filomeno zubieta núñez
- APROXIMACIÓN HISTÓRICA DE CUSPÓN
La toponimia de “Cuspón” es explicada bajo dos versiones: La primera que se derivaría de la actividad de aporcar los sembríos, es decir, “cuspar”. Sin embargo, hay que hacer notar que “cuspar” o aporcar pertenece al vocabulario castellano, en la quechua de la zona tiene su traducción en “huriaj”.
La segunda esta asociada a la “Leyenda de los viajeros”. Cuspón se encuentra a la vera del camino reall que une Cajatambo con Chiquián, camino que era muy transitado por gentes de diversa condición y con motivaciones distintas. Dada las largas distancias que recorrían los viajeros, solían descansar en ese luga; donde las bestias de carga, liberadas del peso, se revolcaban; acción que en el runasimi significa “Jochpún”, al que se agrega la existencia del paraje denominado “Inca-Tanán” (donde el inca se sienta o descansa). Es decir, la zona siempre fue lugar de descanso de los viajeros, en tiempos incásicos, coloniales y republicanos. Hasta hace unas dos décadas atrás era común el alojamiento de huéspedes en casas del pueblo e incluso no faltaban casas con banderita roja, señal de la venta de chicha a los viajeros sedientos. Aun hoy en Cuspón los quechuhablantes le siguen llamando “Jochpún”.
Sus orígenes remontan a tiempos prehispánicos evidenciada por los monumentos arqueológicos en distintos lugares de su circunscripción territorial, siendo los más importantes Huiquismarca y Quisuarmarca que señalan la actividad agrícola de secano y el pastoreo de sus primarios pobladores. La ocupación de zonas aledañas al centro poblado de Cuspón es, al parecer, posterior. Sitios como Inca Tanán, Chaupigoshtu o Sapu-Sapu denotan posesión inca. Sin embargo, se requieren de estudios para dilucidar sus secretos y conocer las características en que desenvolvió el antiguo poblador de Cuspón. Una aproximación se adelanta con estudio del Dr. Arturo Ruíz Estrada que forman parte de esta publicación. Este arqueólogo constata que Cuspón tiene la mayor cantidad de monumentos arqueológicos dentro de la circunscripción de la provincia de Bolognesi. En 1996 visitó a 15 de estos restos como señala en su informe al INC.
Cuando se produce la invasión española una de las medidas importantes que adoptan los nuevos dueños del Perú es el establecimiento de “reducciones”, a fin de concentrar a los indígenas y facilitar el logro de tres objetivos: tener mano de obra a disposición para el aprovechamiento de la mita, cobrar el tributo y realizar la catequización como labor ideológica. Solo entre 1572 y 1574, con el Virrey Toledo, se establecen 614 “reducciones” en el Perú. Una de ellas fue, probablemente, el pueblo de indios de San Luis de Matara, puede reconstruirse gracias a los títulos de esta comunidad que datan de 1862 y que fueron reunidos, a raíz de unos juicios por recuperación de pastizales del intruso Manuel Loreto Márquez, por su representante don Cayetano Zubieta. Lo valioso de este expediente es que recopila documentos referentes a Matara y Cuspón desde 1612, que confirma la antigüedad de la primera como ”reducción”.
La parcialidad de San Luis de Matara perteneció a la doctrina de Chiquián, repartimiento de Lampas, corregimiento de Cajatambo (erigido en 1569) y al Obispado de Lima. A partir de 1784 a la intendencia de Tarma y Partido de Cajatambo. En 1821 con la creación del departamento de Huaylas, la provincia de Cajatambo es anexada a esta. Y, desde 1903, Matara y Cuspón forman parte de la nueva provincia de Bolognesi del departamento de Ancash.
La amplitud de las tierras de cultivo o pastizales que poseía Matara, entre los que se consideraban a Pancal, Huancacocha, Cuspón, Papún, etc., estimuló su invasión por parte de españoles o mestizos de Chiquián, así como de sus vecinos de Roca, con quienes desplegó largos juicios en defensa de su integridad territorial. La perseverancia de susalcaldes o principales logró amparar y permitió precisar sus límites.
El 11 de noviembre de 1622, ante los daños de los animales naturales de San Cristóbal de Roca, se plantó una cruz limítrofe por parte de don Pedro Lamelín, Teniente de Corregidor y Justicia Mayor de Cajatambo, señalando expresamente “…mando, que ninguna persona así española como indios no se saquen una cruz imagen que está en el camino real, que va de Matara al pueblo de Roca, como un tiro de arcabuz y debajo de una lagunilla que pasa delante, son las tierras y pastos de los indios de los pueblos de Matara; de allí Asia arriba los del Pueblo de Roca”. Sin embargo, los de Roca insistieron en invadir con sus sembríos de papas y el pastoreo de ovejas, cerdos y mulas ameritando que el 4 de julio de 1634 el principal de Matara, don diego Huaranga, se quejara ante el Promotor General de los Naturales. El 15 de julio de 1674 se atiende la queja, se impone una multa de 500 pesos a los intrusos y se señalan los hitos limítrofes por los jueces: “Yacuracra y Pabán, Pincollocana, Huacchacocha (por medio de esta laguna pasa el mojón), Quisparinca, Ocharacra, Paccha, hasta el camino y mojón de pueblo de San Francisco de Chiquián…”.
No obstante, los de Roca no se detuvieron; el 20 de marzo de 1677 se denuncia su intención de apoderarse de las tierras de Cuspón pertenecientes a Matara, “alegando que son tierras vacas” cuando en realidad estaban sembradas y asistidas, así como amparadas y “por ser de Matara desde el tiempo de Inga”. Ese año, el 13 de setiembre, luego de la inspección, el Cacique Principal y Gobernador de las tres Huarangas de Lampas y Ocros, don Juan de Toledo y Yacupoma decreta el ampapro, los pleitos con Roca persistieron, como se constata en la queja atendida del 22 de octubre de 1682 “por los daños que ocasionan los de Roca en sus tierras sembradas de maíz, trigo, frijoles, quinua y flores” refiriéndose a las tierras de Cuspón.
El 13 de enero de 1690 se recibe y atiende la petición de los indios de San Luis de Matara que reclaman las tierras de Pancal como suyas, ya que desde tiempos muy remotos sus padres la poseyeron, entonces invadida por el mestizo Francisco López de Gamboa que aprovechándose de la generosidad de su suegro el Gobernador do Cristóbal Manzer y Yacupoma de permitirse sembrar tierras en Pancal trató luego de apropiarse. Se argumentaba la Ley No 21, Título 3º del Libro de Recopilaciones para exigir la expulsión del intruso, que dice: “Prohibimos y defendemos que en las reducciones y pueblos de indios, no pueden vivir ni vivan españoles, negros, mulatos o mestizos, porque se han experimentado que algunos españoles que tratan, trajinan, viven y andan entre los indios, son engañosos de mal vivir, ladrones, jugadores, viciosos y gente perdida; que por huir de los indios de ser agraviados dejan sus pueblos y provincias; y los negros, mestizos y mulatos demás de tratarlos mal se sirven de ellos, enseñan sus malas costumbres y ociosidad; y también algunos errores y vicios que podrán estragar y pervertir el fruto que deseamos en orden a la salvación, aumento y quietud; y mandar que sean castigados con graves penas y no consentirlos en los pueblos y los Virreyes presentes, Gobernadores y Justicias tengan con mucho cuidado de hacerlos ejecutar, donde por sus personas pudieren, valiéndose de ministros de toda integridad…”. Luego de años de lucha, el 26 de mayo de 1734, se emitió sentencia. Protegiendo estas tierras a favor de la parcialidad de Matara.
La segunda esta asociada a la “Leyenda de los viajeros”. Cuspón se encuentra a la vera del camino reall que une Cajatambo con Chiquián, camino que era muy transitado por gentes de diversa condición y con motivaciones distintas. Dada las largas distancias que recorrían los viajeros, solían descansar en ese luga; donde las bestias de carga, liberadas del peso, se revolcaban; acción que en el runasimi significa “Jochpún”, al que se agrega la existencia del paraje denominado “Inca-Tanán” (donde el inca se sienta o descansa). Es decir, la zona siempre fue lugar de descanso de los viajeros, en tiempos incásicos, coloniales y republicanos. Hasta hace unas dos décadas atrás era común el alojamiento de huéspedes en casas del pueblo e incluso no faltaban casas con banderita roja, señal de la venta de chicha a los viajeros sedientos. Aun hoy en Cuspón los quechuhablantes le siguen llamando “Jochpún”.
Sus orígenes remontan a tiempos prehispánicos evidenciada por los monumentos arqueológicos en distintos lugares de su circunscripción territorial, siendo los más importantes Huiquismarca y Quisuarmarca que señalan la actividad agrícola de secano y el pastoreo de sus primarios pobladores. La ocupación de zonas aledañas al centro poblado de Cuspón es, al parecer, posterior. Sitios como Inca Tanán, Chaupigoshtu o Sapu-Sapu denotan posesión inca. Sin embargo, se requieren de estudios para dilucidar sus secretos y conocer las características en que desenvolvió el antiguo poblador de Cuspón. Una aproximación se adelanta con estudio del Dr. Arturo Ruíz Estrada que forman parte de esta publicación. Este arqueólogo constata que Cuspón tiene la mayor cantidad de monumentos arqueológicos dentro de la circunscripción de la provincia de Bolognesi. En 1996 visitó a 15 de estos restos como señala en su informe al INC.
Cuando se produce la invasión española una de las medidas importantes que adoptan los nuevos dueños del Perú es el establecimiento de “reducciones”, a fin de concentrar a los indígenas y facilitar el logro de tres objetivos: tener mano de obra a disposición para el aprovechamiento de la mita, cobrar el tributo y realizar la catequización como labor ideológica. Solo entre 1572 y 1574, con el Virrey Toledo, se establecen 614 “reducciones” en el Perú. Una de ellas fue, probablemente, el pueblo de indios de San Luis de Matara, puede reconstruirse gracias a los títulos de esta comunidad que datan de 1862 y que fueron reunidos, a raíz de unos juicios por recuperación de pastizales del intruso Manuel Loreto Márquez, por su representante don Cayetano Zubieta. Lo valioso de este expediente es que recopila documentos referentes a Matara y Cuspón desde 1612, que confirma la antigüedad de la primera como ”reducción”.
La parcialidad de San Luis de Matara perteneció a la doctrina de Chiquián, repartimiento de Lampas, corregimiento de Cajatambo (erigido en 1569) y al Obispado de Lima. A partir de 1784 a la intendencia de Tarma y Partido de Cajatambo. En 1821 con la creación del departamento de Huaylas, la provincia de Cajatambo es anexada a esta. Y, desde 1903, Matara y Cuspón forman parte de la nueva provincia de Bolognesi del departamento de Ancash.
La amplitud de las tierras de cultivo o pastizales que poseía Matara, entre los que se consideraban a Pancal, Huancacocha, Cuspón, Papún, etc., estimuló su invasión por parte de españoles o mestizos de Chiquián, así como de sus vecinos de Roca, con quienes desplegó largos juicios en defensa de su integridad territorial. La perseverancia de susalcaldes o principales logró amparar y permitió precisar sus límites.
El 11 de noviembre de 1622, ante los daños de los animales naturales de San Cristóbal de Roca, se plantó una cruz limítrofe por parte de don Pedro Lamelín, Teniente de Corregidor y Justicia Mayor de Cajatambo, señalando expresamente “…mando, que ninguna persona así española como indios no se saquen una cruz imagen que está en el camino real, que va de Matara al pueblo de Roca, como un tiro de arcabuz y debajo de una lagunilla que pasa delante, son las tierras y pastos de los indios de los pueblos de Matara; de allí Asia arriba los del Pueblo de Roca”. Sin embargo, los de Roca insistieron en invadir con sus sembríos de papas y el pastoreo de ovejas, cerdos y mulas ameritando que el 4 de julio de 1634 el principal de Matara, don diego Huaranga, se quejara ante el Promotor General de los Naturales. El 15 de julio de 1674 se atiende la queja, se impone una multa de 500 pesos a los intrusos y se señalan los hitos limítrofes por los jueces: “Yacuracra y Pabán, Pincollocana, Huacchacocha (por medio de esta laguna pasa el mojón), Quisparinca, Ocharacra, Paccha, hasta el camino y mojón de pueblo de San Francisco de Chiquián…”.
No obstante, los de Roca no se detuvieron; el 20 de marzo de 1677 se denuncia su intención de apoderarse de las tierras de Cuspón pertenecientes a Matara, “alegando que son tierras vacas” cuando en realidad estaban sembradas y asistidas, así como amparadas y “por ser de Matara desde el tiempo de Inga”. Ese año, el 13 de setiembre, luego de la inspección, el Cacique Principal y Gobernador de las tres Huarangas de Lampas y Ocros, don Juan de Toledo y Yacupoma decreta el ampapro, los pleitos con Roca persistieron, como se constata en la queja atendida del 22 de octubre de 1682 “por los daños que ocasionan los de Roca en sus tierras sembradas de maíz, trigo, frijoles, quinua y flores” refiriéndose a las tierras de Cuspón.
El 13 de enero de 1690 se recibe y atiende la petición de los indios de San Luis de Matara que reclaman las tierras de Pancal como suyas, ya que desde tiempos muy remotos sus padres la poseyeron, entonces invadida por el mestizo Francisco López de Gamboa que aprovechándose de la generosidad de su suegro el Gobernador do Cristóbal Manzer y Yacupoma de permitirse sembrar tierras en Pancal trató luego de apropiarse. Se argumentaba la Ley No 21, Título 3º del Libro de Recopilaciones para exigir la expulsión del intruso, que dice: “Prohibimos y defendemos que en las reducciones y pueblos de indios, no pueden vivir ni vivan españoles, negros, mulatos o mestizos, porque se han experimentado que algunos españoles que tratan, trajinan, viven y andan entre los indios, son engañosos de mal vivir, ladrones, jugadores, viciosos y gente perdida; que por huir de los indios de ser agraviados dejan sus pueblos y provincias; y los negros, mestizos y mulatos demás de tratarlos mal se sirven de ellos, enseñan sus malas costumbres y ociosidad; y también algunos errores y vicios que podrán estragar y pervertir el fruto que deseamos en orden a la salvación, aumento y quietud; y mandar que sean castigados con graves penas y no consentirlos en los pueblos y los Virreyes presentes, Gobernadores y Justicias tengan con mucho cuidado de hacerlos ejecutar, donde por sus personas pudieren, valiéndose de ministros de toda integridad…”. Luego de años de lucha, el 26 de mayo de 1734, se emitió sentencia. Protegiendo estas tierras a favor de la parcialidad de Matara.
En 1713 el Juez Privativo, Andrés Samudio de los Infantes, señala los l{imites de Matara con Llaclla y Roca, amparando sus chacras y pastos: “…desde el paraje de Paccha, Ticllacocha de allí a Huamanripa, Socsardera, Quiparinac, Coraypata, Uchay, Cosia, Pincullacuya y Paltac, que hay una piedra lsrga por mojón, desde allí se coge esta banda del río hasta río Grande que se llama Llaclla y mojón una chacras, se llama Cochas”, ante testigos, como el RP Dr. Pedro Zubieta. Aun así, los de Roca insistieron, el 7 de noviembre de 1775, aperturaron una acequia invadiendo tierras de los matarinos, aprovechándose de su población disminuida.
En la defensa de sus tierras el 27 de agosto de 1788 los indios de Matara dirigidos por su Alcalde Ordinario Gabriel Zubieta, solicitaron el amparo de sus tierras de Pancal, Papún y Cuspón exigiendo la expulsión de los intrusos Hermenegildo Aldave de Pancal y Clemente Proaño de Papún. El 12 de mayo de 1812, atendiendo esta solicitud, el Virrey Abascal ordenó al Subdelegado de Partido de Cajatambo ampare a los matarinos.
Es precisamente en cumplimiento de la disposición de la disposición virreynal que se ratifican los límites de Matara, hoy Cuspón. El 16 de junio de 1812 se ordena al Juez Comisionado, Capitán de Milicia don Juan González señale los hitos de las tierras de Matara, el mismo que se cumple el 19 de julio: “Pacchac, Ticlacocha, Huamanripa, Soesaracra, Quiparinga, Coraypatay, Huachaccocha, baja a Paltac donde hay una piedra larga de mojón; y coge por esta banda río abajo hasta el Cochas de Llaclla, y de allí retrocede por río Grande hacía el pueblo de Chiquián su jurisdicción donde Hauñjirca, Huamanca Solin. Pachamarca, Chaquisca Chichoc, y de allí baja a encontrar al mismo río Grande donde se concluyó. Bajo esos linderos y mojamientos les he amparado y dado posesión de las tierras de Papon, Pancal, y Pastos”. Señala el informe del Juez Comisionado, Juan González.
Ese histórico 19 de junio de 1812 se repitió la escena de años anteriores: El comisionado agarra de la mano a don Gabriel Zubieta, Alcalde Ordinario de Matara, y a los demás indios principales y les iba haciendo entrega de sus tierras, desplazándose por todos los límites, a las voces altas de “¡Posesión!, ¡Posesión!, ¡Posesión!!; en tanto los indios iban arrancando yerbas, tirando piedras y revolcándose en señal de posición y júbilo. Era indudablemente un día de fiesta.
La lucha por la defensa de la tierra de los matarinos, ahora cusponistos, fue permanente. Aun hoy persiste. Con la Comunidad de Chiquián existe un pleito que ya dura más de 30 años por los intentos de adueñarse de las tierras de Pasamarca (antes Pachamarca). Su escasa población, antes y ahora, siempre fue negativa para los intereses de Cuspón.
El pueblo de San Luis de Matara que tanta importancia tuviera hasta el siglo XVII, aun en 1775 tenía mayor población que Roca, poco a poco fue entrando en desgracia hasta convertirse en un pueblo “arruinado” como lo tipifican los documentos, para en adelante ser denominado Pueblo Viejo de Matara. La causa de su decadencia, para nosotros desconocida, es explicada mediante la “Leyenda de la Pisana-María”: un día, para castigar el mal comportamiento de algunos hijos, llegó a Matara una mujer harapienta, vestida de negro y portando una escoba, luego de barrer la plaza y las calles, como maldecir a sus pobladores, desapareció. Al poco tiempo se desató una peste que barrió con su población. Muchos, huyendo de ésta, se residenciaron en Chiquián (incrementando la población de su Hanan barrio) y otros bajaron a sus chacras, estableciendo sus moradas en Cuspón y sus barrios de Capillapata y Hualtuyoj. Muchas de las imágenes de la iglesia colonial de Matara se trasladaron a la iglesia de Chiquián, en tanto las de San Luis y San Pedro bajaron a Cuspón donde se levantó una iglesia. Las antiguas festividades y costumbres de Matara se trasladaron; inclusive la denominación de San Luis de Cuspón.
En la vida republicana los pobladores de Cuspon tuvieron participación activa en el quehacer social, dentro de las limitaciones de su enclaustramiento comunal, como en las montoneras de Andrés A. Cáceres, durante la Guerra del Pacífico (en nuestra niñez nos contaban de un montonero llamado Yanahuayunca que pasó por Cuspón ¿Un lugarteniente del héroe de la Breña? ¿O el mismo Cáceres?, aun cuando otras referencias indican que los yanahuayuncas eran los montoneros favorables a la Confederación Perú-Boliviana de los años 1836-1839).
Históricamente, su principal preocupación fue siempre la defensa de su integridad territorial, para cuyo efecto buscaron legalizar su situación lográndolo en el gobierno de Augusto B. Leguía, el 3 de mayo de 1929; con su reconocimiento oficial como Comunidad, con su expediente No 1059. Es una de las primeras comunidades reconocidas en el ámbito de la provincia de Bolognesi, jntoa Cajacay, Yamor, Huasta, Pomapata y Colquioc.
En 1938 en que su personero o mandatario era don Ildefonso Aldave, Cuspón contaba con 231 pobladores. Es estos 109 eran varones (55 mayores y 54 menores) y 122 mujeres (67 mayores y 55 menores). Hoy la figura es al revés, no solo ha disminuido la población, también hay escases de mujeres. Nuestros varones tienen que ir a Roca o Ticllos a buscar pareja. En el referido 1938 se trenía 2500 ovejas y 600 vacunos, hoy no tenemos tanto, pero seguimos siendo pueblo y comunidad de agricultores y ganaderos.
Cuspón, caserío del distrito de Chiquián, el 26 de julio de 1996 es reconocido como Centro Poblado Menor en mérito a la Resolución de Alcaldía No 027-96-CPB. El 4 de noviembre del mismo año se instaló su primer Consejo con el Sr. Oliver Ríos Malqui como alcalde. A él le han sucedido los alcaldes Bernardo Durán Carhuachín, Dante Zubieta Núñez, Tagoré Ríos Malqui e Isidro Jaimes Parra.
Filomeno Zubieta Núñez
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