellos.
Para el caso de mi Promoción 1969, cómo no recordar a los profesores: Maura Rodríguez Narrea (de filosofía y lógica), Carlos Collantes de los Santos (historia y geografía), Manuel Roque Dextre (educación musical), Oswaldo Mautino Zambrano (historia), José Pulido (lengua y literatura), Cesáreo Zarazú Padilla (dentista y profesor de matemáticas), Manuel Aquino Valverde (médico de Posta y profesor de anatomía), Elva Coquicocha Pérez (de ciencias naturales), Elisa Cossío Barrera (dibujo y pintura), al teacher José Bazán Ramos, al suboficial IPM Juan García Carrasco, Visitación Laos Jara (música), Ada Morocho Alvarado (historia), Orlando Ñato Bríos (educación física), Manuel Orduña Moncada (lengua y literatura), Valeriano Centeno Padilla (geografía), Rubén Robles Moreno (matemáticas), Julio Vásquez Sotelo (nuestro asesor de promoción, luego del traslado de José Pulido). Otros, anteriores o posteriores a nosotros, valorarán –estamos seguros- a sus correspondientes maestros.
No debo dejar de comentar, entre las valiosas enseñanzas de nuestros maestros, el significado del trabajo de campo o fuera de las aulas, para entender mejor los temas en desarrollo: la autopsia a un perro con el Dr. Aquino Valverde para observar la interioridad del cuerpo de un animal; el recorrido por el campo recolectando hojas, flores y ramas con la profesora Elva Colquicocha en clases prácticas de botánica; la visita con el profesor Carlos Collantes de los Santos a las lagunas de Ahuash y Yanacocha (en la base del nevado de Tucu), como el recorrido del riachuelo Collota para verificar dónde estaba el origen del río Santa; las clases de música en la casa del Dr. Manuel Roque Dextre con su amplio repertorio de discos 45 y LP de música clásica; ni qué decir de las excursiones que hermanaban pueblos y personas, dentro y fuera de la provincia.
Igualmente conocimos y respetamos a muchos trabajadores de servicios, administrativos y auxiliares de educación: Hortensio Balarezo Lavado, Bernardino Castillo, Luis Chiri Núñez, Nivardo Fuentes Pardo, Luis Jaimes García, Abilio Jara, Félix Luna Jiménez, Carmelino Carrillo, Ambrosio Gamarra Jaimes, entre otros.
La ligazón con los pueblos de la provincia
Como ninguna institución, el Colegio Coronel Bolognesi contribuyó y contribuye a unir y hermanar a la capital provincial con los pueblos vecinos. Hijos de la mayoría de distritos y pueblos de la provincia de Bolognesi se educaron en nuestro Colegio. Los padres de familia tuvieron que recurrir a sus amigos y compadres para buscar residencia temporal para sus hijos estudiantes. Era común observar el desfile de asnos con cargamento de víveres y leña en las tardes dominicales, seguidos de padres e hijos escolares. Pocos foráneos recurrían a las pensiones, la mayoría prefería preparar sus alimentos en un rincón del patio o de la cocina improvisada con leña o primus.
La hermandad y solidaridad entre unos y otros estudiantes no sólo se denotaba en el interior del centro educativo, también fuera de ella. Luego de la salida del Colegio era común observarlos en las esquinas saboreando los bizcochos, las tortas y las cariocas, si era acompañado de un emoliente mejor; para más tarde pasear por los alrededores de la plaza y las calles tratando de relacionarse con jovencitas del colegio de mujeres. No faltaban, por cierto, las serenatas nocturnas.
Con el transcurrir de los años, muchos padres e hijos de los pueblos alejados o vecinos se asentaron en Chiquián. Cuando muchas familias chiquianas se mudaron a Lima, los nuevos residentes fueron mangasinos, gorgorillanos, pacllonistos, llaminos, pocpinos, mahuayinos, canisinos, roqueños, etc. El colegio atrajo a los hijos y terminó residentando a la familia en Chiquiàn.
Anécdotas y testimonios de parte
Cada (ex) alumno, (ex) docente, o (ex) trabajador del Colegio tiene un sinnúmero de anécdotas y vivencias que contar. Lamentamos no tener las cualidades, que sí lo tenía nuestro compañero de estudios Lorenzo “Loli” Romero Moreno, para contar con las palabras más adecuadas, aderezadas de ájilis y mójilis, los distintos momentos amenos o anecdóticos compartidos en las aulas o con los compañeros de estudios. Con esta salvedad, van algunas de las tantas guardadas en el baúl de nuestros recuerdos.
a. Excursión al Yerupajá
Allá por 1967, bajo la conducción del profesor Oswaldo Mautino, los alumnos del tercer año realizamos la excusión a Jahuacocha y Yerupajá. Cada uno se preocupó por conseguir un buen caballo y surtirse de lo necesario para la alimentación de varios días. Todos teníamos experiencia como jinetes, salvo Carlitos Nava Sosa. Había dejado su caballo en el alfalfar de don Pancho Alva con montura y hato incluido.
Luego de horas de atravezar bajadas, Llámac y la subida, nos acercamos a Jahuacocha. Antes llegamos a una lagunita donde nadaban varios patos silvestres. Javier Bolarte Camones (a) “Burro”, portaba una pequeña escopeta hechiza producto del ingenio de su padre, conocido relojero chiquiano. A una indicación del portador del arma, todos pusimos “cuerpo a tierra” y rampando nos acercamos a la laguna, al frente iba Javier. Luego de acomodarse apropiadamente hizo el disparo esperado: ¡pummm!, y un pato revoloteó herido. Cuando discutíamos cómo entrar a la laguna a sacar nuestra presa, ¡oh, sorpresa! De uno de los recodos aparece una señora gritando: “¡pati!, ¡pati!”,… y, enfurecida, se dirigió a pedradas hacia nosotros; a duras penas pudimos sortear y huir. Los patos que creíamos silvestres eran en realidad domésticos. Pasado el susto nos dedicamos buenas horas a reír y comentar el incidente.
Para llegar a Jahuacocha hay que caminar por una enorme curva. Los hermanos “Mocho” y Loli Romero consideraron que era una pérdida innecesaria de tiempo dar esa enorme vuelta y decidieron cortar camino en línea recta. Al poco rato observamos absortos cómo desaparecía su caballo y ellos a duras penas quedaban a flote, el enorme oconal casi se traga al caballo y sus jinetes. El rocín fue salvado, no así la alforja con el fiambre para tres días.
A la mañana siguiente, muy temprano, nuestro profesor anzuelo en mano se fue a “truchear”. Sin darse cuenta se fue introduciendo a la laguna que tenía el borde congelado, en determinado momento el hielo cedió y casi desaparece, siendo socorrido por algunos compañeros que felizmente lo vieron.
Luego de dos días en los alrededores (Solteracocha, etc.) retornamos. Ya de noche llegamos a Llámac, con mucha hambre pues nuestro fiambre se había agotado. Fuimos acogidos por el maestro Alejandro Aldave Montoro en el local escolar. Al poco rato, el papá de nuestro buen Pelegrín Zambrano Ocrospoma, llegó con un balde de ocas recién zancochadas que fueron rápidamente devoradas por todos nosotros. Al amanecer siguiente muy temprano nos dirigimos a Chiquián, con el estómago pidiendo a gritos un mendrugo de pan, pero cargados de emociones, experiencias e historias que contar y rememorar.
b. Pachamanca en demasía
En compañía de varios profesores, entre ellos Orlando Ñato Bríos, hacia mediados de 1968 visitamos pueblos como Huallanca y La Unión de la jurisdicción de la Provincia de Dos de Mayo (hoy Huallanca es parte de nuestra provincia). Fuimos recibidos de la mejor manera. En Huallanca la directora del colegio, la bella profesora Martha Martel, se esmeró personalmente en atendernos. Por primera vez saboreamos la pachamanca con carne de chancho. Nuestros profesores y representantes estudiantiles (medio shaplacos ellos) agradecieron con lo mejor de su repertorio. En La Unión se repitió una nueva pachamanca. Esta vez en cantidades realmente desmesuradas, al extremo de, –aprovechando la semioscuridad y con mucho disimulo-, arrojar presas y papas a los lugares aledaños o dejarlos en los costados. Pese a las bebidas calientes de orégano y otras hierbas, no pudimos dormir con la indigestión generalizada. A la mañana siguiente, ante un buen equipo del colegio, recibimos una paliza en básquetbol. Un tanto recuperados, en horas de la tarde, pudimos derrotarlos en fútbol. En momentos de falta de bitute se deja extrañar esa pachamanca unionista.
c. Las primeras bombas lacrimógenas en Chiquián
Nuestras compañeras de promoción del Colegio Santa Rosa nos habían pedido apoyo para llevar adelante un festival deportivo en Jircán. Debíamos pegar afiches alusivos a la actividad en las esquinas de la ciudad, lo que fue cumplido a cabalidad una noche antes.
En plena contienda futbolística, pasada las 5 de la tarde, ingresaron unos policías. Ubicaron a nuestro profesor asesor (José Pulido) y al presidente de nuestra promoción (Julio Álvarez Padilla), los tomaron presos y se los llevaron. No tuvimos tiempo de reaccionar inmediatamente. Luego nos enteramos que el pegado de los afiches se había realizado sin permiso municipal y la autoridad edil había realizado la denuncia policial.
Ya en la noche nos reunimos los de la promoción en la Plaza de Armas, frente a la Comisaría donde se hallaban presos el profesor Pulido y Julio Álvarez. En determinado momento nos pusimos a gritar a coro: “¡Pulido libertad!!”, “¡Julio libertad!”. El portón cerrado y el silencio fue toda respuesta. Ante el paso de los minutos, los ánimos se fueron exaltando. En determinado momento a nuestros gritos siguieron unas, luego muchas, pedradas al portón de la comisaría. Cuando de pronto salen varios policías debidamente protegidos y nos atacan con una andanada de bombas lacrimógenas. La confusión fue total. Nos sentíamos asfixiar. No sabíamos qué hacer. Eran las primeras bombas lacrimógenas con las que nos enfrentábamos.
Gracias a la presencia e indicación de algunos estudiantes universitarios nos dirigimos todos a “Ago calle” a mojarnos la cara, empapar de agua nuestros pañuelos y surtirnos de buena cantidad de piedras. Retornamos a la Plaza con nuevos bríos a los gritos de “¡Pulido libertad!”, “¡Julio libertad!” y procedimos a darle uso a nuestro “malgacuy” de piedras.
Luego de varias horas de tenaz lucha se presentó la posibilidad de solución. Nuestros dos amigos, con todo el resguardo de policías temerosos y debidamente protegidos, fueron trasladados a la casa del Subprefecto don Luis Núñez Sánchez, seguidos por todos nosotros con los consabidos gritos de lucha a coro.
Pasadas las 11 de la noche fueron liberados Pulido y Álvarez. Fueron recibidos con gritos, abrazos y lágrimas de emoción. Con ellos sobre nuestros hombros recorrimos las principales calles de la ciudad, coreando nuestras consignas de triunfo. A cada uno los llevamos a sus domicilios. Ellos, al igual que nosotros, sentían que habían tenido una jornada inolvidable.
Los ex alumnos y la identidad bolognesina
Al Colegio Coronel Bolognesi no sólo se le valora por lo que internamente realiza, forma, educa. También por lo que su producto, sus ex alumnos, realizan.
Todos, de acuerdo a sus posibilidades, contribuyen a identificar, conocer, valorar y promocionar lo mejor de Chiquián y de la Provincia de Bolognesi. Desde los dedicados a la agricultura, ganadería y artesanía; pasando por los profesionales, los escritores y autores de libros; compositores, cantantes y artistas; administradores de portales web, empresarios, dirigentes institucionales, etc. Al margen de ocupaciones, niveles de ingresos, lugares de residencia o de opciones políticas, todos los ex alumnos nos sentimos orgullosos de nuestro lugar de procedencia. Y no lo callamos, lo gritamos donde estemos. Nos identificamos con nuestras raíces, nuestra tierra, sus recursos naturales y culturales. Donde se encuentran dos o más ex alumnos, inmediatamente reluce lo propio: el vocabulario, el dejo, el trato intimista. Aquí reside la fortaleza de todo buen ex alumno bolognesino. Esto no nació hoy, es producto de años de formación y concientización. Esta es la cosecha del Colegio Coronel Bolognesi y sus estamentos, su mayor logro, su mejor herencia: afirmar la identidad bolognesina.
Los 50 años de nuestro Colegio
Parece mentira que hayan pasado 50 años en la vida de nuestro Colegio. Hace poco no más celebramos el Centenario de nuestra Provincia. Hoy nuevamente Chiquián se convierte en el centro de concentración de los hijos de la provincia para celebrar el Cincuentenario de su Alma Mater.
Al margen de la presencia o no de sus egresados, lo real es que se ha producido una movilización sin precedentes, lo que significa no otra cosa que el reconocimiento al importante rol del Colegio Nacional Coronel Bolognesi en la vida cultural de nuestra provincia. Locales institucionales o escolares, domicilios, oficinas de trabajo, restaurantes y hasta esquinas han permitido a los ex alumnos reunirse, rememorar vivencias, organizarse y contribuir con algún bien para el colegio de sus amores. No sólo eso. Se ha generado expectativa en amplios sectores del Perú y del Mundo, donde hay presencia de bolognesinos, sobre el desarrollo de las actividades en curso en Chiquián, principalmente entre el 02 y 10 de junio.
Las 46 promociones han asegurado su participación, a los portales existentes se agrega la página web www.bolognesinos.com de los ex alumnos, hay movilización por organizar la Asociación de Ex Alumnos del Colegio Coronel Bolognesi, AECCB, con el establecimiento del DÍA DEL EX ALUMNO BOLOGNESINO para los 8 de junio de cada año. Los residentes en Lima están brindando valiosos aportes de organización.
Un nutrido programa de actividades culturales, deportivas, festivas y de confraternidad están en marcha. Y, lo más importante, se mira hacia el futuro. No se piensa sólo en este Cincuentenario, sino en los próximos 50, 100 años. Esto es lo rescatable.
Y no olvidamos a los gestores del Colegio, a sus maestros, sus benefactores, a los que aperturaron esta senda y nos encaminaron hacia un derrotero de desarrollo, de futuro con esperanza.
¡¡Feliz aniversario Colegio Coronel Bolognesi!!
Huacho, mayo 24 de 2007