armando zarazu aldave
A PROPÓSITO DEL DÍA DE LOS MUERTOS
La tradición de las actividades cristianas llegó a nuestras tierras conjuntamente con los conquistadores españoles, quienes las impusieron sobre los usos y costumbres religiosas de nuestros antepasados. Sin embargo, estos, pese a todas las restricciones culturales a las que estaban sujetos, supieron acomodarlas a sus ancestrales creencias, dándoles forma y características especiales que se conservan hasta nuestros días y que son características de cada pueblo en donde se las practica. Una de ellas es la festividad del Día de los Muertos, cuya celebración difiere de pueblo en pueblo y de país en país. Sin embargo, es en México donde ha adquirido resonancia mundial, por cuanto es objeto no solo de la curiosidad turística, sino de su estudio por parte de sociólogos, antropólogos y todo el que tenga interés en el tema. El mundo misterioso de los muertos y del más allá es, y ha sido, una constante en la literatura, las letras latinoamericanas han enfocado el tema con variado éxito, contándose al mexicano Juan Rulfo como la más alta expresión en el tema y quien lleva al lector, practicamente de la mano, al misterioso mundo de los muertos.
El escritor presenta al lector, en su novela Pedro Páramo, una historia que, desde su inicio habla de la muerte en general, de muertos y de muertos vivos que son muertos. Juan Rulfo juega magistralmente con la presentación de los personajes, los cuales cuentan la historia de sus vidas, sus alegrías, desventuras y frustraciones, todas relacionadas directa o indirectamente a Pedro Páramo; es como un ir y venir entre la vida y la muerte, entre lo presente y lo pasado. Luego de las primeras páginas del libro, un lector inadvertido se confundirá con la técnica narrativa de Juan Rulfo. Sin embargo, a medida que se vaya adentrando en la historia encontrará que los personajes son seres muertos mucho tiempo atrás. Juan preciado, el hijo que va en busca del padre que no conoce, también está muerto y le cuenta su historia a otra muerta con la que comparte la tumba. Su narración es interrumpida continuamente por la participación de otros muertos enterrados en las tumbas vecinas. México, lo dijimos al principio, tiene una tradición relacionada a los muertos muy arraigada. Esto puede ser una explicación para que Rulfo nos presente muertos que no logran eterno descanso, sino que, por el contrario, siguen vagando en el presente como buscando una solución a los problemas que afrontaron en la vida.
Una de las características principales de Pedro Páramo es que denuncia el gamonalismo y explotación existente en la época en que se desarrolla la obra, a comienzos del siglo pasado, cuando se desarrollaba la guerra civil mexicana; conflagración que por momentos nadie sabía contra quien peleaba, por el cambio frecuente de bando entre los participantes y del cual tomaban ventaja los terratenientes, como lo hace Pedro Páramo. Así mismo la novela es una denuncia a la ambivalente e interesada actitud de la iglesia, representada por el padre Rentería, sacerdote aparentemente piadoso pero que conoce todas las maldades y abusos cometidos por Pedo Páramo pero que por unas monedas bendice el cadáver del hijo del asesino de su hermano y violador de su sobrina.
Pese a ser el todo poderoso de Comala, pueblo en el que se desarrolla la historia, Pedro Paramo tampoco es feliz. Susana, la mujer que ama, está casada con otro y al enviudar, su eterno enamorado la hace regresar con engaños. Ella se vuelve loca y muere pronto, sumiendo al personaje central de la novela en profundo dolor y abandono. Tristeza que contrasta con la brutalidad y desenfado con que siempre había tratado a las mujeres, sin distingo de rango social, a las cuales abusa y viola a su albedrío, utilizándolas para su beneficio y desechándola luego, como lo hizo con Dolores, la madre de Juan Preciado. Es terrible la escena en la cual éste y Dorotea, su compañera de tumba, oyen a Susana lamentarse y llorar sus desgracias en la soledad de su tumba en el cementerio.
Pedro Páramo es un libro interesante, ideal para leerlo en éstos días cercanos al Día de los Muertos, en donde no hay final feliz, por el contrario, sus personajes nunca logran lo que aspiran: Juan Preciado no llegó a conocer a su padre porque está muerto, de igual forma su madre pasó toda su vida esperando a alguien que nunca fue a buscarla y Pedro Páramo jamás encontró la felicidad que anhelaba con Susana. Comala, el humilde pueblo de la historia, termina con el final del personaje central, convirtiéndose en un pueblo fantasma donde las almas de sus habitantes vagan en busca del consuelo y perdón necesarios para su descanso eterno pero que jamás llega.
Se puede considerar a Pedro Páramo dentro de la corriente literaria conocida como realismo mágico, cuyo máximo exponente, fue el glorioso y extraordinario literato colombiano Gabriel García Márquez quién expresó que, después de leer a Rulfo todo le parecía inferior. Mejor elogio no puede haber para el gran escritor mexicano. Ahora, después de apagar las luces y solo a la luz de una tenue vela, atrévase a leer Pedro Páramo, mientras las almas llegan a servirse el banquete que, Usted amable lector, les ha preparado en el tradicional tacicuy…
Armando Zarazú Aldave
[email protected]
El escritor presenta al lector, en su novela Pedro Páramo, una historia que, desde su inicio habla de la muerte en general, de muertos y de muertos vivos que son muertos. Juan Rulfo juega magistralmente con la presentación de los personajes, los cuales cuentan la historia de sus vidas, sus alegrías, desventuras y frustraciones, todas relacionadas directa o indirectamente a Pedro Páramo; es como un ir y venir entre la vida y la muerte, entre lo presente y lo pasado. Luego de las primeras páginas del libro, un lector inadvertido se confundirá con la técnica narrativa de Juan Rulfo. Sin embargo, a medida que se vaya adentrando en la historia encontrará que los personajes son seres muertos mucho tiempo atrás. Juan preciado, el hijo que va en busca del padre que no conoce, también está muerto y le cuenta su historia a otra muerta con la que comparte la tumba. Su narración es interrumpida continuamente por la participación de otros muertos enterrados en las tumbas vecinas. México, lo dijimos al principio, tiene una tradición relacionada a los muertos muy arraigada. Esto puede ser una explicación para que Rulfo nos presente muertos que no logran eterno descanso, sino que, por el contrario, siguen vagando en el presente como buscando una solución a los problemas que afrontaron en la vida.
Una de las características principales de Pedro Páramo es que denuncia el gamonalismo y explotación existente en la época en que se desarrolla la obra, a comienzos del siglo pasado, cuando se desarrollaba la guerra civil mexicana; conflagración que por momentos nadie sabía contra quien peleaba, por el cambio frecuente de bando entre los participantes y del cual tomaban ventaja los terratenientes, como lo hace Pedro Páramo. Así mismo la novela es una denuncia a la ambivalente e interesada actitud de la iglesia, representada por el padre Rentería, sacerdote aparentemente piadoso pero que conoce todas las maldades y abusos cometidos por Pedo Páramo pero que por unas monedas bendice el cadáver del hijo del asesino de su hermano y violador de su sobrina.
Pese a ser el todo poderoso de Comala, pueblo en el que se desarrolla la historia, Pedro Paramo tampoco es feliz. Susana, la mujer que ama, está casada con otro y al enviudar, su eterno enamorado la hace regresar con engaños. Ella se vuelve loca y muere pronto, sumiendo al personaje central de la novela en profundo dolor y abandono. Tristeza que contrasta con la brutalidad y desenfado con que siempre había tratado a las mujeres, sin distingo de rango social, a las cuales abusa y viola a su albedrío, utilizándolas para su beneficio y desechándola luego, como lo hizo con Dolores, la madre de Juan Preciado. Es terrible la escena en la cual éste y Dorotea, su compañera de tumba, oyen a Susana lamentarse y llorar sus desgracias en la soledad de su tumba en el cementerio.
Pedro Páramo es un libro interesante, ideal para leerlo en éstos días cercanos al Día de los Muertos, en donde no hay final feliz, por el contrario, sus personajes nunca logran lo que aspiran: Juan Preciado no llegó a conocer a su padre porque está muerto, de igual forma su madre pasó toda su vida esperando a alguien que nunca fue a buscarla y Pedro Páramo jamás encontró la felicidad que anhelaba con Susana. Comala, el humilde pueblo de la historia, termina con el final del personaje central, convirtiéndose en un pueblo fantasma donde las almas de sus habitantes vagan en busca del consuelo y perdón necesarios para su descanso eterno pero que jamás llega.
Se puede considerar a Pedro Páramo dentro de la corriente literaria conocida como realismo mágico, cuyo máximo exponente, fue el glorioso y extraordinario literato colombiano Gabriel García Márquez quién expresó que, después de leer a Rulfo todo le parecía inferior. Mejor elogio no puede haber para el gran escritor mexicano. Ahora, después de apagar las luces y solo a la luz de una tenue vela, atrévase a leer Pedro Páramo, mientras las almas llegan a servirse el banquete que, Usted amable lector, les ha preparado en el tradicional tacicuy…
Armando Zarazú Aldave
[email protected]