MANCOS SON LOS MANCOSINOS
De los recuerdos del profesor don José Montañez, natural de Mancos.
De todos los pueblos de Ancash, pocos son los que llevan nombres curiosos o debido a un hecho en particular. Tenemos por ejemplo a Pueblo Libre, en Huaylas, que antiguamente se llamó Huaqra y que adquirió tan encumbrado nombre por ser el primer pueblo en nuestra zona sierra en proclamar su independencia, un 28 de noviembre de 1820, un día antes que lo hicieran Huarás y Carás.
La gran mayoría de nuestros pueblos tienen nombres de origen quechua. Huarás por ejemplo, viene de Waraq, nombre del Lucero del Amanecer, antigua deidad venerada en Pumacayán; por ser un nombre de origen quechua, existe entre los literatos mucha resistencia en escribir Huaraz con “z”, pues ese sonido, “z”, no existe en el quechua. Esa es la razón, caro lector, por la que en este texto encontrarás varios nombres de pueblos ancashinos escritos con tilde y “s” y no con “z”.
En 1839 se jugaban en nuestra tierra los destinos de la Confederación Perú Boliviana. Esta unión de nuestros dos países era una gran idea que de haberse plasmado nos habría convertido en una potencia en América del Sur. Todos los historiadores coinciden en que de no haberse rota la Confederación, jamás hubiera habido la guerra con Chile. Pero tal como fue concebida, la Condeferación nació muerta, los chilenos se encargaron simplemente de enterrarla en Yungay.
Sabido es que teniendo la batalla perdida, el Coronel chileno Bulnes, que estaba al mando de las operaciones ordenó la retirada; pero el general peruano Ramón Castilla que estaba al mando de la caballería desoyó la disposición.
Al día siguiente de la batalla, Santa Cruz trataba de encontrar algunos soldados dispersos para organizar su guardia personal e iniciar su viaje al sur. Pasó raudo por Ranrahirca y a una legua de allí se encuentra con unos campesinos quienes al verlo tan maltrecho le ofrecen algo de comer. Siendo de origen aymara, Santa Cruz no tardó en entenderse con sus circunstanciales bienhechores. Y como les preguntara si habían visto algunos soldados vagando por los campos como él o algunos caballos para continuar su huida, le confiaron que en unas chacras aledañas estaban pastando varias mulas cargadas.
El corazón le dio un vuelco en pleno pecho al mariscal boliviano. ¿Unas mulas cargadas pastando libremente? Ni lento ni perezoso, don Andrés de Santa Cruz les pidió que lo guiaran hasta donde se hallaban las bestias. Y allí, en una humilde chacra se encontró con todo el cargamento que constituía el erario nacional. Esas mulas cargaban todo el oro que custodiaba su ejército.
José Antonio Salazar Majía
[email protected]
De los recuerdos del profesor don José Montañez, natural de Mancos.
De todos los pueblos de Ancash, pocos son los que llevan nombres curiosos o debido a un hecho en particular. Tenemos por ejemplo a Pueblo Libre, en Huaylas, que antiguamente se llamó Huaqra y que adquirió tan encumbrado nombre por ser el primer pueblo en nuestra zona sierra en proclamar su independencia, un 28 de noviembre de 1820, un día antes que lo hicieran Huarás y Carás.
La gran mayoría de nuestros pueblos tienen nombres de origen quechua. Huarás por ejemplo, viene de Waraq, nombre del Lucero del Amanecer, antigua deidad venerada en Pumacayán; por ser un nombre de origen quechua, existe entre los literatos mucha resistencia en escribir Huaraz con “z”, pues ese sonido, “z”, no existe en el quechua. Esa es la razón, caro lector, por la que en este texto encontrarás varios nombres de pueblos ancashinos escritos con tilde y “s” y no con “z”.
- ¡Ah! Yo creía que de chambón escribías Carhuás con tilde y “s”.
- Es que Carhuás también es un nombre de origen quechua y significa amarillo, por los campos de flores amarillas de mostacilla que siempre han existido allá, y la tsutsu weta comestible que también tiene ese color.
- ¿Qué no era por la retama?
- No, no, no. La retama es una planta exótica que se ha adaptado muy bien al Ande peruano, pero no es originaria de nuestro suelo.
- Ah, bueno. ¿Y por qué en este libro Carás no se escribe con “z”? ¿También es una palabra de origen quechua?
- Claro. Carás viene de Qarash, que significa tierra infértil. Pero ya no me interrumpas que a este paso no va a cuajar esta tradición.
- Si tú lo dice…
En 1839 se jugaban en nuestra tierra los destinos de la Confederación Perú Boliviana. Esta unión de nuestros dos países era una gran idea que de haberse plasmado nos habría convertido en una potencia en América del Sur. Todos los historiadores coinciden en que de no haberse rota la Confederación, jamás hubiera habido la guerra con Chile. Pero tal como fue concebida, la Condeferación nació muerta, los chilenos se encargaron simplemente de enterrarla en Yungay.
- Pero, ¿cuáles fueron las razones para decir que nació muerta?
- ¡Otra vez interrumpiendo!
- Es que quiero saber…
- Para empezar, al hacer la división de los tres estados que conformaban la Confederación, el Estado de Bolivia, fijó como límite norte el río Majes, anexándose los territorios de Tarapacá, Arica, Tacna y Moquegua, en perjuicio del llamado Estado Sud Peruano.
- ¡Ah caramba! ¿Y quién hizo eso?
- El Capitán General y Presidente de Bolivia, Gran Mariscal y Pacificador del Perú, Supremo Protetor de los Estados Sud y Nor Peruanos, don Andrés de Santa Cruz, que en el colmo de la sinvengüenzura se autonombró Presidente de la Confederación y expulsó del país a sus principales opositores, entre ellos a Agustín Gamarra y Ramón Castilla.
- Muy pretencioso nos resultó el tal Pacificador del Perú, ¿no?
- Expulsando a los contrarios, así cualquiera pacifica.
- ¡Pucha! ¿Tanta era la influencia de nuestros pueblos en esa época?
- Siempre hemos estado a la vanguardia de los pueblos del Perú.
Sabido es que teniendo la batalla perdida, el Coronel chileno Bulnes, que estaba al mando de las operaciones ordenó la retirada; pero el general peruano Ramón Castilla que estaba al mando de la caballería desoyó la disposición.
- Señor general, el corneta toca a retirada… -Balbuceó su ayuda de campo.
- ¡Tanto bregar para quedar en nada..! ¡De aquí nadie se retira ca…nijo!
- Pero mi general, si desobedece lo pueden someter a Consejo de Guerra…-Volvió a hablar el oficial.
- Mire usted bien y no me contradiga, creyendo tener ganada la batalla el enemigo viene contra nosotros dejando su flanco izquierdo desprotegido. ¡Por allí debemos atacar! ¡Hay que empujarlos hacia el río! –Retrucó Castilla que era un hábil estratega militar.
- Y la orden…
- ¡Déjese de majaderías y sígame usted..! ¡Escuadrón a mi mando… lanzas a discreción y al ataque...!
- ¿Y eso estaba permitido?
- Es un caso único en la historia del Perú. Hay que ser bien engreído para celebrar un efímero triunfo militar cambiando el nombre de un departamento.
- ¿Y por qué le puso el nombre de Ancash?
- Porque Ancash se llama el río que pasa al pie del Pan de Azúcar, en donde se definió la batalla.
- Ya, ya… me rindo.
Al día siguiente de la batalla, Santa Cruz trataba de encontrar algunos soldados dispersos para organizar su guardia personal e iniciar su viaje al sur. Pasó raudo por Ranrahirca y a una legua de allí se encuentra con unos campesinos quienes al verlo tan maltrecho le ofrecen algo de comer. Siendo de origen aymara, Santa Cruz no tardó en entenderse con sus circunstanciales bienhechores. Y como les preguntara si habían visto algunos soldados vagando por los campos como él o algunos caballos para continuar su huida, le confiaron que en unas chacras aledañas estaban pastando varias mulas cargadas.
El corazón le dio un vuelco en pleno pecho al mariscal boliviano. ¿Unas mulas cargadas pastando libremente? Ni lento ni perezoso, don Andrés de Santa Cruz les pidió que lo guiaran hasta donde se hallaban las bestias. Y allí, en una humilde chacra se encontró con todo el cargamento que constituía el erario nacional. Esas mulas cargaban todo el oro que custodiaba su ejército.
- ¡No me viene mal recuperar el oro que ya consideraba perdido! ¿Desde cuándo están estas mulas por acá?
- Más de tres días tayta. –Le respondieron.
- ¡Tres días...! ¿Y nadie metió mano a estas alforjas?
- Con todo el ajetreo de la batalla, más nos preocupaba cuidar nuestras vidas y nuestras pertenencias, tayta.
- ¿Cómo se llama este pueblo?
- Mancos, tayta.
- ¡Pues bien mancos son los mancosinos! –Dijo soltando una sonora carcajada. Y regalando un par de doblones de oro a la pareja de campesinos, Santa Cruz se dirigió al sur llevándose las mulas y su cargamento,dando gracias a la Virgen de Copacabana y confiado que con el botín recuperado podría mantenerse buen tiempo al frente del gobierno de su país.
José Antonio Salazar Majía
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