maría del pilar cárdenas márquez
Junto al muelle
Caminando junto al muelle,
observaba a los pescadores que alistaban sus redes para adentrarse a la mar y pescar,
y a lo lejos, dos veleros se mecían entre sus aguas calmas;
uno de ellos llevaba tu nombre, y otro el mío…
Y a su alrededor, cinco gaviotas sobrevolaban alborotadas.
Mi vestido blanco se agitaba con el viento, mientras observaba a tu velero y el mío…
La brisa marina besaba mis mejillas,
y un viento travieso me sacó el sombrero hasta hacerlo detener en la orilla del muelle,
allí donde el sol quemaba más,
donde me senté a descansar, y a remojar mis pies descalzos sin dejar de jugar con el agua del mar.
Levanté la mirada y dibujé un adiós con mi pañuelo,
para ver partir a tu velero una vez más;
y una cinta azul se desprendió de entre tus dedos,
llegando hasta mis manos con un mensaje que decía:
“Espérame amor.., aquí junto al muelle, con el ancla de tu corazón, que mil sueños traeré para ti de este viaje sin fin...”
Desde entonces,
con el sol ardiente, espero tu retorno;
con mi alma y mi corazón anclados junto al muelle, porque mi pensamiento se fue contigo.
Caminando junto al muelle,
observaba a los pescadores que alistaban sus redes para adentrarse a la mar y pescar,
y a lo lejos, dos veleros se mecían entre sus aguas calmas;
uno de ellos llevaba tu nombre, y otro el mío…
Y a su alrededor, cinco gaviotas sobrevolaban alborotadas.
Mi vestido blanco se agitaba con el viento, mientras observaba a tu velero y el mío…
La brisa marina besaba mis mejillas,
y un viento travieso me sacó el sombrero hasta hacerlo detener en la orilla del muelle,
allí donde el sol quemaba más,
donde me senté a descansar, y a remojar mis pies descalzos sin dejar de jugar con el agua del mar.
Levanté la mirada y dibujé un adiós con mi pañuelo,
para ver partir a tu velero una vez más;
y una cinta azul se desprendió de entre tus dedos,
llegando hasta mis manos con un mensaje que decía:
“Espérame amor.., aquí junto al muelle, con el ancla de tu corazón, que mil sueños traeré para ti de este viaje sin fin...”
Desde entonces,
con el sol ardiente, espero tu retorno;
con mi alma y mi corazón anclados junto al muelle, porque mi pensamiento se fue contigo.
María Del Pilar Cárdenas Márquez.
[email protected]
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