manuel nieves fabián
WAYI USHAY EN CANIS – BOLOGNESI - ANCASH
Wayi ushay significa la culminación o conclusión de una casa. Hoy, en nuestros tiempos, ya no se practica estas costumbres. La modernidad (el ladrillo, la calamina), y este sistema neoliberal están acabando con nuestras costumbres y nuestra identidad cultural. Hasta la primera mitad del siglo pasado aún se practicaba el wayi ushay con toda religiosidad.
La culminación de una casa era todo un acontecimiento en la que participaban casi toda la comunidad. Los dueños de la futura casa nueva eran los recién casados. Para el acto del matrimonio, los padres del novio siempre buscaban como padrino a un familiar o una persona honorable, de sumo respeto, a quien le llamaban desde tiempos inmemoriales con el nombre de Cuymero. El padrino, al aceptar la propuesta, sabía que tenía grandes responsabilidades, como el de velar por la felicidad de sus ahijados. Lo primero que hacía el padrino era iniciar la construcción de una casa. Levantaba los cimientos y las paredes, faltándole solo el techado y las puertas. Los esposos, al recibir la casa, sumamente agradecidos, se dirigían de rodillas ante el padrino diciéndoles:
–Gracias papá, de tus manos recibimos nuestra casa nueva y que será abrigo también de nuestros hijos.
En esta ceremonia, el padrino o Cuymero, como una obligación, por tradición, entregaba a sus ahijados ya sea animales o también terrenos para que iniciaran su vida familiar dentro de la comunidad.
En el proceso de conclusión de la casa, los mashas, danzaban al compás de una música especial para estos casos.
Los Mashas
Eran los yernos, los familiares o también deudores de otras conclusiones que devolvían los favores hechos en ocasiones anteriores. Ellos, provistos de banderas de diferentes colores, sujetos a un pendón de un metro de largo aproximadamente, danzaban al compás de la música denominada jawayada, mientras las mujeres mashas entonaban la siguiente canción:
Imata wambra
wagallanki, imata wambra llakillanki quillapita watapita yarpangaykita. Llantullayki sombrallayki kanan junaq ushakarkun; tushullay, tushullashun mashakuna. Tushukuy masha tushukuy masha taytallaykipis kawaykanmi; tushukuy masha tushukuy masha mamallaykipis kawaykanmi. Ay!, nuqallaqa mamanaqlla ay!, nuqallaqa taytanaqlla quillapita watapita yarpachakurnin famillanaqlla |
Por qué niña
tienes que llorar, por qué niño que sufrir después de meses y años de haber ideado (planificado) Tu hogar tu sombra, hoy día ya se concluye; ahora baila bailaremos con los yernos. Baila yerno baila rantín, tu padre aún está vivo; baila yerno baila rantín tu madre aún está viva. Ay! pobre de mi sin madre, ay!, pobre de mí sin padre; después de meses y años de haber pensando y sin familia. |
Los mashas o “rantines” colaboraban con tejas, carrizos, cintas, tijeras, sogas de chaclar (sogas delgadas para amarrar los carrizos). En momentos de entregar estos objetos, sobre todo las tejas, la masha, en este caso la mujer del “rantín”, se dirigía danzando desde su casa al compás de la orquesta. Ella llevaba en la mano izquierda una planta de racacha, y en la mano derecha, una lapa de cancha con un cuy entero bien tostado y adornado con flores. Al momento de llegar a la casa nueva entregaba al Servicio e ingresa cantando:
Sarillay tayta
kayllatami apallamu; sarillay mama kayllatami apallamu. |
Aquí está padrecito
esto nomás te traigo; aquí está madrecita, esto nomás te traigo. |
Para iniciar el techado, el masha llevaba una cruz adornada con papas y mazorcas de maíz; así mismo, la lumsuy, es decir la nuera, llevaba cuy, manteca, ají y sal. Iban danzando al compás de la jawayada. La cruz era colocada en lo más alto y céntrico del techo de la casa, luego iniciaban el jatakuy o techado, donde participaban todos. Los techadores esperaban en el techo y los que se encontraban en las escaleras y en el piso se ubicaban en columna, y las tejas llegaban arriba pasando de una mano a otra, mientras los mashas danzaban cantando:
Kaymi taytalla
sombrallayki quillapita watapita yarpangaykita. Jataychu tayta tushurillashun kanan junaq saltaykachashpa brinkaykachashpa |
Aquí está padrecito
tu casa que tú has pensado desde meses y años. En el techado padrecito vamos a bailar, el día de hoy ya sea saltando ya sea brincando. |
El Apachipakuy
Generalmente se realizaba de noche. Una vez culminado el techado de la casa, los esposos, dueños de su nueva vivienda llevaban puestos a la espalda una manta, entonces los mashas, que eran yernos, familiares, vecinos o amigos, ataban las manos de los dueños de casa con una cinta, luego al compás de la música ejecutada por la orquesta, los llevaban a sus casas, allí les colocaban en las cintas de los sombreros o sobre el pecho de los cónyuges medallas consistentes en monedas o cheques. Otros cargaban en las mantas que llevaban en las espaldas los cónyuges sartas de wayunkas de maíz, que eran símbolo de prosperidad y abundancia o también cargaban vellones de lana, telas, platos, ollas, gallinas, cachos (en vez de vacas o toros), tabla (en vez de puerta), puñados de tierra (en vez de un terreno), es decir, según la voluntad del masha; luego retornaban, así como salieron, por el mismo camino, siempre al compás de la orquesta. En la casa nueva los esperaban los demás mashas, quienes por turno realizan el apachipakuy. La recepción de estos obsequios estaba a cargo del Servicio, quien iba anotando en un cuaderno todo lo recibido para luego ser devueltos en otra ocasión, cuando los mashas concluirían sus casas. El Servicio, luego de descargar el apachipakuy y anotar el contenido, le retribuía al masha una inmensa huahua o muñeca de harina.
Los primeros que empezaban con el apachipakuy eran los familiares, luego las personas particulares.
Mientras duraba el apachipakuy, la gente tomaba y bailaba, y los cantores deleitaban a los asistentes con sus inspiraciones más variadas.
La culminación de una casa era una fiesta en el pueblo, pues duraba de cuatro a cinco días. Los dueños de casa cocinaban para atender a los asistentes: el caldo de yuca con col y papas acompañado con presas de carne de res o carnero, el mondongo de tripas de res, el habas cashki. El jaca chupi de habas con un cuy íntegro era obsequiado a cada uno de los mashas, asimismo, les entregaban su colación, es decir, conjunto de panes de diversas formas adornados con flores y frutas. Las mujeres que ayudaban llevaban a la casa de los mashas el caldo de res con una buena porción de presa, en un inmenso mate denominado lapa.
Los Gelles
Eran aquellas personas que colaboraban con artículos comestibles, tales como yucas, papas, verduras, flores, frutas etc., con la finalidad de que les sean devueltos cuando ellos también mandaran concluir sus casas. Estas personas, al final de la fiesta, recibían su colación consistente en una huahua grande bañada con huevo y azúcar blanca, roscas, plátanos, naranjas, chirimoyas y dulces de frijol o manzana. Todos estos regalos depositados en lapas eran entregados en sus respectivos domicilios, al día siguiente del apachipakuy.
Warka Rutuy
En el último día de la fiesta se reunían entre los familiares y amigos a fin de cortar las soguillas que colgaban de los carrizos que quedaron luego del chaclado. A este acto se le conocía con el nombre de Warka Rutuy. Aquel que cortaba cada una de estas soguillas tenía que aportar ya sea en dinero o en especies. Ese día comían, bailaban y tomaban hasta embriagarse completamente por ser el último día de la fiesta y porque la casa se encontraba expedita para ser habitada por los recién casados.
Generalmente se realizaba de noche. Una vez culminado el techado de la casa, los esposos, dueños de su nueva vivienda llevaban puestos a la espalda una manta, entonces los mashas, que eran yernos, familiares, vecinos o amigos, ataban las manos de los dueños de casa con una cinta, luego al compás de la música ejecutada por la orquesta, los llevaban a sus casas, allí les colocaban en las cintas de los sombreros o sobre el pecho de los cónyuges medallas consistentes en monedas o cheques. Otros cargaban en las mantas que llevaban en las espaldas los cónyuges sartas de wayunkas de maíz, que eran símbolo de prosperidad y abundancia o también cargaban vellones de lana, telas, platos, ollas, gallinas, cachos (en vez de vacas o toros), tabla (en vez de puerta), puñados de tierra (en vez de un terreno), es decir, según la voluntad del masha; luego retornaban, así como salieron, por el mismo camino, siempre al compás de la orquesta. En la casa nueva los esperaban los demás mashas, quienes por turno realizan el apachipakuy. La recepción de estos obsequios estaba a cargo del Servicio, quien iba anotando en un cuaderno todo lo recibido para luego ser devueltos en otra ocasión, cuando los mashas concluirían sus casas. El Servicio, luego de descargar el apachipakuy y anotar el contenido, le retribuía al masha una inmensa huahua o muñeca de harina.
Los primeros que empezaban con el apachipakuy eran los familiares, luego las personas particulares.
Mientras duraba el apachipakuy, la gente tomaba y bailaba, y los cantores deleitaban a los asistentes con sus inspiraciones más variadas.
La culminación de una casa era una fiesta en el pueblo, pues duraba de cuatro a cinco días. Los dueños de casa cocinaban para atender a los asistentes: el caldo de yuca con col y papas acompañado con presas de carne de res o carnero, el mondongo de tripas de res, el habas cashki. El jaca chupi de habas con un cuy íntegro era obsequiado a cada uno de los mashas, asimismo, les entregaban su colación, es decir, conjunto de panes de diversas formas adornados con flores y frutas. Las mujeres que ayudaban llevaban a la casa de los mashas el caldo de res con una buena porción de presa, en un inmenso mate denominado lapa.
Los Gelles
Eran aquellas personas que colaboraban con artículos comestibles, tales como yucas, papas, verduras, flores, frutas etc., con la finalidad de que les sean devueltos cuando ellos también mandaran concluir sus casas. Estas personas, al final de la fiesta, recibían su colación consistente en una huahua grande bañada con huevo y azúcar blanca, roscas, plátanos, naranjas, chirimoyas y dulces de frijol o manzana. Todos estos regalos depositados en lapas eran entregados en sus respectivos domicilios, al día siguiente del apachipakuy.
Warka Rutuy
En el último día de la fiesta se reunían entre los familiares y amigos a fin de cortar las soguillas que colgaban de los carrizos que quedaron luego del chaclado. A este acto se le conocía con el nombre de Warka Rutuy. Aquel que cortaba cada una de estas soguillas tenía que aportar ya sea en dinero o en especies. Ese día comían, bailaban y tomaban hasta embriagarse completamente por ser el último día de la fiesta y porque la casa se encontraba expedita para ser habitada por los recién casados.
Manuel Nieves Fabián
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