María del Pilar cárdenas márquez
KILLKE, LA VASIJA MÁGICA
Tomando un poco de chicha de Jora, descubrí un gran secreto..., mi nombre es Mishki Likay (Dulce mirar), y les voy a contar lo que me ocurrió cuando paseaba por el hermoso valle del Urubamba.
Entre tanto caminar, cantar e imitar el canto de las aves, tropecé con una vasija mágica… ¡Sí mágica¡, porque me habló y me dijo cantando: - “soy un Killke”- , “bebe de la chicha que llevo adentro y sabrás mucho más de mí, mientras calmas tu sed”.
Y así fue que descubrí que existieron hace muchos años versiones orales acerca de un cúmulo de grupos étnicos cusqueños y unos linajes invasores provenientes de Pacaritambo, que algunos cronistas recogieron en el siglo XVI, de los restos del estilo alfarero KILLKE hallado en el Cusco.
Gracias a John H. Rowe, arqueólogo norteamericano se supo en 1944 sobre el estilo Killke, pues él halló una de estas vasijas en el templo del Coricancha, actual iglesia de Santo Domingo.
El estilo, es de poca precisión en sus ornamentos, y de poco lustre en su superficie. En su decoración, por lo general son figuras geométricas. Su superficie es pulida, la verdad es una especie de cántaro polícromo, que vendría a ser un antecedente del aríbalo incaico. Su pasta es dura y la cocción hizo que la superficie adquiriera un color pardo o salmón. El color más usado es el negro, seguido por el rojo y pocas veces el blanco. Pero, en la vasija en la que terminé de beber esta deliciosa y refrescante chicha, tenía un color pardo y en el último sorbo observé una imagen que me dio un poco de temor, se trataba de una cerámica Killke escultórica con motivos antropomorfos y zoomórficos.
No cabe duda, de que este paseo me impresionó muchísimo, aprendí algo nuevo, y si vuelvo a tropezar con algo mágico, prometo compartirlo con ustedes en una nueva historia.