ARMANDO ZARAZÚ aldave
FUNDACIÓN ESPAÑOLA DE LIMA

Muerto el inca Atahualpa era necesario para los conquistadores españoles iniciar el proceso de colonización del Tahuantinsuyo, dicha tarea requería una infraestructura administrativa y, por lo tanto, la fundación de una ciudad capital era fundamental. La primera opción fue Jauja, ubicada en el valle del Mantaro, fundada el 4 de octubre de 1533 y que fue la primera capital de los nuevos territorios conquistados. Sin embargo, Jauja ofrecía el inconveniente de estar alejado del mar, el cual, en última instancia, podía ser la vía de escape en caso de peligro, y un estratégico punto para la comunicación y el comercio. Para solucionar este problema los españoles fundaron Sangallán, cerca de la actual ciudad de Pisco. Diego de Almagro, el otro socio de la conquista, por motivos que no es del caso mencionar, presionó a Pizarro para que abandonase Sangallán y fundara la futura capital peruana más al norte.
Es en estas circunstancias que se decide fundar Lima a las orillas del río Rímac, debido a que la zona ofrecía abundante agua, leña, tierras de cultivo y, además, cerca había un buen puerto llamado Pitipiti (Callao). El 18 de enero de 1535 se realizó la ceremonia de fundación con la asistencia de los pocos españoles que acompañaban a Pizarro y de algunos naturales de la zona, encabezados por Guachimano, hijo del anciano cacique Taulichusco. El nombre original de la zona es dejado de lado y la nueva ciudad toma el nombre de Ciudad de los Reyes. En realidad, el lugar que los conquistadores escogieron para fundar su capital no estaba vacío, allí había una población llamada Lima y cuyo cacique era precisamente Taulichusco, que nada pudo hacer para evitar que su pueblo fuera destruido por el invasor.
Lo primero que los españoles hicieron, aparte de repartirse las tierras, fue la destrucción de las edificaciones de la antigua población de Lima a fin de edificar las suyas. Las protestas de Taulichusco cayeron en saco roto y muy pronto la población indígena fue diezmada. Al referirse a este tema el historiador Juan José Vega dice: “Todos los mandatarios siguen complaciéndose en hablar del “Palacio de Pizarro” sin escuchar las protestas del cacique Taulichusco que aún resuenan a pesar de los siglos, reclamando las tierras de sus indios despojados”. Con el correr del tiempo la miopía de nuestros gobernantes se hizo evidente cuando se levantó un monumento al conquistador en una de las esquinas de la Plaza de Armas o Plaza Mayor como se le llama ahora, dejando en el olvido a Taulichusco. Felizmente tamaño error fue reparado hace algunos años atrás y hoy se puede ver en el pasaje Santa Rosa, a un costado del Palacio Municipal de Lima, un monumento en honor del anciano cacique Taulichusco que supo levantar su voz de protesta en defensa de su tierra y de la cultura de su pueblo. Como dato curioso es preciso anotar que la efigie de Pizarro es una que, originalmente, se hizo para representar a Cortez y que fue rechazada, con justa razón, por el pueblo mejicano.
Han pasado 487 años desde la fundación española de Lima. Durante ese tiempo la capital peruana ha ido cambiando hasta transformarse en la gigantesca urbe que es hoy en día. En 1960 la población total de Lima era de menos de un millón de habitantes; desastres naturales, como las terribles sequías que azotaron el sur peruano, el terremoto del 70, el terrorismo de los ochenta y también, esto es muy importante, la búsqueda de mejores oportunidades económicas y educativas, han sido factores para que hoy en día la capital peruana esté cerca a los diez millones, o quien sabe mas, de habitantes, casi la tercera parte de la población total del país. Indudablemente que esa migración del interior, básicamente proveniente de la sierra, ha cambiado la faz limeña. El cambio no es sólo cuantitativo, sino también cultural. La música criolla, para poner sólo un ejemplo, se ha visto reducida a las peñas criollas y restaurantes turísticos, mientras que las grandes mayorías gozan con el huayno y la tecno cumbia (ritmo chicha, híbrido de la cumbia colombiana y el huayno). Los equipos limeños en el campeonato de fútbol son contados con la mano, atrás quedaron los días del Mariscal Sucre, Ciclista Lima, Centro Iqueño, Defensor Lima, por citar algunos equipos tradicionales limeños, hoy vemos equipos, desconocidos para muchos, como César Vallejo de Trujillo , ADT de Tarma, Cusco FC del Cusco, Alianza Atlético de Sullana , A. Grau de Piura, Cienciano del Cusco, Manucci de Trujillo, Sport Huancayo, C. Stein de Lambayeque , Ayacucho FC de Ayacucho, UTC de Cajamarca y Melgar de Arequipa, los cuales, quienes tienen cantidad de seguidores, no solo en los pueblos que representan, sino también en nuestra vieja Lima.
La lima de hoy en día es la de los Conos, la de los Centros comerciales, formales e informales, una ciudad en la cual coexisten dos mundos económicos completamente opuestos. La ciudad ha crecido de forma vertical y horizontal de manera impresionante, de tal forma que cruzarla, de norte a sur, tomaría fácilmente más de dos horas, y eso con un poco de suerte, debido al tráfico infernal por el cual es conocida nuestra capital.
Vemos entonces, que entre la Lima que fundó Pizarro en los dominios de Taulichusco, y la Lima de hoy existe una gran diferencia, la primera fue una ciudad fundada para satisfacer los apetitos colonizadores de una potencia extranjera que extrajo lo mejor de nuestras riquezas, la Lima actual es más real, aun con todos sus defectos refleja mejor nuestra idiosincrasia. La Lima de hoy es más chola, huele más a ese Perú profundo del cual siempre nos hablaba José María Arguedas.
Armando Zarazú Aldave
[email protected]
Es en estas circunstancias que se decide fundar Lima a las orillas del río Rímac, debido a que la zona ofrecía abundante agua, leña, tierras de cultivo y, además, cerca había un buen puerto llamado Pitipiti (Callao). El 18 de enero de 1535 se realizó la ceremonia de fundación con la asistencia de los pocos españoles que acompañaban a Pizarro y de algunos naturales de la zona, encabezados por Guachimano, hijo del anciano cacique Taulichusco. El nombre original de la zona es dejado de lado y la nueva ciudad toma el nombre de Ciudad de los Reyes. En realidad, el lugar que los conquistadores escogieron para fundar su capital no estaba vacío, allí había una población llamada Lima y cuyo cacique era precisamente Taulichusco, que nada pudo hacer para evitar que su pueblo fuera destruido por el invasor.
Lo primero que los españoles hicieron, aparte de repartirse las tierras, fue la destrucción de las edificaciones de la antigua población de Lima a fin de edificar las suyas. Las protestas de Taulichusco cayeron en saco roto y muy pronto la población indígena fue diezmada. Al referirse a este tema el historiador Juan José Vega dice: “Todos los mandatarios siguen complaciéndose en hablar del “Palacio de Pizarro” sin escuchar las protestas del cacique Taulichusco que aún resuenan a pesar de los siglos, reclamando las tierras de sus indios despojados”. Con el correr del tiempo la miopía de nuestros gobernantes se hizo evidente cuando se levantó un monumento al conquistador en una de las esquinas de la Plaza de Armas o Plaza Mayor como se le llama ahora, dejando en el olvido a Taulichusco. Felizmente tamaño error fue reparado hace algunos años atrás y hoy se puede ver en el pasaje Santa Rosa, a un costado del Palacio Municipal de Lima, un monumento en honor del anciano cacique Taulichusco que supo levantar su voz de protesta en defensa de su tierra y de la cultura de su pueblo. Como dato curioso es preciso anotar que la efigie de Pizarro es una que, originalmente, se hizo para representar a Cortez y que fue rechazada, con justa razón, por el pueblo mejicano.
Han pasado 487 años desde la fundación española de Lima. Durante ese tiempo la capital peruana ha ido cambiando hasta transformarse en la gigantesca urbe que es hoy en día. En 1960 la población total de Lima era de menos de un millón de habitantes; desastres naturales, como las terribles sequías que azotaron el sur peruano, el terremoto del 70, el terrorismo de los ochenta y también, esto es muy importante, la búsqueda de mejores oportunidades económicas y educativas, han sido factores para que hoy en día la capital peruana esté cerca a los diez millones, o quien sabe mas, de habitantes, casi la tercera parte de la población total del país. Indudablemente que esa migración del interior, básicamente proveniente de la sierra, ha cambiado la faz limeña. El cambio no es sólo cuantitativo, sino también cultural. La música criolla, para poner sólo un ejemplo, se ha visto reducida a las peñas criollas y restaurantes turísticos, mientras que las grandes mayorías gozan con el huayno y la tecno cumbia (ritmo chicha, híbrido de la cumbia colombiana y el huayno). Los equipos limeños en el campeonato de fútbol son contados con la mano, atrás quedaron los días del Mariscal Sucre, Ciclista Lima, Centro Iqueño, Defensor Lima, por citar algunos equipos tradicionales limeños, hoy vemos equipos, desconocidos para muchos, como César Vallejo de Trujillo , ADT de Tarma, Cusco FC del Cusco, Alianza Atlético de Sullana , A. Grau de Piura, Cienciano del Cusco, Manucci de Trujillo, Sport Huancayo, C. Stein de Lambayeque , Ayacucho FC de Ayacucho, UTC de Cajamarca y Melgar de Arequipa, los cuales, quienes tienen cantidad de seguidores, no solo en los pueblos que representan, sino también en nuestra vieja Lima.
La lima de hoy en día es la de los Conos, la de los Centros comerciales, formales e informales, una ciudad en la cual coexisten dos mundos económicos completamente opuestos. La ciudad ha crecido de forma vertical y horizontal de manera impresionante, de tal forma que cruzarla, de norte a sur, tomaría fácilmente más de dos horas, y eso con un poco de suerte, debido al tráfico infernal por el cual es conocida nuestra capital.
Vemos entonces, que entre la Lima que fundó Pizarro en los dominios de Taulichusco, y la Lima de hoy existe una gran diferencia, la primera fue una ciudad fundada para satisfacer los apetitos colonizadores de una potencia extranjera que extrajo lo mejor de nuestras riquezas, la Lima actual es más real, aun con todos sus defectos refleja mejor nuestra idiosincrasia. La Lima de hoy es más chola, huele más a ese Perú profundo del cual siempre nos hablaba José María Arguedas.
Armando Zarazú Aldave
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