RIMAY CÓNDOR
REGRESANDO A LA ESCUELA
El verano ha terminado y las vacaciones escolares solo son un recuerdo para tristeza y desosiego de miles de niños, los cuales luego de haber gozado de un merecido descanso, han vuelto a la rutina a la rutina diaria de levantarse temprano para asistir a sus clases. Un nuevo ciclo ha empezado en la vida de muchos de ellos, aquellos que van a la escuela por primera vez y, en el caso de los más grandecitos, el regreso a la escuela es sinónimo de su reencuentro con los antiguos compañeros de clase, los libros y los trabajos propios de la actividad escolar. Es necesario entonces hacer hincapié en algo que es necesario todo estudiante debe practicar, la lectura. Es bueno recordar que la lectura es una actividad primordial para un desarrollo óptico y provechoso del año académico, de allí que se aconseja a los padres de familia tomarse un tiempo de sus recargadas labores para supervisar las lecturas que su hijo o hija tenga que hacer. Lo ideal sería dedicarle un par de horas diarias a esta actividad, pero dadas las circunstancias actuales, de una sociedad que siempre vive corriendo en contra del reloj, al menos una hora sería provechoso.
Un primer paso hacía la formación del hábito de la lectura, especialmente cuando el niño está en sus primeros años, es leerle algún libro en voz alta durante unos quince o veinte minutos todos los días. Esta actividad, a la vez de crear un interés por la lectura en el niño, sirve de excelente ejemplo, porque debemos de entender que los padres son el modelo a seguir por los hijos. Ellos van ha tratar de imitarlos. De lo contrario ¿Cómo un niño puede entender cuan importante es la lectura si nunca ha visto a sus padres hacerlo? Por lo tanto, crear el hábito de la lectura es responsabilidad de los padres, nada puede hacer el maestro si el niño no recibe el apoyo necesario en el hogar. Muchos padres creen que la preparación intelectual del educando recae exclusivamente en los maestros y la escuela. Craso, error, la educación del niño empieza en el hogar, de la misma forma que el amor e interés por la buena lectura.
Para entender la importancia de la lectura es necesario entender su significado. Se entiende por lectura al proceso interactivo de comunicación en el que se crea una relación entre el libro y el lector, el cual al procesarlo crea su propio significado. Hay que entender también, que la lectura es constructiva porque requiere la participación de todas las facultades del ser humano. El lector se constituye en un ente activo del proceso de leer debido a que construye su propio entendimiento y sus propias conclusiones. No olvidemos que la lectura es una actividad social y muy esencial para conocer, comprender, analizar, sintetizar, criticar y llegar a nuevos conocimientos. Es en definitiva, ventana importante para que el ser humano se forme una visión del mundo en que vive. Por lo tanto, se debe comprender que la lectura ofrece al niño la oportunidad de extender y entender el mundo que lo rodea.
La lectura es una parte importante en la formación, no solo del estudiante, sino de también de todo ser humano. Es fuente de nuevas emociones y afectos. Su capacidad de incentivar la creación cognoscitiva del educando no tiene límites, además de forzarlo a pensar y razonar con mayor eficacia. Es una realidad aceptada y comprobada en el campo educativo que cuanto más alto es el nivel de comprensión de lectura de un estudiante, mayores son las posibilidades que tiene de sobresalir en el campo académico y, por ende, de obtener mejores oportunidades de empleo en su vida adulta, algo que, sin lugar a dudas, repercutirá positivamente en la sociedad en la cual se desarrolla.
Aparte de los textos escolares que la escuela requiere, relacionados a las materias de enseñanza, existen una serie de libros, clásicos y modernos, que deberían ser leídos por niños, jóvenes y adultos. Mención aparte merecen las revistas y periódicos, cuya lectura, en cualquier idioma, actualizan e informan al lector sobre lo que va sucediendo en el medio que lo rodea, el cual es muchas veces ignorado en beneficio de la nueva tecnología, llámense éstas video juegos o los novísimos aparatitos musicales que, cual fueran parte permanente del sistema auditivo, llevan adherido a la oreja a todas horas y que no hacen sino aislar al usuario y crearles una personalidad egoísta, egocéntrica y de absoluta indiferencia por lo que sucede a su alrededor. Ahora para empeorar las cosas, los famosos teléfonos inteligentes se encargan de consumir todo el tiempo de la mayoría de jóvenes debería dedicar a actividades más productivas, intelectuamente hablando, en buen romance: la lectura, es hora que esta recupere el lugar que debe tener como medio de educar y entretener a la juventud.
Ahora, que se inicia un nuevo año escolar, es absolutamente necesario que en todo hogar donde haya un estudiante, no importa cual sea la edad, los padres establezcan un horario estricto para dedicarlo al desarrollo de las asignaciones escolares, a la lectura y al aprendizaje en general. Es de entender que las horas de distracción también son importantes, pero es necesario no confundir las prioridades, primero es lo primero, lo demás es secundario. Los padres tienen mucha responsabilidad en este cometido, que será de beneficio para sus hijos.
Rimay cóndor
El verano ha terminado y las vacaciones escolares solo son un recuerdo para tristeza y desosiego de miles de niños, los cuales luego de haber gozado de un merecido descanso, han vuelto a la rutina a la rutina diaria de levantarse temprano para asistir a sus clases. Un nuevo ciclo ha empezado en la vida de muchos de ellos, aquellos que van a la escuela por primera vez y, en el caso de los más grandecitos, el regreso a la escuela es sinónimo de su reencuentro con los antiguos compañeros de clase, los libros y los trabajos propios de la actividad escolar. Es necesario entonces hacer hincapié en algo que es necesario todo estudiante debe practicar, la lectura. Es bueno recordar que la lectura es una actividad primordial para un desarrollo óptico y provechoso del año académico, de allí que se aconseja a los padres de familia tomarse un tiempo de sus recargadas labores para supervisar las lecturas que su hijo o hija tenga que hacer. Lo ideal sería dedicarle un par de horas diarias a esta actividad, pero dadas las circunstancias actuales, de una sociedad que siempre vive corriendo en contra del reloj, al menos una hora sería provechoso.
Un primer paso hacía la formación del hábito de la lectura, especialmente cuando el niño está en sus primeros años, es leerle algún libro en voz alta durante unos quince o veinte minutos todos los días. Esta actividad, a la vez de crear un interés por la lectura en el niño, sirve de excelente ejemplo, porque debemos de entender que los padres son el modelo a seguir por los hijos. Ellos van ha tratar de imitarlos. De lo contrario ¿Cómo un niño puede entender cuan importante es la lectura si nunca ha visto a sus padres hacerlo? Por lo tanto, crear el hábito de la lectura es responsabilidad de los padres, nada puede hacer el maestro si el niño no recibe el apoyo necesario en el hogar. Muchos padres creen que la preparación intelectual del educando recae exclusivamente en los maestros y la escuela. Craso, error, la educación del niño empieza en el hogar, de la misma forma que el amor e interés por la buena lectura.
Para entender la importancia de la lectura es necesario entender su significado. Se entiende por lectura al proceso interactivo de comunicación en el que se crea una relación entre el libro y el lector, el cual al procesarlo crea su propio significado. Hay que entender también, que la lectura es constructiva porque requiere la participación de todas las facultades del ser humano. El lector se constituye en un ente activo del proceso de leer debido a que construye su propio entendimiento y sus propias conclusiones. No olvidemos que la lectura es una actividad social y muy esencial para conocer, comprender, analizar, sintetizar, criticar y llegar a nuevos conocimientos. Es en definitiva, ventana importante para que el ser humano se forme una visión del mundo en que vive. Por lo tanto, se debe comprender que la lectura ofrece al niño la oportunidad de extender y entender el mundo que lo rodea.
La lectura es una parte importante en la formación, no solo del estudiante, sino de también de todo ser humano. Es fuente de nuevas emociones y afectos. Su capacidad de incentivar la creación cognoscitiva del educando no tiene límites, además de forzarlo a pensar y razonar con mayor eficacia. Es una realidad aceptada y comprobada en el campo educativo que cuanto más alto es el nivel de comprensión de lectura de un estudiante, mayores son las posibilidades que tiene de sobresalir en el campo académico y, por ende, de obtener mejores oportunidades de empleo en su vida adulta, algo que, sin lugar a dudas, repercutirá positivamente en la sociedad en la cual se desarrolla.
Aparte de los textos escolares que la escuela requiere, relacionados a las materias de enseñanza, existen una serie de libros, clásicos y modernos, que deberían ser leídos por niños, jóvenes y adultos. Mención aparte merecen las revistas y periódicos, cuya lectura, en cualquier idioma, actualizan e informan al lector sobre lo que va sucediendo en el medio que lo rodea, el cual es muchas veces ignorado en beneficio de la nueva tecnología, llámense éstas video juegos o los novísimos aparatitos musicales que, cual fueran parte permanente del sistema auditivo, llevan adherido a la oreja a todas horas y que no hacen sino aislar al usuario y crearles una personalidad egoísta, egocéntrica y de absoluta indiferencia por lo que sucede a su alrededor. Ahora para empeorar las cosas, los famosos teléfonos inteligentes se encargan de consumir todo el tiempo de la mayoría de jóvenes debería dedicar a actividades más productivas, intelectuamente hablando, en buen romance: la lectura, es hora que esta recupere el lugar que debe tener como medio de educar y entretener a la juventud.
Ahora, que se inicia un nuevo año escolar, es absolutamente necesario que en todo hogar donde haya un estudiante, no importa cual sea la edad, los padres establezcan un horario estricto para dedicarlo al desarrollo de las asignaciones escolares, a la lectura y al aprendizaje en general. Es de entender que las horas de distracción también son importantes, pero es necesario no confundir las prioridades, primero es lo primero, lo demás es secundario. Los padres tienen mucha responsabilidad en este cometido, que será de beneficio para sus hijos.
Rimay cóndor