MISHKY YACU
LA HORMIGUITA GOLOSA
De pronto, apareció de entre los arbustos una hormiguita tan golosa como su compañera, con un cargamento de azúcar a cuestas, desviándose ambas del sendero trazado por las demás, que adelantándose al invierno comenzaban a almacenar alimento para todas las hormigas del lugar.
Pues es mejor comer ahora, que esperar al invierno y tener que compartir, expresó la hormiguita a su compañera, quien con la boca llena dijo: – Sí, tienes toda la razón, pues en nuestro escondite nadie sabrá que comemos muy bien cada día.
Pasado el tiempo, llegó el invierno, y al darse cuenta la hormiguita y su compañera que no podían ambas encontrar el camino de sus demás compañeras, y desprovistas de alimento, lamentaron su suerte hasta morir en gran desolación.
Moraleja: Guardar pan para mayo, es la lección del día. Trabajando duro y parejo pasaremos bien el invierno, y los malos momentos junto a nuestra familia y amigos serán llevaderos.
De pronto, apareció de entre los arbustos una hormiguita tan golosa como su compañera, con un cargamento de azúcar a cuestas, desviándose ambas del sendero trazado por las demás, que adelantándose al invierno comenzaban a almacenar alimento para todas las hormigas del lugar.
Pues es mejor comer ahora, que esperar al invierno y tener que compartir, expresó la hormiguita a su compañera, quien con la boca llena dijo: – Sí, tienes toda la razón, pues en nuestro escondite nadie sabrá que comemos muy bien cada día.
Pasado el tiempo, llegó el invierno, y al darse cuenta la hormiguita y su compañera que no podían ambas encontrar el camino de sus demás compañeras, y desprovistas de alimento, lamentaron su suerte hasta morir en gran desolación.
Moraleja: Guardar pan para mayo, es la lección del día. Trabajando duro y parejo pasaremos bien el invierno, y los malos momentos junto a nuestra familia y amigos serán llevaderos.
La Tristeza de un Pececito y la Esperanza devuelta por una Gaviota Blanca.
Cierto día había en el mar, un pececito de color, pero pálido de la triste aflicción de haber perdido en tan largo viaje a su madre y hermanos; la corriente lo había arrastrado en rumbo equivocado, dando a parar junto a un muelle; donde orondo y altivo se encontraba un pelícano, cuya virtud no era precisamente el don de la oportuna apreciación del momento de aflicción que vivía aquel tierno y triste pececito; y sin reparo alguno, no cesó en aumentar su dolor diciéndole que tal vez su madre y hermanos estarían ya muertos y cautivos en el buche de grandes y hambrientos pelícanos o peor aún, en el interior de enormes y temibles tiburones, donde la oscuridad los ha de estar azotando mientras son digeridos…
Y fue entonces, cuando una noble gaviota blanca se detuvo en vuelo, tras alcanzar a escucharlo todo, y a pesar del hambre que tenía a cuestas, se compadeció de aquel lindo pececito y le dijo: Todo va a estar bien, anímate, muy pronto verás a tu familia, y seguirás tu rumbo junto a ellos; y yo conseguiré otro buen bocado para mí.
Moraleja: No actuemos como el pelícano, si alguien muy cercano llora y se aflige en desconsuelo, alivia su pesar con palabras de aliento, no aumentes su tristeza, dale buen ánimo y esperanza que le devuelvan el ser otra vez.
Cierto día había en el mar, un pececito de color, pero pálido de la triste aflicción de haber perdido en tan largo viaje a su madre y hermanos; la corriente lo había arrastrado en rumbo equivocado, dando a parar junto a un muelle; donde orondo y altivo se encontraba un pelícano, cuya virtud no era precisamente el don de la oportuna apreciación del momento de aflicción que vivía aquel tierno y triste pececito; y sin reparo alguno, no cesó en aumentar su dolor diciéndole que tal vez su madre y hermanos estarían ya muertos y cautivos en el buche de grandes y hambrientos pelícanos o peor aún, en el interior de enormes y temibles tiburones, donde la oscuridad los ha de estar azotando mientras son digeridos…
Y fue entonces, cuando una noble gaviota blanca se detuvo en vuelo, tras alcanzar a escucharlo todo, y a pesar del hambre que tenía a cuestas, se compadeció de aquel lindo pececito y le dijo: Todo va a estar bien, anímate, muy pronto verás a tu familia, y seguirás tu rumbo junto a ellos; y yo conseguiré otro buen bocado para mí.
Moraleja: No actuemos como el pelícano, si alguien muy cercano llora y se aflige en desconsuelo, alivia su pesar con palabras de aliento, no aumentes su tristeza, dale buen ánimo y esperanza que le devuelvan el ser otra vez.