olinda ramírez soto
LA CABEZA VOLADORA - EL KEC KEC.
Olinda Ramírez Soto
Cuando era niña, yo vivía con mi mamá en los lugares donde ella laboraba como profesora, escuchaba cuentos de fantasmas, de muertos, de cabezas voladoras, etc., esto pasaba más en las noches de velorio de algún lugareño fallecido, las personas decían que eran reales y que habían experimentado esos hechos, estos continuaban cuando estábamos en casa y yo me calificaba de valiente, pero cada vez subía los pies del piso porsiacaso.
Decían que en las noches más oscuras, en las que no se puede ver nada a tres pasos tuyos tan solo se escucha el chirrido de los grillos y una que otra luz de algunos pobladores que por alguna razón caminaban en esas noches o en luna llena, cuando el frio llegaba hasta los huesos y no te abrigabas aun con tres o cuatro frazadas tejidas de lana de oveja, entonces en medio de ese silencio pueblerino, aparecía ciertos sonidos fuertes agudos que se repetían entre los árboles, escuchaban algo que sonaba como Kec..Kec..Kec, salida de una garganta que forzaba una queja, algunos pobladores admiten haber encontrado en el lugar de donde salían esos sonidos una cabeza humana de una mujer, con los cabellos enredados entre las ramas de los árboles, espantados por ese fenómeno y a sabiendas que era la cabeza voladora, se alejaban para no ser afectados. Esta cabeza voladora, decían pertenecía a una mujer que tenía amoríos con el cura (sacerdote) del pueblo, el papá de una amiga de Raquia, dice encontró entre arbustos una cabeza con las trenzas entre las chamizas, dice ayudó a soltarse y desde el día siguiente, la mujer ya normal, se portaba muy agradecida con él y su familia.
En otros lugares del Perú, también se conoce este cuento o mito, por ejemplo en Tacna y Lamas, donde hace poco estuve y encontré el mismo mito.
EL FANTASMA DE MATARA
Salíamos muy de madrugada de Chiquián rumbo a Canis, en aquellos tiempos donde no había carretera, todos se trasladaban a caballo, entre las 4:00 am y 5:00 am mis tíos y mi padre tenían los caballos listos con sus monturas, riendas y resto de equipo para cabalgarlos, las alforjas llenas de cosas que mi mami necesitaba trasladar, cuando la carga era bastante, estos iban en los burros, me encantaba subir al caballo y viajar en ellos, eran animales preciosos, cada uno iba montado en su caballo, bien abrigados y si llovía con ponchos de agua, los caballos tenían que estar con los herrajes nuevos o en buenas condiciones, porque el camino de herradura desgastaba cualquier herraje o zapato .
Por el camino, cuesta arriba, los caballos tomaban su ritmo y con las orejitas moviéndose en alerta avanzaban, yo iba en medio , adelante mi mamá y papá atrás, ya cerca a Matara, una pampa, lugar solitario donde el viento soplaba y el silbido era agudo a los oídos por la velocidad que llevaba en esas alturas, zona de puna con una bonita laguna que se avistaba a lo lejos, allí cerca los caballos se pusieron inquietos y no querían avanzar, daban pasos hacia atrás,, rebufaban; recordé que ellos se ponían así cuando veían almas en pena o fantasmas, mis papás de apearon para tomar las riendas y jalar a los caballos, pero ellos nada, yo abrí más mis ojos tratando de mirar al alma o fantasma, todo era ver arbustos y arbustos, entonces mi mamá en voz alta empezó a orar y pidiendo fuera quien fuera que nos deje avanzar, segundos después, los caballos se calmaron y como haciendo un ¡ ya pues… !, empezaron a caminar, sin dejar de hacer bufa cada uno, pasamos la pampa y como también decían que de la laguna salía un fantasma cabalgando un caballo blanco, cada vez que estaba allí yo quería verlo y nunca sucedió.
Nota de la autora.- Continuando los cuentos, mitos o leyendas, que cada pueblo tiene, algunos son los mismos mitos y otros son de su propia zona, iré contando algunos de Bolognesi, y de otros de diferentes lugares del Perú, también de experiencias personales de algunos pobladores que directamente me platican.
Olinda Ramírez Soto
Cuando era niña, yo vivía con mi mamá en los lugares donde ella laboraba como profesora, escuchaba cuentos de fantasmas, de muertos, de cabezas voladoras, etc., esto pasaba más en las noches de velorio de algún lugareño fallecido, las personas decían que eran reales y que habían experimentado esos hechos, estos continuaban cuando estábamos en casa y yo me calificaba de valiente, pero cada vez subía los pies del piso porsiacaso.
Decían que en las noches más oscuras, en las que no se puede ver nada a tres pasos tuyos tan solo se escucha el chirrido de los grillos y una que otra luz de algunos pobladores que por alguna razón caminaban en esas noches o en luna llena, cuando el frio llegaba hasta los huesos y no te abrigabas aun con tres o cuatro frazadas tejidas de lana de oveja, entonces en medio de ese silencio pueblerino, aparecía ciertos sonidos fuertes agudos que se repetían entre los árboles, escuchaban algo que sonaba como Kec..Kec..Kec, salida de una garganta que forzaba una queja, algunos pobladores admiten haber encontrado en el lugar de donde salían esos sonidos una cabeza humana de una mujer, con los cabellos enredados entre las ramas de los árboles, espantados por ese fenómeno y a sabiendas que era la cabeza voladora, se alejaban para no ser afectados. Esta cabeza voladora, decían pertenecía a una mujer que tenía amoríos con el cura (sacerdote) del pueblo, el papá de una amiga de Raquia, dice encontró entre arbustos una cabeza con las trenzas entre las chamizas, dice ayudó a soltarse y desde el día siguiente, la mujer ya normal, se portaba muy agradecida con él y su familia.
En otros lugares del Perú, también se conoce este cuento o mito, por ejemplo en Tacna y Lamas, donde hace poco estuve y encontré el mismo mito.
EL FANTASMA DE MATARA
Salíamos muy de madrugada de Chiquián rumbo a Canis, en aquellos tiempos donde no había carretera, todos se trasladaban a caballo, entre las 4:00 am y 5:00 am mis tíos y mi padre tenían los caballos listos con sus monturas, riendas y resto de equipo para cabalgarlos, las alforjas llenas de cosas que mi mami necesitaba trasladar, cuando la carga era bastante, estos iban en los burros, me encantaba subir al caballo y viajar en ellos, eran animales preciosos, cada uno iba montado en su caballo, bien abrigados y si llovía con ponchos de agua, los caballos tenían que estar con los herrajes nuevos o en buenas condiciones, porque el camino de herradura desgastaba cualquier herraje o zapato .
Por el camino, cuesta arriba, los caballos tomaban su ritmo y con las orejitas moviéndose en alerta avanzaban, yo iba en medio , adelante mi mamá y papá atrás, ya cerca a Matara, una pampa, lugar solitario donde el viento soplaba y el silbido era agudo a los oídos por la velocidad que llevaba en esas alturas, zona de puna con una bonita laguna que se avistaba a lo lejos, allí cerca los caballos se pusieron inquietos y no querían avanzar, daban pasos hacia atrás,, rebufaban; recordé que ellos se ponían así cuando veían almas en pena o fantasmas, mis papás de apearon para tomar las riendas y jalar a los caballos, pero ellos nada, yo abrí más mis ojos tratando de mirar al alma o fantasma, todo era ver arbustos y arbustos, entonces mi mamá en voz alta empezó a orar y pidiendo fuera quien fuera que nos deje avanzar, segundos después, los caballos se calmaron y como haciendo un ¡ ya pues… !, empezaron a caminar, sin dejar de hacer bufa cada uno, pasamos la pampa y como también decían que de la laguna salía un fantasma cabalgando un caballo blanco, cada vez que estaba allí yo quería verlo y nunca sucedió.
Nota de la autora.- Continuando los cuentos, mitos o leyendas, que cada pueblo tiene, algunos son los mismos mitos y otros son de su propia zona, iré contando algunos de Bolognesi, y de otros de diferentes lugares del Perú, también de experiencias personales de algunos pobladores que directamente me platican.