filomeno zubieta núñez
LAS POTENCIALIDADES DE NUESTROS ADULTOS MAYORES
Hace poco, el 26 de agosto, recordamos y celebramos el Día del Adulto Mayor, fecha en el cual se brinda el homenaje, consideración y reconocimiento a las personas de avanzada edad, cuyas vidas están marcadas de experiencias y situaciones, las cuales nos sirven de enseñanza y ejemplo.
En nuestro país, se conmemora el Día del Adulto Mayor cada 26 de agosto, en honor a la festividad de Santa Teresa Jornet e Ibras, patrona de la ancianidad que murió en Valencia (España), un 26 de agosto de 1897 y fue fundadora en nuestro país de la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, obra que se extiende a Europa, América y África. En el Perú, esta congregación cuenta con 12 residencias ubicadas en Lima, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Callao, Cuzco, Chaclacayo, Chiclayo, Huancavelica, Piura y Trujillo.
Según el censo de población del 2007, los adultos mayores son 2 millones 495,643. Esto equivale al 9,1 % del total de la población. El Instituto de Estadística e Informática, INEI, estima que para el 2021 un 11,2 % de peruanos serán adultos mayores.
Las referencias censales para la población total del Perú se traducen en la misma proporción para el departamento de Áncash y para nuestra provincia. En efecto, el Censo de Población y Vivienda del 2007 precisa que la provincia de Bolognesi contaba con 30,725 habitantes, de los cuales 16,004 hombres y 14,721 mujeres. De este total, los adultos mayores, es decir, el grupo etáreo cuyas edades van de 65 y más años estaba conformado por un total de 2,841 habitantes, desagregados en 1,358 hombres y 1,483 mujeres. Del total de adultos mayores en la zona urbana se tenía 1,790 pobladores (818 hombres y 972 mujeres), en tanto en la zona rural 1,051 pobladores (540 hombres y 511 mujeres).
Del Censo de Población del 2017 con resultados tan discutibles es difícil establecer parámetros válidos; pues, resulta inconcebible que la población haya decrecido tan bruscamente, cuando lo normal es el incremento progresivo, así sea mínimo. ¿Si en el 2007 tuvimos 30 725 cómo podría explicarse que para el 2017 tengamos solo 23 797 habitantes?
Si los adultos mayores conforman de promedio el 10 % de nuestra población total, estamos aludiendo a más de 3,000 pobladores de la provincia de Bolognesi que a lo largo de su vida han acumulado experiencia y que en la ciudad, principalmente, son tomados como personas que ya cumplieron con su etapa de trabajo, mereciendo solo el descanso. Indudablemente que, luego de muchos años de trabajo, ya cumplieron con la mayor parte de su etapa productiva. Pero, de ninguna manera, son descartables para las actividades cotidianas.
En las zonas rurales, la labor del adulto mayor continúa y su retiro de las actividades que normalmente desarrollaba continúa por encima de los 70 años. Las mujeres en las tareas domésticas y los varones en las labores de la chacra. Cosa distinta ocurre con en las ciudades, como Chiquián; los varones que optaron por la jubilación se dedican al reposo, al encuentro con los contemporáneos en reuniones cotidianas; en tanto las mujeres sí, siguen dedicadas a las tareas domésticas.
Algo innegable es que los adultos mayores tienen la experiencia y el cúmulo de conocimientos que es necesario sean socializados y compartidos por las mayorías, especialmente los niños, adolescentes y jóvenes, los llamados a garantizar la pervivencia e incremento de estos logros.
Nuestras mamitas son las artesanas por excelencia. Desde las más distintas formas de preparar los platillos nuestros con los productos del propio medio. Potajes ancestrales, los tradicionales, festivos tienen el toque especial en cada hogar o en las fiestas de distinto rango, hasta las patronales. Cada hogar, cada pueblo cuenta con mujeres que, con su toque especial, le otorgan el sabor a la comida bolognesina. Otro tanto lo hacen en el remiendo, bordado o el tejido de chompas, bufandas, gorros, fajas, tucumanes; ni que decir, en la preparación de tortas y panecillos en un espacio especial como es la casa del panadero del pueblo.
Nuestros campesinos tienen lo suyo en cada accionar en la chacra: en preparar los andenes, las pircas, las compuertas de los canales de regadío, como en el chacmeado, el sembrado, en fin, las múltiples acciones de chacarero. Los adobes, las tejas, paredes y casas se levantan a punta de su esfuerzo y creatividad.
Nuestros artesanos tejedores que preparan las bayetas, las frazadas, los ponchos en telares que se resisten a desaparecer. Los sombrereros que recuperan y dan nuevos usos a los sombreros de paño o paja. Los hueseros que recuperan a los accidentados de todas las edades y sexos. Los emolienteros que conocen las propiedades de las más diversas plantas y preparan los tragos medicinales y espirituosos en las tardes y madrugadas de mucho frío. Los trenzadores de cuero o champa preparando las riendas, sogas, chilihuas. Los talabarteros que tienen a disposición el hato para que los caballos de uso común o de paso den prestancia y lugar a sus dueños. Los panaderos que conservan los más diversos secretos en la preparación de rosquillas, cristos, huahuas, jaratantas, bizcochuelos.
Los artistas del arpa, la guitarra, el violín, la quena o píncullo, como de otros instrumentos que amenizan las más disímiles reuniones familiares, comunales, tradicionales y festivas. Al que se suman las canciones alusivas al mantenimiento de acequias, reservorios, caminos, techado de casas. Los maestros y profesionales de todas las áreas que acumularon tanta experiencia y que pueden perderse si no llegan a los niños y jóvenes.
Por todo lo anterior, y mucho más, los adultos mayores tienen una enorme potencialidad y conforman los guardianes de los saberes populares de un entorno social conformado por cada uno de nuestros pueblos y distritos de la provincia de Bolognesi y que requiere ser debidamente utilizado en beneficio de las mayorías.
La experiencia de la Casa de la Cultura de la provincia de Bolognesi que tiene instituida los talleres de arpa y guitarra requiere continuidad y ampliación a otras expresiones culturales. Los gobiernos locales de los distritos y la provincial, la UGEL, las instituciones educativas y sociales, responsables de velar por la conservación y divulgación de la cultura local y regional, pueden y deben recurrir a estos amautas para llegar a los estudiantes de todos los niveles educativos y trasmitirles sus saberes, mediante talleres, charlas, reuniones de trabajo.
Una faceta que no hay que olvidar es recoger de nuestras mamacunas y amautas sus testimonios de vida, como referentes de una etapa rica en experiencias y lecciones que ofrecer a las generaciones de hoy y mañana.
Un saludo a nuestros amautas y mamacunas, invocándoles que -con esa paciencia que les caracteriza- brinde lo mejor de sus saberes a nuestra niñez y juventud, contribuyendo a acrecentar el cariño hacia lo nuestro, afirmando identidad cultural.
Filomeno Zubieta Núñez
[email protected]
En nuestro país, se conmemora el Día del Adulto Mayor cada 26 de agosto, en honor a la festividad de Santa Teresa Jornet e Ibras, patrona de la ancianidad que murió en Valencia (España), un 26 de agosto de 1897 y fue fundadora en nuestro país de la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, obra que se extiende a Europa, América y África. En el Perú, esta congregación cuenta con 12 residencias ubicadas en Lima, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Callao, Cuzco, Chaclacayo, Chiclayo, Huancavelica, Piura y Trujillo.
Según el censo de población del 2007, los adultos mayores son 2 millones 495,643. Esto equivale al 9,1 % del total de la población. El Instituto de Estadística e Informática, INEI, estima que para el 2021 un 11,2 % de peruanos serán adultos mayores.
Las referencias censales para la población total del Perú se traducen en la misma proporción para el departamento de Áncash y para nuestra provincia. En efecto, el Censo de Población y Vivienda del 2007 precisa que la provincia de Bolognesi contaba con 30,725 habitantes, de los cuales 16,004 hombres y 14,721 mujeres. De este total, los adultos mayores, es decir, el grupo etáreo cuyas edades van de 65 y más años estaba conformado por un total de 2,841 habitantes, desagregados en 1,358 hombres y 1,483 mujeres. Del total de adultos mayores en la zona urbana se tenía 1,790 pobladores (818 hombres y 972 mujeres), en tanto en la zona rural 1,051 pobladores (540 hombres y 511 mujeres).
Del Censo de Población del 2017 con resultados tan discutibles es difícil establecer parámetros válidos; pues, resulta inconcebible que la población haya decrecido tan bruscamente, cuando lo normal es el incremento progresivo, así sea mínimo. ¿Si en el 2007 tuvimos 30 725 cómo podría explicarse que para el 2017 tengamos solo 23 797 habitantes?
Si los adultos mayores conforman de promedio el 10 % de nuestra población total, estamos aludiendo a más de 3,000 pobladores de la provincia de Bolognesi que a lo largo de su vida han acumulado experiencia y que en la ciudad, principalmente, son tomados como personas que ya cumplieron con su etapa de trabajo, mereciendo solo el descanso. Indudablemente que, luego de muchos años de trabajo, ya cumplieron con la mayor parte de su etapa productiva. Pero, de ninguna manera, son descartables para las actividades cotidianas.
En las zonas rurales, la labor del adulto mayor continúa y su retiro de las actividades que normalmente desarrollaba continúa por encima de los 70 años. Las mujeres en las tareas domésticas y los varones en las labores de la chacra. Cosa distinta ocurre con en las ciudades, como Chiquián; los varones que optaron por la jubilación se dedican al reposo, al encuentro con los contemporáneos en reuniones cotidianas; en tanto las mujeres sí, siguen dedicadas a las tareas domésticas.
Algo innegable es que los adultos mayores tienen la experiencia y el cúmulo de conocimientos que es necesario sean socializados y compartidos por las mayorías, especialmente los niños, adolescentes y jóvenes, los llamados a garantizar la pervivencia e incremento de estos logros.
Nuestras mamitas son las artesanas por excelencia. Desde las más distintas formas de preparar los platillos nuestros con los productos del propio medio. Potajes ancestrales, los tradicionales, festivos tienen el toque especial en cada hogar o en las fiestas de distinto rango, hasta las patronales. Cada hogar, cada pueblo cuenta con mujeres que, con su toque especial, le otorgan el sabor a la comida bolognesina. Otro tanto lo hacen en el remiendo, bordado o el tejido de chompas, bufandas, gorros, fajas, tucumanes; ni que decir, en la preparación de tortas y panecillos en un espacio especial como es la casa del panadero del pueblo.
Nuestros campesinos tienen lo suyo en cada accionar en la chacra: en preparar los andenes, las pircas, las compuertas de los canales de regadío, como en el chacmeado, el sembrado, en fin, las múltiples acciones de chacarero. Los adobes, las tejas, paredes y casas se levantan a punta de su esfuerzo y creatividad.
Nuestros artesanos tejedores que preparan las bayetas, las frazadas, los ponchos en telares que se resisten a desaparecer. Los sombrereros que recuperan y dan nuevos usos a los sombreros de paño o paja. Los hueseros que recuperan a los accidentados de todas las edades y sexos. Los emolienteros que conocen las propiedades de las más diversas plantas y preparan los tragos medicinales y espirituosos en las tardes y madrugadas de mucho frío. Los trenzadores de cuero o champa preparando las riendas, sogas, chilihuas. Los talabarteros que tienen a disposición el hato para que los caballos de uso común o de paso den prestancia y lugar a sus dueños. Los panaderos que conservan los más diversos secretos en la preparación de rosquillas, cristos, huahuas, jaratantas, bizcochuelos.
Los artistas del arpa, la guitarra, el violín, la quena o píncullo, como de otros instrumentos que amenizan las más disímiles reuniones familiares, comunales, tradicionales y festivas. Al que se suman las canciones alusivas al mantenimiento de acequias, reservorios, caminos, techado de casas. Los maestros y profesionales de todas las áreas que acumularon tanta experiencia y que pueden perderse si no llegan a los niños y jóvenes.
Por todo lo anterior, y mucho más, los adultos mayores tienen una enorme potencialidad y conforman los guardianes de los saberes populares de un entorno social conformado por cada uno de nuestros pueblos y distritos de la provincia de Bolognesi y que requiere ser debidamente utilizado en beneficio de las mayorías.
La experiencia de la Casa de la Cultura de la provincia de Bolognesi que tiene instituida los talleres de arpa y guitarra requiere continuidad y ampliación a otras expresiones culturales. Los gobiernos locales de los distritos y la provincial, la UGEL, las instituciones educativas y sociales, responsables de velar por la conservación y divulgación de la cultura local y regional, pueden y deben recurrir a estos amautas para llegar a los estudiantes de todos los niveles educativos y trasmitirles sus saberes, mediante talleres, charlas, reuniones de trabajo.
Una faceta que no hay que olvidar es recoger de nuestras mamacunas y amautas sus testimonios de vida, como referentes de una etapa rica en experiencias y lecciones que ofrecer a las generaciones de hoy y mañana.
Un saludo a nuestros amautas y mamacunas, invocándoles que -con esa paciencia que les caracteriza- brinde lo mejor de sus saberes a nuestra niñez y juventud, contribuyendo a acrecentar el cariño hacia lo nuestro, afirmando identidad cultural.
Filomeno Zubieta Núñez
[email protected]