manuel nieves fabián
LAS COSTUMBES DEL YUPANAKUY Y EL SHULLU PISAY EN CANIS
YUPANAKUY
Esta costumbre es una herencia que aún se sigue practicando desde la época del imperio incaico. Es muy similar al ayni, es decir, el apoyo o ayuda mutua y el trabajo en equipo, trabajo que será recompensado de una u otra manera.
Yupanakuy significa trabajo en conjunto para lograr un bien común. Generalmente se lleva a cabo en la siembra del maíz o la papa en los terrenos de la comunidad.
En las comunidades hay dos tipos de propiedad de las tierras:
- Las tierras o chacras que usan, debidamente delimitados, no tienen título de propiedad. Son propietarios por herencia, es decir, les ha llegado mediante testamentos de padres a hijos.
- Desde tiempo inmemoriales, los terrenos en buenas condiciones y los más productivos son de la comunidad. Estas tierras o chacras son destinados para producir en beneficio de los comuneros.
Esta costumbre está arraigada en muchos pueblos de la zona Sur de la provincia de Bolognesi y también en los pueblos de la provincia de Ocros.
El día anterior de la fecha señalada para el yupanakuy, el alcalde pedáneo manda pregonar la siembra de tal o cual chacra. Ese día nadie trabaja en sus propiedades particulares, mas bien, desde tempranas horas de la mañana, cada comunero, provisto de lampas, barretas, machetes, y también las mujeres y los niños acuden a la faena comunal.
Los que son dueños de yuntas llevan sus toros aradores; los gañanes cargan sus arados; otros varones llevan sus barretas para desenraizar las yerbas malas, los otros portan sus machetes para rozar los árboles de los cercos; los niños guiadores cargan sobre sus hombros las coyundas, rejas, churus y yugos; las mujeres solteronas o viudas se aprovisionan de rapanas para enterrar el maíz en los surcos.
A eso de la diez de la mañana la chacra es un hervidero de gente. El alguacil y los regidores llevan el control de los asistentes y son los encargados de medir el terreno y distribuir en melgas para cada comunero.
Una yunta es destinada específicamente a distribuir las melgas y las veinte o treinta yuntas restantes inician el barbecho de la tierra.
A partir del mediodía el alcalde pedáneo se dirige a la chacra comunal acompañada de las mayoralas, cargando la semilla, las flores y una enorme cruz adornada íntegramente con yerbas y flores; además, portan la imagen de la Virgen de las Nieves en una pequeña urna. Ella va escoltada por las mayoralas que llevan en la mano unas varas largas de waromo revestidas con flores. Todos ellos van danzando por el camino al son de un músico que interpreta magistralmente tonadas variadas con el pinkullo y la tinya. El tono es alegre, festivo que contagia el espíritu para animar a los trabajadores. Al llegar a la chacra el pinkullero no se detiene, por el contrario, sigue tocando, contagiando la alegría de la gente que trabaja. Por su parte las mayoralas cogen los sombreros de los gañanes y guiadores para adornarlos con flores, ya sea claveles, dalias o jarja waytas; hasta la cornamenta de los toros son adornadas con yerbas y flores que, son aseguradas con las puntas de las coyundas sobrantes después del uncido.
La alegría y el entusiasmo crece más a medida que el trabajo avanza y sobre todo por el consumo de aguardiente convidado por el alguacil.
Así la chacra comunal es cultivada en pocas horas. A partir de las tres de la tarde las mujeres van llegando con las ollas y los baldes repletos de los más sabrosos y exquisitos potajes.
Luego que el gañán abre el último surco de la melga, y los rapadores han enterrado la semilla, una yunta es la encargada de jalar los surcos para que el agua discurra con facilidad en la época de riego.
El alcalde pedáneo al comprobar la conclusión de la faena se dirige al centro de la chacra y planta la cruz adornada con flores y ordena que toda la gente se siente haciendo que la cruz quede al centro; entonces, los arados y los yugos son colocados uno al costado de otro haciendo un inmenso rectángulo. Los huéspedes de los pueblos vecinos que llegan para esta fecha tienen un lugar preferencial en la mesa. Las mujeres sentadas detrás de sus esposos tienden sobre el piso las mantas de bayeta y sobre ellas los blancos manteles primorosamente bordados, sobre los cuales van sirviendo los más variados potajes, como el picante de cuy con papa o trigo pelado (llushtu), el guiso de gallina, el escabeche, las infaltables humitas envueltas con panca de choclo, los bollos de tamales con carne de cerdo y las sabrosas tortillas de harina con huevo y bastante cebolla china.
Antes de iniciar el banquete, el alcalde pedáneo hace uso de la palabra haciendo una remembranza de la historia de la comunidad recordando los éxitos logrados por sus antecesores, y a la vez, recalcando la importancia de la unidad y el trabajo del pueblo para el bien común. Seguidamente, intervienen otros notables del lugar reforzando las idas del alcalde y comprometiéndose a trabajar por la comunidad. Luego de escuchar las diferentes intervenciones, el alcalde pedáneo da la orden de iniciar el banquete.
Las mayoralas son las personas encargadas de propiciar la confraternidad, pues cogen el sombrero de un comunero y adornan el contorno con una variedad de flores, luego se los pone a otro comunero, el sombrero de éste, a su vez, es adornado para ponérselos a otro, así casi todos mudan sus sombreros. Al hacer el cambio y recobrar su sombrero, éste le obsequia a la mayorala, ya sea humitas o chapanas y tortillas, ellas, a su vez retribuyen con otras humitas preparadas por ellas mismas.
Los huéspedes son agasajados no solo por sus conocidos sino por casi toda la comunidad. Sus alforjas se repletan de tamales, humitas, cuyes y muy contentos se marchan a sus pueblos. Lo importante es que estas personas se sientan como en su casa. Esto es importante para la comunidad, ya que cuando el foráneo vuelva a su pueblo pueda dar cuenta del cariño y las atenciones que ha sido merecedor.
El yupanakuy concluye con un asentativo de aguardiente o anisado.
SHULLU PISAY
Después de la antevíspera de la fiesta de la Virgen de las Nieves, es costumbre en el pueblo la faena del shullu pisay.
Todos los comuneros regantes, desde tiempos inmemoriales, por herencia de padres a hijos, tienen asignado un topo de cuatro metros cuadrados de tierra dentro del área de la plaza de armas o de la iglesia. Ese topo recibe la denominación de shullu.
El comunero, todos los años, está obligado a barrer o limpiar el shullu, antes de las celebraciones de la víspera de la fiesta.
El día 4 de agosto, desde tempranas horas de la mañana, el alcalde pedáneo manda repicar las campanas. Al escuchar los tañidos, los comuneros acuden a la plaza provistos de escobas, lampas, baldes y mantas. Como cada uno ya conoce el shullu que le corresponde es obligación de dejarlo limpio. La banda de músicos y la orquesta de los funcionarios alegran la mañana mientras hombres y mujeres, en competencia, avanzan sus tareas.
Unos barren, otros juntan las piedras, los demás desenraizan las malezas, finalmente las basuras son cargadas en baldes o mantas y llevadas hasta las afueras del pueblo. Aquellos que terminan primero zapatean al son de las bandas o la orquesta, mientras los mayordomos no se cansan de invitar a todo el pueblo su copa de aguardiente y su vaso de aloja o chicha de jora fermentada.
En poco tiempo la iglesia y la plaza quedan limpias. Los mayordomos a partir de ese momento inician con la traslación de la Virgen de las Nieves a su anda y más tarde será adornada con cirios, arcos y ramos de flores. Los otros mayordomos también inician los preparativos para levantar las capillas en los cuatro costados de la plaza por donde pasara la procesión en la noche.
A las ocho de la mañana el alcalde pedáneo, como es costumbre, hace la revisión de la limpieza, pues, quienes no cumplen con las costumbres son sancionados con sendas multas.
Luego del shullu pisay, los mayordomos invitan a las autoridades y a todo el pueblo, incluido a los huéspedes, a pasar a sus casas para servirse el apetitoso pegan caldo o caldo de cabeza de carnero con cebolla china y ají molido en el mortero. Mientras los invitados saborean el caldo, las bandas de músicos de los funcionarios alegran la fiesta en la casa de los cuatro mayordomos.
Manuel Nieves Fabián.