Ricardo santos albornoz
LAS FAENAS COMUNALES EN MANGAS
La faena comunal es una forma de trabajo colectivo que realiza los integrantes de las Comunidades Campesinas. Esta práctica se remonta hacia la época prehispánica teniendo sus orígenes en la minca, minka, o minga que era el trabajo comunitario que se realizaba en obras a favor del ayllu y del Sol durante el tiempo de los incas con fines de utilidad social o de carácter recíproco.
La Faena Comunal es el trabajo que realizan los campesinos en la Comunidad Campesina de Mangas, es una actividad para hacer un bien común, como limpiar caminos de herradura, las acequias de agua, los reservorios, trochas carrozables o construir locales como escuelas, casas comunales o iglesias.
La característica principal es que los participantes van llevando sus propias herramientas y alimento y no reciben pago alguno por dicho trabajo.
El trabajo empieza a las nueve de la mañana y termina las cinco de la tarde, puede ejecutarse cualquier día de la semana.
En la faena comunal participan los comuneros y comuneras de dieciocho a setenta años de edad, los mayores de esa edad están excluidos de realizar este trabajo.
La persona que vigila que todos trabajen por igual es el Presidente de la Comunidad, quién posteriormente en una reunión dará a conocer los que faltaron y que tienen por obligación pagar una multa acordada en asamblea o en todo caso igualarse con el trabajo que se realizó.
Es así que en el mes de agosto la comunidad Campesina de Mangas mediante el trabajo colectivo vía faena comunal han sembrado papa, la variedad “peruanita”, en el lugar de Leqlishwachanan; con el propósito de compartir en forma equitativa durante la cosecha. Comuneros y comuneras, en una jornada agrícola sumaron esfuerzo, entusiasmo y jocosidad rescatando la tradicional Wayjada, un juego que se solía realizar durante el sembrío de papas temporada y que consiste en que dos varones atrapan a una mujer y sobre un terrón le hacen golpear los glúteos por tres veces, de igual manera dos damas atrapan a un varón y realizan el mismo procedimiento. Entre juego y juego los varones hacían los camellones o rayas para el sembrío y las damas eran las encargadas de echar la semilla y el abono de oveja.
En todos los tiempos, debería hacerse el intento de rescatar las tradiciones y costumbres de nuestros pueblos, frente a un conformismo que está a punto de desaparecerlas con la famosa globalización, por lo que me parece interesante lo que las comunidades están haciendo y merece fortalecer promoviendo su práctica y preservación.
La Faena Comunal es el trabajo que realizan los campesinos en la Comunidad Campesina de Mangas, es una actividad para hacer un bien común, como limpiar caminos de herradura, las acequias de agua, los reservorios, trochas carrozables o construir locales como escuelas, casas comunales o iglesias.
La característica principal es que los participantes van llevando sus propias herramientas y alimento y no reciben pago alguno por dicho trabajo.
El trabajo empieza a las nueve de la mañana y termina las cinco de la tarde, puede ejecutarse cualquier día de la semana.
En la faena comunal participan los comuneros y comuneras de dieciocho a setenta años de edad, los mayores de esa edad están excluidos de realizar este trabajo.
La persona que vigila que todos trabajen por igual es el Presidente de la Comunidad, quién posteriormente en una reunión dará a conocer los que faltaron y que tienen por obligación pagar una multa acordada en asamblea o en todo caso igualarse con el trabajo que se realizó.
Es así que en el mes de agosto la comunidad Campesina de Mangas mediante el trabajo colectivo vía faena comunal han sembrado papa, la variedad “peruanita”, en el lugar de Leqlishwachanan; con el propósito de compartir en forma equitativa durante la cosecha. Comuneros y comuneras, en una jornada agrícola sumaron esfuerzo, entusiasmo y jocosidad rescatando la tradicional Wayjada, un juego que se solía realizar durante el sembrío de papas temporada y que consiste en que dos varones atrapan a una mujer y sobre un terrón le hacen golpear los glúteos por tres veces, de igual manera dos damas atrapan a un varón y realizan el mismo procedimiento. Entre juego y juego los varones hacían los camellones o rayas para el sembrío y las damas eran las encargadas de echar la semilla y el abono de oveja.
En todos los tiempos, debería hacerse el intento de rescatar las tradiciones y costumbres de nuestros pueblos, frente a un conformismo que está a punto de desaparecerlas con la famosa globalización, por lo que me parece interesante lo que las comunidades están haciendo y merece fortalecer promoviendo su práctica y preservación.
Ricardo Santos Albornoz
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