ricardo santos albornoz
LA EDUCACIÓN EN LA ZONA RURAL EN TIEMPOS DE PANDEMIA
La pandemia por coronavirus (COVID-19) ha provocado una crisis sin precedentes en todos los ámbitos. En la esfera de la educación, esta emergencia ha dado lugar al cierre masivo de las actividades presenciales de instituciones educativas en más de 190 países del mundo con el fin de evitar la propagación del virus y mitigar su impacto. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), a mediados de mayo de 2020 más de 1.200 millones de estudiantes de todos los niveles de enseñanza, en todo el mundo, habían dejado de tener clases presenciales. De ellos, más de 160 millones eran estudiantes de América Latina y el Caribe.
Durante el año 2020 la educación básica escolar en el Perú dio un giro de 180 grados debido a la pandemia. Por primera vez a nivel nacional, las clases se han dado de forma remota por radio, televisión e Internet con el programa Aprendo en Casa. Esta nueva modalidad ha traído nuevas oportunidades, pero también problemas y desafíos que han afectado, especialmente, a miles de estudiantes de zonas rurales que sufren las consecuencias de la brecha educativa, económica y de género.
Lo primero es que se han hecho más evidentes todas las deficiencias que tenemos en nuestro sistema educativo. Además, la pandemia ha dejado lecciones importantes en cuanto al manejo de emociones. Todos están siendo afectados por las circunstancias actuales: los estudiantes están viviendo el mismo o mayor estrés que los adultos, los docentes también. Entonces, es importante priorizar en la estrategia la recuperación y fortalecimiento de las emociones de la comunidad, estudiantes, profesores y padres de familia. Junto con esto, también deben ser prioritarias las competencias ciudadanas, la comprensión lectora y capacidades básicas como la identificación de problemas y la capacidad de buscar soluciones.
En cuanto a la educación remota considero que otra de las lecciones aprendidas es que “si bien la educación digital puede ayudarnos a cerrar brechas para ir a los lugares más alejados del país, hoy es un factor que crea desigualdades porque el acceso a esta importante herramienta no es parejo en el Perú, por los factores geográfico y económico”. De hecho, datos de INEI del primer trimestre de este año indican que solo 5,9% de los hogares del área rural accede a Internet y solo el 7,5% posee computadora.
En esta nueva realidad de aprendizaje el Estado, a través de la escuela y principalmente el docente, debe tener en cuenta que es imposible trasladar la estructura presencial a un sistema virtual; si eso se pretende, se corre el riesgo de que el proceso no sea significativo para el estudiante y, por ende, fracase. En este contexto, corresponde considerar que los recursos tecnológicos no reemplazarán la labor educativa del docente, pero sí se pueden convertir en una herramienta fundamental para generar un significativo proceso de enseñanza-aprendizaje; estos recursos promoverán un escenario adecuado y servirán de conexión entre los docentes y sus estudiantes. La preocupación siempre existirá en aquellos casos de estudiantes vulnerables, que no cuentan con conectividad y aparatos tecnológicos. Por más que no se desee, existirá una desventaja entre aquellos estudiantes de ciudad con familias con posibilidad económica y entre aquellos estudiantes de la serranía y de la selva que no cuentan con recursos y los medios necesarios; esto se convierte en uno de los grandes desafíos: la equidad educativa.
La implementación de la enseñanza a distancia durante el periodo de la emergencia sanitaria nacional comprende, necesariamente, que tanto los profesores y estudiantes tengan acceso a internet y a las herramientas de las TIC, tales como computadora, laptop o celular inteligente, incluso para la estrategia “Aprendo en casa”, se necesita contar con radio y televisión. Además, para garantizar la efectividad de la educación a distancia, el personal directivo, docente y estudiantes deben tener las condiciones de conectividad y tenencia de recursos tecnológicos.
Sin embargo, es necesario repensar en la función de la familia y su relación con la escuela, aún más en esta época de pandemia en donde las familias han asumido la responsabilidad principal de enseñar a sus hijos en casa con las indicaciones o instrucciones impartidas por los docentes desde la distancia.
En tal sentido, surgen las siguientes interrogantes: ¿Cuál es la percepción que se posee sobre educación en la actualidad? ¿La escuela está preparada para generar un proceso de enseñanza-aprendizaje de manera virtual? ¿La familia posee las herramientas para acompañar a sus hijos en la adquisición de nuevos conocimientos? De aquí surge la necesidad de responder la siguiente interrogante central ¿La escuela ha identificado los desafíos a los que se enfrenta en el contexto de la pandemia?
En efecto, la realidad de la zona rural es muy diversa y compleja, y si bien recientemente el MINEDU aprobó una política pública específica para mejorar el servicio educativo en dichas zonas, el cambio de esta tendencia histórica tomará un periodo largo de inversión, esfuerzo y reformas. Basta con señalar dos variables: la inversión social en mejores profesores en zona rural y el cierre de la brecha de infraestructura, mejora de acceso a servicios básicos y la dotación de servicios de internet. Entonces, es responsabilidad del Estado, hacer presencia con mejor calidad educativa en las escuelas rurales en lo más recóndito del Perú profundo.
Ricardo Santos Albornoz
[email protected]
Durante el año 2020 la educación básica escolar en el Perú dio un giro de 180 grados debido a la pandemia. Por primera vez a nivel nacional, las clases se han dado de forma remota por radio, televisión e Internet con el programa Aprendo en Casa. Esta nueva modalidad ha traído nuevas oportunidades, pero también problemas y desafíos que han afectado, especialmente, a miles de estudiantes de zonas rurales que sufren las consecuencias de la brecha educativa, económica y de género.
Lo primero es que se han hecho más evidentes todas las deficiencias que tenemos en nuestro sistema educativo. Además, la pandemia ha dejado lecciones importantes en cuanto al manejo de emociones. Todos están siendo afectados por las circunstancias actuales: los estudiantes están viviendo el mismo o mayor estrés que los adultos, los docentes también. Entonces, es importante priorizar en la estrategia la recuperación y fortalecimiento de las emociones de la comunidad, estudiantes, profesores y padres de familia. Junto con esto, también deben ser prioritarias las competencias ciudadanas, la comprensión lectora y capacidades básicas como la identificación de problemas y la capacidad de buscar soluciones.
En cuanto a la educación remota considero que otra de las lecciones aprendidas es que “si bien la educación digital puede ayudarnos a cerrar brechas para ir a los lugares más alejados del país, hoy es un factor que crea desigualdades porque el acceso a esta importante herramienta no es parejo en el Perú, por los factores geográfico y económico”. De hecho, datos de INEI del primer trimestre de este año indican que solo 5,9% de los hogares del área rural accede a Internet y solo el 7,5% posee computadora.
En esta nueva realidad de aprendizaje el Estado, a través de la escuela y principalmente el docente, debe tener en cuenta que es imposible trasladar la estructura presencial a un sistema virtual; si eso se pretende, se corre el riesgo de que el proceso no sea significativo para el estudiante y, por ende, fracase. En este contexto, corresponde considerar que los recursos tecnológicos no reemplazarán la labor educativa del docente, pero sí se pueden convertir en una herramienta fundamental para generar un significativo proceso de enseñanza-aprendizaje; estos recursos promoverán un escenario adecuado y servirán de conexión entre los docentes y sus estudiantes. La preocupación siempre existirá en aquellos casos de estudiantes vulnerables, que no cuentan con conectividad y aparatos tecnológicos. Por más que no se desee, existirá una desventaja entre aquellos estudiantes de ciudad con familias con posibilidad económica y entre aquellos estudiantes de la serranía y de la selva que no cuentan con recursos y los medios necesarios; esto se convierte en uno de los grandes desafíos: la equidad educativa.
La implementación de la enseñanza a distancia durante el periodo de la emergencia sanitaria nacional comprende, necesariamente, que tanto los profesores y estudiantes tengan acceso a internet y a las herramientas de las TIC, tales como computadora, laptop o celular inteligente, incluso para la estrategia “Aprendo en casa”, se necesita contar con radio y televisión. Además, para garantizar la efectividad de la educación a distancia, el personal directivo, docente y estudiantes deben tener las condiciones de conectividad y tenencia de recursos tecnológicos.
Sin embargo, es necesario repensar en la función de la familia y su relación con la escuela, aún más en esta época de pandemia en donde las familias han asumido la responsabilidad principal de enseñar a sus hijos en casa con las indicaciones o instrucciones impartidas por los docentes desde la distancia.
En tal sentido, surgen las siguientes interrogantes: ¿Cuál es la percepción que se posee sobre educación en la actualidad? ¿La escuela está preparada para generar un proceso de enseñanza-aprendizaje de manera virtual? ¿La familia posee las herramientas para acompañar a sus hijos en la adquisición de nuevos conocimientos? De aquí surge la necesidad de responder la siguiente interrogante central ¿La escuela ha identificado los desafíos a los que se enfrenta en el contexto de la pandemia?
En efecto, la realidad de la zona rural es muy diversa y compleja, y si bien recientemente el MINEDU aprobó una política pública específica para mejorar el servicio educativo en dichas zonas, el cambio de esta tendencia histórica tomará un periodo largo de inversión, esfuerzo y reformas. Basta con señalar dos variables: la inversión social en mejores profesores en zona rural y el cierre de la brecha de infraestructura, mejora de acceso a servicios básicos y la dotación de servicios de internet. Entonces, es responsabilidad del Estado, hacer presencia con mejor calidad educativa en las escuelas rurales en lo más recóndito del Perú profundo.
Ricardo Santos Albornoz
[email protected]