armando zarazú aldave
NO A LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
El 17 de diciembre de 1999, a pedido de la delegación de República Dominicana, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó al 25 de noviembre como Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer con el objetivo de sensibilizar, denunciar y reclamar políticas públicas para erradicar la violencia de las que son víctimas las mujeres en todo el mundo. Lo hizo a través de la Resolución 54/134 que señaló el 25 de noviembre de cada año para ser dedicado a dicha conmemoración.
La historia de humanidad está llena de violencia y es, precisamente, un acto de esa naturaleza lo que llevó a escoger esa fecha como símbolo de la violencia sobre la mujer. Corría el año de 1960 y la República Dominicana estaba gobernada por un sanguinario tirano, Rafael Leonidas Trujillo. Entre los pocos que se atrevían a conspirar contra el dictador figuraban las hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, quienes por su valentía y actividades a favor del derrocamiento del régimen de Trujillo se habían convertido en la piedra del zapato del dictador dominicano. Acostumbrado como estaba, a perpetuar todo tipo de acciones violentas en contra de la mujer, es fácil de imaginar que las acciones de las Mariposas, nombre de guerra de las patriotas, causaban especial sinsabor en el perverso Trujillo, razón por la cual ordenó a sus esbirros prepararan un “accidente”. El 25 de noviembre de ese año fue el escogido para que, de manera vil y cruenta, se les diera muerte a las hermanas Mirabal. La historia de estas mártires de la violencia contra la mujer es contada brillantemente por Julia Álvarez en su libro titulado “En el Tiempo de las Mariposas”.
Cuando se revisan las estadísticas sobre violencia contra la mujer los datos que se encuentran son escalofriantes, una de cada tres mujeres en el mundo ha sido golpeada, acosada sexualmente o ha sido víctima de alguna otra forma de violencia. El 2002 el Concejo de Europa adoptó una recomendación en la cual declaraba la violencia contra la mujer “como causa mayor de muerte y discapacidad de mujeres entre los 16 y 44 años”. Por otro lado un informe hecho por el Banco Mundial estima que la violencia contra la mujer era una causa de muerte e incapacidad entre las mujeres en edad de procrear tan seria como el cáncer y una causa de mala salud más frecuente que los accidentes de tráfico y la malaria combinados. Además, un estudio, hecho el 2003, por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades encontró que, en los Estados Unidos, el costo económico de la violencia contra la mujer, a manos de sus parejas, se acerca a los seis mil millones de dólares. Este monto está distribuido entre los costos por atención médica y los perdidos por productividad.
En los países latinoamericanos la situación de la mujer no es mucho mejor, golpizas, violaciones y acciones en contra de la libertad individua se suceden todos los días. De nada sirven las leyes que se dan para su protección si es que nuestra sociedad no se da cuenta de la gravedad del problema y que, los que la conformamos, todavía seguimos creyendo en el mito de “la superioridad masculina”. Es necesario entender que la sociedad moderna ya no acepta tamaños estereotipos que no han hecho sino retrasar el avance de nuestras naciones. La situación de la mujer no es mejor en los demás partes del mundo, lamentablemente el abuso de la mujer continúa. Lo vemos todos los días a través de los medios informativos. A la fecha más de medio centenar de países ya tienen una legislación específica sobre el tema y son muchos los que están viendo la forma de implementar acciones que puedan acabar con la violencia contra la mujer. Lamentablemente la falta de disponibilidad económica, sobre todo en los países subdesarrollados, hace más difícil se pueda implementar programas eficientes que puedan frenar este mal endémico de la humanidad.
La mujer latinoamericana, consciente de su papel en la lucha por la liberación de sus hermanas, celebró el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en el año de 1981. Este se realizó en la ciudad de Bogotá y uno de sus acuerdos fue señalar la fecha de la inmolación de las hermanas Mirabal como Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. El sacrificio de las Mariposas no fue en vano, por el contrario, ha servido para crear conciencia a nivel mundial que la humanidad debe desterrar todo tipo de violencia en contra de la mujer. Sin embargo, de nada servirán las legislaciones gubernamentales y las buenas intenciones de sus proponentes, si la otra parte de los conformantes del género humano no toma conciencia de la gravedad del problema y, lo más importante, no acepta que todos lo seres humanos son iguales. Hacerlo es imperativo, la sociedad moderna lo exige.
Armando Zarazú Aldave
[email protected]
La historia de humanidad está llena de violencia y es, precisamente, un acto de esa naturaleza lo que llevó a escoger esa fecha como símbolo de la violencia sobre la mujer. Corría el año de 1960 y la República Dominicana estaba gobernada por un sanguinario tirano, Rafael Leonidas Trujillo. Entre los pocos que se atrevían a conspirar contra el dictador figuraban las hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, quienes por su valentía y actividades a favor del derrocamiento del régimen de Trujillo se habían convertido en la piedra del zapato del dictador dominicano. Acostumbrado como estaba, a perpetuar todo tipo de acciones violentas en contra de la mujer, es fácil de imaginar que las acciones de las Mariposas, nombre de guerra de las patriotas, causaban especial sinsabor en el perverso Trujillo, razón por la cual ordenó a sus esbirros prepararan un “accidente”. El 25 de noviembre de ese año fue el escogido para que, de manera vil y cruenta, se les diera muerte a las hermanas Mirabal. La historia de estas mártires de la violencia contra la mujer es contada brillantemente por Julia Álvarez en su libro titulado “En el Tiempo de las Mariposas”.
Cuando se revisan las estadísticas sobre violencia contra la mujer los datos que se encuentran son escalofriantes, una de cada tres mujeres en el mundo ha sido golpeada, acosada sexualmente o ha sido víctima de alguna otra forma de violencia. El 2002 el Concejo de Europa adoptó una recomendación en la cual declaraba la violencia contra la mujer “como causa mayor de muerte y discapacidad de mujeres entre los 16 y 44 años”. Por otro lado un informe hecho por el Banco Mundial estima que la violencia contra la mujer era una causa de muerte e incapacidad entre las mujeres en edad de procrear tan seria como el cáncer y una causa de mala salud más frecuente que los accidentes de tráfico y la malaria combinados. Además, un estudio, hecho el 2003, por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades encontró que, en los Estados Unidos, el costo económico de la violencia contra la mujer, a manos de sus parejas, se acerca a los seis mil millones de dólares. Este monto está distribuido entre los costos por atención médica y los perdidos por productividad.
En los países latinoamericanos la situación de la mujer no es mucho mejor, golpizas, violaciones y acciones en contra de la libertad individua se suceden todos los días. De nada sirven las leyes que se dan para su protección si es que nuestra sociedad no se da cuenta de la gravedad del problema y que, los que la conformamos, todavía seguimos creyendo en el mito de “la superioridad masculina”. Es necesario entender que la sociedad moderna ya no acepta tamaños estereotipos que no han hecho sino retrasar el avance de nuestras naciones. La situación de la mujer no es mejor en los demás partes del mundo, lamentablemente el abuso de la mujer continúa. Lo vemos todos los días a través de los medios informativos. A la fecha más de medio centenar de países ya tienen una legislación específica sobre el tema y son muchos los que están viendo la forma de implementar acciones que puedan acabar con la violencia contra la mujer. Lamentablemente la falta de disponibilidad económica, sobre todo en los países subdesarrollados, hace más difícil se pueda implementar programas eficientes que puedan frenar este mal endémico de la humanidad.
La mujer latinoamericana, consciente de su papel en la lucha por la liberación de sus hermanas, celebró el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en el año de 1981. Este se realizó en la ciudad de Bogotá y uno de sus acuerdos fue señalar la fecha de la inmolación de las hermanas Mirabal como Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. El sacrificio de las Mariposas no fue en vano, por el contrario, ha servido para crear conciencia a nivel mundial que la humanidad debe desterrar todo tipo de violencia en contra de la mujer. Sin embargo, de nada servirán las legislaciones gubernamentales y las buenas intenciones de sus proponentes, si la otra parte de los conformantes del género humano no toma conciencia de la gravedad del problema y, lo más importante, no acepta que todos lo seres humanos son iguales. Hacerlo es imperativo, la sociedad moderna lo exige.
Armando Zarazú Aldave
[email protected]