alfonzo gonzalez valderrama
RAYMUNDO
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RAYMUNDO
Evoco con alegría las memorables tardes, cuando mi viejo silbando como los vientos, con su caballo Gacho, surcando los andes llegaba a la puna, para dejarnos alimentos. Recuerdo como si estuviera hoy en mi lado, anulando mis pesares , animando mi valor recuerdo sus consejos diarios, presagiando, tiempos nuevos, que nos traerían esplendor. Los detestables recovecos de las penumbras, espejismos amorfos, transparencias fingidas en caminos vedados, lleno de huecos y abras siento tu ausencia, al no escuchar tus quejas. Por las oscuras sendas de la Villa de Huasta, la terca costumbre de los contumaces beodos, siguen bebiendo la espuna de la copa postrera, rememorando tu bondad de los tragos pagados. Athusparia indio te legó nobleza y sabiduría, de Luis Pardo heredaste valentía, el coraje la firmeza, la consecuencia y la rebeldía de la hermosa tierra ancashina, su linaje. Llevo en mi sangre, tu herencia bendita tus sinsabores, tus virtudes, tu ambición que me han convertido. dirigente clasista, al servico de mi pueblo, de nuestra nación. Raymundo, no hay motivo para desconsolarnos, estoy cumpliendo con mis promesas, mis decires mi querido viejo, estoy continuado tus caminos, siempre estaré de cara a la vida a sus avatares. Los que más tienen, como lo hacían tus patrones que en tu juventud te explotaron, exprimieronte hoy más organizados se atornillan a los poderes, ¡Les voy combatiéndo porque eso me enseñaste! 1976 |