armando zarazú aldave
BREVE HISTORIA DEL HUAYNO CHIQUIANO

Chiquián, por ser la capital provincial, es el centro cultural de ella, motivo por el cual demos una mirada a dicha ciudad en relación con su música, es decir el huayno.
Indudablemente que las inquietudes musicales de los chiquianos comienzan a dar frutos con la creación, apoyada por don Juan Sánchez Dulanto y otros, de su primera banda de músicos. Posteriormente don Florentino Aldave, antiguo miembro de la primera banda, organiza la suya con algunos excelentes músicos como don Eusebio Anzualdo y don Cornelio Morán; característica de esta banda era ser complementada por los nietos de don Florentino, los cuales continuaron con la tradición musical de su abuelo.
Una institución musical que hizo historia dentro de la música chiquiana fue la inolvidable Orquesta Magisterial de Chiquián, agrupación que como su nombre indica era íntegramente conformada por maestros y entre cuyos integrantes figuraban César Figueroa Cuentas, Manuel Quispe, Eleodoro Gamarra Salinas en los violines; Cástulo Rivera, Pedro Zubieta Calderón en las guitarras y Alejandro Aldave Montoro en el arpa y violín.
En los inicios de los años 60 un grupo de amantes de la música chiquiana formaron el Centro Filarmónico Juan Sánchez Dulanto con la idea de preservar el acervo musical de la tierra que los vio nacer. Como presidente de la flamante institución musical fue elegido el Sr. Alejandro Yábar Alva y la dirección musical recayó en el Sr. Alejandro Aldave Montoro, miembro de una familia plenamente identificada con la música chiquiana. Muy pronto esta agrupación musical marcó un antes y después dentro de la historia musical de la capital de la provincia al realizar la primera grabación con huaynos enteramente chiquianos.
Por esos años el Club Chiquián había adquido su local institucional en Breña y, sus dirigentes, entre los que se encontraban los señores Manuel Castillo, Elí Carrillo y el Dr. Daniel Carrillo, los invitaron a Lima para participar en una actividad pro fondos para la construcción del local del club en el distrito de Breña. En esta actividad estuvo el Sr. Luis Pizarro Cerrón, director del programa de música andina “Sol en los Andes”, y fue quien los recomendó para que hagan una grabación, la cual hicieron en 1963 para el sello Smith (Aldave, pág. 57).
La delegación musical que viajó a Lima para hacer la grabación estuvo conformada por los siguientes artistas chiquianos:
Director musical: Alejandro Aldave Montoro
Arpa: Carlos Alvarado Aldave
Vocalistas: Eva Alvarado Palacios
Luisa Amina Rayo Minaya
Violines: Julio Carhuachín
Juan Jaimes
Valerio Jaimes
Saturnino Jaimes
Mandolina y cantante: Felipe Ramírez Gamarra
También fue parte de esta agrupación, en su calidad de guitarrista don Eusebio Anzualdo.
Lamentablemente la tecnología de la época no permitía realizar filmaciones con la facilidad con que se hacen en estos tiempos, por lo cual no hay DVD disponible. Sin embargo, los amantes de la música chiquiana aún se deleitan escuchando sus grabaciones.
En el ámbito de nuestra tierra chiquiana han habido eximios arpistas como Miguel Durán, Fanor Alva, Maurelio Reyes, Alejandro Aldave, Anacleto, Garash Lorenzo, José Jaimes, Sabás, Demetrio Calderón, Mateo Velázquez “El Satanás del arpa”, Pedro Ramírez, Sósimo Durán, Mateo Romero y muchos otros. Imagino y tengo la plena seguridad que estoy omitiendo algunos nombres, ello se debe más a la falta de memoria del que esto escribe que a la carencia de calidad de ellos. Como dato curioso debo mencionar que Don Alberto Carrillo, en su libro, “Luis Pardo” El Gran Bandido, (1967 Pág.76) menciona a la Sra. Julia Ramírez Vda. de Pardo, de quien nos dice era una virtuosa del arpa. Para confirmarlo incluye una fotografía de ella junto a su instrumento, lo cual, sin lugar a duda, la convierte en pionera de la música chiquiana y bolognesina.
Indudablemente que las inquietudes musicales de los chiquianos comienzan a dar frutos con la creación, apoyada por don Juan Sánchez Dulanto y otros, de su primera banda de músicos. Posteriormente don Florentino Aldave, antiguo miembro de la primera banda, organiza la suya con algunos excelentes músicos como don Eusebio Anzualdo y don Cornelio Morán; característica de esta banda era ser complementada por los nietos de don Florentino, los cuales continuaron con la tradición musical de su abuelo.
Una institución musical que hizo historia dentro de la música chiquiana fue la inolvidable Orquesta Magisterial de Chiquián, agrupación que como su nombre indica era íntegramente conformada por maestros y entre cuyos integrantes figuraban César Figueroa Cuentas, Manuel Quispe, Eleodoro Gamarra Salinas en los violines; Cástulo Rivera, Pedro Zubieta Calderón en las guitarras y Alejandro Aldave Montoro en el arpa y violín.
En los inicios de los años 60 un grupo de amantes de la música chiquiana formaron el Centro Filarmónico Juan Sánchez Dulanto con la idea de preservar el acervo musical de la tierra que los vio nacer. Como presidente de la flamante institución musical fue elegido el Sr. Alejandro Yábar Alva y la dirección musical recayó en el Sr. Alejandro Aldave Montoro, miembro de una familia plenamente identificada con la música chiquiana. Muy pronto esta agrupación musical marcó un antes y después dentro de la historia musical de la capital de la provincia al realizar la primera grabación con huaynos enteramente chiquianos.
Por esos años el Club Chiquián había adquido su local institucional en Breña y, sus dirigentes, entre los que se encontraban los señores Manuel Castillo, Elí Carrillo y el Dr. Daniel Carrillo, los invitaron a Lima para participar en una actividad pro fondos para la construcción del local del club en el distrito de Breña. En esta actividad estuvo el Sr. Luis Pizarro Cerrón, director del programa de música andina “Sol en los Andes”, y fue quien los recomendó para que hagan una grabación, la cual hicieron en 1963 para el sello Smith (Aldave, pág. 57).
La delegación musical que viajó a Lima para hacer la grabación estuvo conformada por los siguientes artistas chiquianos:
Director musical: Alejandro Aldave Montoro
Arpa: Carlos Alvarado Aldave
Vocalistas: Eva Alvarado Palacios
Luisa Amina Rayo Minaya
Violines: Julio Carhuachín
Juan Jaimes
Valerio Jaimes
Saturnino Jaimes
Mandolina y cantante: Felipe Ramírez Gamarra
También fue parte de esta agrupación, en su calidad de guitarrista don Eusebio Anzualdo.
Lamentablemente la tecnología de la época no permitía realizar filmaciones con la facilidad con que se hacen en estos tiempos, por lo cual no hay DVD disponible. Sin embargo, los amantes de la música chiquiana aún se deleitan escuchando sus grabaciones.
En el ámbito de nuestra tierra chiquiana han habido eximios arpistas como Miguel Durán, Fanor Alva, Maurelio Reyes, Alejandro Aldave, Anacleto, Garash Lorenzo, José Jaimes, Sabás, Demetrio Calderón, Mateo Velázquez “El Satanás del arpa”, Pedro Ramírez, Sósimo Durán, Mateo Romero y muchos otros. Imagino y tengo la plena seguridad que estoy omitiendo algunos nombres, ello se debe más a la falta de memoria del que esto escribe que a la carencia de calidad de ellos. Como dato curioso debo mencionar que Don Alberto Carrillo, en su libro, “Luis Pardo” El Gran Bandido, (1967 Pág.76) menciona a la Sra. Julia Ramírez Vda. de Pardo, de quien nos dice era una virtuosa del arpa. Para confirmarlo incluye una fotografía de ella junto a su instrumento, lo cual, sin lugar a duda, la convierte en pionera de la música chiquiana y bolognesina.

Un instrumento, de origen europeo, que goza de la preferencia de nuestros músicos, por su versatilidad y sonoridad, es la guitarra. Compañera inseparable de serenateros y bohemios chiquianos de todas las épocas. Su versatilidad se acomoda a la habilidad y pericia musical de su ejecutante. Los hay desde los campeones del “rinchiqui miquita” (rasgueo simple de las cuerdas para acompañar un huaynito), hasta los más diestros en “bordón y punteo”. La guitarra o palo trinador, como también la llaman sus fanáticos, se acomoda al “gusto del cliente” y al pecho del cantor. Tiene diversidad de temples o afinaciones, entre los más conocidos en nuestra ruta están los temples “común”, “conchucano”, “maulí”, “transportado”, “amable”, incluso había un temple político, era el “temple aprista”. Lo lamentable es que estas afinaciones están quedando en el olvido al igual que muchas de nuestras tradiciones y expresiones culturales. Es necesario promover y revalorar nuestra música, nuestros intérpretes y lo que ello representa como parte de nuestra identidad cultural.
Hablar de la guitarra chiquiana y no mencionar al inolvidable Racrish, Don Eusebio Anzualdo, sería imperdonable. Genuino artista del pueblo, músico versátil (También era experto bajista y miembro de la antigua banda de músicos dirigida por Don Florentino Aldave), cantor de voz seca y potente, Racrish era un experto en el bordoneo típico del huayno chiquiano, al cual sabía darle sabor y alegría sin igual. Escucharlo tocar y cantar sus inspiraciones era una delicia. Era amigable y gustaba de compartir su arte con los jóvenes que, reconfortados por el excelente chinguirito preparado por el buen Penco, solían escucharlo embelesados, tratando de memorizar sus canciones y chispeantes fugas en quechua. Tenía el don y la facilidad de componer sus propias canciones, y si bien su educación académica era limitada, ello no era impedimento para que sus huaynitos tengan gracia, profundidad y reflejo de la realidad que vivió. Me parece, al momento de escribir estas líneas, estar escuchándolo cantar una de sus canciones de su propia cosecha, “En una noche clara y serena, bajo el cielo de California, Gladis Zénder la más hermosa, fue coronada Miss Universo…”. Una de las más preciadas posesiones del que esta nota escribe es, sin lugar a duda, un cassett de Racrish, grabado en una reunión de amigos, de forma artesanal y casi en el ocaso de la vida de este genuino y gran artista popular nuestro pueblo.
Otro gran cultor del cantar popular de nuestra tierra fue el tempranamente desaparecido César Vicuña, Huayco para sus amigos, excelente cultor de la guitarra chiquiana y gran intérprete, junto a su hermano Osvaldo Vicuña, de nuestro cancionero popular. Huayco, qué duda cabe, era la confirmación de ese popular dicho que a la letra dice “de tal palo tal astilla”. Su padre, don Feliciano Vicuña, fue uno de los más extraordinarios cultores de la guitarra chiquiana. Igualmente, y de acuerdo con quienes tuvieron la suerte de escucharlo, Bernardo Escobedo, más conocido amicalmente por todos los que lo conocieron como Bellota, tenía una extraordinaria voz y un estilo inconfundible para interpretar nuestro huayno.
En la actualidad una nueva generación de guitarristas chiquianos le están dando prestigio al huayno de nuestra tierra, no solo por la calidad de sus interpretaciones sino también por la técnica de ejecución de este instrumento; destaca con nombre propio Darwin Reyes Cuentas. También no se puede dejar de mencionar a Amado Sabás Balarezo Minaya, a los integrantes de la familia Minaya Rivera, Arelí Comersio, Miguel Ángeles Ocrospoma, solo por mencionar algunos.
Es indiscutible que uno de los factores para que el huayno chiquiano no salga de nuestros linderos culturales es precisamente eso, ser netamente chiquiano y diferente a la misma expresión musical de pueblos aledaños, lo cual hace que el número de los admiradores del nuestro huayno chiquiano y bolognesino sea limitado. Como consecuencia nuestros artistas más representativos, para poder vender sus grabaciones y cubrir el costo de ellas, tienen que buscar la forma de adaptarse a necesidades musicales comercialmente más viables, que les permita sobrevivir en el hoy en día competitivo mercado artístico de la música andina. El otro, es la falta de apoyo para la creación y funcionamiento de agrupaciones culturales que puedan fomentar la difusión musical de nuestra tierra entre nuestra juventud. Últimamente este vacío está siendo cubierto con creces por la Casa de la Cultura de la Provincia de Bolognesi, con sede en Chiquián, institución que en coordinación de la Municipalidad Provincial, está luchando fuertemente para conservar nuestra cultura musical, organizando talleres de arpa y guitarra para jóvenes y niños, contando además con una excelente colección de instrumentos para cumplir su cometido.
El huayno chiquiano tiene en la actualidad artistas que llevan el mensaje musical de nuestra tierra a todos los escenarios en que se presentan. Claudio Rivera Jaimes, el recordado Cholo chiquiano, ponía todo el sentimiento telúrico de nuestra tierra en sus interpretaciones, lamentablemente nos dejó muy temprano. Elsa Navarro, con su inconfundible estilo, supo hacernos llegar la alegría y sentimiento de nuestro huayno en cada una de sus interpretaciones. Por otro lado, los nombres de Nieves Alvarado, Carlos Oro, Consuelo Valderrama, Julia Garro, Pablo Aldave Zubieta, Rayda Alvarado, Zeny Garro son familiares a todos los amantes de nuestro acervo musical. Últimamente los integrantes de la agrupación Son de Chiquián están haciendo que el característico guitarreo chiquiano vuelva a renacer acompañando voces que apuestan por la continuidad de la tradición musical de nuestra tierra. Una tradición que esperamos no se pierda por ser parte de los valores culturales que nos inculcaron tanto nuestros padres como nuestros maestros abuelos.
Referencias
Aldave, A. (1994). Chiquián con canciones folklóricas. Lima
Carrillo, A (1967). Luis Pardo “El gran bandido”. Lima. Empresa Editorial
Ascencios.
Armando zarazú Aldave
[email protected]
Hablar de la guitarra chiquiana y no mencionar al inolvidable Racrish, Don Eusebio Anzualdo, sería imperdonable. Genuino artista del pueblo, músico versátil (También era experto bajista y miembro de la antigua banda de músicos dirigida por Don Florentino Aldave), cantor de voz seca y potente, Racrish era un experto en el bordoneo típico del huayno chiquiano, al cual sabía darle sabor y alegría sin igual. Escucharlo tocar y cantar sus inspiraciones era una delicia. Era amigable y gustaba de compartir su arte con los jóvenes que, reconfortados por el excelente chinguirito preparado por el buen Penco, solían escucharlo embelesados, tratando de memorizar sus canciones y chispeantes fugas en quechua. Tenía el don y la facilidad de componer sus propias canciones, y si bien su educación académica era limitada, ello no era impedimento para que sus huaynitos tengan gracia, profundidad y reflejo de la realidad que vivió. Me parece, al momento de escribir estas líneas, estar escuchándolo cantar una de sus canciones de su propia cosecha, “En una noche clara y serena, bajo el cielo de California, Gladis Zénder la más hermosa, fue coronada Miss Universo…”. Una de las más preciadas posesiones del que esta nota escribe es, sin lugar a duda, un cassett de Racrish, grabado en una reunión de amigos, de forma artesanal y casi en el ocaso de la vida de este genuino y gran artista popular nuestro pueblo.
Otro gran cultor del cantar popular de nuestra tierra fue el tempranamente desaparecido César Vicuña, Huayco para sus amigos, excelente cultor de la guitarra chiquiana y gran intérprete, junto a su hermano Osvaldo Vicuña, de nuestro cancionero popular. Huayco, qué duda cabe, era la confirmación de ese popular dicho que a la letra dice “de tal palo tal astilla”. Su padre, don Feliciano Vicuña, fue uno de los más extraordinarios cultores de la guitarra chiquiana. Igualmente, y de acuerdo con quienes tuvieron la suerte de escucharlo, Bernardo Escobedo, más conocido amicalmente por todos los que lo conocieron como Bellota, tenía una extraordinaria voz y un estilo inconfundible para interpretar nuestro huayno.
En la actualidad una nueva generación de guitarristas chiquianos le están dando prestigio al huayno de nuestra tierra, no solo por la calidad de sus interpretaciones sino también por la técnica de ejecución de este instrumento; destaca con nombre propio Darwin Reyes Cuentas. También no se puede dejar de mencionar a Amado Sabás Balarezo Minaya, a los integrantes de la familia Minaya Rivera, Arelí Comersio, Miguel Ángeles Ocrospoma, solo por mencionar algunos.
Es indiscutible que uno de los factores para que el huayno chiquiano no salga de nuestros linderos culturales es precisamente eso, ser netamente chiquiano y diferente a la misma expresión musical de pueblos aledaños, lo cual hace que el número de los admiradores del nuestro huayno chiquiano y bolognesino sea limitado. Como consecuencia nuestros artistas más representativos, para poder vender sus grabaciones y cubrir el costo de ellas, tienen que buscar la forma de adaptarse a necesidades musicales comercialmente más viables, que les permita sobrevivir en el hoy en día competitivo mercado artístico de la música andina. El otro, es la falta de apoyo para la creación y funcionamiento de agrupaciones culturales que puedan fomentar la difusión musical de nuestra tierra entre nuestra juventud. Últimamente este vacío está siendo cubierto con creces por la Casa de la Cultura de la Provincia de Bolognesi, con sede en Chiquián, institución que en coordinación de la Municipalidad Provincial, está luchando fuertemente para conservar nuestra cultura musical, organizando talleres de arpa y guitarra para jóvenes y niños, contando además con una excelente colección de instrumentos para cumplir su cometido.
El huayno chiquiano tiene en la actualidad artistas que llevan el mensaje musical de nuestra tierra a todos los escenarios en que se presentan. Claudio Rivera Jaimes, el recordado Cholo chiquiano, ponía todo el sentimiento telúrico de nuestra tierra en sus interpretaciones, lamentablemente nos dejó muy temprano. Elsa Navarro, con su inconfundible estilo, supo hacernos llegar la alegría y sentimiento de nuestro huayno en cada una de sus interpretaciones. Por otro lado, los nombres de Nieves Alvarado, Carlos Oro, Consuelo Valderrama, Julia Garro, Pablo Aldave Zubieta, Rayda Alvarado, Zeny Garro son familiares a todos los amantes de nuestro acervo musical. Últimamente los integrantes de la agrupación Son de Chiquián están haciendo que el característico guitarreo chiquiano vuelva a renacer acompañando voces que apuestan por la continuidad de la tradición musical de nuestra tierra. Una tradición que esperamos no se pierda por ser parte de los valores culturales que nos inculcaron tanto nuestros padres como nuestros maestros abuelos.
Referencias
Aldave, A. (1994). Chiquián con canciones folklóricas. Lima
Carrillo, A (1967). Luis Pardo “El gran bandido”. Lima. Empresa Editorial
Ascencios.
Armando zarazú Aldave
[email protected]