rubén dario robles moreno
¡CORRE MACOLLADO QUE RASHU SE NOS AHOGA!
Un buen día de verano a finales de los años sesenta, una mañana calurosa muy temprano, cinco jóvenes amigos chiquianos, nos citamos, para gozar de las aguas tranquilas de la playa limeña de Agua Dulce:
Pablo Vásquez Veramendi “Macollado”, Romeo Reyes Gamarra “Rashu”, Armando Zarazú Aldave “Zeta”, Herberto Aldave del Castillo “Barril” y Rubén Robles Moreno “Puco”. Los cinco amigos estábamos entre los 20 o 22 años.
-Barril no llega - Dijo Zeta
-Se quedó dormido-Dijo Rashu
-Gordito dormilón- Agregó Macollado.
Cómo ya eran las diez de la mañana, los cuatro avanzamos hacia la playa de Chorrillos, con poca afluencia de público, en esos años, no había puestos de salvavidas ni guardias de salvataje, solo algunos kioskos de bebidas y comida.
Entramos al agua tranquila a la orilla, dónde reventaban las pequeñas olas, los tres revolcándonos en la arena y Macollado se metió nadando hasta buena distancia de la orilla como el solo sabía hacerlo. Era el único que sabía nadar bien, ya que, desde niño practicó en el reservorio de agua que tenía en su CHICCHÓ querido, en Chiquián; de adolescente nadaba en las frías aguas del río Aynín, desde el puente hasta Timpoc y de vuelta contra la corriente, decía. También decía que nadó en la catarata de Usgor de abajo hacia arriba como un salmón, buceó en la laguna de Huacachina ida y vuelta de canto a canto ya estudiante universitario, etc, etc, etc., con tantos pergaminos el mar le quedaba chico.
¡Serranitos, no se metan mucho al mar, suficiente en la arena! - Nos advirtió Macollado, a los tres, tirándose al agua.
Pasando el medio día, un suculento almuerzo con frejoles, su pescadito frito y su par de rubias para asentar, volvimos al mar.
Macollado y Zeta se quedaron reposando en la arena.
Muy inquietos, queriendo gozar más del agua marina, Rashu y yo (Puco) nos metimos al mar, entrando poco a poco mar adentro, pisando arena, a veces flotando, nadando un poco, avanzábamos sin darnos cuenta de la profundidad del agua, el piso ya no estaba cerca.
Confiados seguíamos nadando y Rashu se alejaba más. Ya le había agarrado gusto al flotar, igual yo. Repentinamente escuché un grito desesperado:
¡Puco…no hay fondo, no puedo parameee…!
Rashu chapoteaba
¡Échate, no te pares! - Le grité
¡Ponte horizontal!
El estaba muy distante, mar adentro. Intenté pararme, tampoco encontré piso, me puse nervioso, pero flotaba
A pocos metros de Rashu, flotaba una Cámara grande de llanta, con dos personas
! Por favor salvenlooo!-les pedí
¡El mar se puso bravoo!-Decían
¡Me estoy hundiendooo!-Rashu gritaba dando manotazos al agua.
¡No podemos avanzar! -Decían los de la cámara.
Las olas se elevaban más alto, la cámara no llegaba a Rashu, que aparecía y desaparecía tratando de respirar.
Al verlo así, no sabía que hacer, no sabía nadar y menos rescatar, con las justas me mantenía a flote, pidiendo ayuda.
¡Puco me ahogooo!- Gritaba, ante mi asombro.
¡La cámara, la cámara - Grité
Macollado y Zeta, tirados en la arena, no se percataban del peligro que estábamos pasando.
¡Puco me hundooo, no puedo! - Rashu, pedía auxilio
¡Ya llegan aguantaa-Le gritaba
¡Glu, glu, glu...! -Rashu desapareció. No volvió a subir, el mar se lo tragó. Las lágrimas se me caían al no verlo salir.
¡Rashu, amigo, nooo! - Grité, dónde estás Macollado.
Grité aterrado. Por mi mente una tormenta de ideas funestas pasó velozmente.
Ver en Chiquián, a su abuelita doña Dolorita, quien lo crio desde muy niño, haciendo las coronas para su nieto (era experta elaborando toda clase de adornos florales en Chiquián), mirar a todos los amigos echándome la culpa y el féretro llevando al cementerio, a mi amigo desde el inicio de nuestras vidas.
El sentimiento de culpa me acosaba, paralizado en el agua ¡Por favor la cámara yo gritaba
-La cámara recién llegaba
¡Muy tarde!¡Muy tarde! -murmuré muy triste.
¡¡ Ya no aparecerá...! - Grité, destrozado.
Cuando pensaba, que todo estaba perdido, verlo ahogado era inaceptable. De pronto, inesperadamente ¡Apareció!
! Apareció, salió, ¡salió! - Gritaron
! A la cámaraaa !- Pedían.
Cómo impulsado por un resorte del fondo del mar, salió el cuerpo recto de Rashu, cayendo tieso, sobre la cámara flotante.
Apareciendo al final del cuerpo, dos férreas manos agarrándolo de las canillas.
¡Par de serranazos, se meten sin saber! - Macollado, molesto acomodaba el cuerpo casi inerte, con los ojos desorbitados, de Rashu.
Empujando la cámara apresurada, sacaban el cuerpo ya casi duro.
¡Está tieso, ahogado! -Macollado
Yo miraba con estupor, avanzando a la orilla.
¡Ayuden, échenlo al suelo! -Zeta
más pálido que su color.
¡Boca abajo! - Macollado
¡Aplasten la barriga! - La gente
¡Ya, está morado, ya nada se puede hacer! - Gritaban los curiosos.
Puco miraba cabizbajo y meditabundo, con sentimiento de culpa, el esfuerzo que hacían Zeta, Macollado y otros
¡Está saliendo agua de su boca! – Decían los mirones.
! ¡Bota agua, bota agua! -La gente
¡Aire, boca a boca! - Les pedí para hacerlo. Reaccionó.
¡Está respirando! - Gritaron
Sus ojitos que estaban volteados empezaron a avivarse mirando de costado al mar traicionero, los dedos ya se movían.
Le movíamos los brazos, las piernas, el estómago haciendo que votará toda el agua. Cuando, sorpresivamente Rashu gritó:
¡Mi almuerzo nooo!
¡No seas conchudo, bota todo! - Le gritó Macollado.
! ¡Despertó la trucha de mar! - Decía Zeta, como siempre burlándose.
¡Con la panza llena se metieron! - Dijo Macollado.
En la arena se quedaron reposando el almuerzo, Macollado durmiendo y Zeta despierto mirando como nos revolcaban las olas para después mofarse y chismosear a los patas.
De repente Zeta advirtió que estábamos muy adentro, al poco rato el chapoteo y desesperación de Rashu, Zeta, despertó a Macollado, quien pensó que estábamos jugando, pero pronto vio que Rashu se ahogaba y terminó hundiéndose.
Fue, cuando corriendo Macollado se metió al mar buceando al fondo, dónde Rashu ya se hundía, agarrándolo fuerte de las canillas, se impulsó hasta salir del agua. Sabía rescatar.
¡Ni para salvavidas de lavatorio sirves Puco! - Me dijo Zeta burlón.
¡Querían cruzar el Oceano!- Macollado, riéndose .
Se mofaban de nuestra impericia. No importaba, lo importante, los buenos amigos salvaron dos vidas:
Una física de Rashu y otra psicológica de Puco.
Hoy que frisamos los 75 años más o menos, la amistad perdura, brillando como un hilo de oro y fuerte como un hilo de acero, como cuando teníamos los primeros años.
Rashu, apodo de Romeo, se quedó por estar contando de un personaje Rashuco, que desapareció la lámpara.
Puco, apodo de Rubén, heredado de su padre a quien de niño apodaron Shipuco (palabra quechua, ojo cerrado, achinado)
Zeta, apodo de Armando. De niño las letras C, S, Z, las pronunciaba igual que la Z ,más su apellido Zarazú.
Barril, apodo de Herberto, heredado de su padre, a quien de niño le pusieron Barrilito por ser gordito.
Macollado, apodo de Pablo, se lo ganó a pulso.
Tocaba la última campanada de entrada a la escuela primaria Pre-Vocacional 351 en la mañana 7.50am, él vivía en CHICCHÓ la escuela en el pueblo Chiquián , un poco alejado Alto Perú.
Estábamos en 2do de primaria 9 años (1954), su papá don Pablo Vázquez Ibarra, nuestro maestro, viendo su reloj, preocupado, más de las 8am, llamó a don Martín "el campanero" y portero del C.E.
Martín, mi hijito no llega, pregúntale a mi papá (el abuelo, vivía 4ta cuadra JR 28 de Julio) que pasó- Encargó el maestro.
Muy bien, iré a averiguar. Acepto el campanero.
No pasó mucho tiempo, "El Campanero" se presentó con un bulto en la espalda
! ¡Maestro Pablo, es lo que queda de su hijito! - Dijo
Y lo descargó sobre el pupitre, poco más de carne con huesos y muchas hualancas (espinas) clavadas en todo su cuerpito amontonado, la cabeza con heridas, las manos ensangrentadas,
! ¿Que le pasó?! - El maestro Pablo muy preocupado preguntó.
¡Su papá dijo (el abuelo), se vino corriendo desde CHICCHÓ de frente, no por el camino, cruzando las chacras, pasando los cercos, las espina, las pircas(paredes de piedras), los arbustos, solo llegó arrastrándose hasta aquí, pensando llegar a tiempo a la escuela, no habló más.
¡Que hacemos Matín! - El maestro Pablo, desesperado al mirar amontonado sin reacción, a su vástago.
¡¡ MUCHKI, MUCHKI, maestro!!
Aconsejo el campanero.
¡El huesero Muchki lo va a recomponer, es experto arreglando huesos y heridas!
Recomendó el campanero.
¡Si, mi niño está muy mal!
-Decía acongojado el maestro
¡Si maestro el muchacho está muy magullado, todo magullado. - El campanero moviendo la cabeza.
¡¡MAGULLADO, MAGULLADO,
MACOLLADO, MACOLLADO!!!
Todos los compañeros en el salón. Pusieron la chapa.
Quedó así para la posteridad.
Pablo Vásquez Veramendi “Macollado”, Romeo Reyes Gamarra “Rashu”, Armando Zarazú Aldave “Zeta”, Herberto Aldave del Castillo “Barril” y Rubén Robles Moreno “Puco”. Los cinco amigos estábamos entre los 20 o 22 años.
-Barril no llega - Dijo Zeta
-Se quedó dormido-Dijo Rashu
-Gordito dormilón- Agregó Macollado.
Cómo ya eran las diez de la mañana, los cuatro avanzamos hacia la playa de Chorrillos, con poca afluencia de público, en esos años, no había puestos de salvavidas ni guardias de salvataje, solo algunos kioskos de bebidas y comida.
Entramos al agua tranquila a la orilla, dónde reventaban las pequeñas olas, los tres revolcándonos en la arena y Macollado se metió nadando hasta buena distancia de la orilla como el solo sabía hacerlo. Era el único que sabía nadar bien, ya que, desde niño practicó en el reservorio de agua que tenía en su CHICCHÓ querido, en Chiquián; de adolescente nadaba en las frías aguas del río Aynín, desde el puente hasta Timpoc y de vuelta contra la corriente, decía. También decía que nadó en la catarata de Usgor de abajo hacia arriba como un salmón, buceó en la laguna de Huacachina ida y vuelta de canto a canto ya estudiante universitario, etc, etc, etc., con tantos pergaminos el mar le quedaba chico.
¡Serranitos, no se metan mucho al mar, suficiente en la arena! - Nos advirtió Macollado, a los tres, tirándose al agua.
Pasando el medio día, un suculento almuerzo con frejoles, su pescadito frito y su par de rubias para asentar, volvimos al mar.
Macollado y Zeta se quedaron reposando en la arena.
Muy inquietos, queriendo gozar más del agua marina, Rashu y yo (Puco) nos metimos al mar, entrando poco a poco mar adentro, pisando arena, a veces flotando, nadando un poco, avanzábamos sin darnos cuenta de la profundidad del agua, el piso ya no estaba cerca.
Confiados seguíamos nadando y Rashu se alejaba más. Ya le había agarrado gusto al flotar, igual yo. Repentinamente escuché un grito desesperado:
¡Puco…no hay fondo, no puedo parameee…!
Rashu chapoteaba
¡Échate, no te pares! - Le grité
¡Ponte horizontal!
El estaba muy distante, mar adentro. Intenté pararme, tampoco encontré piso, me puse nervioso, pero flotaba
A pocos metros de Rashu, flotaba una Cámara grande de llanta, con dos personas
! Por favor salvenlooo!-les pedí
¡El mar se puso bravoo!-Decían
¡Me estoy hundiendooo!-Rashu gritaba dando manotazos al agua.
¡No podemos avanzar! -Decían los de la cámara.
Las olas se elevaban más alto, la cámara no llegaba a Rashu, que aparecía y desaparecía tratando de respirar.
Al verlo así, no sabía que hacer, no sabía nadar y menos rescatar, con las justas me mantenía a flote, pidiendo ayuda.
¡Puco me ahogooo!- Gritaba, ante mi asombro.
¡La cámara, la cámara - Grité
Macollado y Zeta, tirados en la arena, no se percataban del peligro que estábamos pasando.
¡Puco me hundooo, no puedo! - Rashu, pedía auxilio
¡Ya llegan aguantaa-Le gritaba
¡Glu, glu, glu...! -Rashu desapareció. No volvió a subir, el mar se lo tragó. Las lágrimas se me caían al no verlo salir.
¡Rashu, amigo, nooo! - Grité, dónde estás Macollado.
Grité aterrado. Por mi mente una tormenta de ideas funestas pasó velozmente.
Ver en Chiquián, a su abuelita doña Dolorita, quien lo crio desde muy niño, haciendo las coronas para su nieto (era experta elaborando toda clase de adornos florales en Chiquián), mirar a todos los amigos echándome la culpa y el féretro llevando al cementerio, a mi amigo desde el inicio de nuestras vidas.
El sentimiento de culpa me acosaba, paralizado en el agua ¡Por favor la cámara yo gritaba
-La cámara recién llegaba
¡Muy tarde!¡Muy tarde! -murmuré muy triste.
¡¡ Ya no aparecerá...! - Grité, destrozado.
Cuando pensaba, que todo estaba perdido, verlo ahogado era inaceptable. De pronto, inesperadamente ¡Apareció!
! Apareció, salió, ¡salió! - Gritaron
! A la cámaraaa !- Pedían.
Cómo impulsado por un resorte del fondo del mar, salió el cuerpo recto de Rashu, cayendo tieso, sobre la cámara flotante.
Apareciendo al final del cuerpo, dos férreas manos agarrándolo de las canillas.
¡Par de serranazos, se meten sin saber! - Macollado, molesto acomodaba el cuerpo casi inerte, con los ojos desorbitados, de Rashu.
Empujando la cámara apresurada, sacaban el cuerpo ya casi duro.
¡Está tieso, ahogado! -Macollado
Yo miraba con estupor, avanzando a la orilla.
¡Ayuden, échenlo al suelo! -Zeta
más pálido que su color.
¡Boca abajo! - Macollado
¡Aplasten la barriga! - La gente
¡Ya, está morado, ya nada se puede hacer! - Gritaban los curiosos.
Puco miraba cabizbajo y meditabundo, con sentimiento de culpa, el esfuerzo que hacían Zeta, Macollado y otros
¡Está saliendo agua de su boca! – Decían los mirones.
! ¡Bota agua, bota agua! -La gente
¡Aire, boca a boca! - Les pedí para hacerlo. Reaccionó.
¡Está respirando! - Gritaron
Sus ojitos que estaban volteados empezaron a avivarse mirando de costado al mar traicionero, los dedos ya se movían.
Le movíamos los brazos, las piernas, el estómago haciendo que votará toda el agua. Cuando, sorpresivamente Rashu gritó:
¡Mi almuerzo nooo!
¡No seas conchudo, bota todo! - Le gritó Macollado.
! ¡Despertó la trucha de mar! - Decía Zeta, como siempre burlándose.
¡Con la panza llena se metieron! - Dijo Macollado.
En la arena se quedaron reposando el almuerzo, Macollado durmiendo y Zeta despierto mirando como nos revolcaban las olas para después mofarse y chismosear a los patas.
De repente Zeta advirtió que estábamos muy adentro, al poco rato el chapoteo y desesperación de Rashu, Zeta, despertó a Macollado, quien pensó que estábamos jugando, pero pronto vio que Rashu se ahogaba y terminó hundiéndose.
Fue, cuando corriendo Macollado se metió al mar buceando al fondo, dónde Rashu ya se hundía, agarrándolo fuerte de las canillas, se impulsó hasta salir del agua. Sabía rescatar.
¡Ni para salvavidas de lavatorio sirves Puco! - Me dijo Zeta burlón.
¡Querían cruzar el Oceano!- Macollado, riéndose .
Se mofaban de nuestra impericia. No importaba, lo importante, los buenos amigos salvaron dos vidas:
Una física de Rashu y otra psicológica de Puco.
Hoy que frisamos los 75 años más o menos, la amistad perdura, brillando como un hilo de oro y fuerte como un hilo de acero, como cuando teníamos los primeros años.
Rashu, apodo de Romeo, se quedó por estar contando de un personaje Rashuco, que desapareció la lámpara.
Puco, apodo de Rubén, heredado de su padre a quien de niño apodaron Shipuco (palabra quechua, ojo cerrado, achinado)
Zeta, apodo de Armando. De niño las letras C, S, Z, las pronunciaba igual que la Z ,más su apellido Zarazú.
Barril, apodo de Herberto, heredado de su padre, a quien de niño le pusieron Barrilito por ser gordito.
Macollado, apodo de Pablo, se lo ganó a pulso.
Tocaba la última campanada de entrada a la escuela primaria Pre-Vocacional 351 en la mañana 7.50am, él vivía en CHICCHÓ la escuela en el pueblo Chiquián , un poco alejado Alto Perú.
Estábamos en 2do de primaria 9 años (1954), su papá don Pablo Vázquez Ibarra, nuestro maestro, viendo su reloj, preocupado, más de las 8am, llamó a don Martín "el campanero" y portero del C.E.
Martín, mi hijito no llega, pregúntale a mi papá (el abuelo, vivía 4ta cuadra JR 28 de Julio) que pasó- Encargó el maestro.
Muy bien, iré a averiguar. Acepto el campanero.
No pasó mucho tiempo, "El Campanero" se presentó con un bulto en la espalda
! ¡Maestro Pablo, es lo que queda de su hijito! - Dijo
Y lo descargó sobre el pupitre, poco más de carne con huesos y muchas hualancas (espinas) clavadas en todo su cuerpito amontonado, la cabeza con heridas, las manos ensangrentadas,
! ¿Que le pasó?! - El maestro Pablo muy preocupado preguntó.
¡Su papá dijo (el abuelo), se vino corriendo desde CHICCHÓ de frente, no por el camino, cruzando las chacras, pasando los cercos, las espina, las pircas(paredes de piedras), los arbustos, solo llegó arrastrándose hasta aquí, pensando llegar a tiempo a la escuela, no habló más.
¡Que hacemos Matín! - El maestro Pablo, desesperado al mirar amontonado sin reacción, a su vástago.
¡¡ MUCHKI, MUCHKI, maestro!!
Aconsejo el campanero.
¡El huesero Muchki lo va a recomponer, es experto arreglando huesos y heridas!
Recomendó el campanero.
¡Si, mi niño está muy mal!
-Decía acongojado el maestro
¡Si maestro el muchacho está muy magullado, todo magullado. - El campanero moviendo la cabeza.
¡¡MAGULLADO, MAGULLADO,
MACOLLADO, MACOLLADO!!!
Todos los compañeros en el salón. Pusieron la chapa.
Quedó así para la posteridad.
Rubén Darío Robles Moreno
Fotografía de la cabecera del artículo tomada por Eduardo Marti Cerrate: Playa "Las Tortugas".