manuel nieves fabián
LOS WARIS Y YARUS o LLACUACES
Parte III
EL CERRO RACO, LA MACA Y LA HUANCA: DIOS DE LAS COMIDAS
Parte III
EL CERRO RACO, LA MACA Y LA HUANCA: DIOS DE LAS COMIDAS

` Waldemar Espinoza Soriano en el artículo “La Etnia Chinchaycocha hasta 1635”, entre otras cosas dice; que los waris adoraban a sus huacas, mientras que los yarus o llacuaces adoraban a sus mallquis o muertos momificados, especialmente a Libiac Cancharco o Yana Ramán que era el dios Rayo caído del cielo. Le convidaban la cuca-aswa, es decir, la chicha, con la creencia que sus muertos estaban sedientos ya que sus cadáveres se mostraban secos, además le llevaban los primeros frutos, las primeras mazorcas de maíz, que eran quemados en señal de ofrenda.
En Junín, el centro sagrado era el cerro Raco, un cerro gordo en forma de cono y muy parecido a la maca; además, ya dijimos que Raco fue el cerro donde cayó Yana Ramán, el dios Rayo.
Los Chinchaycocha sostenían que la maca, un tubérculo muy tonificante, habría tenido su origen en Raco, por tanto, Raco era considerado como el dios de las comidas. En las épocas de sembrío le llevaban como ofrenda muchos alimentos.
Para simbolizar a Raco, en sus chacras o parcelas, plantaban una piedra larga denominada huanca que representaba a Raco. Pensaban que estas huancas eran seres vivos, petrificado, como consecuencia tenían hambre, por eso les convidaban panes confeccionados con harinas de maíz, maca y otras semillas, así mismo les llevaban la mazamorra complementado con la chicha y la coca.
Como agradecimiento por estos obsequios, las huancas le retribuían cuidando sus chacras y sus ganados y también proporcionándoles lluvias para que las semillas se fructificaran y haya abundancia de cosechas y buen año.
Si no recibían obsequios, estas huancas se llenaban de ira y se vengaban de los hombres. Hasta hoy, los campesinos de las provincias alto andinas de Huánuco, afirman, que la huanca los castiga de diversos modos: Unas veces envía a sus chushpis (mosquitos) para que piquen a los hombres, otras veces ordena a sus perros (zorros) para diezmen los ganados, o mandan a sus venados para que coman las plantas de sus sembríos, o también los castigan con enfermedades incurables y la presencia de sequías prolongadas que causan la hambruna.
Por eso, en el mundo andino, las huancas son consideradas desde la antigüedad como el guardián de las chacras, del pueblo e incluso del territorio de cada ayllu. Creen que estas huancas simbolizan el espíritu de sus ancestros. Ante la destrucción de sus momias por parte de los Visitadores, la huanca ya no era simplemente un cuerpo momificado condenado a la destrucción, sino una piedra duradera, indestructible, resistente, permanente. Así las huancas pasaron a ser la representación de sus antepasados, de sus mallquis o momias.
En Junín, el centro sagrado era el cerro Raco, un cerro gordo en forma de cono y muy parecido a la maca; además, ya dijimos que Raco fue el cerro donde cayó Yana Ramán, el dios Rayo.
Los Chinchaycocha sostenían que la maca, un tubérculo muy tonificante, habría tenido su origen en Raco, por tanto, Raco era considerado como el dios de las comidas. En las épocas de sembrío le llevaban como ofrenda muchos alimentos.
Para simbolizar a Raco, en sus chacras o parcelas, plantaban una piedra larga denominada huanca que representaba a Raco. Pensaban que estas huancas eran seres vivos, petrificado, como consecuencia tenían hambre, por eso les convidaban panes confeccionados con harinas de maíz, maca y otras semillas, así mismo les llevaban la mazamorra complementado con la chicha y la coca.
Como agradecimiento por estos obsequios, las huancas le retribuían cuidando sus chacras y sus ganados y también proporcionándoles lluvias para que las semillas se fructificaran y haya abundancia de cosechas y buen año.
Si no recibían obsequios, estas huancas se llenaban de ira y se vengaban de los hombres. Hasta hoy, los campesinos de las provincias alto andinas de Huánuco, afirman, que la huanca los castiga de diversos modos: Unas veces envía a sus chushpis (mosquitos) para que piquen a los hombres, otras veces ordena a sus perros (zorros) para diezmen los ganados, o mandan a sus venados para que coman las plantas de sus sembríos, o también los castigan con enfermedades incurables y la presencia de sequías prolongadas que causan la hambruna.
Por eso, en el mundo andino, las huancas son consideradas desde la antigüedad como el guardián de las chacras, del pueblo e incluso del territorio de cada ayllu. Creen que estas huancas simbolizan el espíritu de sus ancestros. Ante la destrucción de sus momias por parte de los Visitadores, la huanca ya no era simplemente un cuerpo momificado condenado a la destrucción, sino una piedra duradera, indestructible, resistente, permanente. Así las huancas pasaron a ser la representación de sus antepasados, de sus mallquis o momias.

LA SUPERVIVENCIA DE LAS HUANCAS
Citemos dos hechos sobre las huancas:
María Rostworoski recoge la versión: “En el pueblo de San Francisco de Cajamarquilla,(Ocros – Ancash), en 1656, en la persecución de idolatrías, los frailes hicieron las averiguaciones y hallaron a dos ídolos, el uno llamado Raupoma del ayllu Guangry y el otro Choque Runto, perteneciente al ayllu de Otuco. Ambos eran piedras brillantes y redondas a las que pedían protección cuando iban a cumplir la mita y también rogaban por abundantes cosechas. Aunque el obispo las quemó, guardaron las cenizas y cuando una persona enfermaba ofrecían a las huacas un cuy degollado con las uzas y rezaban:
Yaya Choque Runto, Yaya Raupoma micuy caita quisiacnipac, allinnarpac: Señor Choque Runto y Raupoma comed esto para que este mi enfermo sane.” (AAL, Idolatrías, Leg. IV, Exp. 18, año 1656, fol. 3v)
En el pueblo de Santa Catalina de Pimachi, en la pesquisa de 1656, los curas doctrineros hallaron dos huacas llamados Cappa Bilca y Chaupi Bilca, las cuales, a pesar de ser piedras o huancas fueron quemadas por orden del Obispo Fernando de Avendaño (AAL, Idolatrías, Leg. V, Exp. 2, año 1656, fol. 2r)
Los españoles creyeron que destruyendo o quemando estas piedras acabarían con a creencia, la fe, de los habitantes del mundo andino. Eso no fue así. Hasta hoy estas huancas existen no solo en los campos, en las chacras, sino, en los corrales de sus ganados o en el mismo patio de sus casas. A ellos no les falta su coca y su aguardiente para que la vida sea llevadera.
En Wamanwaka, un centro arqueológico Pre Inca (Canis-Bolognesi-Ancash), existen varias huancas de más de un metro de altura, ubicadas en la cima o cumbre de la colina, lugar que posiblemente fue un lugar para adorar a sus dioses. En ese lugar se encontraron las cabezas clavas.
En Kurpash (Cajamarquilla-Ocros-Ancash) a escasa distancia de Wamanwaka, una ciudadela muy bien organizada, hasta hoy están las huancas enclavadas en una especie de plazas y también en medio de sus corrales.
TOPONIMIAS
Como testimonio de la presencia de waris y yarus aún quedan hasta la actualidad los nombres geográficos en lengua Wari y Yaru.
El investigador Nicéforo Espinoza nos da algunas toponimias waris: Warimarkan, cerca a Wayllay, en Pasco; Wariraqra, en Queropalca, Lauricocha; Puriqwari, en San Miguel de Cauri, Lauricocha-Huánuco.
También Waripampa, en Huaraz, Ancash; Huari, en Huari-Ancash; Warikoto, en Pacocha, Bolognesi-Ancash.
Entre los nombres yarus se citan: Yarupajá, nevado entre Lima, Ancash y Huánuco (Yaru que significa dios Rayo y qaqa, cerro, roca) Yarupajá, entonces significaría “Cerro o roca del dios Rayo” o “nevado que representa al dios Rayo”. Según afirmaban los yarus o llacuaces que su pacarina era Yaruqaqa o Racu. Efectivamente, el nevado es impresionante, pues en invierno, los rayos, truenos y relámpagos anuncian la salida de las lluvias del majestuoso Yarupajá; en Pimachi (provincia de Ocros-Ancash), hay un lugar llamado Yarucaca; en Huánuco, Yaruwilka (la confederación de los yarus), hoy, la provincia de Yarowilca ha adoptado este nombre, con su capital, Chavinillo; en Pasco, Yarush y sus parcialidades de Yaru Yanamate, Yaruyakan y Yaru Chaupiwaranga.
CONQUISTA YARU E INCA
Mucho tiempo después de la llegada de los waris, llegaron a estas tierras los invasores yarus. Se apoderaron de sus punas o jalcas, y desde allí conquistaron a los waris ya sea en forma pacífica, a través de la convivencia o también a través de la violencia, guerra y muerte. De esta manera los waris y llacuaces se unieron y formaron los pueblos biétnicos donde muchas veces, convivían respetando cada uno a sus dioses y a sus costumbres; en otros casos, se amalgamaron ambas culturas.
Años más tarde, durante el reinado de Kapak Apo Chawa, la nación Yaruwilca fue conquistado por el Inca Tupac Inca Yupanqui. Se dice que ambos conformaron la Confederación Inca-Yarowilca. Por esos años tanto los yarus como los incas construyeron la ciudad de Huánuco Viejo en Wanucopampa, convertida más tarde en la Capital del Chinchaysuyo. Debido a este sometimiento los pequeños reinos yarus se independizaron, trayendo como consecuencia, por un lado, la desintegración de la gran nación Yaruwilca, y por otro, el surgimiento de naciones como los Guanucos, Wamalies, Yachas, Chupaychos y otras etnias menores, como los Panatahuas, Queros y organizaciones tribales.
Citemos dos hechos sobre las huancas:
María Rostworoski recoge la versión: “En el pueblo de San Francisco de Cajamarquilla,(Ocros – Ancash), en 1656, en la persecución de idolatrías, los frailes hicieron las averiguaciones y hallaron a dos ídolos, el uno llamado Raupoma del ayllu Guangry y el otro Choque Runto, perteneciente al ayllu de Otuco. Ambos eran piedras brillantes y redondas a las que pedían protección cuando iban a cumplir la mita y también rogaban por abundantes cosechas. Aunque el obispo las quemó, guardaron las cenizas y cuando una persona enfermaba ofrecían a las huacas un cuy degollado con las uzas y rezaban:
Yaya Choque Runto, Yaya Raupoma micuy caita quisiacnipac, allinnarpac: Señor Choque Runto y Raupoma comed esto para que este mi enfermo sane.” (AAL, Idolatrías, Leg. IV, Exp. 18, año 1656, fol. 3v)
En el pueblo de Santa Catalina de Pimachi, en la pesquisa de 1656, los curas doctrineros hallaron dos huacas llamados Cappa Bilca y Chaupi Bilca, las cuales, a pesar de ser piedras o huancas fueron quemadas por orden del Obispo Fernando de Avendaño (AAL, Idolatrías, Leg. V, Exp. 2, año 1656, fol. 2r)
Los españoles creyeron que destruyendo o quemando estas piedras acabarían con a creencia, la fe, de los habitantes del mundo andino. Eso no fue así. Hasta hoy estas huancas existen no solo en los campos, en las chacras, sino, en los corrales de sus ganados o en el mismo patio de sus casas. A ellos no les falta su coca y su aguardiente para que la vida sea llevadera.
En Wamanwaka, un centro arqueológico Pre Inca (Canis-Bolognesi-Ancash), existen varias huancas de más de un metro de altura, ubicadas en la cima o cumbre de la colina, lugar que posiblemente fue un lugar para adorar a sus dioses. En ese lugar se encontraron las cabezas clavas.
En Kurpash (Cajamarquilla-Ocros-Ancash) a escasa distancia de Wamanwaka, una ciudadela muy bien organizada, hasta hoy están las huancas enclavadas en una especie de plazas y también en medio de sus corrales.
TOPONIMIAS
Como testimonio de la presencia de waris y yarus aún quedan hasta la actualidad los nombres geográficos en lengua Wari y Yaru.
El investigador Nicéforo Espinoza nos da algunas toponimias waris: Warimarkan, cerca a Wayllay, en Pasco; Wariraqra, en Queropalca, Lauricocha; Puriqwari, en San Miguel de Cauri, Lauricocha-Huánuco.
También Waripampa, en Huaraz, Ancash; Huari, en Huari-Ancash; Warikoto, en Pacocha, Bolognesi-Ancash.
Entre los nombres yarus se citan: Yarupajá, nevado entre Lima, Ancash y Huánuco (Yaru que significa dios Rayo y qaqa, cerro, roca) Yarupajá, entonces significaría “Cerro o roca del dios Rayo” o “nevado que representa al dios Rayo”. Según afirmaban los yarus o llacuaces que su pacarina era Yaruqaqa o Racu. Efectivamente, el nevado es impresionante, pues en invierno, los rayos, truenos y relámpagos anuncian la salida de las lluvias del majestuoso Yarupajá; en Pimachi (provincia de Ocros-Ancash), hay un lugar llamado Yarucaca; en Huánuco, Yaruwilka (la confederación de los yarus), hoy, la provincia de Yarowilca ha adoptado este nombre, con su capital, Chavinillo; en Pasco, Yarush y sus parcialidades de Yaru Yanamate, Yaruyakan y Yaru Chaupiwaranga.
CONQUISTA YARU E INCA
Mucho tiempo después de la llegada de los waris, llegaron a estas tierras los invasores yarus. Se apoderaron de sus punas o jalcas, y desde allí conquistaron a los waris ya sea en forma pacífica, a través de la convivencia o también a través de la violencia, guerra y muerte. De esta manera los waris y llacuaces se unieron y formaron los pueblos biétnicos donde muchas veces, convivían respetando cada uno a sus dioses y a sus costumbres; en otros casos, se amalgamaron ambas culturas.
Años más tarde, durante el reinado de Kapak Apo Chawa, la nación Yaruwilca fue conquistado por el Inca Tupac Inca Yupanqui. Se dice que ambos conformaron la Confederación Inca-Yarowilca. Por esos años tanto los yarus como los incas construyeron la ciudad de Huánuco Viejo en Wanucopampa, convertida más tarde en la Capital del Chinchaysuyo. Debido a este sometimiento los pequeños reinos yarus se independizaron, trayendo como consecuencia, por un lado, la desintegración de la gran nación Yaruwilca, y por otro, el surgimiento de naciones como los Guanucos, Wamalies, Yachas, Chupaychos y otras etnias menores, como los Panatahuas, Queros y organizaciones tribales.
BIBLIOGRAFÍA
Waldemar Espinoza Soriano “La Etnia Chinchaycocha hasta 1635”, tomada de "La Revista Inédita de Iñigo López de Zúñiga", publicado por el Archivo Regional de Huánuco Año 4, No 4 de diciembre del 2019.
César Espinoza Claudio Incas, Yaros y Guanucos en los Andes del Alto Marañón El impacto de
la conquista española en las sociedades agrarias campesinas de la sierra central, siglos XV - XVI
Waldemar Espinoza Soriano ''Los mitmas Cañar en el reino de Varo (Paseos), siglos XV - XVI"
Román Robles Mendoza El mensaje de los mitos: Héroes fundadores y origen de los alimentos en la memoria de los pueblos andinos. Departamento de Antropología. UNMSM
Pierre Duviols “Huari y Llacuaz. Agricultores y pastores. Un dualismo prehispánico de oposición y complementariedad”, en Revista del Museo Nacional, XXXIX, Lima.
Laura Gutiérrez Arbulú y
Luis Andrade Procesos y visitas de idolatrías. Cajatambo
siglo XVII, revisión paleográfica de Ciudad. Selección de textos y estudios históricos de Pierre Duviols, trad. de textos quechuas de César Itier, Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos/Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003.
María Rostworowski Estructuras andinas del poder. Ideología religiosa y política, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2007.
Pierre Duviols “Huari y Llacuaz. Agricultores y pastores. Un dualismo prehispánico de oposición y complementariedad”, en Revista del Museo Nacional, t. XXXIX, Lima, 1973
Mirador Latinoamericano Revista de estudios Latinoamericanos Versión Online ISSN 24448-6914 versión impresa ISSN 1665-8574 Latinoamérica N° 65 México Jul./dic. 2017.
Augusto Cardich Dos divinidades relevantes del antiguopanteón centro andino: Yana Raman o Libiac Cancharco y Rayguana. Investigaciones Sociales, Año IV N° 5,200
Pierre Duviols Huari y Llacuaz. Agricultores y Pastores. Un dualismo prehispánico de oposición y complementaridad. Revista del Museo Nacional, tomo XXXIX.1973.
César Espinoza Claudio Incas, Yaros y Guanucos en los Andes del Alto Marañón El impacto de
la conquista española en las sociedades agrarias campesinas de la sierra central, siglos XV - XVI
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Pierre Duviols “Huari y Llacuaz. Agricultores y pastores. Un dualismo prehispánico de oposición y complementariedad”, en Revista del Museo Nacional, XXXIX, Lima.
Laura Gutiérrez Arbulú y
Luis Andrade Procesos y visitas de idolatrías. Cajatambo
siglo XVII, revisión paleográfica de Ciudad. Selección de textos y estudios históricos de Pierre Duviols, trad. de textos quechuas de César Itier, Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos/Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003.
María Rostworowski Estructuras andinas del poder. Ideología religiosa y política, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2007.
Pierre Duviols “Huari y Llacuaz. Agricultores y pastores. Un dualismo prehispánico de oposición y complementariedad”, en Revista del Museo Nacional, t. XXXIX, Lima, 1973
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Augusto Cardich Dos divinidades relevantes del antiguopanteón centro andino: Yana Raman o Libiac Cancharco y Rayguana. Investigaciones Sociales, Año IV N° 5,200
Pierre Duviols Huari y Llacuaz. Agricultores y Pastores. Un dualismo prehispánico de oposición y complementaridad. Revista del Museo Nacional, tomo XXXIX.1973.