DÍA DE LA MADRE
Soy poco amigo de utilizar la revista para escribir sobre temas que considero personales. Sin embargo, en esta oportunidad no puedo sustraerme a la tentación de saludar a mi madre, Sra. Albina Aldave Alva, cuyas enseñanzas, consejos y guía fueron decisivos en mi formación, no solo como ser humano sino como maestro, profesión que desempeño muy lejos de mi tierra chiquiana. La escogí por la inspiración que despertó en mí el haber sido criado prácticamente en una escuela, por su trabajo de maestra rural en pueblos de las provincias de Aija y Bolognesi. Sus desvelos y preocupación han sido constantes a lo largo de toda mi vida. Aún hoy, en el otoño de su existencia, sigue atenta a todo lo que hago, como lo hizo siempre, alentándome para superar las dificultades que se presentan en la vida de todo ser humano y alegrándose por todo lo positivo que esta pueda ofrecerme. Por todo eso, te quiero madre mía y siempre que puedo estoy a tu lado. ¡Feliz Día de la Madre mamacita! Igualmente, deseo expresar mi respeto y aprecio a todas las madres en su día.
Ahora sí, enfoquémonos al tema de este artículo. Todos los seres humanos, desde que tenemos uso de razón, aprendemos a querer, respetar y venerar al ser que nos trajo a este mundo. Se han escrito canciones, poesías, libros y cuanta forma literaria existe para rendirle homenaje y, hacerla sentir que se la quiere y es el ser más importante para la perpetuación de la especie humana. Cada año, al llegar el mes de mayo, se repite el mismo ritual de siempre, es decir, regalos, homenajes, banquetes, nombramientos de madre del año, para las madres que están alrededor de nosotros. Sin embargo, olvidamos que, más allá de nuestro circulo familiar o social, existen madres que no tienen la suerte de contar con alguien que se preocupe por ellas o que las recuerde en su día. Los motivos para ello pueden ser muchos, quizá la pobreza, el abandono o, simplemente el olvido de sus seres queridos. Quisiera, por ello, hacer memoria de esos seres que también merecen nuestro respeto y que viven en nuestro pais.
Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) nos indican que, poco más de 68 por ciento de las mujeres peruanas mayores de 15 años son madres, de las cuales más de la tercera parte vive en ese Perú profundo, del que nos hablaba José María Arguedas, y del cual muchos no tienen idea de su existencia o simplemente no quieren reconocerlo y, por supuesto, tratan de ignorarlo. Analizando esas estadísticas podemos encontrar que la tasa de mortandad materna es del 18.3 por ciento por cien mil mujeres en edad de concebir, dato que nos lleva a deducir que ostentamos un lugar poco envidiable en cuanto a madres que fallecen dando a luz, 185 por cada cien mil nacimientos. Otro punto que nos debe hacer meditar en este mes de las madres es el alto número de adolescentes que salen embarazadas. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, en el Perú, poco más del trece por ciento de adolescentes entre quince y diecinueve años ya son madres. Lo más preocupante de este cuadro es que la mayoría de adolescentes gestantes no cuenta con la educación ni preparación adecuada. De otro lado el índice de mortandad en este grupo es más alto, casi 362 fallecimientos por cien mil nacimientos.
En el Perú las mujeres representan el 30 por ciento de la fuerza laboral, sin embargo, su papel administrativo es casi inexistente y el 65 por ciento de ese porcentaje es considerado subempleado, aparte que existe una diferencia significativa entre la remuneración con recibe una mujer y un hombre. Para enfrentar estos problemas las mujeres peruanas han sabido organizarse y dar vida a organizaciones de supervivencia, para cubrir aspectos básicos de alimentación y salud. Es conocido que en el Perú funcionan poco más de siete mil comedores populares autogestionarios que benefician a más de dos millones de comensales. De la misma manera en la gran Lima funcionan alrededor de seis mil comités de vaso de leche y, se estima que, en el resto del país, funciones cerca de cuatro mil de estos mismos establecimientos. Todos estos grupos de autoayuda son dirigidos por casi cien mil mujeres peruanas en todo el Perú.
De todo lo expuesto, vemos que es necesario tomar conciencia de la cruda realidad que vive la mujer peruana, sobre todo la más humilde, grupo que muy lamentablemente, por cierto, está formada por la mayoría. Indudablemente que la educación es la llave del éxito, al menos relativamente, por lo tanto, es necesario que las autoridades vean este tema con la seriedad que requiere el caso y traten de encontrar una solución que haga justicia a la mujer peruana.
Armando Zarazú Aldave
[email protected]
Ahora sí, enfoquémonos al tema de este artículo. Todos los seres humanos, desde que tenemos uso de razón, aprendemos a querer, respetar y venerar al ser que nos trajo a este mundo. Se han escrito canciones, poesías, libros y cuanta forma literaria existe para rendirle homenaje y, hacerla sentir que se la quiere y es el ser más importante para la perpetuación de la especie humana. Cada año, al llegar el mes de mayo, se repite el mismo ritual de siempre, es decir, regalos, homenajes, banquetes, nombramientos de madre del año, para las madres que están alrededor de nosotros. Sin embargo, olvidamos que, más allá de nuestro circulo familiar o social, existen madres que no tienen la suerte de contar con alguien que se preocupe por ellas o que las recuerde en su día. Los motivos para ello pueden ser muchos, quizá la pobreza, el abandono o, simplemente el olvido de sus seres queridos. Quisiera, por ello, hacer memoria de esos seres que también merecen nuestro respeto y que viven en nuestro pais.
Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) nos indican que, poco más de 68 por ciento de las mujeres peruanas mayores de 15 años son madres, de las cuales más de la tercera parte vive en ese Perú profundo, del que nos hablaba José María Arguedas, y del cual muchos no tienen idea de su existencia o simplemente no quieren reconocerlo y, por supuesto, tratan de ignorarlo. Analizando esas estadísticas podemos encontrar que la tasa de mortandad materna es del 18.3 por ciento por cien mil mujeres en edad de concebir, dato que nos lleva a deducir que ostentamos un lugar poco envidiable en cuanto a madres que fallecen dando a luz, 185 por cada cien mil nacimientos. Otro punto que nos debe hacer meditar en este mes de las madres es el alto número de adolescentes que salen embarazadas. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, en el Perú, poco más del trece por ciento de adolescentes entre quince y diecinueve años ya son madres. Lo más preocupante de este cuadro es que la mayoría de adolescentes gestantes no cuenta con la educación ni preparación adecuada. De otro lado el índice de mortandad en este grupo es más alto, casi 362 fallecimientos por cien mil nacimientos.
En el Perú las mujeres representan el 30 por ciento de la fuerza laboral, sin embargo, su papel administrativo es casi inexistente y el 65 por ciento de ese porcentaje es considerado subempleado, aparte que existe una diferencia significativa entre la remuneración con recibe una mujer y un hombre. Para enfrentar estos problemas las mujeres peruanas han sabido organizarse y dar vida a organizaciones de supervivencia, para cubrir aspectos básicos de alimentación y salud. Es conocido que en el Perú funcionan poco más de siete mil comedores populares autogestionarios que benefician a más de dos millones de comensales. De la misma manera en la gran Lima funcionan alrededor de seis mil comités de vaso de leche y, se estima que, en el resto del país, funciones cerca de cuatro mil de estos mismos establecimientos. Todos estos grupos de autoayuda son dirigidos por casi cien mil mujeres peruanas en todo el Perú.
De todo lo expuesto, vemos que es necesario tomar conciencia de la cruda realidad que vive la mujer peruana, sobre todo la más humilde, grupo que muy lamentablemente, por cierto, está formada por la mayoría. Indudablemente que la educación es la llave del éxito, al menos relativamente, por lo tanto, es necesario que las autoridades vean este tema con la seriedad que requiere el caso y traten de encontrar una solución que haga justicia a la mujer peruana.
Armando Zarazú Aldave
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