alfonzo valderrama gonzález
CONOCOCHA
Nevada, relámpago, granizo, tempestades,
me detuve aquí, una tarde fría en invierno. Llegué débil, cansado mis extremidades de tanto manejar mi carro por el camino. El tiempo desplegaba nevadas friolentas, mucha tristeza en el paisaje, en la colina, mi cuerpo buscó que me protejan mantas, en esta hora de frio intenso tierra andina. Tus caminos cubiertos de barro, de lodo, toqué mi música hechas astillas sus notas, salían de mi alma adormecida, enardecida, por el frío intenso que endurecía mis patas. Frío de estrellas en las entrañas del cosmos, caminé a pie, porque las ruedas del vehículo patinaban, no avanzaban, cubierto los caminos por la nevada, no aguanté volví a mi vehículo. Mi voz roncaba, no más música de quena santa solo trinar de aves, nido congelado de picaflor, mi sombrero rodó por entre las hierbas santas, al recogerla una comunera me regaló una flor. Vino recuerdos con ella, entre mis ensueños, de mi alma hecha jirones, casi hecho astillas, reaccionaba mi cuerpo, caminando a mis años, cayó llanto de varón, resistí sollozando a solas. Cesó la nevada, silbando sobre lumbre de la luna, mis sentimientos, cantos, mis huesos, mis sueños, mi ser entero, mi alma, posaron cerca de la laguna. Conococha; este epitafio llevaré en mis recuerdos. Salgo de aquí, desplegando bondades de la vida, todos los niños, las gentes, con palabras de loor, entre relámpagos, entre rayos, me auguran vida, con el puño en alto me despido, Cocha de amor. Julio de 1986 7mo. Poema. Poemario Tiempos de Encuentros. A. Valderrama. |