filomeno zubieta núñez
LO QUE SE HA DICHO Y ESCRITO DE LUIS PARDO II
El historiador huaracino Manuel S. Reyna Loli en su estudio Doscientos años de literatura ancashina (Asterisco. Revista cuatrimestral de actualidad y cultura N° 8-9, Huaraz, marzo, 2001: 13-48), menciona que el escritor ancashino Octavio Hinostroza Figueroa escribió, entre tantas novelas, poesías y obras de teatro, la novela Luis Pardo hacia 1958. Obra que, como muchas otras, por su limitada edición y circulación, lastimosamente nunca llegó al gran público.
En 1958 se publica ANCASH. Leyendas, fábulas y canciones, antología dividida en dos secciones (leyendas y fábulas la primera y canciones la segunda) bajo la selección y prólogo de Justo Fernández Cuenca y César Ángeles Caballero. La segunda sección tiene una subsección: Otras canciones, con el cancionero de Luis Pardo donde se incluyen chuscadas, huaynos, yaravíes, valses y el romance de José Torres Vidaurre de 1935.
El maestro y escritor chiquiano Rubén Barrenechea Núñez publicó Turumanya (año 1959, ediciones Yunga, Chiclayo, 108 pp.) con siete cuentos alusivos a Chiquián; el tercero de ellos está dedicado a Luis Pardo con el título de El ahijado del bandolero (pp. 34-48). En el prólogo, Máximo Vílchez Gamboa alude a una novela que tenía en preparación el maestro Barrenechea Núñez:
“Creo haberle oído decir, al mismo Rubén, en algunas de nuestras largas conversaciones de estudiantes sin tiempo, que estaba preparando un trabajo largo –tal vez una novela– sobre Luis Pardo, el romántico bandolero, su paisano y héroe epónimo de la región. A pesar de que Pardo ha sido personaje central en varios relatos, todavía no se ha logrado dar su perfil completo. Que estas palabras sean un llamado encendido y fraterno para que el segundo libro de Barrenechea nos dé, de cuerpo entero, la estampa del legendario ‘bandolero-niño’”
En 1960 la revista Eco Regional Nº 2, dirigida por Arturo Aranda Arrieta natural de Aquia, publica el estudio Luis Pardo, El Gran Bandido del escritor huaracino José Ruiz Huidobro; posteriormente vuelto a publicar en la misma revista II Época, Nº 9 (año 1996, pp. 28-30). Este escritor fallecido en 1945, reconocía:
“No se ha intentado todavía escribir la historia novelesca o la novela histórica de Luis Pardo”.
E invoca:
“Ante todo Luis Pardo ha sido un ser real y no imaginario, un hombre de carne y hueso y no un personaje fruto de la abstracción literaria. Hay que describirlo como fue, no como quieren que sea o como quisiéramos que hubiera sido”.
Rómulo Pajuelo Prieto en el tomo I de sus Ancashinos Ilustres (pp. 157-162) reproduce el ensayo de Ruiz Huidobro.
Ernesto Reyna, por su lado, escribe en 1962 Recordando a Luis Pardo (La Tribuna, Lima, 02-II-1962:4), donde sintetiza su azarosa vida resaltando su faceta política y revolucionaria:
“Luis Pardo fue político y revolucionario. Fue uno de los fieles y fanáticos partidarios del caudillo del Partido Liberal. Todas las veces que se levantó en armas don Augusto Durand, Luis Pardo lo acompañó (…) Fue capitán de los Húsares, estuvo en las refriegas de Huánuco, Cerro de Pasco, Huacho, Chiquián Huaraz, y se cuentan hazañas imposibles que me hacen recordar los ardides del ‘Demonio de los Andes’, don Francisco de Carbajal. Como político conoce el destierro y la prisión en la penitenciaría de Lima. Pero al volver a sus lares, en lugar de someterse a las autoridades, prefirió la vida azarosa del hombre fuera de la ley. Sentimental y poeta, deja versos y canciones inspirados en el amor a los pobres en aquella justicia elemental ‘de robar a los ricos para dar a los desheredados’”.
En 1967 –hace ya cincuenta años– se publica el libro mayor dedicado a nuestro personaje: Luis Pardo, el gran bandido. Vida y hechos del famoso bandolero chiquiano que acaparó la atención pública durante varios años. Su autor, Alberto Carrillo Ramírez, nos ofrece un concienzudo estudio debidamente documentado.
Todos los trabajos posteriores, incluyendo los meramente literarios, han recurrido a sus páginas, como referente obligado. Con algunos reajustes, en 1976 se editó la segunda edición y en 1987 su edición definitiva.
Nacido el 24 de noviembre de 1908 y fallecido el 25 de octubre de 1992 por esta obra y otras dedicadas a la provincia de Bolognesi es considerado Alberto Carrillo Ramírez como uno de los baluartes mayores de las letras bolognesinas. Por su importancia, se impone una nueva reedición de la obra así como un reconocimiento especial a su autor. A manera de justificación en el primer párrafo de su Introducción, leemos:
“Al llevar a cabo nuestro plan de escribir la biografía del bandolero chiquiano Luis Pardo, que ha dado y aún sigue dando tanto que hablar a entendidos y profanos, nos hubimos de encontrar con que la vida de este personaje se hallaba tan íntimamente unida a las diversas manifestaciones del vivir cotidiano de los lugares que frecuentó o en donde pasó la mayor parte de sus días, muy especialmente de su pueblo natal, a tal punto que, para formarse una idea clara de sus hechos y de su personalidad, se hacía imprescindible describir los escenarios y el medio social de aquel entonces, no en su forma estática e inerte, como quien hace una autopsia, sino en plena acción, en su actuar consuetudinario y auténtico. Por esa razón, aunque parezca superabundante o fuera de lugar, encontrará el lector, dentro de este trabajo, mucho del folklore regional, y esto (lo creemos sinceramente) le dará más vida e interés al relato, aparte de que constituirá un cuadro ilustrativo para aquellos que no han degustado el vivir serrano y, sobre todo, chiquiano. Así pues, esperamos que el lector no nos tildará de difusos o cosas por el estilo; porque mal haríamos en concretarnos a un relato biográfico, sabiendo que con ello no aportamos gran cosa al enriquecimiento de nuestro acervo cultural.” (p. I).
En 1958 se publica ANCASH. Leyendas, fábulas y canciones, antología dividida en dos secciones (leyendas y fábulas la primera y canciones la segunda) bajo la selección y prólogo de Justo Fernández Cuenca y César Ángeles Caballero. La segunda sección tiene una subsección: Otras canciones, con el cancionero de Luis Pardo donde se incluyen chuscadas, huaynos, yaravíes, valses y el romance de José Torres Vidaurre de 1935.
El maestro y escritor chiquiano Rubén Barrenechea Núñez publicó Turumanya (año 1959, ediciones Yunga, Chiclayo, 108 pp.) con siete cuentos alusivos a Chiquián; el tercero de ellos está dedicado a Luis Pardo con el título de El ahijado del bandolero (pp. 34-48). En el prólogo, Máximo Vílchez Gamboa alude a una novela que tenía en preparación el maestro Barrenechea Núñez:
“Creo haberle oído decir, al mismo Rubén, en algunas de nuestras largas conversaciones de estudiantes sin tiempo, que estaba preparando un trabajo largo –tal vez una novela– sobre Luis Pardo, el romántico bandolero, su paisano y héroe epónimo de la región. A pesar de que Pardo ha sido personaje central en varios relatos, todavía no se ha logrado dar su perfil completo. Que estas palabras sean un llamado encendido y fraterno para que el segundo libro de Barrenechea nos dé, de cuerpo entero, la estampa del legendario ‘bandolero-niño’”
En 1960 la revista Eco Regional Nº 2, dirigida por Arturo Aranda Arrieta natural de Aquia, publica el estudio Luis Pardo, El Gran Bandido del escritor huaracino José Ruiz Huidobro; posteriormente vuelto a publicar en la misma revista II Época, Nº 9 (año 1996, pp. 28-30). Este escritor fallecido en 1945, reconocía:
“No se ha intentado todavía escribir la historia novelesca o la novela histórica de Luis Pardo”.
E invoca:
“Ante todo Luis Pardo ha sido un ser real y no imaginario, un hombre de carne y hueso y no un personaje fruto de la abstracción literaria. Hay que describirlo como fue, no como quieren que sea o como quisiéramos que hubiera sido”.
Rómulo Pajuelo Prieto en el tomo I de sus Ancashinos Ilustres (pp. 157-162) reproduce el ensayo de Ruiz Huidobro.
Ernesto Reyna, por su lado, escribe en 1962 Recordando a Luis Pardo (La Tribuna, Lima, 02-II-1962:4), donde sintetiza su azarosa vida resaltando su faceta política y revolucionaria:
“Luis Pardo fue político y revolucionario. Fue uno de los fieles y fanáticos partidarios del caudillo del Partido Liberal. Todas las veces que se levantó en armas don Augusto Durand, Luis Pardo lo acompañó (…) Fue capitán de los Húsares, estuvo en las refriegas de Huánuco, Cerro de Pasco, Huacho, Chiquián Huaraz, y se cuentan hazañas imposibles que me hacen recordar los ardides del ‘Demonio de los Andes’, don Francisco de Carbajal. Como político conoce el destierro y la prisión en la penitenciaría de Lima. Pero al volver a sus lares, en lugar de someterse a las autoridades, prefirió la vida azarosa del hombre fuera de la ley. Sentimental y poeta, deja versos y canciones inspirados en el amor a los pobres en aquella justicia elemental ‘de robar a los ricos para dar a los desheredados’”.
En 1967 –hace ya cincuenta años– se publica el libro mayor dedicado a nuestro personaje: Luis Pardo, el gran bandido. Vida y hechos del famoso bandolero chiquiano que acaparó la atención pública durante varios años. Su autor, Alberto Carrillo Ramírez, nos ofrece un concienzudo estudio debidamente documentado.
Todos los trabajos posteriores, incluyendo los meramente literarios, han recurrido a sus páginas, como referente obligado. Con algunos reajustes, en 1976 se editó la segunda edición y en 1987 su edición definitiva.
Nacido el 24 de noviembre de 1908 y fallecido el 25 de octubre de 1992 por esta obra y otras dedicadas a la provincia de Bolognesi es considerado Alberto Carrillo Ramírez como uno de los baluartes mayores de las letras bolognesinas. Por su importancia, se impone una nueva reedición de la obra así como un reconocimiento especial a su autor. A manera de justificación en el primer párrafo de su Introducción, leemos:
“Al llevar a cabo nuestro plan de escribir la biografía del bandolero chiquiano Luis Pardo, que ha dado y aún sigue dando tanto que hablar a entendidos y profanos, nos hubimos de encontrar con que la vida de este personaje se hallaba tan íntimamente unida a las diversas manifestaciones del vivir cotidiano de los lugares que frecuentó o en donde pasó la mayor parte de sus días, muy especialmente de su pueblo natal, a tal punto que, para formarse una idea clara de sus hechos y de su personalidad, se hacía imprescindible describir los escenarios y el medio social de aquel entonces, no en su forma estática e inerte, como quien hace una autopsia, sino en plena acción, en su actuar consuetudinario y auténtico. Por esa razón, aunque parezca superabundante o fuera de lugar, encontrará el lector, dentro de este trabajo, mucho del folklore regional, y esto (lo creemos sinceramente) le dará más vida e interés al relato, aparte de que constituirá un cuadro ilustrativo para aquellos que no han degustado el vivir serrano y, sobre todo, chiquiano. Así pues, esperamos que el lector no nos tildará de difusos o cosas por el estilo; porque mal haríamos en concretarnos a un relato biográfico, sabiendo que con ello no aportamos gran cosa al enriquecimiento de nuestro acervo cultural.” (p. I).
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