ricardo santos albornoz
LA CHICHA DE JORA
Deliciosa y refrescante bebida milenaria. Esta es la historia de la chicha de jora.
¿Imaginas una bebida que tiene más de 500 años de antigüedad? No, no se trata de una marca transnacional reconocida a nivel mundial. Es nada más y nada menos que la popular chicha de jora, un refresco netamente peruano que vio la luz durante el Imperio Incaico.
Existe una leyenda posterior que dice que, entre los años 1456 y 1461, cuando el Imperio Incaico estaba bajo el dominio del Inca Túpac Yupanqui, una temporada de intensos aguaceros golpeó duramente las tierras, dejando en ruinas las viviendas y estropeando una considerable cantidad de alimentos.
Entre ellos, figuraba el maíz. La lluvia habría inundado los silos en los que este era guardado, de modo que la cosecha quedó arruinada por completo. Debido a este hecho, los granos no tardaron en fermentarse y dar como resultado la malta de maíz. Su olor era intenso y poco agradable por lo que se pensó en desecharla.
Sin embargo, cuentan que un indígena, desesperado por la sed, probó aquel jugo de maíz. No solo quedó saciado, sino ligeramente embriagado. Así fue como se difundió el poder de la Chicha de Jora.
El rumor llegó rápidamente a los oídos del Inca y a las élites que lo acompañaban. La preparación de la Chicha se perfeccionó y se convirtió en el néctar favorito de la nobleza, así como una bebida de uso religioso.
Este elixir también tuvo una connotación histórica durante el periodo de la Conquista. Cuenta la historia que Atahualpa, considerado el último Inca, ofreció al sacerdote español Vicente de Valverde un vaso de oro que contenía la malta de maíz. Al percatarse de su olor, el europeo rechazó este ofrecimiento pensando que había interés de envenenarlo.
Durante el imperio incaico la chicha, llamada “Aqha” en quechua, fue objeto de veneración y era ofrecida en reverencia al dios sol o Inti, a la Pachamama o madre tierra y también a los “apus” o guardianes tutelares representados por montañas y nevados en diversos rituales y festividades utilizándose en importantes ceremonias religiosas en honor a las wacas (lugares sagrados) y apus (dioses incas).
Tras la llegada de los españoles, el inca Atahualpa le ofrece al sacerdote dominico Vicente de Valverde un kero (vaso) de oro con chicha de jora. La bebida fue arrojada por el europeo pensando que el inca quería envenenarlo, cuando este acto era una tradición incaica con la intención de iniciar una conversación (esta era una tradición entre los antiguos peruanos).
La chicha de jora en la actualidad
La Chicha de Jora todavía tiene un carácter religioso para algunas comunidades andinas. Con ella, los pobladores rinden tributo a los Apus (las montañas sagradas) y a la Pachamama (la madre tierra) para agradecerles por las bondades otorgadas a su pueblo.
Hoy en día la chicha de jora mantiene su condición de bebida ceremonial en la sierra peruana, para servirse durante las actividades agrícolas, las construcciones de viviendas, las faenas comunales y las festividades costumbristas y religiosas.
Pasaron casi 600 años desde su creación. Cambiaron muchas de nuestras costumbres y tradiciones, pero la Chicha de Jora sigue vigente hasta el día de hoy. Esta bebida peruana no solo es un acompañante y hasta ingrediente de lujo para nuestra variada gastronomía, sino también sirvió para que muchos peruanos salgan adelante: existen los ‘chicheros’, gente que se dedica exclusivamente a la preparación y venta de este macerado de los incas.
Es más común que se sirva la Chicha de Jora en las zonas rurales, en la sierra, centro y norte del Perú. Incluso en estos lugares aún se presenta la bebida en jarrones ornamentales, llamados ‘. Sin embargo, en cada rincón del país puedes encontrar esta bebida milenaria, con algunas ligeras variaciones, que era considerada el néctar de los incas. ¡Un ‘salud’ por ello!
Ricardo Santos Albornoz
¿Imaginas una bebida que tiene más de 500 años de antigüedad? No, no se trata de una marca transnacional reconocida a nivel mundial. Es nada más y nada menos que la popular chicha de jora, un refresco netamente peruano que vio la luz durante el Imperio Incaico.
Existe una leyenda posterior que dice que, entre los años 1456 y 1461, cuando el Imperio Incaico estaba bajo el dominio del Inca Túpac Yupanqui, una temporada de intensos aguaceros golpeó duramente las tierras, dejando en ruinas las viviendas y estropeando una considerable cantidad de alimentos.
Entre ellos, figuraba el maíz. La lluvia habría inundado los silos en los que este era guardado, de modo que la cosecha quedó arruinada por completo. Debido a este hecho, los granos no tardaron en fermentarse y dar como resultado la malta de maíz. Su olor era intenso y poco agradable por lo que se pensó en desecharla.
Sin embargo, cuentan que un indígena, desesperado por la sed, probó aquel jugo de maíz. No solo quedó saciado, sino ligeramente embriagado. Así fue como se difundió el poder de la Chicha de Jora.
El rumor llegó rápidamente a los oídos del Inca y a las élites que lo acompañaban. La preparación de la Chicha se perfeccionó y se convirtió en el néctar favorito de la nobleza, así como una bebida de uso religioso.
Este elixir también tuvo una connotación histórica durante el periodo de la Conquista. Cuenta la historia que Atahualpa, considerado el último Inca, ofreció al sacerdote español Vicente de Valverde un vaso de oro que contenía la malta de maíz. Al percatarse de su olor, el europeo rechazó este ofrecimiento pensando que había interés de envenenarlo.
Durante el imperio incaico la chicha, llamada “Aqha” en quechua, fue objeto de veneración y era ofrecida en reverencia al dios sol o Inti, a la Pachamama o madre tierra y también a los “apus” o guardianes tutelares representados por montañas y nevados en diversos rituales y festividades utilizándose en importantes ceremonias religiosas en honor a las wacas (lugares sagrados) y apus (dioses incas).
Tras la llegada de los españoles, el inca Atahualpa le ofrece al sacerdote dominico Vicente de Valverde un kero (vaso) de oro con chicha de jora. La bebida fue arrojada por el europeo pensando que el inca quería envenenarlo, cuando este acto era una tradición incaica con la intención de iniciar una conversación (esta era una tradición entre los antiguos peruanos).
La chicha de jora en la actualidad
La Chicha de Jora todavía tiene un carácter religioso para algunas comunidades andinas. Con ella, los pobladores rinden tributo a los Apus (las montañas sagradas) y a la Pachamama (la madre tierra) para agradecerles por las bondades otorgadas a su pueblo.
Hoy en día la chicha de jora mantiene su condición de bebida ceremonial en la sierra peruana, para servirse durante las actividades agrícolas, las construcciones de viviendas, las faenas comunales y las festividades costumbristas y religiosas.
Pasaron casi 600 años desde su creación. Cambiaron muchas de nuestras costumbres y tradiciones, pero la Chicha de Jora sigue vigente hasta el día de hoy. Esta bebida peruana no solo es un acompañante y hasta ingrediente de lujo para nuestra variada gastronomía, sino también sirvió para que muchos peruanos salgan adelante: existen los ‘chicheros’, gente que se dedica exclusivamente a la preparación y venta de este macerado de los incas.
Es más común que se sirva la Chicha de Jora en las zonas rurales, en la sierra, centro y norte del Perú. Incluso en estos lugares aún se presenta la bebida en jarrones ornamentales, llamados ‘. Sin embargo, en cada rincón del país puedes encontrar esta bebida milenaria, con algunas ligeras variaciones, que era considerada el néctar de los incas. ¡Un ‘salud’ por ello!
Ricardo Santos Albornoz