AGUSTÍN ZÚÑIGA GAMARRA
LA INDUSTRIA CULTURAL: UNA ALTERNATIVA DE DESARROLLO
Muchas veces hemos ido a nuestra querida tierra y cuando hemos solicitado en algún restaurante un caldo de fiesta, locro de cuy, pari, o pachamanca, era imposible conseguirlos. Lo mismo ocurre cuando deseas oir un huayno típico interpretado por una orquesta típica con arpa y violín. Ni que decir si a tu retorno quieres volver con algún recuerdo del héroe máximo Luís Pardo o del símbolo Yerupajá. No hay sombreros, bufandas ni ponchos tal cual él vestía. Ni fotos, gorras, o polos con fondo de los nevados, lagunas o cataratas. Igual cosa ocurre en la fiesta del 30 de agosto, cuando quieres llevarte un recuerdo de la vestimenta de las pallas, capitán, inca o rumiñahui.
Quisiéramos volver con algunos muñequitos con la vestimenta completa de nuestro héroe y de las fiestas típicas, tal como lo hacen por ejemplo en México, España u otros países. Nos gustaría lucirlos en alguna mesita de nuestra sala u oficina del trabajo. Esta falencia, es parte demostrativa del poco apoyo que se da al turismo, o tal vez a la carencia de ideas, pero esto no sucede solo en Chiquián sino en casi todo el país.
En este artículo quiero poner al descubierto la trascendencia de tomar muy en cuenta el negocio de la cultura, lo que tanto ha expuesto el antropólogo argentino Néstor Canclini, como la industria cultural. En esa línea, me preguntaba, ¿Por qué los pobladores que saben de las cocinas típicas o de las canciones típicas o de las vestimentas típicas o de historias o de los personajes históricos son los más pobres? ¿Es que ellos deben serlo así para creerles que son auténticos?, ¿Por qué no venden ese conocimiento a la cantidad de turistas que los visitan, sería una manera útil para hacer dinero, sino abundante al menos algo para que ellos pudieran disponer de algún bienestar?
Lo primero que tenemos que desterrar es el mito que lo auténtico implica pobreza, nos tratan de decir que quien no es pobre entonces no es original. Se ha llegado al extremo de ligar al artista auténtico con la pobreza y al artista moderno con la riqueza. Esto esta errado pues, si los cultivadores de lo original, murieran sin dejar el registro de lo que saben, ocurriría la desaparición de mucho de nuestra cultura, entonces si queremos mantener la vigencia de nuestra originalidad es necesario que su economía mejore a fin de preservar sus saberes, y que ellos sepan guardarlos, enseñarlos en primer lugar a sus descendientes directos y luego a la colectividad, con ello preservaríamos nuestra riqueza cultural.
El otro mito que debemos desterrar es que la cultura no es negocio porque no tiene compradores. Esto también está errado, pues en la actualidad, se cumple aquella sentencia: si quieres ser universal pinta lo local. La globalización no ha borrado lo local, aunque lo pretenda, más bien deberíamos usar su característica principal que es la rapidez de transmisión de la información para imponer nuestra localidad. Hasta diríamos que para que sobreviva lo global requiere de lo local. Sellemos el sabio principio: de lo LOCAL a lo UNIVERSAL y viceversa.
Otro mito a erradicar es que no tenemos estudios universitarios lo suficiente para salir al frente con nuestros negocios. Esto también es errado pues la práctica nos demuestra que los miles de inmigrantes a la capital llegaron sin ningún centavo, ni estudios, pero, luego supieron hacer frente al mundo y vencieron. Lo que nos hace falta es incorporar en nuestra cultura el emprendedorismo (hacer empresas). Eso no quiere decir que luego no la afiancemos con mayores conocimientos.
Finalmente otro mito a deshacer es aquel que dice que mis huaynitos, mis bailes, mis poesías, mis cuentos, las comidas que hace mi abuelita no creo que les interese a los visitantes. También es un error porque la gente valora también lo intangible, no solo lo material lo visible. El gozo que da estar unas horas al lado de un fogón comiendo algún plato típico, oyendo una buena poesía, o bailando algo típico es invalorable. El ser humano no solo es de cuánto dinero tienes en el bolsillo, sino de cuanto recuerdo llevas en tu mente para soportar los momentos difíciles. Fechas como la semana que estamos pasando de días feriados o durante las fiestas patronales de los pueblos, pueden servir para generar riqueza para los sabios del lugar, para los artistas y artesanos, que usualmente son la gente más pobre y que merecen revalorarlas en beneficio de todos.
Para ser más prácticos, imaginemos una ciudad como Chiquián, que tiene como héroe a Luis Pardo, sobre él preguntémonos: ¿qué vemos en su vestimenta?: Un poncho, sombrero, bufanda. ¿Con qué lo relacionamos?: Huaynos, paisajes, poesías, historias, lugares, casas, fiestas. Hasta ahí, con solo esas dos preguntas se nos abre un cúmulo de posibilidades de negocios que son de interés para los turistas. Negocio en el mejor sentido de la palabra: de proveer un producto que le genera valor al cliente. Con ello encontraríamos en nuestro héroe la Cadena Productiva Luís Pardo.
Es decir nuestro héroe se convertiría en nuestro mejor ministro de economía, en nuestro mejor embajador, que ya lo es. Con esto, no lo estamos disminuyendo, más bien lo estaríamos revalorando. Con el producto LUIS PARDO, entrarían en la cadena, los tejedores de ponchos, los sombrereros, los tejedores de bufandas. Si los tejedores necesitan de tintes naturales, alguien habrá que le guste experimentar y tratará en la escuela o en el instituto superior estudiar o investigar para preparar mejores tintes, buscará las plantas necesarias y tal vez los siembre y con el tiempo él pueda implementar una industria de producción de tintes naturales.
Igualmente, y con más naturalidad, se desarrollaría las editoriales, imprimiendo narraciones de Luis Pardo, en las formas más variadas. Se necesitarían de guías para visitar lugares donde él realizó alguna hazaña. Los carpinteros o jóvenes de las escuelas, se dedicarían a producir muñecos de Luis Pardo con todos sus atuendos y con el tiempo se montaría un museo, con venta de recuerdos y diversos objetos construidos con materiales del lugar.
Siguiendo a este producto se alinearían lugares de venta de platos típicos, acompañados de músicos auténticos, en las casonas antiguas que todavía quedan en pie, donde convergerían visitantes para sentirse como en los tiempos pasados. Este esfuerzo, como una gota de agua en el desierto, se ve en el "Rincón del Recuerdo", restaurante de la familia Marques en Chiquián. Todo esto empujaría a mayor productividad de los productores de cuyes, carnes, quesos, y otros. Igual ocurriría con los productos relacionados con el nevado Yerupajá, haciendas, cataratas, parajes donde él caminó etc.
Esta es una demostración que la CULTURA si puede convertirse en una industria que puede orientar y promover actividades de otros sectores como la educación productiva o la industria, que marchan a la deriva o en forma caótica. Con este alineamiento todos los sectores tendrían algo que aportar a la cadena productiva. Esto es lo que algunos llaman CIUDAD PRODUCTIVA. Una ciudad que afianza su progreso y autoestima basado en su identidad cultural.
Hace unos días el Alcalde de la Provincia de Bolognesi (2015) estuvo en Lima, y una de mis preguntas que no respondió fue, ¿cuánto es el presupuesto que ha considerado para lo INTANGIBLE?. Es que, en los presupuestos usualmente no se dispone de dinero para alimentar la MENTE, todo son obras visibles, básicamente obras de fierro y cemento.
Así, no disponen de dinero para fomentar la cultura, para la producción de revistas, adquisición de periódicos para los colegios y bibliotecas incluida la provincial, presentaciones teatrales, publicaciones de libros, conferencias programadas, etc.
Esto no hace más que reflejar que nuestra sociedad peruana (en su mayoría), permanece en el pasado, alejada de lo que es el presente y el futuro, esto es en UTILIZAR EL CONOCIMIENTO como la fuente de generación de riqueza, como lo hacen las naciones innovadoras (Corea del Sur, Israel, Japón entre otros).
Así, ese conocimiento tenemos que crearlo o traerlo, comprenderlo, promoverlo, utilizarlo y convertir nuestras ventajas comparativas (el turismo, productos lácteos, plantas típicas, etc) en ventajas competitivas, estos es productos exitosos en el gran mercado mundial. Por ello tenemos que utilizar el conocimiento para agregar valor, tenemos que convertirnos en innovadores tecnológicos.
No podemos quedarnos vendiendo solo las materias primas, tal como lo seguimos haciendo desde hace 200 años, asumiendo que la tierra es inagotable, entonces, hoy, tenemos que incorporar el intangible CONOCIMIENTO, a todas nuestras actividades, ese es el nuevo eje estratégico que debe destacarse en la gestión pública de cara a la sociedad del conocimiento que estamos transitando, para de esa manera mirar el futuro del país y la tierra con mayor esperanza.
La Pluma del Viento
[email protected]
Lima, 29 de junio de 2015
Muchas veces hemos ido a nuestra querida tierra y cuando hemos solicitado en algún restaurante un caldo de fiesta, locro de cuy, pari, o pachamanca, era imposible conseguirlos. Lo mismo ocurre cuando deseas oir un huayno típico interpretado por una orquesta típica con arpa y violín. Ni que decir si a tu retorno quieres volver con algún recuerdo del héroe máximo Luís Pardo o del símbolo Yerupajá. No hay sombreros, bufandas ni ponchos tal cual él vestía. Ni fotos, gorras, o polos con fondo de los nevados, lagunas o cataratas. Igual cosa ocurre en la fiesta del 30 de agosto, cuando quieres llevarte un recuerdo de la vestimenta de las pallas, capitán, inca o rumiñahui.
Quisiéramos volver con algunos muñequitos con la vestimenta completa de nuestro héroe y de las fiestas típicas, tal como lo hacen por ejemplo en México, España u otros países. Nos gustaría lucirlos en alguna mesita de nuestra sala u oficina del trabajo. Esta falencia, es parte demostrativa del poco apoyo que se da al turismo, o tal vez a la carencia de ideas, pero esto no sucede solo en Chiquián sino en casi todo el país.
En este artículo quiero poner al descubierto la trascendencia de tomar muy en cuenta el negocio de la cultura, lo que tanto ha expuesto el antropólogo argentino Néstor Canclini, como la industria cultural. En esa línea, me preguntaba, ¿Por qué los pobladores que saben de las cocinas típicas o de las canciones típicas o de las vestimentas típicas o de historias o de los personajes históricos son los más pobres? ¿Es que ellos deben serlo así para creerles que son auténticos?, ¿Por qué no venden ese conocimiento a la cantidad de turistas que los visitan, sería una manera útil para hacer dinero, sino abundante al menos algo para que ellos pudieran disponer de algún bienestar?
Lo primero que tenemos que desterrar es el mito que lo auténtico implica pobreza, nos tratan de decir que quien no es pobre entonces no es original. Se ha llegado al extremo de ligar al artista auténtico con la pobreza y al artista moderno con la riqueza. Esto esta errado pues, si los cultivadores de lo original, murieran sin dejar el registro de lo que saben, ocurriría la desaparición de mucho de nuestra cultura, entonces si queremos mantener la vigencia de nuestra originalidad es necesario que su economía mejore a fin de preservar sus saberes, y que ellos sepan guardarlos, enseñarlos en primer lugar a sus descendientes directos y luego a la colectividad, con ello preservaríamos nuestra riqueza cultural.
El otro mito que debemos desterrar es que la cultura no es negocio porque no tiene compradores. Esto también está errado, pues en la actualidad, se cumple aquella sentencia: si quieres ser universal pinta lo local. La globalización no ha borrado lo local, aunque lo pretenda, más bien deberíamos usar su característica principal que es la rapidez de transmisión de la información para imponer nuestra localidad. Hasta diríamos que para que sobreviva lo global requiere de lo local. Sellemos el sabio principio: de lo LOCAL a lo UNIVERSAL y viceversa.
Otro mito a erradicar es que no tenemos estudios universitarios lo suficiente para salir al frente con nuestros negocios. Esto también es errado pues la práctica nos demuestra que los miles de inmigrantes a la capital llegaron sin ningún centavo, ni estudios, pero, luego supieron hacer frente al mundo y vencieron. Lo que nos hace falta es incorporar en nuestra cultura el emprendedorismo (hacer empresas). Eso no quiere decir que luego no la afiancemos con mayores conocimientos.
Finalmente otro mito a deshacer es aquel que dice que mis huaynitos, mis bailes, mis poesías, mis cuentos, las comidas que hace mi abuelita no creo que les interese a los visitantes. También es un error porque la gente valora también lo intangible, no solo lo material lo visible. El gozo que da estar unas horas al lado de un fogón comiendo algún plato típico, oyendo una buena poesía, o bailando algo típico es invalorable. El ser humano no solo es de cuánto dinero tienes en el bolsillo, sino de cuanto recuerdo llevas en tu mente para soportar los momentos difíciles. Fechas como la semana que estamos pasando de días feriados o durante las fiestas patronales de los pueblos, pueden servir para generar riqueza para los sabios del lugar, para los artistas y artesanos, que usualmente son la gente más pobre y que merecen revalorarlas en beneficio de todos.
Para ser más prácticos, imaginemos una ciudad como Chiquián, que tiene como héroe a Luis Pardo, sobre él preguntémonos: ¿qué vemos en su vestimenta?: Un poncho, sombrero, bufanda. ¿Con qué lo relacionamos?: Huaynos, paisajes, poesías, historias, lugares, casas, fiestas. Hasta ahí, con solo esas dos preguntas se nos abre un cúmulo de posibilidades de negocios que son de interés para los turistas. Negocio en el mejor sentido de la palabra: de proveer un producto que le genera valor al cliente. Con ello encontraríamos en nuestro héroe la Cadena Productiva Luís Pardo.
Es decir nuestro héroe se convertiría en nuestro mejor ministro de economía, en nuestro mejor embajador, que ya lo es. Con esto, no lo estamos disminuyendo, más bien lo estaríamos revalorando. Con el producto LUIS PARDO, entrarían en la cadena, los tejedores de ponchos, los sombrereros, los tejedores de bufandas. Si los tejedores necesitan de tintes naturales, alguien habrá que le guste experimentar y tratará en la escuela o en el instituto superior estudiar o investigar para preparar mejores tintes, buscará las plantas necesarias y tal vez los siembre y con el tiempo él pueda implementar una industria de producción de tintes naturales.
Igualmente, y con más naturalidad, se desarrollaría las editoriales, imprimiendo narraciones de Luis Pardo, en las formas más variadas. Se necesitarían de guías para visitar lugares donde él realizó alguna hazaña. Los carpinteros o jóvenes de las escuelas, se dedicarían a producir muñecos de Luis Pardo con todos sus atuendos y con el tiempo se montaría un museo, con venta de recuerdos y diversos objetos construidos con materiales del lugar.
Siguiendo a este producto se alinearían lugares de venta de platos típicos, acompañados de músicos auténticos, en las casonas antiguas que todavía quedan en pie, donde convergerían visitantes para sentirse como en los tiempos pasados. Este esfuerzo, como una gota de agua en el desierto, se ve en el "Rincón del Recuerdo", restaurante de la familia Marques en Chiquián. Todo esto empujaría a mayor productividad de los productores de cuyes, carnes, quesos, y otros. Igual ocurriría con los productos relacionados con el nevado Yerupajá, haciendas, cataratas, parajes donde él caminó etc.
Esta es una demostración que la CULTURA si puede convertirse en una industria que puede orientar y promover actividades de otros sectores como la educación productiva o la industria, que marchan a la deriva o en forma caótica. Con este alineamiento todos los sectores tendrían algo que aportar a la cadena productiva. Esto es lo que algunos llaman CIUDAD PRODUCTIVA. Una ciudad que afianza su progreso y autoestima basado en su identidad cultural.
Hace unos días el Alcalde de la Provincia de Bolognesi (2015) estuvo en Lima, y una de mis preguntas que no respondió fue, ¿cuánto es el presupuesto que ha considerado para lo INTANGIBLE?. Es que, en los presupuestos usualmente no se dispone de dinero para alimentar la MENTE, todo son obras visibles, básicamente obras de fierro y cemento.
Así, no disponen de dinero para fomentar la cultura, para la producción de revistas, adquisición de periódicos para los colegios y bibliotecas incluida la provincial, presentaciones teatrales, publicaciones de libros, conferencias programadas, etc.
Esto no hace más que reflejar que nuestra sociedad peruana (en su mayoría), permanece en el pasado, alejada de lo que es el presente y el futuro, esto es en UTILIZAR EL CONOCIMIENTO como la fuente de generación de riqueza, como lo hacen las naciones innovadoras (Corea del Sur, Israel, Japón entre otros).
Así, ese conocimiento tenemos que crearlo o traerlo, comprenderlo, promoverlo, utilizarlo y convertir nuestras ventajas comparativas (el turismo, productos lácteos, plantas típicas, etc) en ventajas competitivas, estos es productos exitosos en el gran mercado mundial. Por ello tenemos que utilizar el conocimiento para agregar valor, tenemos que convertirnos en innovadores tecnológicos.
No podemos quedarnos vendiendo solo las materias primas, tal como lo seguimos haciendo desde hace 200 años, asumiendo que la tierra es inagotable, entonces, hoy, tenemos que incorporar el intangible CONOCIMIENTO, a todas nuestras actividades, ese es el nuevo eje estratégico que debe destacarse en la gestión pública de cara a la sociedad del conocimiento que estamos transitando, para de esa manera mirar el futuro del país y la tierra con mayor esperanza.
La Pluma del Viento
[email protected]
Lima, 29 de junio de 2015
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