rubén Darío Robles moreno
EL PREGÓN
¡Señores comuneros!
¡Comuneros escuchen!
¡Shay nunacunaaa…!
¡Huarmicunaaa, uiyay!
Amigos, hombres, y mujeres , escuchen
¡Domingo 5 a.m., todos los comuneros a limpiar el canal Tuco Chiquián…!
¡También las cochas o estanques de aguaaa!
¡Lapan huarmicuna comuneras!
¡Todas las mujeres comuneras!
¡Cocinar en la pampa de Cochapata!
!Los faltones no tendrán agua ni parcela este año!
El pregonero, gritaba a todo pulmón, tocando su tambor, en cada esquina por todas las calles de Chiquián, el primer o segundo sábado de Abril, de cada año, cuando calmaban las lluvias de enero poco, febrero loco y marzo huayco, como decían los abuelos, con mucha razón.
A mediados del siglo pasado los abuelos, bisabuelos y ancianos chiquianos, comuneros ellos, nos contaban que esto se realizaba desde tiempos muy antiguos, los incas ya determinaban los trabajos comunales, para limpiar las acequias y cochas (pequeños reservorios o estanques para almacenar agua, grandes pozos circulares construido por ellos con piedras, sellados las uniones con arcilla para almacenar agua de regadío), los Incas los hicieron construir para tener agua todo el año y previniendo la falta del líquido elemento en las épocas de sequía.
CANAL TUCU - CHIQUIÁN
También relataban que el canal Tucu-ChiquiánN fue construido a inicios de los años cuarenta dirigido por el Ing. Alfagame, cuyos asistentes o capataces fueron Félix Romero Romero Valenzuela, a quien se le conocía amigablemente como "Moshongo" el hombre de Pampán casado con la profesora Luzmila Gonzales y el español don José Armesto conocido amigablemente como "Capeta" quién se quedó enamorado de una linda chiquiana la profesora Alicia Barrenechea, formando una bonita familia, se quedó en la hermosa villa de
Chiquián .
Trabajaron con los comuneros chiquianos formando las compañías "Santa Rosa”, “San Marcelo”, “Santa Rosa” , “Atog” (zorro) y “San Francisco”.
Tramo a tramo a punta de barreta, pico, lampa, comba, carretilla, cincel (partir rocas), barreno para hacer hueco a las grandes peñas y dinamitarlas, partiéndolas en pedazos. Con machetes, racuanas, parihuelas, herramientas, todas manuales con las que construyeron desde la boca toma en el extremo éste de la laguna de Tucu, cruzando la parte norte de la Pampa de Lampas, Mojón, las alturas de Shincush, Gilta, Huaca Corral ,Conchuyacu, Mataragra, Wuancar, Jaracoto, Capilla Punta, hasta Putu, haciéndolo coincidir con las aguas de nuestra hermosa catarata del mismo nombre.
Todo un inmenso esfuerzo hecho por nuestros antepasados llevando cemento, arena, ripio, sus alimentos, bebidas, harta chicha, ron y coca ( para chacchar) para tener más fuerza valor y resistencia.
Además de otros enseres que llevaban a lomo de burros, a veces al hombro y en camión
por la incipiente carretera trocha que se estaba construyendo hasta Conococha.
Cequia y Gocha Pisay
¡ Suban al carro al carro!
¡Rápido shaysuban! ¡Apuray shay!
(apúrense amigos)
Alcancen las lampas, picos, barretas, hoces, suban, ¡suban...!
Gritaban los comuneros 5 a.m. el primer domingo de Abril de 1956. Casi un centenar de personas la mayoría adultos, jóvenes y algunos adolescentes entre los que me encontraba, subíamos apresurados al camión "El chiquiano” de don Dario Segundo Robles Valverde, tambien comunero él, lleno de gente el carro nos llevó por nuestra carretera de tierra o trocha (en ese tiempo), lleno de huecos por las lluvias recién pasadas, saltando en cada bache llegamos a Wuaca Corral. Bajamos del vehículo para subir a pie, cargando cada uno sus herramientas por un caminito sinuoso, cruzando las atrayentes hermosas chacras verdes adornadas con flores multicolores de las plantaciones de nuestras ricas papas que ya estaban en proceso de maduración .
Llegamos a las alturas en un tramo del canal.
En otros años los comuneros también eran transportados por don Benjamín Robls y don Armando Alvarado M.
Desde las cumbres de los cerros se miraba un espectáculo maravilloso, saliendo el sol por las crestas del Yerupajá, iluminando con sus rayos el verdor brilloso de las cimas de nuestros cerros y quebradas, todo el valle del Aynín explendoroso regadas por las lluvias recién pasadas, quedó grabado en mí, tanta belleza de nuestro bello valle.
Todos sacamos nuestros fiambres para desayunar .
Separaron dos grupos:
10 jóvenes limpiando parte del canal, la poca maleza por estar cerca a la punta y llegar hasta la laguna de Tucu en la misma, compuerta, para al medio día, abrirla soltando el agua por el canal, que más tarde llegaría a Chiquián .
El grupo más numeroso se dirigía hacia Chiquián, limpiando el canal de todos los obstáculos, de las piedras, arbustos, yerbas, barro y cuánta maleza existía, crecida en el tiempo de lluvias .
Con bastante entusiasmo y alegría al son del rayán ejecutado por el maestro Padua tocando el píncullo (especie de quena hecho de carrizo) y la tinya o tambor (tronco grueso hueco de maguey, cubierto con cuero de perro o carnero templado con fibra de penca en ambos extremos).
Tramo a tramo se iba limpiando el canal con todas las herramientas que se tenían, con harta chicha para la sed, algunos adultos con su wuashku (ron de caña) para darles más valor y fuerza a los mayores limpiadores, en todo el trayecto hasta llegar al pueblo.
Mientras el grupo de mujeres en Cochapata desde las 5 a.m. armaban varios fogones (cocinas ) con grandes adobes y piedras para sostener inmensos peroles, grandes ollas y kuntus (para guardar la chicha) de barro cocido (los traían en la espalda los Tushinos desde Olleros hasta Chiquián a cambio de productos).
En ellos hervían harto mondongo rojo, locro de papas, shinty (habas tostada hervidas), panco (habas verde hervidas), tostaban cancha en las grandes calanas (tiestos de barro cocido) con su cashpi para mover (palito largo de madera), atizadas por buenas y grandes rajas de leña ardiendo con mucho fuego, alrededor de las cuales se ubicaban y cancaban (asaban) decenas de jacas (cuyes) atravesadas de extremo a extremo por los shuntus (palitos largos especiales de madera).
Todas las mujeres cocinaban muy contentas tomando harta chicha de jora o maíz sacadas de los grandes kuntus (cántaros de barro), al son delrayán tocado magistralmente por el maestro Magno, alegrando el ambiente y una orquesta con arpa y violín que ya afinaban sus cuerdas para realizar la festividad de la Cequia y Gocha Pisay.
HUARAZTUCOG
! Ya bajan por Putuuu...! ¡Ya llegan los limpiadores del canal!
! ¡Vienen los de Tucuuu…!
! También los limmpiadores de la Gochasss…!¡Tenemos aguaaa...!
¡ Ya cae por la catarata!
¡ Yacu, yacu, yacuuu...!
agua, agua, aguaaa
Gritaban entusiastas los comuneros ,alegres y muy felices de ver que el agua llegaba a dar vida por la catarata de Putu en gran cantidad y muy turbia por los desechos que arrastraba.
Todos se concentraban en la gran explanada, una gran pampa, que había en Cochapata.
Los Huaraztucog, ya salían bailando, danzando con sus especiales pasos y vestimentas, con mucho entusiasmo al son del rayán, acompasados por los expertos en dicha música, ya juntos los maestros , Padua y Magno .
Huaraztucog, eran bailarines del rayán ataviados con ponchos plomos, habanos o negros puestos sobre el hombro, vestidos con camisa y pantalón de ogue bayeta (tela de lana ploma), amarrados en la cintura con chilihua (soguilla de paja torcelada), en el pie puestos el shucuy (especie de zapato de cuero bruto con pelo), sombrero blanco de lana prensada, máscara de cuero de oveja con lana, cruzado en otro hombro el hualqui (bolso de cuero para la coca), con su puru (botellita de mate para el isku o cal) y una huaraca (honda larga de hilo de lana tejida a mano) haciendo muchos pasos y diferetes figura, recibían a los recién llegados limpiadores, con bastante chicha de maíz, de jora fermentada y maní. La multitud formaba un gran ruedo para espectar a los danzantes, que a veces, eran invitados de los distintos distritos que presentaban sus mejores y más variadas danzas con vestimentas multicolores.
A lo largo de la explanada en el suelo sobre las extensas jergas (tejido grueso de lana) sobre manteles blancos echaban harta cancha, mote, papa, queso, pan, semitas shinty, panco, oca. Servidos en grandes mates o platos llenos de mondongo, recibían los comensales todos sentadosen el suelo, a ambos extremos de la especial inmensa mesa larga, luego el locro rojo de papas con su cuarto de cuy, sucuy, sucuy (bien servido, lleno el plato) y su jarra de chicha para llenar el el estómago, irin, irin (reventando la barriga).
Todo el mundo, chicos y grandes, comían a sus anchas desde las autoridades provinciales, los invitados y comuneros con toda su familia, hasta el último novelero, por la abundancia de comida.
!El nuna toro...!
!La corrida..!
Pedía a gritos, todo el público.
!Qué salgan los toros!
!A torear a los bravosss!
¡El nuna toro!
¡Toro …ven!
¡Shay torito!¡Shamuyyy shay torooo!
Ven amigo toro, llamaban los " toreros".
¡¡¡Ole torooo...!
¡¡¡Ven toritooo!
Citaban al bravo cada uno de los Huaraztucog con sus ponchos en mano haciendo de capa, siempre amenizados por la música alusiva a las corridas de PADUA y MAGNO ubicados en cada extremo del gran ruedo humano formado por todos los asistentes en la explanada de Cochapata (pampa de laguna).
De pronto raudamente y con mucha bravura tumbando a todo el que se cruzaba en su camino y a los Huaraztucog ya shincaditos (medio borrachitos), aparecía velóz, con mucha fuerza, robusto el bravo, "El Chinchano" (toro naranja oscuro) sacando polvo con sus pies al raspar el suelo. Con sus enormes astas atacaba nuevamente a los toreros, quienes ya repuestos del susto lo sorteaban hábilmente con sus ponchos dándole buenos pases al toro, ante el algarabío del público que los alentaban con un
!Ole…toro…ole…!
Gozando el espectáculo con los bailes que hacían los danzantes muchos expontáneos salían heridos por las fuertes cornadas.
!Que salga el muruchoooo!
!El toro murucho! toro blanco con manchas negras
pedían los comuneros, tres de ellos eran los toreros expontáneos con poncho y pañolón en mano citaban al "murucho", dándole buenos capotazos.
Nuna toro (armazón de palos de forma y tamaño de un buen toro fuertemente amarrado, revestido con cuero entero peludo de una res, incluida la cola, la carótida completa con buenas astas. Dentro dándole vida, un fornido joven comunero.
Con toda su fuerza y velocidad salía corneando a diestra y siniestra a todo el que encontraba a su paso dejando desparramados a muchos ya mareados de tanto chicharrón (chicha mezclada con ron de caña)y chicha de jora curada, ante el griterío y llanto de las mujeres cuyos maridos o familiares eran corneados por el nuna toro.
Después de la delirante corrida del nuna toro, todos bailaban al son del rayán y la orquesta muy emocionados de tener agua y los estanques llenos (habían muchos en los alrededores de Chiquián) para regar los sembríos en los meses de ausencia se lluvias y tener buenas cosechas para almacenar alimentos, para todo el año, en los altos de las casas (debajo de los techos, se les llamaban "los altos" especie de despensa, de las casas donde se guardaban los granos secos, guayuncas, papas, ocas, trigo, habas, etc.
Terminando ya la tarde y entrando la oscuridad encendían las lámparas , lamparines, mecheros a kerosene y muchos con velas en mano (no había luz eléctrica en esos años).
Todos huaylishando (bailando agarrados) bajaban a la ciudad cruzando los puentes de Paucaragra y Cantucho, tomando las calles de jana barrio (barrio arriba), bajaban por la calle Ayacucho (mitu calle) jirón Bolivar y Bolognesi, llegando de noche al gran local comunal (ya no existe) ubicado en la espalda derecha de la Iglesia donde remataban la fiesta bailando hasta la media noche.
Nunca debió perderse esta grandiosa fiesta autóctona chiquiana, más espectacular que otras, como pago a la tierra, participando pueblos y caseríos con sus bailes típicos.
Nunca la comunidad chiquiana debió dejar abandonada, sin sembrar nuestras fértiles tierras comunales, donde cosechábamos decenas de costales de papas, maíz, trigo, habs, oca, etc., cada año.
Rubén Darío Robles Moreno
¡Señores comuneros!
¡Comuneros escuchen!
¡Shay nunacunaaa…!
¡Huarmicunaaa, uiyay!
Amigos, hombres, y mujeres , escuchen
¡Domingo 5 a.m., todos los comuneros a limpiar el canal Tuco Chiquián…!
¡También las cochas o estanques de aguaaa!
¡Lapan huarmicuna comuneras!
¡Todas las mujeres comuneras!
¡Cocinar en la pampa de Cochapata!
!Los faltones no tendrán agua ni parcela este año!
El pregonero, gritaba a todo pulmón, tocando su tambor, en cada esquina por todas las calles de Chiquián, el primer o segundo sábado de Abril, de cada año, cuando calmaban las lluvias de enero poco, febrero loco y marzo huayco, como decían los abuelos, con mucha razón.
A mediados del siglo pasado los abuelos, bisabuelos y ancianos chiquianos, comuneros ellos, nos contaban que esto se realizaba desde tiempos muy antiguos, los incas ya determinaban los trabajos comunales, para limpiar las acequias y cochas (pequeños reservorios o estanques para almacenar agua, grandes pozos circulares construido por ellos con piedras, sellados las uniones con arcilla para almacenar agua de regadío), los Incas los hicieron construir para tener agua todo el año y previniendo la falta del líquido elemento en las épocas de sequía.
CANAL TUCU - CHIQUIÁN
También relataban que el canal Tucu-ChiquiánN fue construido a inicios de los años cuarenta dirigido por el Ing. Alfagame, cuyos asistentes o capataces fueron Félix Romero Romero Valenzuela, a quien se le conocía amigablemente como "Moshongo" el hombre de Pampán casado con la profesora Luzmila Gonzales y el español don José Armesto conocido amigablemente como "Capeta" quién se quedó enamorado de una linda chiquiana la profesora Alicia Barrenechea, formando una bonita familia, se quedó en la hermosa villa de
Chiquián .
Trabajaron con los comuneros chiquianos formando las compañías "Santa Rosa”, “San Marcelo”, “Santa Rosa” , “Atog” (zorro) y “San Francisco”.
Tramo a tramo a punta de barreta, pico, lampa, comba, carretilla, cincel (partir rocas), barreno para hacer hueco a las grandes peñas y dinamitarlas, partiéndolas en pedazos. Con machetes, racuanas, parihuelas, herramientas, todas manuales con las que construyeron desde la boca toma en el extremo éste de la laguna de Tucu, cruzando la parte norte de la Pampa de Lampas, Mojón, las alturas de Shincush, Gilta, Huaca Corral ,Conchuyacu, Mataragra, Wuancar, Jaracoto, Capilla Punta, hasta Putu, haciéndolo coincidir con las aguas de nuestra hermosa catarata del mismo nombre.
Todo un inmenso esfuerzo hecho por nuestros antepasados llevando cemento, arena, ripio, sus alimentos, bebidas, harta chicha, ron y coca ( para chacchar) para tener más fuerza valor y resistencia.
Además de otros enseres que llevaban a lomo de burros, a veces al hombro y en camión
por la incipiente carretera trocha que se estaba construyendo hasta Conococha.
Cequia y Gocha Pisay
¡ Suban al carro al carro!
¡Rápido shaysuban! ¡Apuray shay!
(apúrense amigos)
Alcancen las lampas, picos, barretas, hoces, suban, ¡suban...!
Gritaban los comuneros 5 a.m. el primer domingo de Abril de 1956. Casi un centenar de personas la mayoría adultos, jóvenes y algunos adolescentes entre los que me encontraba, subíamos apresurados al camión "El chiquiano” de don Dario Segundo Robles Valverde, tambien comunero él, lleno de gente el carro nos llevó por nuestra carretera de tierra o trocha (en ese tiempo), lleno de huecos por las lluvias recién pasadas, saltando en cada bache llegamos a Wuaca Corral. Bajamos del vehículo para subir a pie, cargando cada uno sus herramientas por un caminito sinuoso, cruzando las atrayentes hermosas chacras verdes adornadas con flores multicolores de las plantaciones de nuestras ricas papas que ya estaban en proceso de maduración .
Llegamos a las alturas en un tramo del canal.
En otros años los comuneros también eran transportados por don Benjamín Robls y don Armando Alvarado M.
Desde las cumbres de los cerros se miraba un espectáculo maravilloso, saliendo el sol por las crestas del Yerupajá, iluminando con sus rayos el verdor brilloso de las cimas de nuestros cerros y quebradas, todo el valle del Aynín explendoroso regadas por las lluvias recién pasadas, quedó grabado en mí, tanta belleza de nuestro bello valle.
Todos sacamos nuestros fiambres para desayunar .
Separaron dos grupos:
10 jóvenes limpiando parte del canal, la poca maleza por estar cerca a la punta y llegar hasta la laguna de Tucu en la misma, compuerta, para al medio día, abrirla soltando el agua por el canal, que más tarde llegaría a Chiquián .
El grupo más numeroso se dirigía hacia Chiquián, limpiando el canal de todos los obstáculos, de las piedras, arbustos, yerbas, barro y cuánta maleza existía, crecida en el tiempo de lluvias .
Con bastante entusiasmo y alegría al son del rayán ejecutado por el maestro Padua tocando el píncullo (especie de quena hecho de carrizo) y la tinya o tambor (tronco grueso hueco de maguey, cubierto con cuero de perro o carnero templado con fibra de penca en ambos extremos).
Tramo a tramo se iba limpiando el canal con todas las herramientas que se tenían, con harta chicha para la sed, algunos adultos con su wuashku (ron de caña) para darles más valor y fuerza a los mayores limpiadores, en todo el trayecto hasta llegar al pueblo.
Mientras el grupo de mujeres en Cochapata desde las 5 a.m. armaban varios fogones (cocinas ) con grandes adobes y piedras para sostener inmensos peroles, grandes ollas y kuntus (para guardar la chicha) de barro cocido (los traían en la espalda los Tushinos desde Olleros hasta Chiquián a cambio de productos).
En ellos hervían harto mondongo rojo, locro de papas, shinty (habas tostada hervidas), panco (habas verde hervidas), tostaban cancha en las grandes calanas (tiestos de barro cocido) con su cashpi para mover (palito largo de madera), atizadas por buenas y grandes rajas de leña ardiendo con mucho fuego, alrededor de las cuales se ubicaban y cancaban (asaban) decenas de jacas (cuyes) atravesadas de extremo a extremo por los shuntus (palitos largos especiales de madera).
Todas las mujeres cocinaban muy contentas tomando harta chicha de jora o maíz sacadas de los grandes kuntus (cántaros de barro), al son delrayán tocado magistralmente por el maestro Magno, alegrando el ambiente y una orquesta con arpa y violín que ya afinaban sus cuerdas para realizar la festividad de la Cequia y Gocha Pisay.
HUARAZTUCOG
! Ya bajan por Putuuu...! ¡Ya llegan los limpiadores del canal!
! ¡Vienen los de Tucuuu…!
! También los limmpiadores de la Gochasss…!¡Tenemos aguaaa...!
¡ Ya cae por la catarata!
¡ Yacu, yacu, yacuuu...!
agua, agua, aguaaa
Gritaban entusiastas los comuneros ,alegres y muy felices de ver que el agua llegaba a dar vida por la catarata de Putu en gran cantidad y muy turbia por los desechos que arrastraba.
Todos se concentraban en la gran explanada, una gran pampa, que había en Cochapata.
Los Huaraztucog, ya salían bailando, danzando con sus especiales pasos y vestimentas, con mucho entusiasmo al son del rayán, acompasados por los expertos en dicha música, ya juntos los maestros , Padua y Magno .
Huaraztucog, eran bailarines del rayán ataviados con ponchos plomos, habanos o negros puestos sobre el hombro, vestidos con camisa y pantalón de ogue bayeta (tela de lana ploma), amarrados en la cintura con chilihua (soguilla de paja torcelada), en el pie puestos el shucuy (especie de zapato de cuero bruto con pelo), sombrero blanco de lana prensada, máscara de cuero de oveja con lana, cruzado en otro hombro el hualqui (bolso de cuero para la coca), con su puru (botellita de mate para el isku o cal) y una huaraca (honda larga de hilo de lana tejida a mano) haciendo muchos pasos y diferetes figura, recibían a los recién llegados limpiadores, con bastante chicha de maíz, de jora fermentada y maní. La multitud formaba un gran ruedo para espectar a los danzantes, que a veces, eran invitados de los distintos distritos que presentaban sus mejores y más variadas danzas con vestimentas multicolores.
A lo largo de la explanada en el suelo sobre las extensas jergas (tejido grueso de lana) sobre manteles blancos echaban harta cancha, mote, papa, queso, pan, semitas shinty, panco, oca. Servidos en grandes mates o platos llenos de mondongo, recibían los comensales todos sentadosen el suelo, a ambos extremos de la especial inmensa mesa larga, luego el locro rojo de papas con su cuarto de cuy, sucuy, sucuy (bien servido, lleno el plato) y su jarra de chicha para llenar el el estómago, irin, irin (reventando la barriga).
Todo el mundo, chicos y grandes, comían a sus anchas desde las autoridades provinciales, los invitados y comuneros con toda su familia, hasta el último novelero, por la abundancia de comida.
!El nuna toro...!
!La corrida..!
Pedía a gritos, todo el público.
!Qué salgan los toros!
!A torear a los bravosss!
¡El nuna toro!
¡Toro …ven!
¡Shay torito!¡Shamuyyy shay torooo!
Ven amigo toro, llamaban los " toreros".
¡¡¡Ole torooo...!
¡¡¡Ven toritooo!
Citaban al bravo cada uno de los Huaraztucog con sus ponchos en mano haciendo de capa, siempre amenizados por la música alusiva a las corridas de PADUA y MAGNO ubicados en cada extremo del gran ruedo humano formado por todos los asistentes en la explanada de Cochapata (pampa de laguna).
De pronto raudamente y con mucha bravura tumbando a todo el que se cruzaba en su camino y a los Huaraztucog ya shincaditos (medio borrachitos), aparecía velóz, con mucha fuerza, robusto el bravo, "El Chinchano" (toro naranja oscuro) sacando polvo con sus pies al raspar el suelo. Con sus enormes astas atacaba nuevamente a los toreros, quienes ya repuestos del susto lo sorteaban hábilmente con sus ponchos dándole buenos pases al toro, ante el algarabío del público que los alentaban con un
!Ole…toro…ole…!
Gozando el espectáculo con los bailes que hacían los danzantes muchos expontáneos salían heridos por las fuertes cornadas.
!Que salga el muruchoooo!
!El toro murucho! toro blanco con manchas negras
pedían los comuneros, tres de ellos eran los toreros expontáneos con poncho y pañolón en mano citaban al "murucho", dándole buenos capotazos.
Nuna toro (armazón de palos de forma y tamaño de un buen toro fuertemente amarrado, revestido con cuero entero peludo de una res, incluida la cola, la carótida completa con buenas astas. Dentro dándole vida, un fornido joven comunero.
Con toda su fuerza y velocidad salía corneando a diestra y siniestra a todo el que encontraba a su paso dejando desparramados a muchos ya mareados de tanto chicharrón (chicha mezclada con ron de caña)y chicha de jora curada, ante el griterío y llanto de las mujeres cuyos maridos o familiares eran corneados por el nuna toro.
Después de la delirante corrida del nuna toro, todos bailaban al son del rayán y la orquesta muy emocionados de tener agua y los estanques llenos (habían muchos en los alrededores de Chiquián) para regar los sembríos en los meses de ausencia se lluvias y tener buenas cosechas para almacenar alimentos, para todo el año, en los altos de las casas (debajo de los techos, se les llamaban "los altos" especie de despensa, de las casas donde se guardaban los granos secos, guayuncas, papas, ocas, trigo, habas, etc.
Terminando ya la tarde y entrando la oscuridad encendían las lámparas , lamparines, mecheros a kerosene y muchos con velas en mano (no había luz eléctrica en esos años).
Todos huaylishando (bailando agarrados) bajaban a la ciudad cruzando los puentes de Paucaragra y Cantucho, tomando las calles de jana barrio (barrio arriba), bajaban por la calle Ayacucho (mitu calle) jirón Bolivar y Bolognesi, llegando de noche al gran local comunal (ya no existe) ubicado en la espalda derecha de la Iglesia donde remataban la fiesta bailando hasta la media noche.
Nunca debió perderse esta grandiosa fiesta autóctona chiquiana, más espectacular que otras, como pago a la tierra, participando pueblos y caseríos con sus bailes típicos.
Nunca la comunidad chiquiana debió dejar abandonada, sin sembrar nuestras fértiles tierras comunales, donde cosechábamos decenas de costales de papas, maíz, trigo, habs, oca, etc., cada año.
Rubén Darío Robles Moreno
SEQUIA Y GOCHA PISAY LIMPIA ACEQUIA Y ESTANQUE