olinda ramírez soto
ANÉCDOTAS DE JULIANCITO
Por: Olinda Ramírez Soto [email protected]
Julián, un joven Chiquiano, después de prestar servicios militares en la Fuerza Aérea Peruana (FAP), regresó a Chiquián y se quedó allí por pedido de su mamita, se dedicó hacer algunos negocios combinados con la agricultura, como es sabido los campos necesitan ser atendidos desde muy temprano, antes que salga el sol para su riego y durante todo el tiempo, para que produzcan necesitan la atención de sus campesinos.
Me cuenta Julián, que ha pasado muchas cosas extrañas, en su ir y venir del campo, voy a contarles algunas:
EN QUINCHARAJRA.- En este lugar, estaba Julián y unos amigos, viendo como la familia Díaz preparaban el horno para la pachamanca, luego de una buena cosecha, él y sus amigos acordaron esperar que esté listo y a punto de abrir el horno hecho en el suelo, como siempre se hace, armar con piedras dejando una abertura donde se atiza leña y a fuego continuo esperar que las piedras se pongan rojas, se abre , se pone la carne sazonada con las hierbas aromáticas, chincho, ají, sal molidas juntas, suele ponerse mucha carne, sobre esto algunas piedras, ahí poner las papas lavadas, camotes, humitas, ocas, habas, a veces en una ollita bien tapada un molde de queso, todo esto cubierto con las piedras calientes (se hace rápido), se cubre con abundante hierba santa y/o chincho, se cubre con mantas sobre la tierra ya seleccionada para que no salga ningún vapor, ah! Y una cruz de palo con flores del campo va en medio de este montículo que tiene dentro la famosa pachamanca, esto más o menos estará listo de hora cuarenta y cinco a dos horas, todo depende de cuánto calentó las piedras.
Bueno, los chicos sabiendo lo sabroso de este potaje, no iba a hacerle la saliva el paladar, los jóvenes esperaron y esperaron, pero no sabían cómo conseguir la comida, la familia Díaz no les iban a dar lo necesario para satisfacerse, entonces idearon, ponerse una manta grande de bayeta, levantándolo con un palo, para simular un fantasma, ya casi oscureciendo, abrieron el horno, apareció el fantasma, moviéndose entre las ramas cerca a la casa, los dueños corrieron asustados hacía adentro, mientras los demás amigos de Julián sacaban todo lo que podían de la pachamanca, cuando los dueños salieron con linternas, se dieron cuenta del engaño porque encontraron la manta puesta entre los arbustos.
LOS GATOS.-Cuando Julián estaba mozuelo bordeando los 16 años, había sido invitado al cumpleaños de uno de sus compañeros de clase, pidiendo permiso a su mamacita, quien le dio el permiso con la advertencia de regresar en un par de horas. Acudió al cumpleaños donde la charla se prolongó y como todo joven chiquiano le gustaba cantar sus huaynos, mientras las guitarras sonaban las melodías conocidas, en aquellas épocas no se podía quedar más allá de las 8.00 p.m, porque casi toda la población no salía de sus casas y ya dormían. Julián, preguntó la hora y ya habían pasado las 11.00 p.m, recordó a su mamá, agradeció la atención y en medio del silencio de noche, caminó entre las veredas estrechas y oscuras y, cuando ya se acercaba a la plaza de toros , cerca de su casa, escuchó maullidos suaves de gatos, miró desde la esquina y vio un grupo de gatos haciendo dos filas que caminaban como una marcha, mientras que en la parte central otros gatos jalaban a uno de ellos sin vida, esto le causó curiosidad, como era algo extraño sacó la correa de su pantalón y haciendo movimientos y gritando a los gatos se acercó a ellos, todos voltearon enseñaron sus dientes y ojos brillosos, ante el alboroto algunos vecinos salieron con palos y espantaron a los gatos que corrieron sin rumbo dejado al muerto.
CATARATA DE LANYARAJRA.- En el lugar de la laguna, abundaba la hierba-santa, un arbusto con bastante follaje y de un aroma característico (hierba medicinal), Julián estaba buscando nido de paloma entre este arbusto, muy sigiloso abría rama entre rama para no espantar a las palomas silvestres( tórtolas ) que asados son alimento , al estar separando suavemente las ramas escucho sonidos de alguien que jugaba o se bañaba en la orilla de la laguna, cerca donde él estaba, presenció a un hombrecillo desnudo de unos 25 cm a 30cm de altura, con cabellera larga y rubio, pensó que algún forastero enano llegó hasta ahí y se puso a bañar, Julián , como no encontró ningún nido silbó fuerte con la mirada al personaje en la laguna, éste retrocedió rápido a una peña, hizo ademán de esconderse, Julián corrió hacía la peña y no encontró a nadie, él asume que fue un ichic-ulgo.
Por: Olinda Ramírez Soto [email protected]
Julián, un joven Chiquiano, después de prestar servicios militares en la Fuerza Aérea Peruana (FAP), regresó a Chiquián y se quedó allí por pedido de su mamita, se dedicó hacer algunos negocios combinados con la agricultura, como es sabido los campos necesitan ser atendidos desde muy temprano, antes que salga el sol para su riego y durante todo el tiempo, para que produzcan necesitan la atención de sus campesinos.
Me cuenta Julián, que ha pasado muchas cosas extrañas, en su ir y venir del campo, voy a contarles algunas:
EN QUINCHARAJRA.- En este lugar, estaba Julián y unos amigos, viendo como la familia Díaz preparaban el horno para la pachamanca, luego de una buena cosecha, él y sus amigos acordaron esperar que esté listo y a punto de abrir el horno hecho en el suelo, como siempre se hace, armar con piedras dejando una abertura donde se atiza leña y a fuego continuo esperar que las piedras se pongan rojas, se abre , se pone la carne sazonada con las hierbas aromáticas, chincho, ají, sal molidas juntas, suele ponerse mucha carne, sobre esto algunas piedras, ahí poner las papas lavadas, camotes, humitas, ocas, habas, a veces en una ollita bien tapada un molde de queso, todo esto cubierto con las piedras calientes (se hace rápido), se cubre con abundante hierba santa y/o chincho, se cubre con mantas sobre la tierra ya seleccionada para que no salga ningún vapor, ah! Y una cruz de palo con flores del campo va en medio de este montículo que tiene dentro la famosa pachamanca, esto más o menos estará listo de hora cuarenta y cinco a dos horas, todo depende de cuánto calentó las piedras.
Bueno, los chicos sabiendo lo sabroso de este potaje, no iba a hacerle la saliva el paladar, los jóvenes esperaron y esperaron, pero no sabían cómo conseguir la comida, la familia Díaz no les iban a dar lo necesario para satisfacerse, entonces idearon, ponerse una manta grande de bayeta, levantándolo con un palo, para simular un fantasma, ya casi oscureciendo, abrieron el horno, apareció el fantasma, moviéndose entre las ramas cerca a la casa, los dueños corrieron asustados hacía adentro, mientras los demás amigos de Julián sacaban todo lo que podían de la pachamanca, cuando los dueños salieron con linternas, se dieron cuenta del engaño porque encontraron la manta puesta entre los arbustos.
LOS GATOS.-Cuando Julián estaba mozuelo bordeando los 16 años, había sido invitado al cumpleaños de uno de sus compañeros de clase, pidiendo permiso a su mamacita, quien le dio el permiso con la advertencia de regresar en un par de horas. Acudió al cumpleaños donde la charla se prolongó y como todo joven chiquiano le gustaba cantar sus huaynos, mientras las guitarras sonaban las melodías conocidas, en aquellas épocas no se podía quedar más allá de las 8.00 p.m, porque casi toda la población no salía de sus casas y ya dormían. Julián, preguntó la hora y ya habían pasado las 11.00 p.m, recordó a su mamá, agradeció la atención y en medio del silencio de noche, caminó entre las veredas estrechas y oscuras y, cuando ya se acercaba a la plaza de toros , cerca de su casa, escuchó maullidos suaves de gatos, miró desde la esquina y vio un grupo de gatos haciendo dos filas que caminaban como una marcha, mientras que en la parte central otros gatos jalaban a uno de ellos sin vida, esto le causó curiosidad, como era algo extraño sacó la correa de su pantalón y haciendo movimientos y gritando a los gatos se acercó a ellos, todos voltearon enseñaron sus dientes y ojos brillosos, ante el alboroto algunos vecinos salieron con palos y espantaron a los gatos que corrieron sin rumbo dejado al muerto.
CATARATA DE LANYARAJRA.- En el lugar de la laguna, abundaba la hierba-santa, un arbusto con bastante follaje y de un aroma característico (hierba medicinal), Julián estaba buscando nido de paloma entre este arbusto, muy sigiloso abría rama entre rama para no espantar a las palomas silvestres( tórtolas ) que asados son alimento , al estar separando suavemente las ramas escucho sonidos de alguien que jugaba o se bañaba en la orilla de la laguna, cerca donde él estaba, presenció a un hombrecillo desnudo de unos 25 cm a 30cm de altura, con cabellera larga y rubio, pensó que algún forastero enano llegó hasta ahí y se puso a bañar, Julián , como no encontró ningún nido silbó fuerte con la mirada al personaje en la laguna, éste retrocedió rápido a una peña, hizo ademán de esconderse, Julián corrió hacía la peña y no encontró a nadie, él asume que fue un ichic-ulgo.