alfonzo valderrama gonzález
ABDÓN
En este poema plasmaré, evocaré, mi admiración
a mi hermano, también a los que aman la libertad, justicia, democracia, patriotismo y el colectivismo, de ellos aprendí practicar el amor, la solidaridad. Quiero que las letras de este poema tengan verdad, nacidas de lo más hondo de mi corazón, cual ideales mis deseos sean para mi familia, para la humanidad, ondas amorosas, traídas de los lejanos manantiales. Toda la comunidad lloró su desaparición temprana porque ésta se produjo por un accidente planificado, que malvenidos al mundo ejecutaron en una mañana, al preparar la fiesta del Patrón “Salvador del Mundo”. Saben los ricos que luchamos contra las injusticias desde las aulas, las escuelas donde hemos laborado, seguro que el tal accidente responde a tretas sucias, de los que no quieren ver al Perú en un mejor mundo. Quiero darle con mi poema, lo que muchos le negaron: felicidad, recuerdo imperecedero, para no ser olvidado, es mi manera de redimir, lo que a sembrar no llegaron tus cualidades de hombre con un sentimiento definido. Hermano mío, con tus hechos tenías ganancias, seguro que una vida hermosa estas pasando, en las luchas te tengo presente, llevo con ansias los recuerdos que nacieron de lo más profundo. Hermano, muy pronto lograremos colocarte en tu sitio, donde te tendrá en cuenta no sólo la familia, sino también los enemigos, quienes te mataron en una mañana de estío por el sólo hecho de ser buen promotor para todos del bien. Hoy que tus pequeñas se han convertido en mujeres, tienen sus retoños cada una de ellas, te recuerdan, siempre te tienen presente en todos sus quehaceres, ¡Siempre te amarán en los días que les quedan! 1991. Alfonzo Valderrama González |