alfonso valderrama gonzález
HUASCARAN
Hermosa suisa peruana, Callejón de Huaylas
a través de los tiempos, siempre primorosa
como la rosa, como la dalia, siempre bellas;
tu nieve blanca te ciuda siempre gemerosa.
Oh Huascarán, la cordillera blanca más alta
orgullo de los peruanos, de los ancashinos
eres misterioso, eres pregunta sin respuesta
a los ojos de los turistas, como de los paisanos.
Tras de tí, imperceptibles tus auquillus
como los ángeles que cuidan los cielos,
te protegen, con la magia de los espíritus
si te ofenden, hacen que caigan tus hielos.
En tus lagunas, en la sin igual Llanganuco
vientos uracanados soplan sus matorrales,
avisando, amenazando a cualquier pituco
que no te provoque, por que tú respondes.
Los alpinistas, la gran mayoría extranjeros
tratan de dominarte, como lo hacen los ricos
con los pobres, los campesinos, los mineros,
¡Tú no lo permites, menos tus elevados picos!
Cansados, exahustos, de espaldas a la realidad
alpinistas extranjeros insisten en conquistarte,
el crugir de las moles de tus hielos, sin piedad
los destruye, por haberse atrevido enfrentarte.
Muertas sus esperanzas los montañistas,
con el rabo entre las piernas, todo herido
se retiran pronto, raudos como las cometas
tú quedas contento, por haberlos derrotado.
Huascarán, yo que bebí de tus cristalinas aguas
que ví, como derrotabas a los que te ofendían
ante el sufrir de mi Patria, en muchas leguas
opte por rebelarme, por eso los ricos me odian.
1963
a través de los tiempos, siempre primorosa
como la rosa, como la dalia, siempre bellas;
tu nieve blanca te ciuda siempre gemerosa.
Oh Huascarán, la cordillera blanca más alta
orgullo de los peruanos, de los ancashinos
eres misterioso, eres pregunta sin respuesta
a los ojos de los turistas, como de los paisanos.
Tras de tí, imperceptibles tus auquillus
como los ángeles que cuidan los cielos,
te protegen, con la magia de los espíritus
si te ofenden, hacen que caigan tus hielos.
En tus lagunas, en la sin igual Llanganuco
vientos uracanados soplan sus matorrales,
avisando, amenazando a cualquier pituco
que no te provoque, por que tú respondes.
Los alpinistas, la gran mayoría extranjeros
tratan de dominarte, como lo hacen los ricos
con los pobres, los campesinos, los mineros,
¡Tú no lo permites, menos tus elevados picos!
Cansados, exahustos, de espaldas a la realidad
alpinistas extranjeros insisten en conquistarte,
el crugir de las moles de tus hielos, sin piedad
los destruye, por haberse atrevido enfrentarte.
Muertas sus esperanzas los montañistas,
con el rabo entre las piernas, todo herido
se retiran pronto, raudos como las cometas
tú quedas contento, por haberlos derrotado.
Huascarán, yo que bebí de tus cristalinas aguas
que ví, como derrotabas a los que te ofendían
ante el sufrir de mi Patria, en muchas leguas
opte por rebelarme, por eso los ricos me odian.
1963